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PARO DE TRANSPORTE SEMIPARALIZA LAS CIUDADES BOLIVIANAS
Las principales ciudades de Bolivia funcionaron hoy a media máquina, afectadas por un contundente paro de 48 horas decretado por el autotransporte público que se opone, junto a los sindicatos y organizaciones populares, a la decisión gubernamental de dolarizar y atar los precios de los carburantes a la cotización internacional. La protesta marca el reinicio de las luchas populares contra el neoliberalismo.
La casi total ausencia de vehículos de transporte público mermó significativamente el ritmo de las actividades citadinas y obligó a las autoridades gubernamentales a imponer el horario continuo en el sector público y privado. En muchas escuelas y negocios, las labores fueron interrumpidas, mientras la banca y el comercio funcionaban con cierta normalidad.
Desde tempranas horas de la mañana, los vecinos se trasladaron a pie o en bicicleta a sus fuentes de trabajo, en el primer día de la protesta de los transportistas, que contó con una débil adhesión y acatamiento de los afiliados de la Central Obrera Boliviana (COB).
CIUDADES SEMIPARALIZADAS
La huelga del transporte impactó con mayor fuerza en las ciudades de El Alto, Cochabamba, Potosí, Sucre, en muchas zonas de La Paz, aunque no en el centro, y fue de menor intensidad en las ciudades del oriente. El transporte interprovincial e interdepartamental quedó también paralizado a nivel nacional.
"Es un paro contundente", aseguró a mediodía el máximo dirigente de la Confederación de Transportistas de Bolivia, Angel Villacorta, que accedió a reunirse en horas de la tarde con las autoridades para intentar superar el conflicto, que constituye el primero de envergadura contra las medidas económicas del gobierno neoliberal de Carlos Mesa.
Un intento anterior había fracasado ante la intransigencia de ambas partes. "Era una diálogo de sordos", dijo Villacorta al advertir que la persistencia gubernamental en descongelar el precio de los carburantes era un golpe muy duro para la economía del sector.
"Estamos luchando para que no aumenten el precio de los carburantes y para que no suban los pasajes (del transporte) y no se afecte la economía de los usuarios. Actualmente sólo estamos cobrando la tarifa establecida en horas pico, pero hay tarifas reducidas para el resto de la jornada, porque la gente no tiene plata. Si sube el precio de los pasajes, la gente no va a poder pagar", dijo al solicitar comprensión de la población civil.
PROTESTAS Y DIÁLOGO
Aunque, como señalan varias encuestas, más del 80 por ciento de la población se opone a que los precios internos de los carburantes estén dolarizados y atados al precio internacional, medida que sólo favorece a las transnacionales petroleras que operan en Bolivia, el paro de los choferes generó muchas protestas de los ciudadanos que debían recorrer muchos kilómetros para llegar a su fuente de trabajo. Otros, los menos, apoyaron la huelga.
Hasta el mediodía, el paro había transcurrido sin mayores incidentes, estando reforzados en el centro de la ciudades el control y patrullaje de las fuerzas policiales, en prevención de incidentes que pudieran surgir con las movilizaciones y marchas convocadas por la COB para horas de la tarde.
En este mismo horario se reinstalaría el diálogo entre gobierno y transportistas, aunque el presidente Mesa advirtió, horas antes, que no daría marcha atrás en sus medidas y no suspenderá la liberación de los precios de los hidrocarburos y del gas licuado de petróleo, ni aceptará la eliminación de los impuestos sobre las transacciones financieras y sobre el patrimonio neto, tributos que afectan a los transportistas y los sectores de las clases medias y altas.
La liberación de los precios de los carburantes se mantendrá, porque evita acciones traumáticas para la población. En el peor de los casos, el precio de la gasolina se incrementará en un cinco por ciento hasta fines de la presente gestión en función de la variación del dólar y de los precios internacionales del petróleo, aseguró Mesa.
