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En el marco del proceso de fusión y extranjerización de las instituciones bancarias de México, los nuevos dueños han despedido al 80% de los trabajadores con antigüedad o en edad de jubilación; asimismo han desaparecido prestaciones, recortado beneficios, ampliado la jornada laboral de 8 a 10 ó 12 horas sin pago de tiempo extra y cometido otras violaciones laborales, todo ello bajo la indolencia de la Secretaría del Trabajo y con la ayuda de sindicatos fantasmas.

Así, además de que es anticonstitucional la elevada y en algunos casos casi absoluta participación de inversión extranjera en los bancos del país, y sumamente riesgoso para la economía mexicana que todo el ahorro interno sea manejado por las grandes firmas de la banca internacional, este proceso ha afectado a la situación laboral de los trabajadores del sector, quienes han visto caer sus salarios, eliminarse sus prestaciones y ampliarse sus jornadas.

El Centro de Estudios del Sector Bancario advierte lo anterior y establece que es preciso convocar a un proyecto de un sistema bancario nacional propio y democratizar los sindicatos bancarios.

Indicó esta organización que la elevada participación de extranjeros en la banca de México hace que todo el sistema de ahorro nacional esté en sus manos, así como los fondos de retiro de los trabajadores, las cuentas de los gobiernos federal, estatal y municipal, y por supuesto las de la economía, lo que representa un grave peligro para el país, el cual se ha soslayado.

El análisis también plantea que las autoridades han desconocido la Ley de Instituciones de Crédito, que limita la participación del capital extranjero en este sector y, además, en materia laboral han hecho caso omiso de todas las violaciones cometidas.

Se han dado casos incluso en los que al llevarse a cabo una fusión los nuevos dueños han pedido la renuncia a todo el personal y posteriormente lo recontratan, pero con menos salario, reduciéndole prestaciones o de plano desapareciendo algunas y haciéndolo renunciar a su antigüedad.

Uno de los resultados más dramáticos de estas fusiones -se señala- ha sido el despido de casi el 80% de los trabajadores bancarios con antigüedad o en edad de jubilación y la contratación de personal joven. Esto ha implicado para las empresas grandes beneficios porque, además de que otorgan salarios más bajos, estas instituciones evaden el pago de pensiones o cuando menos lo posponen.