Latinoamérica
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30 de marzo del 2004
Conflicto en Colombia
La otra guerra de España
Pachakuti
Los problemas en política exterior heredados por el PSOE no son sólo los derivados del apoyo del gobierno español a la invasión de Irak. Incluyen la urgencia de deslindarse de la más larga y cruel guerra del hemisferio occidental que se libra en el área andino amazónica bajo la dirección de los Estados Unidos, con los mismos aliados de Oriente Medio y conocida como "Plan Colombia" o Iniciativa Regional Andina para la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
El Presidente colombiano Alvaro Uribe Vélez, censurado por el Parlamento Europeo hace un mes por su responsabilidad en graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y por incumplir las recomendaciones de la ONU sobre este tema, se muestra inquieto por el cambio de gobierno en España pues esto le supone perder el único apoyo que tiene en la Unión Europea para su política de guerra dirigida desde la Casa Blanca, y pone en peligro el negocio suscrito en el primer semestre de 2003 con Aznar en el marco de un Convenio de cooperación militar y de defensa que incluye la venta por España de cuarenta y seis tanques de guerra, aviones de combate y municiones.
Y es que el PSOE se encuentra ante la disyuntiva de forjar unas relaciones con los países de Iberoamérica basadas en el respeto a la soberanía de los pueblos, la solidaridad y la cooperación para el desarrollo, o continuar con la política exterior del Partido Popular donde primaron los intereses económicos y comerciales sobre los derechos humanos, al punto de dar apoyo político a la guerra sucia contra los sindicalistas, los campesinos y los indígenas resistentes de Colombia.
De entrada es esperanzador que Miguel Angel Moratinos del PSOE haya expresado dudas sobre conveniencia de cumplir los compromisos de cooperación militar con el gobierno de Colombia al considerar que "queremos los detalles de una operación que vemos muy turbia, poco clara". Más si se oyen las voces que indican que los tanques son inútiles en la selva en las operaciones contra la guerrilla, y serían utilizados en la frontera dentro del plan imperial conocido como Iniciativa Regional Andina que pretende desestabilizar la región y al gobierno de Chávez en Venezuela.
Pero informados como están Aznar y Uribe de que el PSOE podría optar por dejar solo a los Estados Unidos y su guerra intervencionista en Colombia, y conociendo la falta de delicadeza de las partes, es de suponer que se afanen para finiquitar el negocio y la entrega del material bélico antes de que entre el PSOE a la Moncloa a finales de abril. Esta posibilidad la expresó con gozo el 19 de marzo la señora Nohemí Sanín, Embajadora de Colombia en España.
Mientras tanto, son muchas las organizaciones sociales de Europa y de España que consideran que debe apoyarse una salida política negociada al conflicto colombiano y reversarse todo negocio de venta de armas a su gobierno por parte de España. De lo contrario se vulneraría el Código de Conducta de la Unión Europea que prohibe este tipo de negocios y convenios con países en conflicto y con antecedentes de violación de los derechos humanos.
Más amplios son aún los sectores de la opinión pública colombiana que esperan que el gobierno de Uribe cumpla con las recomendaciones de la ONU y acabe con la impunidad y el paramilitarismo, y que España no se siga comportando como una "madrastra desalmada" en palabras de García Márquez y deje de apoyar una guerra imperial, sucia y atroz, y haga cooperación para el desarrollo, los derechos humanos, la justicia social y la paz.