Latinoamérica
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Carlos A. Valle
El Seminario era cerrado y el tema central giraba alrededor de la democracia, desarrollo y terrorismo en Ibero América, con un foco principal: el indigenismo.
Se reunieron en Cartagena de Indias, Colombia (Marzo de 2004) selectos ex-presidentes y selectos escritores, invitados a este encuentro por el saliente presidente del gobierno español José María Aznar. Ningún indígena parece haber estado presente.
Sobre esta reunión nos informa uno de los invitados, el escritor argentino Marcos Aguinis. Para ello se propuso cuatro notas sobre lo tratado en la mencionada reunión a ser publicadas por el diario La Nación de Buenos Aires. Aparentemente solo dos de ellas han salido a la luz, la primera (14.03.04) y la cuarta (17.03.04).
Empecemos con 'las ideas zombis' (). Aguinis se siente estimulado por la expresión que la canciller de España, Ana Palacio, usó para referirse a las ideas que se han convertido en zombis, y que iba a ser utilizado por el escritor Carlos Alberto Montener al hablar sobre la situación en El Salvador. Para Montener los zombis son 'criaturas capaces de moverse y respirar, a pesar de estar muertas, hay ideas erróneas y contraproducentes, desacreditadas por la realidad, que continúan influyendo en personas inmunes a los efectos de la experiencia.'
A esta definición Aguinis le pone, con cierto entusiasmo, nombre y apellido: Estado dirigista, control de precios, protesta eterna, cantar a la libertad y empujar hacia el autoritarismo y 'abrazarse a la consoladora superstición, de que la culpa de nuestros padecimientos la tiene una malvada conspiración externa.'
Los énfasis sobre los peligros que constituyen las ideas zombis fueron expuestos, además de Montaner por Mario Vargas Llosa, quien operó como coordinador del Foro. A pura dialéctica retórica se le atribuyeron a estas 'ideas zombis' ser 'despectivas con la historia y la razón'.
A las universidades se les acusa de que 'en lugar de expandir luz despejante (sic), son cajas de resonancia para consignas desacreditadas en los países exitosos'. Conclusión: Los zombis prevalecen, no a pesar de la creciente miseria, sino alimentados por la miseria. Los nutre la carroña.' ¿Final de una descripción mitológica y mágica de la situación de un continente condicionado por reales fuerzas económicas internacionales con el auspicio de los lacayos locales? ¿Los años y años de dominio y de neoliberalismo que solo han traído bienestar a un reducido grupo en América Latina y multiplicado las victimas por millones son resultado de la acción de esos zombis? ¿Es esta una trágica broma despiadada o simplemente una feroz mentira hipócrita?.
De los zombis al marxismo
Aguinis, apoyando al historiador Enrique Krause, sostiene que el mayor desastre que comienza a desatarse en la década de los 60, es la propagación del marxismo-estalinismo. Como resultado 'se descuartizaron democracias, se frustraron proyectos de crecimiento sostenido, se estimularon los golpes de Estado y se puso en práctica la represión más desaforada.'
De manera que, según esta manera peculiar de leer la historia, tendríamos que concluir que los Videla, los Pinochet, los Somozas -y la lista podría seguir- fueron las adecuadas respuestas que no hubo más remedio que imponer. Sus nefastos frutos son evidentes. Destruyeron la vida, la ilusión y el futuro de millones y sus devastadoras consecuencias acompañaran a los pueblos por décadas. Sin embargo, Aguinis no tiene dudas en denunciar como únicos responsables de la presente situación a ideologías marxistas 'que intoxicaron pueblos'.
Se pueden hacer muchas críticas al marxismo y bien se puede disentir con aquellos que lo promovieron con una visión totalitaria, pero no hay que ofender a la inteligencia de los lectores con semejantes absurdas conclusiones donde los sanguinarios dictadores son responsables de sus criminales actos.
Del marxismo al indigenismo
Pero eso no fue todo. Vargas Llosa afirmó que 'el indigenismo es una nueva muestra de la misma falsedad'. Aguinis concuerda con esta postura, porque parece ser que los indígenas con la 'excusa de reivindicar derechos, recuperar tierras, salvar culturas y liberar de la opresión, reeditan caminos condenados a la desgracia.'
No es ni siquiera una broma de muy mal gusto referirse al derecho de los indígenas como una 'excusa', es una expresión racista y totalitaria. Porque lo que afirma es que el derecho de los pueblos indígenas no existe ni puede existir, porque eso fractura la 'democracia'. Conclusión, la democracia de la que están hablando no es la de la participación, del respecto al derecho, de la protección de las minorías. Se trata de otra cosa.
El indigenismo 'propone el colectivismo basado en mitos precolombinos en lugar de reforzar los derechos individuales, que son la mejor conquista del hombre, infaltable en los países exitosos', concluye Vargas Llosa-Aguinis. Para ellos el indigenismo es racista, sostiene la lucha de clases, promueve el retroceso a la tribu, son reaccionarios y antihumanistas, solo uniforman para abajo. Por eso hay que entronizar al individualismo.
El altar del individuo
Alexis de Tocqueville (1805-1859) fue el político francés que acuñó el término individualismo para hablar de una moderada concentración en lo propio, la familia, el círculo íntimo. Para él esto tienen que ver con la naturaleza humana y por lo tanto se manifiesta en la actitud hacia lo político, lo social y la religión. Se parte de la premisa de que los valores están centrados en el individuo, por lo que hay propender a la mayor libertad. Por ello se afirma al ser humano como el juez de sus propias acciones y se defiende al máximo la privacidad.
Parece ser que el individualismo emergió en Inglaterra con mucha fuerza después de la publicación de las ideas de Adam Smith (1723-1790) y Jeremy Bentham (1748-1832) -y con los seguidores de sus teorías económicas y políticas, - basadas en la natural armonía de las voluntades individuales. Por eso para Smith la economía es 'un simple y obvio sistema de libertad natural' donde se intercambian bienes y servicios en libres y competitivos mercados, constituyéndose en el sistema ideal de cooperación para la ventaja mutua.() Estas ideas individualistas declinaron a los fines del siglo 19 y en la primera parte del siglo 20 dando paso a teorías radicalmente opuestas como el colectivismo.
Aun cuando la importancia del individualismo persistió en las democracias liberales, con la creciente complejidad de las sociedades modernas, sus debilidades se hicieron más notorias. Ya el mismo Smith había alertado sobre los peligros de lo que se suponía una ley natural: 'No bien el gobierno civil se ha instituido para la seguridad de la propiedad, se ha instituido en realidad para la defensa del rico contra el pobre, o de aquellos que tiene alguna propiedad contra aquellos que no tienen ninguna.'
¿Por qué insistir con estas teorías como la panacea que traerá 'bendición a todo el continente'? Porque hay unos selectos grupos nacionales e internacionales que siguen beneficiándose de estas concepciones dogmáticas y, a pesar de la miseria, el hambre, la enfermedad que han venido sembrando siguen con su prédica fundamentalista. ¿Quiénes son los verdaderos zombis de nuestro mundo, a quienes podemos definir con las palabras de Montaner como esas 'criaturas capaces de moverse y respirar, desacreditadas por la realidad, que continúan influyendo en personas inmunes a los efectos de la experiencia'?
1. Llama la atención que Aguinis usa para la palabra en castellano 'zombi', la expresión en inglés 'zombie'.
2. Enciclopedia Británica 2003.
* Carlos Valle es pastor de la Iglesia Metodista en Flores, ciudad de Buenos Aires. Fue, por 12 años, Secretario General de la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas, conocida por su sigla Wacc.