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Latinoamérica

De cómo Lagos se convirtió en Laguín

Las causas de fondo de la derechización de los gobiernos concertacionistas

Patricio Orellana Vargas
patoorellana@vtr.net

SE DICE QUE el ejercicio del poder obliga a abandonar las ilusiones y a optar por el pragmatismo. En América Latina son numerosos los casos de presidentes y gobiernos de que llegaron al poder en brazos de la izquierda, pero cuyo desempeño, al poco tiempo, no se diferenciaba mayormente de las administraciones de la derecha tradicional.
Los gobiernos populistas le agregan el ingrediente de la corrupción
Los principios deben sostenerse en cualquier circunstancia, sin perjuicio de aceptarse algún grado de flexibilidad, siempre que ésta no diluya los fines que se han explicitado.
El caso de Brasil, hasta ahora, parece ser un ejemplo de esta alternativa. El gobierno de Lula está llevando a cabo reformas trascendentales, como es la homogeneización de las pensiones en el largo plazo, atacando incluso a grupos hasta ahora intocables, como son los militares, que siempre gozaron de beneficios excepcionales. Se aplican los principios, en especial el de igualdad
EN EL PRINCIPIO FUE LA ACEPTACIÓN DE LA INSTITUCIONALIDAD NEOLIBERAL
En el caso específico de la Concertación de Partidos por la Democracia, el abandono de los principios democráticos se manifestó en la aceptación de una institucionalidad neoliberal y una democracia subordinada al poder de las instituciones armadas y la derecha.
El margen para hacer cambios quedó así muy limitado. Sin embargo, se argumentó que paulatinamente irían llevándose a cabo reformas democratizadoras. Pretensión que a poco andar se reveló imposible.
Pero la desesperada voracidad de la clase política concertacionista por volver a tener en sus manos la Administración del Estado no podía esperar. Era preferible gozar de parcelas del poder, aunque el control del poder estuviera en otras instancias.
De esta forma, la Concertación fue abandonando paulatinamente los principios que eran su fortaleza ética: la justicia, la igualdad, la democracia. Pasó del pragmatismo ético o la ética de la responsabilidad de Patricio Aylwin, al relativismo ético de Frei, desembocando en la eticidad o ética de las conveniencias, que se expresa en el planteamiento del presidente Lagos de que hay que dejar que las instituciones funciones. Esto último se parece mucho al concepto neoliberal de dejar que el mercado funcione para que así se resuelvan todos los problemas, no importando en cuanto tiempo. (Nota del editor: Incluso evoca la añeja imagen de la mano invisible, de Adam Smith, y su consigna del dejar hacer, dejar pasar porque el mundo se mueve por sí solo".
En Chile los principios se olvidaron rápidamente: el ideal de justicia quedó diluido en medidas simbólicas sin contenido; y el principio de igualdad fue olvidado, al aceptarse en la práctica la falacia de que primero es el desarrollo y después la igualdad (lo mismo que sostenía Pinochet), debido a lo cual la estructura de distribución del ingreso a comienzos de esta década es muy parecida a la imperante en tiempos de la dictadura La Concertación adhirió al pragmatismo y la real politik.
JUSTICIA EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE
La segunda etapa fue el abandono de los principios y se realizó con la explicación weberiana (Max Weber: la ética de la responsabilidad) de que la justicia para enfrentar los casos de violaciones a los derechos humanos sería la de "justicia en la medida de lo posible". Es decir sería una justicia que no causara problemas con los militares y se redujo a medidas simbólicas, como el Informe Rettig, en el cual no se incluyó la tortura. En otras palabras, se consideró que el principal y más terrible instrumento represivo empleado por la dictadura de Pinochet no había existido.
La otra aberración consistió en meter en el mismo saco las violaciones a los derechos humanos y la violencia política. Los asesinos de Jaime Guzmán pasaron a ser de la misma calaña que aquellos agentes del Estado que amparándose en la impunidad que les otorgaba esa investidura cometieron torturas, secuestros, desapariciones y ejecuciones ilegales. Tanto los violadores de los derechos humanos como quienes han perpetrado actos de violencia política deben ser juzgados y castigados. Sin embargo, la naturaleza de los delitos es distinta: los delincuentes políticos no admiten comparación con los delincuentes que son agentes del Estado y cuya función consiste en hacer respetar la ley, y no en violentarla.

DESARROLLO ECONÓMICO SIN JUSTICIA SOCIAL
En el gobierno de Frei se lograron altas tasas de crecimiento económico, pero se rechazó cualquier política seria de redistribución del ingreso, esgrimiéndose el dogma de que los pobres deben esperar hasta que haya desarrollo económico, a pesar de que se agitaba la consigna de que los pobres no pueden esperar.
Se insistió en la política de justicia en la medida de lo posible y se le fortaleció con la tesis contraria a la doctrina de los derechos humanos, la tesis de la territorialidad de la ley, que desemboca que los dictadores criminales sólo pueden ser juzgados por su propio gobierno. Con esta tesis, y formando un sólido bloque con la derecha, se logró la libertad de Pinochet. Si hubiera habido un gobierno de la derecha en Chile lo más probable es que Pinochet no habría podido recuperar su libertad, pero la Concertación, valiéndose de su prestigio democrático logró convencer al mundo de que en Chile se haría justicia. Era la ética de las conveniencias y de la real politik.
DEJAD QUE FUNCIONEN LAS INSTITUCIONES
La llegada de Ricardo Lagos a la Presidencia alentó las esperanzas de una rectificación. Pero este gobierno resultó ser el más derechista de las tres administraciones concertacionistas, quizás por dos factores importantes: la desaceleración del crecimiento económico y la maduración y explosión de todas las pústulas de corrupción, las que se habían desarrollado por la insaciable voracidad de la clase política concertacionista, transformada en una burocracia poderosa y próspera que desarrollaba toda clase de mecanismos, legales, ilegales, perversos y delictuales para enriquecerse.
El lema de Lagos "dejad que funcionen las instituciones" tiene dos elementos: el primero es aceptar la institucionalidad como un fatalismo insuperable; y el segundo, asignarle a esas instituciones la responsabilidad de lo que no puede hacerse. El concepto de cambio ya no forma parte del programa de Lagos, es el reino de la eticidad.
LA CLASE POLÍTICA NECESITA DEL PODER
La experiencia de los gobiernos de la Concertación muestra que la clase política se aletarga si está lejos del poder y, a la vez, que cuanto más tiempo está lejos del poder, mayor su voracidad. En efecto, las dirigencias de los Partidos de la Concertación habían estado fuera del poder, absolutamente, durante la dictadura de Pinochet, lo que es distinto que estar participando en el sistema de poder democrático, aunque sea como oposición, porque siempre se logra alguna cuota de poder en el Parlamento y en las municipalidades y siempre tiene la posibilidad de acceder al Poder Ejecutivo en una próxima oportunidad.
Estar fuera, en forma absoluta, del sistema de poder generó un fenómeno de voracidad insospechada. La fracción de la clase política concertacionista comenzó desarrollando la tesis del gerente público y la idea tradicional de la derecha de que una buena administración se logra con gerentes bien pagados aunque el funcionariado se debate en paupérrimos niveles de ingresos. Con esta base ideológica empezaron a mejorar sus remuneraciones apenas alcanzaron el poder. En la medida que disponían de mecanismos de decisión, especialmente en las empresas del Estado establecieron el sistema de privilegios consistentes en altos sueldos, gratificaciones, premiso por productividad, becas para su hijos, préstamos blandos para vivienda y automóviles, asistencia a seminarios-vacacionales, etc. Finalmente esto estalló en el caso de las indemnizaciones a todo evento y de los sobresueldos financiados con fondos secretos.
Hasta aquí los mecanismos usados eran anti-éticos, pero guardaban formalmente la legalidad vigente. El siguiente paso fue crear redes y mecanismos muy complejos y difíciles de descubrir, con el objeto de pagarse honorarios adicionales, horas extraordinarias y viáticos falsos. La prestación de asesoría espúreas, pero bien pagadas, culminó en el uso y venta de los bienes del Estado como ocurrió en CORFO o en el Ministerio de Obras Públicas y Transporte. Todo esto sucedió pese a que la Contraloría, cuya misión consiste en mantener y desarrollar la probidad pública, se percató de lo que ocurría y no hizo nada serio para impedirlo. Menos, todavía, funcionó el sistema de auditoría interna creado durante el gobierno de Frei. Ambas, en alguna medida, daban sello de legitimidad y honestidad al funcionamiento de la Administración Pública.
LA TRAMPA ELECTORAL
El sistema binominal permitió a la derecha tener una amplia representación parlamentaria y desalentó el surgimiento de cualquiera fuerza alternativa.
La presencia de los senadores designados fue otro de los mecanismos que desnaturalizó la democracia electoral pues el poder judicial y el militar tenían su cuota de senadores y estaban en condiciones de contrapesar las decisiones de las mayoría electas.
El financiamiento partidario
Los partidos políticos de derecha, que poseen el generoso apoyo financiero de los empresarios, pudieron seguir existiendo en excelentes condiciones. Los partidos de la Concertación, que querían tener el mismo nivel de propaganda y apoyo técnico que sus adversarios, encontraron que la única forma de lograrlo era a través de mecanismos que ahora se están conociendo. Bajo el pretexto de obtener fondos para el partido, se permitió el surgimiento de una clase especial de operadores que desviaba voluminosos recursos públicos a favor de sí mismos y de quienes se incorporaban a sus redes.
De esta manera, los corruptos que proliferan en la Concertación dispusieron de dos apoyos morales: la tesis de que percibían bajos sueldos y la idea de que sus acciones ilícitas tenían una finalidad social, cual era financiar a su partido y recibir por ello una cuota de tales recursos..
LA MAYOR CORRUPCIÓN DE LA HISTORIA DE CHILE
En estas circunstancia podemos llegar la lamentable conclusión de que la Concertación de Partidos por la Democracia ha sido uno de los gobiernos más corruptos en la historia de Chile. Sólo hay una duda , y es si la dictadura de Pinochet fue más corrupta aún, pero se carece de investigaciones sobre el tema. En cambio la Concertación ha sido descubierta a través de la acción de la prensa, la fiscalización parlamentaria y finalmente por la acción de la justicia ordinaria.
Basta leer a los principales historiadores de Chile para llegar a la conclusión nítida de que nunca antes hubo la corrupción pública que actualmente rige. Nunca se había desaforado a tantos diputados por estas causa ni nunca antes se había procesado a ministros y tan altos funcionarios como ahora.
La burocratización de la Concertación
El drama de la Concertación es un caso de burocratización. La clase política concertacionista, de luchadora en contra de la dictadura se transformó en burocracia (en el sentido sostenido aquí: como políticos que ingresan a ocupar los cargos de poder en la Administración y que no corresponden al funcionariado). En esos puestos de poder burocrático, con ineficientes sistemas de control como el de la Contraloría, la Cámara de Diputados y el sistema de auditoría, sufrieron el proceso ineludible de que el poder sin control corrompe; y corrompe absolutamente cuando el control no opera y llega a ser del todo ineficiente. Como decía Lord Acton, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
La pugna por cargos en la Concertación.
El otro factor que determinó que el gobierno de Lagos se transformara en la expresión clara de la Derecha es que los Partidos de la Concertación, en esta pugna por obtener el mayor número de cargos posibles, dejaron de lado sus objetivos y muchas veces consideraron más enemigo a su competidor por cargos que a los partidos de la derecha.
En esta confusión ya no existe la Concertación, sino una turba de voraces burócratas que quieren participar en una fastuosa última cena, llevándose la mayor cantidad de despojos del Estado.
Los jueces de Milán
En Chile ha ocurrido algo parecido a lo que pasó en Italia. En ese país el sistema político se corrompió totalmente y parecía que la corrupción era endémica de ese país, pero una institución reaccionó y cambió totalmente la situación: Los jueces de Milán empezaron a encauzar corruptos e hicieron retroceder a la corrupción y a la mafia. No fue un hecho milagrosos, simplemente expresaba el hastío de la sociedad civil frente a los niveles de corrupción y a un cambio en los equilibrios internacionales.
Jueces como Falcone y Borselino debieron pagar con sus vidas su acción purificadora. En Italia no se ha logrado una solución definitiva y no faltan los políticos que sostienen que los jueces se están entrometiendo en la política, lo que no es su esfera de competencia. Estos críticos conciben la política como una práctica corrupta y no entienden que los jueces se han metido en lo que les compete: los delitos y la corrupción en cualquier esfera.
En Chile estamos viviendo algunos hechos parecidos, aunque no es posible, evidentemente, hacer un paralelo. Los tribunales chilenos, que jamás tuvieron el coraje de hacer justicia ante la violación masiva a los derechos humanos durante la dictadura, ahora, al amparo de la democracia, han tenido la rectitud suficiente de encarar el proceso de corrupción cuando éste traspasó los límites delictuales, sin perjuicio de haber evidenciado una serie de vacilaciones.
La maniobra de la clase política concertacionista apunta ahora a conseguir que la justicia quede empantanada durante 30 años y no llegue a conclusiones. Es por eso que ahora hay comidas entre Ministros y jueces y se empieza a ofrecer la autonomía financiera, que ha sido por largo tiempo una sentida aspiración del Poder Judicial.
EL PERVERSO ROL DE LA DERECHA
La Derecha pudo haber jugado un rol de fiscalizador y denunciador de la corrupción, pero con una política de larga perspectiva sabe que eso no es conveniente para el país. Chile tiene un alto nivel de prestigio, especialmente en los círculos financieros del mundo; y como buena negociante, la derecha sabe que no conviene deteriorar este prestigio si se desea seguir haciendo buenos negocios.
En segundo lugar, este sector no necesita denunciar al gobierno para atraer más votos a sus aguas, pues es evidente que la Derecha es la única alternativa frente a la corrupción. Ellos apuestan a que la gente olvidará los horrores del régimen militar, ante la corrupción devastadora de la Concertación.
Es evidente que hoy, el principal apoyo que tiene en gobierno de Lagos es la Derecha, los nuevos proyectos de ley son exactamente lo que la derecha haría si estuviera en el gobierno y ahora hasta se le ha entregado la presidencia del Banco Central, reconociendo su superioridad en todos los niveles.
Para la Derecha, la teoría del Gerente Público, bien pagado y poderoso, es una de sus banderas de siempre. Los sobresueldos son su creación y no tienen objeciones éticas. El alcalde Lavín reconoce que él paga sobresueldos por unos 240 millones en su municipalidad.
HACIA UN GOBIERNO DE LA DERECHA EN GLORIA Y MAJESTAD
En estas condiciones, todos los pronósticos son de que la derecha apoyará a Lagos para que éste termine normalmente su período. No desea en ningún caso un derrumbe del gobierno, pues ello afectaría la imagen de Chile y hasta deslegitimizaría el triunfo de la derecha.
La otra institución intrínsecamente reaccionaria, el Poder Judicial, saldría fortalecida: se dictará una ley de amnistía total en materia de derechos humanos y la impunidad se formalizará definitivamente, a la vez podrá mostrar que la lucha contra de la corrupción fue encabezada por los tribunales. Finalmente la Contraloría ya ha recibido un premio: varias decenas de millones de dólares se asignan a su modernización y a la jubilación de sus viejos directivos.
No hay que asustarse, el nuevo gobierno de derecha que habrá en Chile será un gobierno democrático, probablemente con éxitos económicos y en los demás aspectos poco se diferenciará del último gobierno de la Concertación. Sólo habrá algunos homenajes a Pinochet y su obra. Los ciudadanos tendrán que entender que los únicos roles que les competen son los de ser consumidores y trabajadores.
La corrupción enterrará a la Concertación, pero no a sus partidos. Italia vivió 50 años con corrupción. Habrá disculpas. El PDC culpará a socialistas y PPD, los socialistas a la Democracia Cristiana. El PPD se culpará a sí mismo y a todos y tenderá a desaparecer; los radicales no dirán nada, a fin de pasar inadvertidos. Sin embargo, el sistema binominal se transformará en la tabla de salvación de esos partidos y unidos mantendrán una alta cuota parlamentaria y seguirán teniendo un trozo de poder para seguir royendo hasta que se dé vuelta la tortilla
La tarea popular consiste en organizar la sociedad civil para que la historia de Chile cambie de sentido.