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Latinoamérica

Hugo Chávez en Madrid: la revolución p´alante


J.M. Álvarez
Cádiz Rebelde

He tenido la fortuna de coincidir en Madrid con la visita del presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez. El recibimiento que le dispensaron en Atocha numerosos simpatizantes del proceso que se vive en Venezuela estuvo lleno de calor popular. Pude observar cómo los oficiales y jefes militares del séquito presidencial daban muestras de agradecimiento y, al igual que él, estrechaban las manos amigas de quienes les aclamaban en medio de gritos que decían "Ejército del pueblo", lo que confirma que la Revolución Bolivariana podrá ser pacifica pero no está desarmada.
Como era de esperar, esas muestras de solidaridad sentaron muy mal en los medios de desinformación. Una cadena de televisión se afanó en la tarea de repetir los rostros de los amigos que le seguían por todas partes con el objeto de demostrar que realmente eran muy pocos, pero silenció la asistencia de más de mil personas (muchas otras tuvieron que quedarse en la calle por falta de aforo) al acto popular, que contó con la presencia de Chávez, celebrado en el edificio de CCOO y al cual asistí. No he visto una sola imagen de ese acto en ningún medio nacional porque la supuesta libertad de expresión que "disfrutamos" nada tiene que ver con la libertad de información. Si, en lugar de esforzarse por contar el número de seguidores chavistas, hicieran lo propio con el grupito de oligarcas que quitan y ponen presidentes en el Régimen Borbónico, seguro que les sobraban los dedos de una mano. Por ironías del destino la actividad se llevó a cabo en el salón principal del sindicato vertical que a instancias del capo Fidalgo calificó de "democrática" a la central sindical venezolana CTV, cloaca de golpistas y corruptos.

Por su parte, Federico Jiménez Losantos mostró su maestría y experiencia en insultos racistas y xenófobos dirigidos contra el comandante y sus seguidores a quienes llamó "gorila" y "gorilillas" respectivamente. Pero no quedó ahí la cosa ya que, incluso, llegó a desearle la muerte desde su programa de la COPE al apuntar la posibilidad de envenenarlo (el típico crimen del cobarde). Federico hace tiempo que tomó partido por el Imperio y su estrategia, plena de torturas y genocidios, para regar por el mundo la democracia de la bota de hierro. Si este palmero del crimen mundial organizado tuviera algún día un percance en su pierna sana pasaría de diablillo cojuelo propagandista de asesinos paranoicos tipo Bush, a predicador postrado en un asiento -no tendría otro remedio- en el interior de un vehículo Papa-móvil, con birrete y tonsura incluidas, exaltando las virtudes y valores de la Iglesia Católica. Unas virtudes y valores tan humanos que permiten que se lancen al aire ideas de cómo eliminar físicamente a un semejante en una cadena radial propiedad de la Iglesia que dice ser la de los "pobres y los humildes".
Chávez ha conseguido hacerme revivir las mismas sensaciones que tuve cuando conocí la Revolución cubana y a Fidel. Sabe lo que tiene que hacer y decir. Serio u ocurrente, político de altura o improvisado recitador de versos de García Lorca, siempre encuentra el momento para hacer un chiste que relaje las pasiones. Conocedor de los problemas que afrontan los trabajadores de Astilleros ofreció su solidaridad y ayuda en forma de carga de trabajo en una información que compartió en primicia con los que considera su gente: los trabajadores, intelectuales antifascistas y organizaciones juveniles obreras allí reunidos. Chávez tiene un discurso internacionalista y se define como radical porque no reniega de sus raíces ni de su cultura. Antiimperialista hasta la médula, envió un recado a Condolezza Rice -quien hace unos días manifestó que Venezuela era un problema para EEUU- al responderle que Venezuela no sería un problema para el Imperio sino millones de problemas si decide meter sus garras allí.
La Revolución bolivariana se encamina hacia el socialismo aunque tiene en cuenta los tiempos y las circunstancias geopolíticas del mundo actual. Quizás pueda ser derribada mediante la fuerza bruta, pero solo conseguirían alargar un proceso universal irreversible. En cualquier lugar surgirá otra Revolución que nos ilusione porque la humanidad ha decidido oponerse con todas sus fuerzas al fascismo occidental y a sus planes de expansión neoliberal por mucho que rabien Federico y los demás lacayos del imperialismo nazi.
Y a quienes utilizan el odio irracional para esconder su cobardía y son tan ignorantes que desconocen su propia ignorancia, les repetimos lo que se ha oído tantas veces estos días en Madrid: "la revolución p´alante, y a quien no le guste que se joda o que se aguante".