Latinoamérica
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22 de abril de 2004
Desarrollo y apertura económica
Theotonio dos Santos
Acaba de realizarse en el Centro Internacional de India el seminario sobre Economías Abiertas y Desarrollo promovido por la UNCTAD (o CNUCED, como deberíamos decirlo en español) y por la Academia del Tercer Mundo de India. Esta ha sido una oportunidad más para confirmar la tesis que se va universalizando de que el neoliberalismo se encuentra en una grave y quizás definitiva crisis.
Este reconocimiento alcanzó a todos los participantes del seminario, incluso a los miembros de las organizaciones internacionales. Hasta el representante de la Organización Mundial de Comercio ha preferido dejar en suspenso este tema, proponiendo una especie de eclecticismo teórico generalizado.
Dada la localización del encuentro, fue extremamente oportuna la presentación inicial del profesor Michel Aglietta, conocido, entre otras cosas, por sus excelentes estudios del sistema monetario y financiero mundial. Él situó sus estudios econométricos sobre el funcionamiento del sistema financiero internacional en el contexto de unos datos muy claves.
Comparando el ingreso per capita de Brasil, India y China con el de Estados Unidos en el período de 1980 y 2003, él nos trajo una brutal realidad sobre la problemática actual del desarrollo. En 1980 el ingreso per capita de Brasil representaba el 30,1% del de Estados Unidos, mientras que los de India y China representaban 5,2% y 3,6% respectivamente.
En 2003, estos mismos datos presentan una variación impresionante: el ingreso per capita de Brasil representa solamente 21,2% mientras que el de India representa el 7,4% y el de China el 13,6%. Se trata muy claramente de un espectacular retroceso de Brasil mientras India y China avanzaran muy decididamente, a pesar de las dificultades de alcanzar altos niveles de ingreso per capita para los dos centros demográficos más grandes del planeta.
Para el profesor Michel Aglietta la explicación general para este fenómeno se encuentra claramente en las políticas económicas practicadas por estos tres países continentales. Para él, "Brazil, which followed the liberal requisities , has been a complete failure". Para él esto se refleja sobretodo en la tasa relativa de cambio practicada por estos países. Él ve en las políticas de cambio un factor clave pero compara un conjunto clave de variables macroeconómicas, entre las cuales el pago del endeudamiento internacional ocupa un lugar muy importante, según los datos.
Pero la visión de Agllietta no es aislada. Pierre Salama muestra en su ponencia el rol fundamental del sector financiero y particularmente del movimiento internacional del capital, bajo condiciones cada vez más favorables, en la creación de estas condiciones perversas en las cuales se han sumergido los países latinoamericanos, particularmente Brasil y México que han desnacionalizado de manera espectacular sus sistemas financieros.
Cuando miramos este tipo de datos nos asusta el dinamismo de movimiento del capital financiero en economías prácticamente estancadas. Y sobretodo nos asusta la capacitad que tienen los "técnicos" de ilusionarse a sí mismos y a sus "clientes". ¿Cómo logran convencer a la gente de que este gigantesco movimiento de capitales lleva a mayores inversiones y al desarrollo a pesar de que los datos muestran exactamente lo opuesto?
Sobre este tema he desarrollado una ponencia que recoge en gran parte los elementos de la tercera parte de mi libro más reciente sobre "El auge y la decadencia del imperialismo". En mi exposición he demostrado el rol fundamental de la deuda pública y de las altas tasas de interés en la transferencia de los recursos generados por la población hacia el sector financiero permitiendo que se desarrolle este extraño fenómeno de la expansión gigantesca del sector a costa de la inversión y de la expansión de la economía.
En realidad nos encontramos ante un proceso de corrupción generalizado. El Estado se convierte en captador de recursos de la sociedad, expropiando a los ciudadanos bajo la forma de nuevas formas de tasación, vendiendo sus mejores empresas, financiando al sistema financiero cuando entra en crisis, cortando gasto público de sectores vitales para transferirlos hacia el sector financiero.
Lo interesante de estos veinte años de asalto al Estado y de éste sobre la población es cómo se logra convencer a gran parte de la misma sobre el carácter positivo y necesario de esta expropiación. Es innegable el rol fundamental que tienen en este proceso las construcciones ideológicas, las elaboraciones publicitarias y los medios de comunicación en general.
Ellos logran crear una cortina de humo que impide la visión de los fenómenos, como lo demuestro en mis análisis del neoliberalismo como doctrina y como práctica. En realidad, durante el auge neoliberal los gastos públicos han aumentado drásticamente bajo la forma de pagos de intereses por el Estado. Por esto vemos esta relación tan directa entre la hegemonía neoliberal y el aumento del déficit público a pesar de una disminución del gasto público con sus obligaciones sociales y de sus inversiones.
Todos los recursos que se logra acrecentar en el periodo se destinan a fines no muy sanos. El caso norteamericano es el más importante. Durante el auge neoliberal en los años ochenta bajo los gobiernos Reagan y Bush, el Estado norteamericano eleva el déficit público de la media de 50 ó 60 mil millones de dólares que había alcanzado en los 70, a los 300 mil millones de dólares.
¡Lo interesante es que todo esto se hace en nombre de una economía de más libre mercado y de menos Estado! En el caso norteamericano sus ciudadanos recibieron una buena parte de estos recursos que les permitió aumentar de manera espectacular su consumo. Esto porque estos gastos públicos fueron financiados por préstamos de los países exportadores al gobierno norteamericano con el pago de altas tasas de interés.
En los países del Tercer Mundo estos recursos captados de la población bajo nuevos e inexplicables impuestos o más bien tasas y cobranzas ad hoc que se convierten en fuentes permanentes, se desaparecen en el pago de intereses a un mercado financiero totalmente inútil y llamado especulativo. Lo que es muy discutible, pues no corre ningún riesgo al comprar títulos de la deuda pública cada vez más defendidos por una legislación que privilegia de manera espantosa lo que llaman de "responsabilidad fiscal", es decir el derecho del capital financiero a ser pagado antes que el cumplimiento de los fines del Estado.
Se creó así en nuestros países una acrobacia jurídica que no es defendida por ninguna teoría general. El fin del Estado pasó a ser primordialmente el de pagar intereses a los prestamistas. Lo grave es que se trata de Estados que tienen cada vez más excedentes fiscales primarios. Lo que es aún más extraño, pues es muy difícil explicar cómo un presupuesto que tiene superávit puede justificar el endeudamiento público creciente.
Esta tesis choca con gran parte del debate que entraba equivocadamente en nuestros países sobre la cuestión del déficit público. No se trata de una disminución del rol del Estado. Por el contrario, como lo demostramos con datos indiscutibles, el gasto público ha aumentado dramáticamente en todo el siglo XX e incluso en el período neoliberal. Lo que cambió fue el carácter del mismo que se degeneró en una actividad totalmente regresiva: el pago de intereses.
Es obvio que la ciencia económica tradicional no está preparada para enfrentarse a estas nuevas realidades que se derivan directamente del carácter del dinero en las fases más avanzadas del capitalismo, pero sobretodo del rol del Estado como capitalista colectivo que interviene cada vez más en el proceso de producción capitalista contemporáneo como parte de la lógica de la acumulación capitalista. Pero este será tema de otro libro.
No puedo resumir para los lectores toda la riqueza de un debate en el cual han intervenido muchos economistas de primera línea de todo el mundo. Los que desean conocer más en detalle este debate a través de las ponencias presentadas las pueden encontrar en el sitio: www.unctadindia.org