Latinoamérica
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Apoyo internacional para Ernesto Villegas
Ataque a un periodista en Venezuela
Por Luis Bilbao (*)
Una vez más en Venezuela se viven instancias cruciales. La oposición no obtuvo el respaldo necesario para viabilizar un referendo revocatorio del mandato del presidente Hugo Chávez. Pero la omisión de las fuerzas políticas oficialistas en la fiscalización durante los cuatro días de recolección de firmas, a comienzos de diciembre pasado, dio lugar a un fraude gigantesco: desafiando toda evidencia, la denominada Coordinadora Democrática, que necesitaba 2 millones 400 mil firmas y no llegó a obtener un millón 900 mil, presentó planillas con 2 millones 921 mil supuestos avales.
El descaro de la maniobra no carece de fundamento: si el gobierno no consigue mostrar de manera simple y fehaciente la falsedad de una cantidad desmesurada de firmas, queda espacio político para denunciar a Chávez por antidemocrático. Burda pero bien pensada, la maniobra y sus gestores quedaron expuestos cuando en los primeros días del año la asesora del ejecutivo estadounidense Condoleeza Rice dijo sin sonrojarse: "ahora Chávez tiene la oportunidad de demostrar que es un presidente democrático".
Es por demás elocuente que en esta nueva coyuntura crítica un eje de ataque sea el juicio a un periodista. Se trata del primer proceso contra la prensa en cinco años de gobierno del presidente Hugo Chávez. El detalle es que lo promueven las fuerzas opositoras y el acusado es titular del espacio televisivo de mayor audiencia del país, en el canal estatal.
En los dos últimos años, con su programa En confianza desde las pantallas del Canal 8, Ernesto Villegas ganó autoridad frente a una audiencia que, lejos de limitarse a los partidarios de la Revolución Bolivariana, se extendió más y más hacia sectores de la oposición. En la misma proporción que el conjunto de la prensa comprometida con la oposición golpista perdió toda confiabilidad ante el grueso de la ciudadanía, Villegas ocupó territorio mediático.
Desde luego este resultado no puede separarse del estilo y los principios esgrimidos por Ernesto en su labor cotidiana. Pero no se trata de un juicio de valor. El hecho está allí: como contraparte del derrumbe estrepitoso de todas las figuras del mundo periodístico venezolano, su rostro y su nombre son la referencia de prensa más creíble en aquel país.
Ésa es la causa por la cual se lo ataca en este momento: en la víspera de una nueva guerra informativa, nada más peligroso en materia de difusión de masas que voces con autoridad moral y modos periodísticos que, sin ampararse en un falso apoliticismo, dan espacio a voces opositoras, respetan opiniones diferentes y ponen ante la sociedad una batalla de ideas; un combate franco entre la verdad y la mentira.
En los próximos días el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe dar su veredicto respecto de la cantidad de firmas válidas recolectadas por la oposición para realizar un referendo revocatorio contra Chávez. El Presidente ha reiterado que aceptará la resolución del CNE. La oposición, en cambio, ha llevado a cabo en las últimas semanas una campaña denigratoria contra este organismo, donde tienen lugar preponderante miembros de la propia oposición. Son los pasos preparativos de una campaña mundial denunciando fraude, mientras en el orden interno se preparan manifestaciones y golpes armados.
Poco después de completado el cuarto día de recolección de firmas una conversación telefónica entre dos dirigentes de la llamada Coordinadora Democrática fue reproducida y transcripta por Aporrea, un portal informativo (