Latinoamérica
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26 de marzo de 2004
Chile: La Presidenta del Partido Comunista regresa a su patria tras seis meses de tratamiento médico en Suecia y Cuba
Cuba otorga a Gladys Marín la "Orden José Martí"
Horas antes, el mundo se había estremecido con el atentado ocurrido en Madrid, que costó la vida a decenas de personas. Una señal terrorífica de los tiempos que impone al planeta la lógica de guerra impuesta por Bush y sus socios en la aventura totalitaria.
Horas antes, se había producido la vista oral en el injusto y arbitrario proceso que en Estados Unidos se lleva adelante sobre cinco patriotas cubanos, héroes encarcelados por el imperio, cuya única razón demostrable es su acción consciente destinada a develar los planes terroristas de Washington para terminar con la Revolución cubana.
Días antes, los pueblos americanos habían recibido una nueva embestida neocolonial, al intervenir en Haití fuerzas militares norteamericanas, en conjunto con tropas de Canadá, Francia y Chile, tras el golpe que destituyó al Presidente de ese país.
El pueblo cubano, atento y sensible a esos hechos, también había recogido en esas horas noticias desde Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú, Argentina, Brasil y otros países del continente, que daban cuenta de la resistencia de esos pueblos a los planes anexionistas norteamericanos.
El Palacio sede del Consejo de Ministros de la Revolución Cubana, ubicado en medio de la Plaza de la Revolución, a un costado del Memorial José Martí, se veía más iluminado que otros días.
En su interior, en un gran salón de amplios espacios, se realizaría un acto solemne: la entrega de la condecoración José Martí, la más alta que entrega el Estado cubano, a la presidenta del Partido Comunista de Chile, Gladys Marín.
Frente a frente, las delegaciones de Chile y Cuba.
Pasadas las ocho de la noche, en medio del silencio, ingresa por una gran puerta el Comandante Fidel Castro. Lleva del brazo a Gladys y, a su lado, va el secretario general del Partido Comunista de Chile, Guillermo Teillier.
Estalla un aplauso, los tres saludan, y Gladys y Teillier se dirigen hacia la delegación chilena, para tomar su ubicación. Lo mismo hace Fidel.
El silencio, entonces, es interrumpido por una banda que hace sentir las trompetas, tambores y ritmos marciales de una marcha, mientras dos escoltas, que portan los emblemas de Cuba y Chile, comienzan con paso marcial y de parada militar su avance hacia el otro costado del salón, en donde se encuentran Gladys y Fidel, y las delegaciones de ambos países.
Mientras pasan frente a las delegaciones, son seguidos por las miradas que no pierden de vista los emblemas nacionales y la solemnidad de esos militares.
Los emblemas quedan ubicados de tal forma que los hace representar los símbolos más sagrados que expresan a ambos pueblos.
Sin ninguna presentación previa, el miembro del Buró político del Partido Comunista de Cuba y encargado de sus relaciones internacionales, José Ramón Balaguer, se dirige a un micrófono sencillamente instalado y lee un texto en el cual entrega las razones por las cuales la Revolución Cubana otorga a Gladys la condecoración José Martí, y da una detallada descripción histórica de la dirigenta del PC de Chile.
Al concluir la intervención, el Comandante Fidel Castro, recibe de manos de dos jóvenes integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba la condecoración. Avanza lentamente hacia Gladys y le estampa en su pecho la medalla. Un abrazo lleno de ternura sella ese momento. Estalla un nuevo aplauso de la concurrencia.
Fidel vuelve a su sitio y Gladys comienza entonces su intervención, cuyas primeras líneas son una enfática condena al atentado en Madrid, y el grave momento que vive el mundo en medio de la guerra desatada por el imperio y la doctrina de Bush. Cierra su intervención recordando a Martí y a Allende y, en medio del aplauso, los escoltas y sus banderas comienzan su marcha de retiro, al compás del sonido marcial de trompetas y tambores.
Mientras Gladys recibe el saludo de cada uno de los integrantes de la representación cubana, en su mayoría ministros, dirigentes del partido y personalidades de la cultura, el Comandante hace lo suyo con cada uno de los miembros de la representación chilena, entre los que se encuentran el embajador de Chile en Cuba, el Cónsul, una delegación del Partido Comunista de Chile en Cuba, estudiantes de medicina y militantes de la Jota, y chilenos destacados en su compromiso con la Revolución y su amistad con Gladys. Las delegaciones se entrelazan y múltiples diálogos dejan ver la emoción contenida por el acto solemne del que cada uno ha sido parte.
Tras el acto, Fidel dialogaría extensamente con Gladys y Guillermo Teillier, conversación a la que se sumarían luego un puñado de chilenos ansiosos de estar con ellos.
Ya pasadas las diez de la noche, Fidel acompaña a Gladys y le entrega un inmenso ramo de hermosas flores. Le dice: "Te mereces esto y mucho más".
Concluye la ceremonia, las luces se apagan. Gladys abandona el lugar con su medalla en el corazón, a pocas horas de iniciar el regreso a Chile tras medio año afuera de su patria.
El Comandante se queda en el edificio y, minutos después, en uno de los salones, iniciaría una conversación de poco más de tres horas con periodistas de Chilevisión, en la cual daría su contundente visión sobre los hechos ocurridos en España y repasaría la escena mundial desde la historia, la política y sobre todo la ética, dejando estampada su convicción de que en medio de la grave situación a que el capitalismo ha arrastrado al planeta, la única alternativa que les queda a los pueblos es luchar para evitar la extinción de la humanidad y plantearse un horizonte humano de paz, libertad e igualdad.
Las últimas palabras de Fidel, en esa larga conversación, serían para destacar la figura de Gladys y describirla como un ejemplo y modelo de revolucionaria en todo el continente.
Intervención de José Ramón Balaguer, miembro del Buró Político y Encargado de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba.
Compañero Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Compañera Gladys Marín Millie, Presidenta del Partido Comunista de Chile.
Compañero Guillermo Teillier, Secretario General del Partido Comunista de Chile.
Compañeras y compañeros:
Nos convoca hoy el tributo y el merecido homenaje a la compañera Gladys Marín Millie, Presidenta del Partido Comunista de Chile, a quien con legítima satisfacción el Consejo de Estado de la República de Cuba le ha conferido la "Orden José Martí", la más alta y honrosa distinción que otorga la nación cubana.
No resulta fácil sintetizar en unas breves palabras los sobrados méritos revolucionarios de la compañera Gladys, como fraternal y cariñosamente la llamamos, que ha dedicado toda su vida con ejemplar abnegación a la defensa de los trabajadores y de los humildes, y de los intereses del pueblo chileno. Ha sido incansable en su solidaridad con las luchas populares, revolucionarias y progresistas en América Latina y el Caribe y en otras latitudes.
Con apenas 16 años de edad, en 1958, ingresa a las filas de la Juventud Comunista de Chile, el mismo año en que en nuestra patria se recrudecía la guerra revolucionaria contra la sanguinaria tiranía pro imperialista que oprimía a nuestra nación.
Tal y como ella misma describe en su libro "La vida es hoy", Gladys seguía de cerca la Radio Rebelde que transmitía desde la Sierra Maestra las batallas del pueblo cubano por sacudirse del yugo opresor y alcanzar para siempre, con la victoria político militar en enero del 1959, su independencia y su soberanía y darse a sí mismo toda la justicia y libertad posible.
En 1961 visita nuestra patria por primera vez, conoce a Fidel y muchos compañeros de la Revolución, dando inicio así a una profunda e indestructible relación fraternal fraguada en el pensamiento y la lucha revolucionaria.
Con tan sólo 21 años de edad es elegida Diputada por un distrito de clara composición proletaria y reelecta en los dos periodos siguientes, 1969 y 1973. En 1964, siendo miembro del Comité Central de la Juventud Comunista de Chile, participa activamente en el Comando Nacional Juvenil que integraban socialistas, radicales e independientes en apoyo a la candidatura presidencial del compañero Salvador Allende Gossens, con quien entabla una relación de amistad y cariño que se fortalece aun más cuando Allende gana las elecciones en 1970 y asume la Presidencia de la República en ese mismo año.
La profunda amistad entre Allende y Fidel, su cariño y respaldo para con nuestra Revolución y nuestro pueblo, se hicieron patente una vez más cuando al asumir la presidencia el primer decreto que promulgo ese mismo día fue el restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países.
Desde su cargo de Secretaria General de "la Jota", como cariñosamente se le conoce a la organización juvenil de los comunistas chilenos, Gladys asume un rol protagónico y de vanguardia en la defensa del gobierno de la Unidad Popular y sus conquistas revolucionarias, enfrentándose a los planes desestabilizadores que el gobierno de turno en Washington impulsaba y financiaba, en flagrante conspiración con la derecha política y económica chilena y los militares fascistas, para derribar al Presidente Allende.
Fue precisamente aquel periodo, desde el 4 de noviembre de 1970 hasta el 11 de septiembre de 1973, fecha del trágico golpe fascista contra el Presidente Allende, el más alto exponente de fraternidad, colaboración y solidaridad entre nuestras naciones y pueblos, cuyo símbolo más significativo fueron las visitas de Fidel a Chile en noviembre de 1971 y la de Allende a Cuba al año siguiente, y la formidable acogida popular que ambos mandatarios recibieron en nuestros respectivos países.
Dos días antes del 11 de septiembre de 1973, Gladys regresaba a Chile procedente de Berlín donde había participado en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, reclamando la más activa solidaridad para el gobierno de Salvador Allende.
La trágica y obscura noche del fascismo se instauro por 17 años en Chile, sembrando el terror y el luto a todo lo largo y ancho del país, torturas, más de tres mil asesinatos en masa o selectivos y más de seiscientos detenidos-desaparecidos, cuyos cadáveres no aparecen hasta el día de hoy y entre los que se encuentra Jorge Muñoz Poutays, esposo y compañero de lucha de Gladys, detenido el 4 de mayo de 1976 y arrojado al mar tres días después.
Gladys, quien había salido al exilio hacia Holanda en mayo de 1974, dedicó toda su estancia en el extranjero para denunciar y condenar los horrendos crímenes del gobierno fascista, recabando solidaridad y apoyo para las batallas contra el fascismo que libraba el pueblo chileno en su querida patria, y que siempre contó, vale recordarlo con modestia, pero con legítimo orgullo revolucionario, con el respaldo en todos los órdenes del pueblo, el gobierno y el Partido Comunista de Cuba.
En 1976 regresa a Chile con una identidad falsa, con pasaporte español y con ropa y maleta comprada en España, con la historia de ese país mas o menos aprendida y con modismos españoles, tal y como lo relata en su libro, para asumir el trabajo de dirección del Partido Comunista, que había sufrido la desaparición física de dos direcciones nacionales, y hacerlo en las mas rigurosas condiciones de clandestinidad, misión que realiza por mas de 13 años con inteligencia, valentía y tesón revolucionario.
No ha existido batalla alguna llevada adelante por nuestra Revolución en la que no hayamos contado siempre con el decidido apoyo de la compañera Gladys y su digno y heroico Partido Comunista de Chile.
Fueron los comunistas chilenos uno de los principales organizadores del recibimiento popular que en 1996 le brindó el pueblo chileno al compañero Fidel a su llegada para participar en la VI Cumbre Iberoamericana, y del multitudinario acto de solidaridad con la Revolución cubana celebrado en esas fechas en el Parque Almagro.
En medio de la batalla por rescatar al niño Elián González de las garras de la mafia miamense, Gladys nos acompañó el Primero de Mayo del 2000 y ante más de un millón de cubanos alzó su voz en la plaza de la Revolución para expresar su solidaridad militante con aquella justa y noble causa y denunciar, en emotivo discurso, todas las injusticias sociales que imperan en este mundo neoliberal y globalizado.
Su voz ha estado presente también en la batalla por la liberación de nuestros Cinco Héroes prisioneros en las cárceles de imperio, que día a día aprecian cómo se abre espacio la verdad y crece y se fortalece el apoyo para que sea reabierta su causa y se les celebre un juicio justo. Y una creciente mayoría reclama por su liberación.
Ha sido activa luchadora en la sistemática defensa del gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías y el proceso de profundas transformaciones sociales que lleva adelante para beneficio de las amplias mayorías venezolanas, que se ve amenazado por la hostilidad y la agresión de la política de la actual Administración norteamericana en contubernio con la derecha política y económica venezolana y una manipulada y grosera campaña mediática, política que parece una copia al carbón de los planes desestabilizadores y golpistas experimentados en Chile contra el Presidente Allende.
Transcurre este homenaje en un crucial momento histórico de la humanidad. A los dramáticos y graves problemas económicos, políticos, sociales y ambientales, resultantes de la despiadada explotación capitalista del modelo neoliberal globalizado impuesto por las Metrópolis del norte, se añaden otros nuevos y acuciantes problemas que amenazan con hacer desaparecer a la especie humana y su entorno.
Baste sólo recordar la creciente resistencia del pueblo iraquí contra la ocupación de fuerzas extranjeras encabezadas por tropas norteamericanas, la persistente inestabilidad política y militar en Afganistán y Kosovo derivada también de la ocupación militar norteamericana, que evidencia a las claras que tales guerras no han sido, son ni serán, el camino adecuado en la batalla contra el terrorismo.
Una demencial política pro fascista se ha impuesto desde la Casa Blanca cuyos principales personeros, incluido el propio Presidente, se han encargado de divulgar los principios en que se sustenta, entre los que se encuentran:
Se esta con Estados Unidos o en su contra.
Guerra preventiva ante la sola presunción de que Estados Unidos puede ser objeto de un ataque por otro país.
60 países o más conforman su listado de posibles enemigos de Estados Unidos.
Si un gobierno democráticamente elegido es ineficiente y abandona el sistema democrático puede y debe ser eliminado, postulado en el que sustenta la flagrante y reprochable intervención política y militar que acaban de llevar a cabo en el sufrido y empobrecido Haití.
A lo anterior se añade la lamentable subordinación de la Unión Europea a las acciones bélicas, económicas y políticas resultantes de tales concepciones de la actual Administración norteamericana.
En esas mismas presunciones se asienta la escalada hostil que se aprecia en su política contra Cuba, que sustenta el imposible deseo de destruir a la Revolución cubana y su obra; que como bien se conoce será defendida por cada hombre y mujer de nuestro heroico pueblo, dispuesto como siempre a desaparecer antes que retornar al oprobioso pasado en el que no teníamos soberanía, independencia y tampoco nuestro justo sistema socialista.
Tales amenazas no nos quitan el sueño y lejos de amedrentamos nos dan fuerzas y razones para continuar nuestra preparación que nos permitirá resistir y vencer cualquier aventura imperialista y al mismo tiempo continuar perfeccionando nuestras realizaciones políticas, culturales, económicas y sociales.
Compañera Gladys: gracias por ser una comunista ejemplar, por todas las muestras de apoyo y cariño que siempre hemos recibido de ti y de tu partido, por tu consecuente lealtad a la causa de los humildes y los desposeídos.
El cariño, la admiración y el respeto que te has ganado entre tus compatriotas y en la opinión pública mundial te hacen acreedora a la "Orden José Martí", que en tus manos se prestigia y enriquece todos los méritos que representan tan alta distinción cubana.
Gloria a la hermandad eterna entre el PCCH y el PCC.
La Habana, 12 de marzo de 2004.
INTERVENCIÓN DE GLADYS MARIN
"Llevo esta Orden como una estrella que nos alentará diariamente"
Porque amamos la vida y luchamos por ella, aun en las más difíciles circunstancias, es que condenamos de manera absoluta el oscuro y demencial atentado terrorista realizado en Madrid.
Pero este hecho es el resultado del clima de violencia y de guerras de invasión que ha impuesto Bush y sus aliados.
Hoy, con mayor razón, la causa de la paz mundial y la resistencia al fascismo totalitario de Bush debe ser asumida por los pueblos.
En estas horas críticas volvemos nuestra mirada a José Martí, un ser humano de siglos. Siglos de luces y sombras. Y una de las luces más potentes que alumbra y seguirá alumbrando es José Martí. Un patriota y revolucionario latinoamericano que se levantó contra el dominio extranjero y que siempre vio a Estados Unidos como un peligro para la soberanía de los pueblos latinoamericanos.
José Martí es un apóstol de nuestra América. Guía de los sueños y las luchas de millones, que antes y hoy recurren a su ejemplo para enfrentar los magníficos desafíos del presente. Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Benjamín Vicuña Mackenna, fueron chilenos que en su poesía y prosa pusieron en alto a José Martí, cubano que nos pertenece a todos los americanos.
Hay muchas expresiones en todos los campos que muestran esta identidad. ¡En estos tiempos, cuando vemos tanta subordinación vergonzosa, tanta miseria humana, Martí nos llama a ser más rebeldes e insurgentes! Recibo la Orden José Martí, aquí en Cuba, corazón de nuestra rebeldía y de nuestra dignidad, fundamento de todos los hombres y mujeres de Chile que seguimos luchando, en todas las condiciones y en cualquier situación.
Recibo la Orden José Martí, recordando a los siempre presentes, los detenidos-desaparecidos, los ejecutados, los degollados, los lanzados al mar.
Este es un tiempo de revoluciones. Debemos entrar a una revolución permanente, con todas las fuerzas y el humanismo necesario.
La primera es la batalla de las ideas, como dice el Comandante y compañero Fidel. Y como dice Martí: "el triunfo será necesariamente de los más preparados".
Mi compromiso militante es de siempre, cuando percibí y viví las odiosas diferencias sociales. Pero siempre fui feliz, en los campos, los trigales, el sol, el aire. Entonces me preguntaba: ¿por qué no puede haber felicidad para todos?
Estoy convencida de alma y razón que Otro Mundo es Posible y Necesario.
Comencé mi militancia enamorándome de la Revolución Cubana, de su humanismo, de su claridad. Para la juventud chilena, Cuba era un mito y una confirmación de nuestros sueños, de nuestras esperanzas a intuiciones.
La Revolución Cubana fue y es parte fundamental de mi formación política y ética, y dio un impulso inmenso al movimiento popular que en esa época ascendía con Allende.
El mundo hay que enfrentarlo con irreverencias y protestas. Tenemos que hacernos sentir. ¿Quiénes? Aquellos que señaló Martí: "los pobres de esta tierra". Sí, los pobres, que son los ricos de espíritu. Tenemos que transformar la realidad porque sin transformaciones políticas radicales, será imposible el desarrollo económico, la soberanía nacional y la paz para el mundo.
La tragedia de los pueblos, como el de Irak, Palestina y Haití, pueblos de pobres e invadidos, muestra la urgente necesidad de ir a las calles, ¡A las calles, a la rebelión! Hay que resistir y no aceptar órdenes criminales. No aceptar el genocidio por hambre y por enfermedades curables. No conformarse jamás ante esos rostros de niños que mueren de hambre o por balas.
Aun así, todos los días hay que luchar con alegría y amor por la vida.
En estos días, América Latina se estremece por el proceso bolivariano que encabeza el Presidente Chávez, por el ejemplo de Cuba, y por los intentos invasores del imperio norteamericano.
¡Qué diferencia de valores, cuando vemos la postura de presidentes que se doblegan ante los EEUU!
Hay que seguir desarrollando el pensamiento crítico y alternativo, porque existe una crisis profunda de la ideología neoliberal, y tenemos que ayudar al surgimiento de un nuevo ideario. La batalla ideológica es lo esencial. Martí, con su convicción precursora, con su acción adelantada, mostró la importancia de esta lucha que adquiere hoy una relevancia principal.
En este momento me siento acompañada por Salvador Allende, el compañero Presidente, quien tanto amó a la Revolución Cubana. Allende, quien nunca como hoy está presente en Chile y en América Latina. Un hombre que supo honrar la historia con un espíritu martiano, revolucionario.
Cuando en mi país algunos olvidan ese legado de Salvador Allende, olvidan la infinita solidaridad que recibimos los chilenos del pueblo cubano, y de Fidel, en los más duros momentos de lucha, de resistencia y dolor.
¡Qué diferencia entre Allende, que buscaba integrar una América Latina libre y soberana, con el gobierno que firma, de espaldas a América Latina, el ingreso al Tratado de Libre Comercio e impulsa la firma del ALCA! Recibo esta Orden José Martí con el alma desbordando los poemas de Pablo Neruda, en los que habla al mar, a la rosa, y en los que descarga su furia incitando al nixonicidio. ¡Qué escribiría en estos tiempos en que Bush ordena nuevas provocaciones contra el mundo! En este contexto, con más fuerza aun, exigimos la libertad de Ramón, Antonio, Gerardo, René y Fernando, quienes valerosamente han contribuido a develar las acciones terroristas contra Cuba y América Latina.
Llevo a Chile esta Orden, como una estrella que nos alentará diariamente en la lucha por el socialismo, en la lucha por la vida, en la lucha por la libertad.
Gracias a la Revolución Cubana, Gracias Comandante Fidel por estar siempre, como Martí, "con los pobres de la tierra".
¡Con Martí y Allende, mil veces venceremos!
Emotivo recibimiento en Pudahuel
Gladys está de vuelta con su pueblo
"Inédita", "sorprendente", son algunos de los calificativos más empleados para calificar la ola de solidaridad y reconocimientos que desde los más diversos sectores de la vida nacional se desataron incontenibles desde el día mismo en que se declaró la enfermedad que aqueja a Gladys Marín.
La preocupación por la salud de la dirigenta comunista ha quedado elocuentemente expresada por la profusión de noticias, entrevistas y reportajes de la prensa dedicados a ella.
No hay registro en la memoria colectiva de un impacto de tal magnitud, que reproduce la implantación de esa mujer en la vida nacional. Una y otra ve se ha vuelto hacia su biografía política y vital, a sus compromisos y a su consecuencia, a la incidencia de sus ideas y su accionar en el quehacer político y social de las últimas décadas de nuestra historia.
En una actitud sin precedentes, incluso aquellos que se reconocen como adversarios políticos o se declaran francamente opuestos a sus ideas, han reaccionado generosamente y entregado un tributo de simpatía y de solidaridad.
El "fenómeno" Gladys Marín recorre toda la geografía chilena, penetrando en sus más ocultos rincones y, por cierto, movilizando de manera particular a quienes se reconocen como actores de una causa común y destinatarios de su lucha infatigable: la democracia plena y la justicia social.
Como un resumen, o culminación, de largas jornadas vividas en el marco de la Campaña ¡Fuerza, Gladys!, desde las primeras horas del domingo 14 de marzo comenzaron a movilizarse los cientos de personas - en buses la mayoría, automóviles otros y bicicleta no pocos- que esperaron en el aeropuerto santiaguino de Pudahuel la llegada de Gladys Marín, luego de casi 6 meses de permanencia en el exterior para tratarse la grave enfermedad que la afecta.
El entusiasta grupo que aguardó pacientemente la llegada del vuelo directo desde La Habana, llenaba su espera con himnos y canciones, consignas y saludos esperanzados. Banderas del Partido y la Juventud comunistas, lienzos de organizaciones sindicales y vecinales daban un colorido inhabitual a ese lugar. En medio de la gente, podía verse, entre otros, a Ernesto Araneda, ex senador comunista, y Virginia González, la consecuente luchadora por los derechos humanos. Ellos estaban junto a otros viejos luchadores y a jóvenes entusiastas que reafirmaban sus principios y saludaban con fervor a su querida compañera.
La llegada
Entre el reducido grupo que esperaba en las salas de aeropuerto la llegada de Gladys, se podía notar la presencia de destacadas personalidades del quehacer nacional. Junto al senador DC Jorge Lavandero y el diputado PS Sergio Aguiló se hallaban dirigentes de la CUT encabezados por Arturo Martínez y Ana Bell; el presidente de la ANEF, Raúl de la Puente; el embajador de Venezuela, Víctor Delgado y el de Cuba, Alfonso Fraga, junto al Consejero de esta embajada Carlos Antelo; un grupo de artistas; los secretarios generales del MIR, Demetrio Hernández, y de la Izquierda Cristiana, Carlos Donoso, y el dirigente de la SURDA Carlos Ruiz.
Arturo Martínez, el saludo de bienvenida
Luego de una breve comparecencia ante la prensa, Gladys se dirigió a la gente que le pedía repetidamente que dirigiera su mirada hacia donde se encontraba cada uno.
Para recibirla, hizo expresó el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Arturo Martínez:
"Hoy, temprano, estamos acá en el aeropuerto esperando a Gladys, a nuestra amiga, nuestra compañera; a una persona que ha sido consecuente con sus ideas, a una persona que ha entregado su vida a la lucha social y ha estado siempre con los trabajadores.
Quiero, en nombre de los trabajadores y trabajadoras de mi patria, recibir a Gladys. Manifestarle –ojalá que lo logre- el cariño de la gente de Chile, el cariño de los trabajadores chilenos, y decirle: Gladys, ¡qué bueno que estés con nosotros! Aquí, con un gran abrazo, te recibimos para manifestarte el cariño de la gente y de los trabajadores chilenos.
Bienvenida a Chile".
El esperado reencuentro
Gladys se reencontraba con su pueblo. Y lo saludó así:
"Queridas compañeras y compañeros: Es con profunda emoción que los saludo esta mañana, y no tengo palabras para agradecer a ustedes y a toda la gente que me ha estado enviando su cariño a través de cartas, de llamadas, lo que ha sido muy importante en mi recuperación: sentir el cariño de la gente y que todavía seguiremos siendo necesarios para ayudar en la gran tarea de lograr que nuestro pueblo salga adelante. Y todos sabemos que no se sale adelante si no es con lucha y con mucho tesón.
Yo quiero llamarlos en esta mañana a que sigamos trabajando con este espíritu, con esta unidad que va más allá de nuestras organizaciones, de nuestros partidos, de los sindicatos: es la unidad del pueblo.
Si logramos la unidad del pueblo tras una plataforma para la búsqueda de la democracia, sin duda que estaremos avanzando.
Qué más puedo decirles: que siento que me han rescatado nuevamente a la vida.
He tenido también el cariño y la ayuda de los médicos -uno de ellos me está acompañando-, y la infinita preocupación de la Revolución Cubana. Sentir esa deferencia enorme de que el compañero Fidel Castro se haya preocupado personalmente de nuestro estado de salud, de que se hiciera todo lo que se tenía que hacer para que yo me recuperara, hasta visitarnos anteayer en la noche para darnos la despedida.
Son cosas que no podemos olvidar jamás, para ser más y más solidarios con todos los pueblos del mundo. Solidarios, porque lo que hemos encontrado en la Revolución Cubana no tiene palabras para describirse.
El pueblo de Cuba es un gran pueblo que sale adelante pese a todo el boicot y actos criminales en su contra. El pueblo de Cuba, sabemos que va a triunfar. Sin duda va a salir adelante, porque tiene el apoyo de todos los pueblos.
Agradezco a todas y a todos este cariño que me entregan, que es la mejor medicina para que yo salga adelante. Porque no les quepa duda que vamos a salir adelante, y yo junto con ustedes.
Muchas gracias".
Había concluido una mañana inolvidable, y todos se retiraron con las banderas al viento, en columnas y cantando porque se habían reencontrado Gladys y el pueblo, para "seguir adelante".
Algunas de las salidas
Luego de descansar para reponerse del agotador viaje desde La Habana, Gladys Marín se ha dado el tiempo para recibir visitas en su casa, donde mayoritariamente ha preferido estar con su familia, y para salir a ver a sus amigos y compañeros. El martes 16 comenzó con una visita al Centro Cultural Michoacán, ubicado en la casa ñuñoína de Neruda y Delia del Carril, para continuar en Vicuña Mackenna 31, sede del Comité Central del Partido Comunista, donde saludó uno a uno a los funcionarios, militantes y dirigentes, recibiendo abrazos afectuosos y un caluroso saludo de un grupo de trabajadores de una construcción vecina, las garzonas de un restaurante cercano y los transeúntes que pasaban a esa hora por el céntrico lugar.
El miércoles 17 concurrió a la sede del Regional Capital del PC, donde estaba reunida la Comisión Ejecutiva de las Juventudes Comunistas, para conversar con los jóvenes y recibir un regalo de manos de Sergio Sepúlveda, el secretario general de la Jota. A su salida, también fue nuevamente abordada por vecinos y personas que caminaban por el sector de Jofré y Lira, siendo saludada por varios niños y una familia colombiana que se encontraba de paso por Chile. Para otros días preparaba visitas a las agrupaciones de familiares de víctimas de la dictadura y la recepción en su casa a otros amigos de siempre, todo en espera del acto especial que se realizará durante todo el día del próximo sábado 27 en la Estación Mapocho. Así, de a poco, Gladys Marín -"la roja de todos", la compañera, la luchadora, la madre y amiga-, se da tiempo para sentir el cariño y la admiración de la gente, retribuyendo con su lealtad y valentía de siempre.