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Latinoamérica

24 de febrero del 2004

Bolivia: Mentiras y mentiritas del Banco Mundial

Jaime Zalazar F.
Rebelión

Un postulado básico de la economía liberal es que no debe haber intervención estatal en la fijación de precios de bienes o servicios, éstos deben ser fijados por la libre oferta y demanda; para el FMI y el BM este postulado es un dogma cuando se trata de recomendaciones en materia de política económica a los países del tercer mundo.

Es paradójico lo que acaba de suceder en Bolivia: La prensa con gran despliegue, da cuenta del informe del Banco Mundial, titulado "Desigualdad en América Latina: ¿ruptura con la historia?" Ahí, el organismo expresa su preocupación por la brutal desigualdad económica entre las clases sociales en los países latinoamericanos y del Caribe. El caso boliviano, es emblemático de esta situación y es donde radicaría la causa más profunda para la precariedad del gobierno de Meza. Más adelante, el mismo informe explica, de acuerdo a sus datos, que una de las razones para tal desigualdad son las bajas tasas de tributación y su inequidad tanto en lo que a su recaudación se refiere así como los destinos de tales ingresos. En una entrevista (La Razón, 15-2- 2004), Guillermo Perry, economista jefe del BM para América Latina, explica la "supuesta" preocupación del organismo internacional sobre este tema. Traduce diríamos nosotros, en el sentido que el BM "recomienda" al gobierno boliviano -en el marco de su programa de ajuste estructural1,- eliminar los subsidios al sistema de pensiones y las universidades2. Tales recomendaciones son coherentes con los postulados dogmáticos de su teoría económica, en cuanto a no administrar precios con intervención estatal ya sea a través de subsidios u otros mecanismos; pero, no es coherente con su retórica acerca de la preocupación por las desigualdades económicas hechas en tono de denuncia en el informe de marras, porque quitar el subsidio a las universidades y al sistema de pensiones, es sencillamente ahondar la brecha entre pobres y ricos. En eso consiste la paradoja: En teoría el BM y el FMI apoyan la democracia boliviana, pero en la práctica la socavan.

A tono con este paradójico discurso, el economista Gonzalo Chávez (la Razón, 15, 2, 2004), en su columna de opinión manifiesta que: "querer hacer justicia social por precios congelados es una mentirita de pies cortos", aludiendo a las medidas anunciadas por el gobierno, de desregular el mercado de derivados de los hidrocarburos -exceptuando el gas de uso doméstico- para permitir que dichos precios sean fijados por un mecanismo de libre competencia tipo bolsín -similar al que fija el precio del dólar- cuyo referente sería el mercado internacional petrolero. Con lógica y coherencia teórica en dicho artículo termina pidiendo a la población, en tono amable, tener paciencia con tales medidas para permitir al gobierno mostrar los efectos positivos de tal medida para la economía en su conjunto. Mientras el autor se muestra preocupado por las "mentiritas", o sea los subsidios a los más pobres, hace abstracción de los subsidios que el Estado otorga a las empresas petroleras vía compensaciones a sus costos de producción o, a una las medidas más recientes que aplicará el gobierno: El "hospital de empresas", que es un subsidio encubierto para reflotar a empresas privadas fracasadas a través de mecanismos de ayuda al sistema financiero. Nuevamente, cuando se trata de los sectores populares se usa el término "subsidio" peyorativamente, y cuando se trata de empresas "privadas" y más si son transnacionales, los subsidios, por una suerte de magia del lenguaje, se transforman sutilmente en "compensaciones", "hospitales" u otros ingeniosos términos para encubrir que el Estado ayuda de acuerdo a los intereses de clase que defiende y que no son los del pueblo precisamente.

Si para los economistas liberales los subsidios son "mentiritas" ineficaces para hacer justicia social, y probablemente sea así, en tanto los subsidios son ayudas, que son más generosas con quienes más tienen. Sería bueno preguntarse entonces, ¿Dónde están las mentiras? O sea, si los subsidios son pequeños engaños ¿Dónde radica la mentira, el gran engaño? Es casi seguro que la respuesta hay que buscarla en las recomendaciones del BM.

En estos días se le han dedicado numerosos artículos y análisis a los sucesos de Febrero del pasado año. No es casual, los sucesos de Febrero del 2003 pasaran a la historia como un hecho fundacional, en la medida que marcó uno de los más estrepitosos y trágicos fracasos del FMI y el BM. El dogmatismo ciego con el que el gobierno dócil de Sánchez de Losada quiso aplicar las "recomendaciones" del BM con el famoso "impuestazo", que pretendía que sean los asalariados quienes carguen con los costos del ajuste fiscal, motivo al pueblo y a la policía a rebelarse con el saldo que todos conocen.

No siempre se subraya con suficiente claridad que el BM y el FMI son corresponsables de ese fracaso y sus criminales consecuencias, sobre el cual hasta ahora no hay una autocrítica sincera y profunda. Así, sin saldo de inventario a solo un año del palmario fracaso de sus recomendaciones, con la arrogancia propia de funcionarios imperiales, vuelven con renovados bríos a reincidir con imposiciones, edulcoradas con un discurso acerca de la desigualdad. Una ves más, la pura teoría, aparentemente neutral, fríamente técnica, no se compadece de la realidad. "Recomiendan", siempre recomiendan, eliminar subsidios: A los productos derivados de hidrocarburos, a nuestros jubilados, a las universidades. Todo con una sola finalidad: Ajuste estructural. El ajuste, es el altar al que se ofrendan los muertos producto de la violencia del sistema, vía represión o la cotidianidad de las muertes silenciosas de los niños.

Allí donde Meza pretende lograr la estabilidad de su gobierno, obedeciendo, como su antecesor, las imposiciones -ese es el nombre verdadero de las " recomendaciones"- del BM, se gesta el renovado descontento popular.

Si Meza, el FMI y el BM se empeñan en acabar con las "mentiritas" de los subsidios para desgracia de los desfavorecidos de la sociedad ¿No será mejor y hora de acabar con las mentiras históricas de estos instrumentos del capital transnacional? Si, hacer honor al título de su informe, una ruptura histórica, con esa historia de mentiras y fracasos. Esas, que en el caso boliviano, a título de "recomendaciones" provocaron las privatizaciones, la entrega del gas y el petróleo a beneficio de empresas transnacionales y que lejos de atenuar las desigualdades sociales las han profundizado al extremo que hoy no pueden menos que mencionarlo cínicamente.

Notas

1. Estos créditos de ajuste estructural se elaboran para un período de tres años y contiene formulaciones de política económica para un medianos plazo, además de las políticas de estabilización por reducción de la demanda agregada, así como la inflación por costos y el enfoque monetario de la balanza de pagos (Fernández, Roberto "FMI; Banco Mundial y Estado neocolonial" Ed. Plural, 2003)
2. Las medidas que el BM busca que el gobierno boliviano aplique, están contenidas en el documento denominado "Estrategia de asistencia al país", donde se explícita los montos de la ayuda, cronogramas y condicionamientos para tal ayuda. Aquí solo hacemos referencia a uno de los aspectos de este tipo de políticas.