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Latinoamérica

21 de marzo del 2004

Habla el Comandante del Ejército Venezolano, General Raúl Baduel

(tercera y última parte)

Heinz Dieterich

H.D. ¿Cómo neutralizar a los francotiradores?

R.B. Quiero hablarte primero de la manipulación de este asunto por muchos medios de comunicación que focalizan las imágenes en el accionar de los organismos de seguridad del Estado. Muchas veces esos medios han querido manejar este asunto como un exceso de los organismos de seguridad, de allanar edificios y residenciales, y sobre todo, procediendo como con una actitud de atropello y no como resultado de un estado de necesidad.

Cuando hay disparos que se determinan son hechos por francotiradores, existe la necesidad de neutralizar a esos francotiradores. Y una de las manera es, acceder a las edificaciones donde se encuentran, para detenerlos. Entonces se ha querido manejar esa necesidad de mantener el orden público, como si fuera un asunto de violación de los derechos humanos por parte de los organismos de seguridad.

H.D. Anoche disparó un francotirador alrededor de diez veces contra el edificio del Canal estatal de televisión (VTV), hiriendo a un guardia nacional. En términos policíacos o militares: ¿como puedes neutralizar a esos francotiradores en un entorno urbano como Caracas?

R.B. Es complejo. Nosotros hemos desplegado aeronaves, sobre todo, de tipo helicóptero, que ante una situación de este tipo ---con una dotación de personal de contrafrancotiradores, es decir, francotiradores que tienen la orden de neutralizar a otros francotiradores--- hacen un reconocimiento periódico.

Sin embargo, es bastante compleja la tarea. Tú conoces bien a esta ciudad. Caracas tiene muchos espacios confinados con edificaciones de mucha altura y todo indica que esta gente actúa con el fin deliberado de causar mucho daño y generar una especie de terrorismo sistemático y selectivo, buscando, al mismo tiempo, poner en entredicho la política de los organismos de seguridad.

H.D. ¿No es necesario o no se ha pensado en que especialistas del ejército hagan patrullajes contra esos francotiradores? ¿O no se quiere involucrar al ejército?

R.B. En la región capital ---efectivos de la Fuerza Armada, representada primordialmente por efectivos de la Guardia Nacional (GN), pero también por efectivos de la Policía Militar (PM)--- se ha estado ejecutando acciones de patrullaje con una intención preventiva, a fin de disuadir a quienes pretendan realizar actos de este tipo.

Esta política de la Fuerza Armada tiene una base constitucional. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela nos dio por mandato garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico. Esto implica tres tareas fundamentales: 1. la defensa militar; 2. la cooperación en el mantenimiento del orden interno y, 3., la participación activa en el desarrollo de la nación.

En la segunda estipulación está la base legal-constitucional de actuación de todos los componentes de la Fuerza Armada para que sea garantizado el orden interno del país.

H.D. ¿Las Fuerzas Armadas tienen el armamento necesario para ese tipo de problemas, como, por ejemplo, equipos de visión nocturna, o falta esa tecnología?

R.B. No, tenemos esa tecnología y tenemos personal entrenado y capacitado en esas labores.

Claro, como ya he señalado, son tareas bien complicadas. En muchos casos, cuando se coloca un francotirador o un terrorista de estos para llevar a cabo agresiones armadas, tiene el apoyo mínimo de alguna gente ahí que le facilitan su evacuación de la zona.

Y como somos respetuosos de las normas constitucionales y legales se veía muy complejo un allanamiento colectivo en una edificación. Es decir, en muchos casos se hace un uso perverso de estos derechos que están garantizados en nuestra Constitución.

H.D. En cualquier país del mundo la policía revisaría inmediatamente el edificio en caso de que un francotirador con ayuda de la gente del edificio tratara de asesinar a alguien: ¿o estoy equivocado?

R.B. No. Nosotros vemos en los medios de comunicación que en países, como Estados Unidos, una persona por no acatar estrictamente las indicaciones que le de un agente de una policía, justifica a veces neutralizarla mediante el uso directo de armas de fuego, con la consecuencia de la muerte de ese potencial agresor. Esto lo hemos visto muchas veces.

H.D. ¿Y por qué no se puede hacer aquí?

R. B. Porque nuestro gobierno y nuestras autoridades están muy conscientes de que no deben caer en esa trampa. Porque, como ya te señalé, aquí hay muchos medios de comunicación que reportan de una manera muy sesgada sobre el actuar de las fuerzas del orden, y entonces se pretende explotar la imagen de agresor y violador de los derechos humanos, de las fuerzas públicas.

H.D. Resumiendo: Entonces, ¿tu no ves ningún peligro en ese proyecto de subversión que se está implementando y que, si estás de acuerdo, lo llamaría el Tercer Golpe de Estado?

R.B. Yo tengo un uso cuidadoso de los términos. Tú recuerdas que el Tribunal Supremo de Justicia falló que en abril del 2002 no hubo un golpe de Estado en este país. Con este falló nos pusieron en una situación bien sui generis, porque ahora Venezuela tiene el rarísimo privilegio de escribir una nueva teoría sobre hechos de esta naturaleza y con un novísimo glosario de términos. No lo podemos llamar golpe de estado, ni insurrección, ni conspiración, porque ninguna de esas acepciones cabe en la sentencia de ese Tribunal Supremo de Justicia.

Sin embargo, si utilizamos la terminología que es de uso común en el ámbito internacional, entonces es evidente que hemos estado aquí en un golpe de Estado continuado, con la pretensión deliberada correspondiente.

Cuando yo abordo esto con el personal militar explico que tal vez todavía no tenemos los elementos ni la perspectiva suficientes para precisar que nosotros hemos podido estar envueltos en un nuevo tipo de guerra societal, que entre otros, analiza Alvin Toffler en su obra La Guerra del Futuro, en la cual ya no es estrictamente necesario que dos fuerzas convencionales se enfrenten en un teatro de guerra, sino que mediante esas acciones de tipo psicológico puede generarse un clima de tensión y desestabilización para dar al traste con un gobierno legal y legítimamente constituido, que se ha sometido a consultas electorales ya en repetidas ocasiones.

No cabe duda, de que aquí hay medios de comunicación que son lo que nosotros, los soldados, llamamos auténticos vehículos de una guerra psicológica.

H.D. ¿Como Comandante del Ejército puedes aportar más para la defensa del proceso bolivariano que cuando eras Comandante de la Cuarta División Blindada?

R.B. Se ha pretendido decir por ahí que me dieron esta posición que ocupo actualmente, prácticamente para neutralizarme; que ese trata de una posición meramente administrativa.

Si bien es cierto que la doctrina operacional del ejército venezolano impone que la tarea primaria de un Comandante de un componente, en este caso, el ejército, consiste en organizar, equipar y adiestrar al componente terrestre y en el caso de su empleo operacional, ponerlo bajo las ordenes de un comando operacional, también es facultad de mis superiores y, de hecho, he recibido misiones en este sentido, que me dan y que me garantizan que ejerzo funciones de mando operacional del componente terrestre.

Por lo tanto, como yo he aprendido a asumir esas críticas o esas pretensiones de minar lo que podría ser mi estima y mi prestigio dentro del componente de las Fuerzas Armadas, ni siquiera dedico tiempo o esfuerzos en analizar esas banalidades.

En este momento puedo afirmar que nuestra sagrada misión está contenida en el espíritu y letra de la Constitución nacional bolivariana republicana y cada día nos vemos más cohesionados dentro de este espíritu.

Hubo un grupo de camaradas de armas que se apartaron de su senda del deber y que se agruparon ---motivados por apetencias personales de prebendas o por ansias del poder--- en una plaza pública, la Plaza Francia en Altamira, acá en la ciudad capital y proclamaron a los cuatro vientos que tenían el apoyo del 80 por ciento de las Fuerzas Armadas, estafando a aquellos que creyeron en ellos.

Las pruebas de la cohesión de la Fuerza Armada y de su compromiso con la preservación de los supremos intereses y altos cometidos del Estado venezolano, son contundentes, y sobre esto no hay duda alguna.

H.D. ¿Quieres agregar algo?

R.B. Sólo decir que me agrada sobremanera tener este encuentro contigo y unir mi voz como ciudadano y soldado a demandar de todos aquellos sectores que creen que el uso de la violencia es el camino apropiado, que entiendan que la amplia mayoría de nuestro país es amante de la paz y que anhelan que esas diferencias se diriman en los espacios del diálogo y de la democracia.

Aprovecho esta oportunidad, una vez más, para hacer un llamado a la confraternidad y a la convivencia pacífica en nuestra Patria bolivariana.

9.3.2004