23 de april del 2004

Survival International (España)

La Amazonía brasileña fue escenario la pasada semana de una explosión de violencia en la que han muerto tanto indígenas como buscadores de diamantes. Cientos de representantes indígenas se están concentrando en la capital, Brasilia, para protestar contra las políticas del Gobierno. Ayer, "día del indígena", se llevó a cabo una movilización masiva para presionar al Congreso.

A pesar de las manifiestas declaraciones del Presidente Lula de demarcar las tierras indígenas y defender sus derechos, la falta de atención a los acuciantes problemas que sufren los indígenas ha conducido a una explosión de violentos conflictos por todo el país.

La pasada semana se produjeron confrontaciones violentas entre la tribu Cinta Larga y los buscadores de diamantes que han invadido ilegalmente su reserva en la Amazonía occidental. Los mineros responsables de asesinar a varios Cinta Larga el pasado año regresaron a la reserva indígena. Cuando los indígenas trataron de defender su tierra, el conflicto estalló y al menos tres mineros murieron.

En represalia por estas muertes, el 10 de abril, mineros de la ciudad de Espigão do Oeste ataron a un indígena Cinta Larga a un árbol, tras haberlo paseado por las calles, y le arrojaron piedras durante horas. Sólo la intervención de la policía evitó su linchamiento. Niñas Cinta Larga de tan sólo 14 años se han visto forzadas a prostituirse por los mineros y muchos indígenas han sido objeto de ataques y amenazas desde que se abriera la mina de forma ilegal en 2001.

En el norte de la Amazonía, el Gobierno ha postergado de forma continua el reconocimiento del territorio Raposa-Serra do Sol, el hogar de más de 12.000 indígenas. Alentados por los políticos locales, los colonos y terratenientes han invadido el área. Al menos 12 indígenas makuxí han sido asesinados por terratenientes en los últimos 15 años. La tensión ha ido en aumento ante la insinuación del Gobierno de que se podría reducir el tamaño de la reserva para entregar los territorios a no indígenas.

En el sur, los guaraníes del Estado de Mato Grosso do Sul luchan desesperadamente por recuperar sus tierras. La situación es tan crítica que algunas comunidades viven al borde de la carretera, sin tierra ni esperanzas para el futuro. La malnutrición es corriente y se han producido suicidios entre niños guaraníes de tan sólo nueve años.

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