VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

25 de marzo de 2004

Chile: La Segunda Guerra de La Araucanía
La policía maltrata a familiares de dos jóvenes mapuches prófugos

Ernesto Carmona
Especial de Paralelo 21

"La Comunidad Temucuicui tendrá sus tierras cuando yo sea Presidente" (Promesa de Ricardo Lagos Escobar cuando fue a pedirles a los comuneros mapuche que votarán por él, 1999). Diario El Austral: ¿Cuál es su visión del conflicto mapuche actualmente? Presidente Lagos: "Creo que está mucho más encausado. Usted ha visto lo que pasó este verano y creo que eso habla bien de lo que estamos haciendo. Tenemos que seguir trabajando en eso" (Entrevista con El Diario Austral de Temuco, 14 de marzo, 2004 Diccionario de la Real Academia: Encausar: Formar causa a uno; proceder contra él judicialmente.

Encauzar: Abrir cauce; encerrar en un cauce una corriente o darle dirección por él. Encaminar, dirigir por buen camino un asunto, una discusión, etc. El Presidente Ricardo Lagos tiene razón: el conflicto mapuche está encerrado en una corriente de "causas" -judiciales-, "encauzadas" para encerrar, ojalá, a todos los mapuche díscolos que reivindican sus tierras ancestrales, hoy en poder de los grandes grupos económicos y latifundistas forestales.

"Usted ha visto lo que pasó este verano y creo que eso habla bien de lo que estamos haciendo. Tenemos que seguir trabajando en eso". Y en esta atmósfera judicial, "este verano" abundó en historias cotidianas que reflejan la crueldad "de lo que estamos haciendo"... con los indígenas, mediante la política de criminalizar sus demandas en el ámbito de la judicatura.

Ensañamiento y lesa crueldad. Ésta es una de esas historias: Rafael y Pascual Pichún Collonao son dos jóvenes mapuche de 19 y 21 años que fueron acusados de incendio. Cumplieron la pena y pagaron la multa, pero ahora huyen porque quieren encarcelarlos de nuevo ...por no haber pagado una indemnización, o sea, la "justicia" desea ponerlos presos "por deuda", un delito que en Chile no existe.

Pero el asunto es un poco más complejo. Ambos jóvenes prófugos son hijos de Pascual Pichún Paillalao, el lonko que paga desde enero una condena a cinco años de cárcel porque la Corte Suprema determinó que es una "amenaza terrorista", al igual que su camarada Segundo Aniceto Norín Catrimán. Estos dos lonko, que hoy encarnan la rebeldía mapuche, fueron absueltos en un primer juicio porque nunca pudo probárseles los cargos. El Estado los castigó por "ser" - jefes mapuche, no por "hacer" -incendios. Pichún y Norín fueron acusados de incendiar el fundo Nancahue, de Juan Agustín Figueroa Yávar, poderoso dirigente del partido Radical, ex ministro de agricultura de Patricio Aylwin, presidente de la Fundación Neruda, copropietario del diario electrónico El Mostrador -a través de su hijo homónimo, el mismo que administra el fundo-, miembro del Tribunal Constitucional de la República y director en casi todas las empresas de Ricardo Claro Valdés, una de las grandes fortunas después del trío Angelini-Matte-Luksic. No se les comprobó el delito de incendio.

"Son jefes de su comunidad mapuche que se oponen a la situación de su pueblo; no se probó su participación en el incendio de la casa de Figueroa, pero los antecedentes "revelan" que están involucrados en "el conflicto mapuche", algo que nadie sabe muy bien en qué consiste", indicó en Temuco el abogado Rodrigo Lillo Vera, quien introdujo este caso en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Aberraciones judiciales La cuestión es que los lonkos Pichún y Norín, que cumplen su condena en Traiguén, están acusados de nuevo en otro gran juicio que acaba de empezar en Temuco contra lo que el Estado cree que es la plana mayor de la Coordinadora Arauco Malleco. Son 18 personas acusadas de "asociación ilícita terrorista", delito tipificado en la Ley Antiterrorista 18.314, "promulgada" en 1984 por la dictadura de Augusto Pinochet y combatida en ese tiempo por los mismos que hoy se la aplican a los indígenas.

La historia es más retorcida aún, porque Pascual y Rafael también están imputados de nuevo, en el mismo gran juicio oral en que el Estado se propone juzgar por tercera vez a su padre, Pascual Pichún, y a otras 15 personas, además de ellos mismos, por la "asociación ilícita terrorista" elucubrada por el Ministerio Público. Y claro, los hermanos Pichún están "prófugos". No creen nada en la justicia. Ya fueron condenados a 5 años remitidos fuera de la cárcel, más a una multa que también pagaron. Pero no tienen cómo cubrir la indemnización civil de 6 millones (10.000 dólares) fijada por el tribunal. "Eso está pendiente, pero no corresponde que sean perseguidos por esta deuda", afirmó Lillo Vera. "Aquí, al igual que en numerosos otros casos, se están vulnerando gravemente derechos consagrados en pactos de derechos humanos ratificados hace varios años por el Estado chileno", dijo.

A los hermanos Pichún sólo les cabe recurrir a la justicia internacional. Para el abogado Lillo Vera, su caso "es otro ejemplo que debiera alertar a la comunidad internacional: la determinación de la justicia de ordenar su arresto por no pagar esta indemnización viola claramente, a nuestro juicio, la Convención Americana de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que excluyen la prisión por deuda. Nadie puede, en este país, estar privado de libertad por no pagar una deuda".

Sufrimientos como en la guerra.

Pero detrás de esta implacable cacería policial-judicial hay historias de sufrimiento de mujeres y niños y de una gran crueldad del Estado, ejercida bajo esta administración "socialista/social cristiana", sin que nadie levante la voz y sin que aparezcan en la tele. "Existe un número importante de familias que ha tenido que modificar su sistema de vida para reproducir cada día su supervivencia, una modificación que dejó a muchos niños sin poder ir a la escuela porque han tenido que hacerse cargo del sustento de su casa, y viven atemorizados por la acción de la fuerza publica...", denunció el Programa de Derechos Indígenas, del Instituto de Estudios Indígenas de la Universidad La Frontera de Temuco (UFRO).

La familia Pichún Collonao también ha tenido que afrontar problemas nuevos, derivados de la ausencia de los jefes de hogar, trastornos psicológicos por continuos allanamientos, una persecución sistemática bastante irracional -porque raras veces los "prófugos" se refugian en sus casas de siempre- y amedrentamientos continuos, como si vivieran en un país ocupado por el "enemigo".

En lo que va del año, las mujeres y los niños Pichún han sufrido siete allanamientos de la policía civil y de las Fuerzas Epeciales de Carabineros que buscan a Rafael y Pascual, declarados "prófugos de la justicia" por el tribunal de Traiguén y "en rebeldía" por el de Temuco. El tribunal revocó el beneficio de la libertad provisional porque no le pagan la indemnización a Juan Agustín Figueroa Yávar. Los buscan para que permanezcan cinco años en la cárcel. Con razón, los hermanos Pichún pasaron a la clandestinidad en cuanto se enteraron de la resolución del tribunal.

Desde entonces, la comunidad Temulemu y la familia Pichún sufren un cerco policial, son vigilados por helicópteros -como en los territorios ocupados de Palestina-, hay resguardo y vigilancia permanentes, controles de identidad en los caminos públicos, actividad intensa de los servicios de inteligencia del gobierno, etcétera.

Vergüenza de "democracia".

El Programa de Derechos Indígenas entrevistó el 15 de marzo a la señora Flora Collonao, esposa de Pascual y madre de los hermanos Pichún. La encontraron en las afueras de los tribunales de Temuco, cuando finalizaba el primer día de la audiencia de preparación del gran juicio oral contra la Coordinadora Arauco Malleco. Y los animadores de ese programa de derechos humanos se preguntan ¿A qué se referirá el Presidente, cuando -refiriéndose al conflicto mapuche-dice: "Creo que está mucho más encausado" o "...lo que pasó este verano", o "...eso habla bien de lo que estamos haciendo. Tenemos que seguir trabajando en eso"? ¿A que se refiere? Flora Collonao aportó algunas luces:

-Hicieron de nuevo un allanamiento, el jueves 11 de marzo en la mañana. Ya hemos tenido varios allanamientos. Entran Carabineros, a veces va Investigaciones. El otro día llegaron otra vez, y despertamos (.) No alcancé a abrir la puerta y ellos, a puras patadas me abrieron la puerta, me desarmaron la puerta (...) Me quebraron el vidrio (.) Me levanté, les hablé:

-¿Qué es lo que pasa? "

-Andamos buscando a tus hijos, me dijeron.

-Yo les dije, mi hijos, no sé dónde están. Y tanto nos molestan a nosotros, y nosotros no somos terroristas. Y más encima llegan con esa prepotencia. No nos tratan con cuidado a uno, hay cabritos chicos, me tienen traumada a mi niñita, tiene 9 años mi hija más chica que tengo. Los niños duermen a saltos: de repente mi niñita, cuando está durmiendo, despierta asustada diciendo "Salgan, salgan; ¿qué vienen a hacer acá?".

-A mi niñita la tienen media enferma, igual que a mi nietecito. A él, cuando vinieron la vez pasada de Investigaciones a allanar, lo apuntaban con las armas; él tiene dos años dos meses (...) Mi niñito como que aprendió de todo esto, de repente levanta un palito del suelo y dice "ban ban". La policía, a los niños, les está enseñando de chiquititos, y después salen diciendo que los mapuche son terroristas.

-Pero la misma policía les da el ejemplo, como nos tratan. Los niñitos chicos, así como van conociendo, van sabiendo todas las cosas que pasamos nosotros. Con todo esto, mi hija, que trabaja en la escuela de la comunidad, ahora está enferma (...) El otro día, después del allanamiento, se enfermó; le dolía la cabeza, se sentía mal y cayó al hospital. Yo creo que por ese mismo problema, porque hemos tenido mucha persecución... Más encima, no trata muy mal la policía. No nos tratan como gente, como si fuéramos cualquier animal... "¡Levántese de la cama, mierdas!".

-La policía llega diciendo: "¡Levántese de la cama, mierdas!". Y adónde se ha visto eso... Ellos, supuestamente, son personas educadas, pero de la manera que nos tratan pareciera que no. El otro día yo les dije que eran hombres educados, y de la manera que nos tratan. Nosotros no somos gente educada, pero cuando llegan los recibimos bien. El mayor de Carabineros de Traiguén, como me conoce, me dice: "Señora, nosotros, cuando la íbamos a ver allá a su casa, por poco no nos servía mate, con amabilidad... Nos recibían bien... Nosotros tampoco hacíamos nada. Los que vienen a desordenarte la casa y los tratan mal son los de Temuco".

-Yo le respondí: "Ellos, acaso, ¿andan como ovejitas en el potrero?, ¿Habría alguien que los mande, que les dé órdenes? Sí, me dijo, andan con su mayor, con su jefe" .

-Nos trataron harto mal cuando allanaron, los niños están enfermos. Cuando llegó Investigaciones me esposaron, me tiraron como animal arriba de la camioneta, estaba sin zapatos, todavía no me puedo mejorar del resfriado que agarré esa vez".

-El jueves, cuando fueron a allanar otra vez, el jueves, casi no salía mi voz. Entonces, yo les dije que todavía no me podía mejorar por culpa de ellos, igual que mi hija".

-Como siete allanamientos hemos tenido. Yo no sé qué quieren con nosotros, no sé cómo nos están mirando. Nosotros no somos terroristas. Si fuéramos terroristas tendríamos armas, pero nosotros no tenemos ni una escopeta en la casa... Entonces, ¿qué es lo que quieren? Tanto que nos trajinan a nosotros, tanto que persiguen a mi familia. "La justicia no existe..."

-Ahora mi marido está preso, lo tienen otra vez en la cárcel. El otro día le dije a la policía que me tenían sin marido, sin hijos... Les dije "mis hijos andan lejos de la casa por culpa de ustedes". Yo no sé cuánto les paga Juan Agustín Figueroa por venir a molestar y destruir mi casa y mi familia... Con puras calumnias, con puras mentiras, encarcelaron a mi marido y a mis hijos. Ahora somos puras mujeres en la casa...

-Le dije, llegaron con prepotencia. No esperaron que abriéramos la puerta, llegaron y la echaron abajo de una patada. ¿Cómo van a abrir la puerta a puntas de patadas...? Más encima, dos puertas las echaron abajo. Llegan amenazándonos, como si nos fueran a disparar con sus armas. Menos mal que nosotros somos fuertes, porque si hubiésemos sido mas débiles ¡qué tiempo hubiéramos estado sepultados! (.) Menos mal que los mapuche son duros, porque aunque nos estén apaleando, nunca nos van a matar, por la fuerza de nosotros, la da cha chau ngenechen; eso les dije cuando nos allanaron.

-Ahora, a mi marido lo tienen preso por amenaza terrorista, con testigos falsos y sin rostro. No se cuánto tiempo lo van a tener preso... El día del allanamiento les dije "¿hasta cuándo nos van a molestar?" Y la policía me dijo que van a seguir molestando. "Nunca los vamos a dejar tranquilos". Entonces, yo me digo, ¿acaso no vamos a tener nunca justicia? Ya no hallamos qué pensar; qué decir... Sí, nosotros denunciamos todo esto, pero no nos toman en cuenta. Pero entre los ricos se defienden. Nosotros, los mapuche, no tenemos justicia... Hoy día, la justicia no existe para el mapuche. Si yo hubiera tenido una grabadora, el otro día hubiera grabado todos los insultos y los malos tratos que nos dan.