Latinoamérica
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Filo y contrafilo en la campaña
Hugo Cores *
En medio de la movilización electoral han irrumpido algunos hechos que enriquecen el debate, que lo animan a salir de las generalidades de los retóricos "generalistas" que le gustan a Sanguinetti y permiten razonar junto a la gente la naturaleza de la dominación política que padecemos.
En primer lugar, el informe realizado por la bancada de diputados del FA-EP apuntando al señalamiento de la responsabilidad del gobierno en actos en los que, para salvar a los saqueadores del Banco Comercial, se pasó por encima de la Constitución y la ley, se le ocultaron datos al Parlamento y al Tribunal de Cuentas y se perpetraron contra el país compromisos ruinosos, que los uruguayos tendremos que pagar durante los próximos años.
El informe no tiene desperdicio. Afloran allí la infinita insolencia de los banqueros inescrupulosos, que roban por lo menos desde 1990 y la complicidad de los gobiernos de Lacalle, de Sanguinetti y de Batlle. El telón de fondo es una danza de millones de dólares perdidos, todo ello ilustrativo de la mentalidad predominante en las clases dirigentes, de su falta de sentido nacional y su desprecio por la ley.
Al mismo tiempo, desde Economía se castigaba al brazo social de la administración (maestros, enfermeros, profesores), lo que Pierre Bourdieu llamaba "la mano izquierda del Estado, el conjunto de agentes de los ministerios llamados dispendiosos, que son la huella, en el seno del Estado, de las luchas sociales del pasado".
Más de un mes de huelga en Salud Pública por un millón de dólares, pero antes se capitalizó el fundido Banco Comercial por 33 millones y se asumieron compromisos que ahora depararán gastos por 100 millones.
Y mientras se aplicaban recortes en la educación y se restringía el gasto público en vivienda, se brindaba asistencia financiera al Comercial por 468 millones de dólares. A la vez, como ha explicado Jorge Bruni, se reduce lo que paga el BPS por Asignaciones Familiares y hay 200 mil niños excluidos de ese beneficio, lo que supondría un gasto anual de 16 millones de dólares.
Finalmente, las decisiones secretas e ilegales, adoptadas por Batlle y Bensión cuyas consecuencias se han descargado sobre las espaldas de todos los uruguayos, han dañado profunda y duraderamente al país y, tal como plantean los legisladores del FA, esos hechos deben ser examinados desde el punto de vista de la Justicia Penal. Y de la otra justicia, la que está en manos del pueblo para decirles con el voto ¡que se vayan!
Un segundo elemento de interés surgió a partir de un intercambio de opiniones entre algunos politólogos realizado en la Asociación de Dirigentes de Marketing. Muchos de los participantes, no todos, que se presentan ataviados con la toga de hombres de ciencia, no ocultan su profundo resentimiento contra la izquierda, a la que la mayoría de ellos pertenecieron en su juventud.
Más que observadores o analistas son militantes contra el Frente Amplio, una especie de ala ilustrada de las brigadas Palo y Palo.
En el intercambio realizado en ADM, se ensayaron una serie de hipótesis acerca de cómo se desenvolvería un gobierno del Frente Amplio. Uno de estos "analistas objetivos", el Sr. Aguiar, sostuvo, como zonceando, que "puede pasar que en los dos últimos meses de la campaña electoral haya turbulencias financieras inducidas, no espontáneas (¡qué delicadeza!). El juego sucio en política forma parte del menú diario".
Banalizar el "juego sucio en política", tomarlo como algo normal, que ya forma parte de la vida política, restarle sentido ético a la acción solapada y antidemocrática desde el poder económico, también es una forma de intervenir a favor de quien lo realiza, de contribuir a esa forma de falseamiento de la democracia, expuesta al juego sucio, ya de antemano beatificado desde el campo pseudo académico.
El otro elemento que se esgrime contra el FA es que su victoria expondría al país a una proliferación de huelgas salvajes, una explosión de las demandas contenidas. Huelgas y demandas, se agrega, que mellarían la confianza de los inversores y producirían más desocupación y miseria.
Para una organización como la nuestra, que, como otras que integran el FA, siempre ha procurado desarrollar una implantación propia en el seno de las organizaciones de trabajadores, el tema tiene aristas de mucho interés. No creemos en los riesgos de tal salvajismo ni en los males de las demandas. Al contrario. Como PVP queremos sindicatos fuertes y un Frente Amplio conduciendo los destinos del país, fuerte y bien implantado. Bueno fuera que el FA se sintiera opuesto o adversario de las organizaciones gremiales. Más bien pensamos que con un gobierno de izquierda el Ministerio de Trabajo dejará de ser el brazo de las patronales que desconocen los derechos que la ley y la Constitución otorgan a los trabajadores y que, por tanto, el Estado será garante firme de la vigencia de la libertad sindical y de los fueros que protegen a las organizaciones incipientes.
En las relaciones con el sindicato obrero somos conscientes que se no se trata de una cuestión que se resuelva con decretos o con eslóganes. Será necesario un trabajo de estudio y compromiso con los trabajadores y de mucha persuasión política para que se conviertan también ellos en protagonistas de un proceso de cambio. Desde su independencia de clase y su rol específico en la lucha social y económica, pero sintiendo como suyo el proceso de cambios que, con Tabaré en la Presidencia, se iniciará el próximo año.
Si sobre esas cuestiones los frenteamplistas nos fuéramos poniendo de acuerdo entre nosotros desde ahora, todo andaría mejor. *
* Dirigente del Partido por la Victoria del Pueblo.