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Bolivia puede estar rindiéndose a Estados Unidos
Bolivia
Erick Fajardo Pozo* para Adital
Hoy finalmente cayó el telón en la breve representación de un gobierno participativo e independiente que por seis meses escenificó el presidente Carlos Mesa ante el pueblo boliviano y la comunidad latinoamericana.
Con una arbitraria e impopular decisión de vender gas sin valor agregado por Argentina y una intervención militar en los valles de los Yungas, Mesa definió ayer, día 06, la oscilante política de su administración como abiertamente proclive a la línea de Washington.
Ayer, el cuestionado ministro de Hidrocarburos y ex asesor de la Enron, Antonio Aranibar, anunció en La Paz que finalmente se vendería gas boliviano sin valor agregado, vía Argentina.
Pocas horas después, fuerzas militares intervenían la zona de Unduavi
(Yungas), donde un millar de campesinos cocaleros se había reunido para evitar la instalación de una base militar en el sector de La Rinconada.
Gas a las petroleras
Los indicios de las últimas semanas hacían prever a los analistas la inminencia del desplome moral del gobierno de Mesa, pero para el ciudadano "de a pié" la noticia de la exportación del gas tuvo amargo gusto a desilusión.
Tanto el nombramiento de Antonio Aranibar en el cargo de ministro de Petróleo, como la destitución del delegado presidencial Juan Carlos Virreira, que demostró la estafa al estado boliviano de la Enron, eran señales de la imposición final de la voluntad de la transnacional petrolera que, con el auxilio de la embajada estadounidense, presionó a Mesa lo suficiente como para salirse con la suya.
Finalmente la resolución de vender el gas sin esperar el Referendo _ cual era compromiso de Mesa _ da una noción del rumbo que finalmente ha elegido el gobierno boliviano.
Coca cero en los Yungas
Lo que resultó en una verdadera sorpresa fue el choque entre fuerzas del ejército y campesinos de los Yungas que se oponen a la instalación de una base militar en ese sector.
La experiencia del Chapare cochabambino, donde la instalación de bases fue el preludio de una militarización y una erradicación violenta de la zona de cultivo de coca, produce inseguridad y susceptibilidad en los cocaleros del altiplano.
Anteriormente existía el compromiso gubernamental de que se respetaría el circuito de producción tradicional de la hoja de coca. Los Yungas es zona de producción tradicional y las seis federaciones de productores de la zona se oponen a la erradicación.
El choque entre efectivos militares y campesinos fue leve, pero produjo tres heridos de balín y se constituye en el primer ejercicio de violencia desde que Mesa asumiera el mandato en diciembre de 2003.
Al igual que en su decisión de ceder al MIR _ partido aliado del ex presidente Sánchez de Lozada _ el manejo de las aduanas, Mesa retrocedió tras los enfrentamientos en la instalación del cuartel en La Rinconada y ofreció una tregua de 30 días a los cocaleros. Lo que no cambiará con el paso atrás de Mesa es su manifiesta y recurrente intención de ejecutar los mandatos de la embajada americana.
Reajuste de la COB
En vísperas del Ampliado Nacional da Central Obrera Boliviana (COB), máxima organización sindical del país, las decisiones del presidente Mesa parecen un fulminante sobre un barril de pólvora.
La auto inmolación de características extremas del jubilado minero Eustaquio Picachuri debe sumarse a la represión en Yungas y la imprudente venta de gas sin industrializar; dos temas en los que el movimiento social ya había sido específico en su oposición.
Horas atrás el presidente anunció no aceptar la invitación de la COB a asistir a la reunión de la entidad, una decisión que los sindicalistas del país encararon como un desaire.
* Erick Fajardo es corresponsal de Adital en Bolivia.