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Latinoamérica

¿Sirven para qué o para quién?

Pablo Anzalone
LA REPUBLICA

Dirigente del PVP

En la edición del 22-1-2004 de LA REPUBLICA, el Ñato Fernández Huidobro (1) contesta a una nota nuestra publicada el día 20 en la que enumerábamos ­con fraternidad y respeto-- algunas diferencias con las posiciones actuales del MPP. Respeto y fraternidad hacia el MPP como fuerza política frenteamplista, que ayudamos a fundar y a quien durante años aportamos nuestros mejores esfuerzos. Consideración y aprecio personal hacia el Ñato.
Sostiene el Ñato que derecha e izquierda (y demás ubicaciones posicionales) son hoy puros juegos de mosqueta, charlatanería, herramientas del imperialismo y la derecha (¿?). En cambio sí le da una dimensión trascendente, enorme, "ciclópea", a definir quiénes sirven y quiénes no sirven, para luego cagar, eliminar, excretar, a estos últimos, que serían quienes nos joden. La salud y la vida misma de las organizaciones dependerían de eliminar estos elementos (personas) que nos intoxican. Y mucho más, muchísimo más si lo hacen sin votos.
Admitamos que el derrumbe de la URSS, el corrimiento de la socialdemocracia hacia el neoliberalismo y la rapiña, (Blair y sus tropas siguen en Irak para recordárnoslo), la penetración capitalista en China y más cercanas, la derrota del sandinismo, y las frustraciones de los movimientos revolucionarios centroamericanos, cambiaron la faz del mundo y golpearon duramente nuestras ideas. Nos dijeron que se habían terminado las ideologías, que no habría nunca más izquierda ni derecha, socialismo contra capitalismo, porque sólo se podría aceptar pragmáticamente el reinado del mercado.
Pero las cosas no funcionaron así. El pensamiento de izquierda se fue rearmando y adoptó la forma de Foros, el de San Pablo y el Foro Social Mundial que juntaron un espectro más amplio y heterogéneo de movimientos alternativos. Quizá más que la riqueza de la producción teórica ­que es un debe que tenemos que asumir-- fue la brutalidad de las consecuencias sociales de la doctrina dominante la que hizo florecer múltiples manifestaciones contestatarias. Gente como Wallerstein, Perry Anderson, Samir Amin, Emir Sader, entre otros, han ayudado a este proceso con sus agudos análisis. Desde los zapatistas a los campesinos bolivianos, incluyendo la elección de gobiernos de signo contrario al neoliberal, se han abierto caminos nuevos.
En este contexto las ideologías, formuladas como Izquierda y Derecha, como los de arriba y los de abajo, oligarquía o pueblo, defensoras del poder constituido o alternativas de cambio, o como se quiera llamarlas, no son algo anacrónico, sino que siguen expresando contradicciones profundas de nuestra sociedad. Siempre que las usemos como herramientas para pensar y no como etiquetas para rendirles culto y tranquilizar la incomodidad teórica de estos tiempos.
En cambio la divisoria principal entre los que sirven y los que no sirven ­ sin ideologías ni proyectos de país en el medio-- me parece peligrosa. A alguien lógicamente se le podría ocurrir que se trata de unir a los que sirven (de derecha e izquierda) contra los que no sirven, y esa nueva "lucha de castas", proponerse como eje de la gestación de un proyecto de país.
Confieso que la aguda insistencia del Ñato contra los inservibles que serían tanto de izquierda como de derecha me creó muchas dudas y confusiones.
¿A quién se referirá?
No parecían ser los militares que, sin votos, arrasaron con las libertades, torturaron y encarcelaron a miles, secuestraron niños luego de matar a sus madres, entre otros crímenes. Y hoy siguen escondiendo la verdad y pretendiendo evadir a la justicia. Porque además el Ñato ha sostenido que el plebiscito sobre la Ley de Caducidad los avala para hacer esto último. Los tecnócratas neoliberales parecían adecuarse mejor al perfil descrito pero es muy notorio que han sido Sanguinetti, Lacalle y Batlle quienes los pusieron en los puestos de mando y ellos tuvieron los votos para hacerlo. Así que tuvieron ese "algo es algo" electoral para rebajarnos el salario, desmantelar la industria, jugar todos los boletos al globo financiero y dejarnos pagar los costos de su estallido. Habida cuenta del poder concentrado de los medios de comunicación, de las grandes maquinarias clientelísticas montadas, de las reformas constitucionales a medida, de la manipulación de los miedos de la población, no resulta demasiado consolador, ni es demasiado aceptable.
La referencia a los inservibles de la izquierda que ocupan importantísimos sillones me resultó enigmática. Que yo sepa la conducción del FA está ponderada por los resultados electorales, y la concentración del poder en cuatro sectores es muy notoria. Entre ellos está el MPP y con grandes aspiraciones a seguir creciendo. Quizá por eso me resulta preocupante tanta insistencia en eliminar o excretar a otros sectores, que no hayan pasado la prueba del 9 de la "servibilidad" (aclaro que el neologismo no pretende decir "servilismo" porque en ese caso no molestaría y no requeriría evacuación).
Los griegos alertaban sobre los riesgos del pecado de Hybris. Mas cuando tenemos experiencias de derrotas.
Aunque no tiene nada que ver con lo que estábamos discutiendo, la indicación del Ñato de que serían los que tienen el poder en las mutualistas, me ayudó. La crisis allí es grave y no ha habido desde el gobierno ni desde los dirigentes mutuales una voluntad clara de cambiar el modelo asistencial, la gestión y la financiación. Sin embargo si uno rasca un poco ve que más de 6% del PBI es apropiado por este sector y en forma muy desigual. Entonces más que ¿sirven o no sirven? la pregunta debería ser ¿sirven para qué o para quién? Sin duda para el pequeño sector que se ha enriquecido la situación actual sirve, no así para los usuarios ni para los trabajadores médicos y no médicos. Recuerdo bien una reflexión de mi amigo, Daniel Olesker, polemizando con quienes pensaban que la eficiencia era un concepto neoliberal. Decía Daniel que siempre había que preguntar " en relación con qué o con quién".
La izquierda uruguaya puede ganar el gobierno en el 2004. Lo hará con un contexto regional y latinoamericano favorables, con procesos nuevos en Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia. También es cierto que el Uruguay vive los efectos del derrumbe del modelo neoliberal y sus consecuencias productivas y sociales son muy duras. Ganar el gobierno no es ganar el poder y habrá resistencias de los privilegiados de hoy. Salvo que se les garantice que sus prebendas no serán tocadas.
En cuyo caso los perjudicados seguirán siendo los postergados de hoy. Como lo demostró el 7 de diciembre no alcanza con la labor institucional sino que la movilización social es imprescindible.
La propuesta del FA-EP significa avanzar hacia una democracia participativa, con justicia social y desarrollo productivo. Eso dice el programa aprobado en el Congreso H. Rodríguez. No creo que esto sea lo mismo que un "capitalismo como la gente" como ha resumido Mujica su visión de las aspiraciones progresistas. En nuestra opinión no se trata de hacer lo mismo pero mejor, sino de un modelo antagónico con el actual. La aplicación de ese programa implica un cambio del bloque en el poder y abrir un proceso de participación popular donde los sectores populares tengan un protagonismo decisorio. No es un programa socialista pero se trata de un compromiso con transformaciones profundas y no sólo de desarrollo de las fuerzas productivas.
Dijimos antes del Congreso del FA que algunos compañeros transmiten el mensaje implícito y a veces explícito de que no se podrá cambiar muchas cosas, dada la situación de postración del país. Este razonamiento omite que la crisis no golpeó a todos por igual e incluso hubo sectores que siguieron enriqueciéndose como hace décadas. Es de estricta justicia que haya una redistribución a favor de los más postergados.
Sin duda habrá limitaciones impuestas por las correlaciones de fuerza, y sólo un testimonialismo inútil puede ignorar eso. Pero esas limitaciones no se definen a priori, no son fijas, sino que dependen de la fuerza que se ponga en pos de esos objetivos, del entusiasmo que concite, de los aliados que logre sumar y también obviamente de la fuerza del enemigo. Como lo demuestra el triunfo del SI.
Los discursos de adaptación a las consecuencias de la crisis son un factor de desmovilización, que por lo tanto hará más difícil cambiar esa realidad.
Un sentido similar tiene, en nuestra opinión, postular como inmutables las correlaciones de fuerza que aseguraron el ocultamiento y la impunidad, tal como han hecho el Ñato y Mujica. Señalábamos en el artículo anterior que, en nuestra opinión, las afirmaciones reiteradas de un dirigente tan relevante como Pepe Mujica de que no se sabrá la verdad hasta que estemos todos muertos y que no cree en la justicia humana, solo pueden entenderse como una forma de hacer política en pos de esa situación.
(1) Nota relacionada:
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