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Policía baleó a siete jóvenes y provocó la rebelión en Malvín Norte
La República
Un muerto, dos heridos graves y otros seis heridos de menor entidad fue el saldo dejado por la orgía de muerte provocada por un policía en el complejo habitacional Euskal Erría 70, en Malvín Norte. En una escena que bien podría pertenecer a la ciudad de Los Angeles cuando una década atrás se registraban habituales situaciones de violencia policial, fundamentalmente contra negros pobres y latinos, la confusión le dejó lugar a un sentimiento de bronca contenida.
También se podría trazar un paralelismo -salvando las distancias-con el Bronx de la gran manzana, cuando antes de la llegada de Rudy Giuliani era una verdadera zona de guerra entre pobres y uniformados violentos.
La mecha que encendió la tibia noche primaveral fue la brutal reacción de un efectivo policial de 31 años que cumplía el servicio 222, baleando con asombrosa gratuidad a un grupo de siete adolescentes que se encontraban festejando un cumpleaños en una plazoleta del complejo. Los encaró, hizo que se acostaran boca a bajo y comenzó a dispararles. Uno de los chicos que consiguió escapar, fue alcanzado por un disparo en la nuca.
El descontrol y el caos que surgieron de la bronca de los vecinos se amplificó por la aparición de a una turba oportunista que llegó desde el asentamiento ubicado en las cercanías de la Facultad de Ciencias y que se dedicó a saquear comercios y robar a los vecinos. El barrio se convirtió en "una zona de nadie" al menos por dos horas, debido a la tardanza en la llegada de la Policía.
Algunos vecinos aseveraron a LA REPUBLICA que cuando llamaban a la comisaría 15, no los atendían. "Al rato nos atendieron y nos hablaban de muy malas maneras", dijo Carlos, recordando que las emergencia móviles solicitadas tampoco llegaron a tiempo.
La escena después de la tormenta mostraba ayer en la mañana montones de neumáticos quemados y restos de lo que fueron las garitas policiales, reducidas a una negra mancha de plástico sobre el pavimento.
El árbol de la muerte Santiago de 18 años y único hijo, cayó muerto al pie de un viejo árbol a la entrada del populoso complejo habitacional. Al pie del mismo, algunas leyendas que fueron colocadas por amigos de las víctimas hablan de los deseos de justicia. Gotas de sangre aparecen salpicando los alrededores, como prueba de que lo que se vivió en el barrio fue real, demasiado real.
Una de las víctimas fue Sebastián Chapuy, un joven de 18 años y tuvo la "suerte" de que sólo fuera alcanzado en un brazo. El chico relató que "estábamos cantando canciones del fútbol cuando se nos acercó el milico y nos dijo que nos mataría, pero se fue y no le dimos mucha bola. Al rato vino, sacó el arma, mi amigo Santiago (a la postre fallecido) le dijo: si cargaste, tirá. Y empezó a disparar. No se puede creer".
Lo cierto es que se pudo constatar por medio de varios vecinos que el uniformado, de cuyo equilibrio mental cabe desconfiar, solía verse ebrio o fumando porros patoteando a los transeúntes, razón por la cual ya había sido denunciado, aunque su legajo no presenta ninguna anormalidad de corte sicológico, se asegura desde el Ministerio del Interior.
Borrelli pide perdón por "enajenado mental" Por su parte, el ministro del Interior, doctor Daniel Borrelli -cuya figura fue duramente cuestionada por los vecinos- pidió perdón y explicó que el incidente habría que dividirlo en tres partes. En primer lugar se refirió a la barbarie cometida por el policía. También comentó la reacción violenta de los vecinos ante los representantes de la ley y las ambulancias cuando se hicieron presentes en el lugar con importante retraso y el último punto a criterio del ministro fue "la avanzada marginal".
Para el secretario de Estado "esa gente llegó con intenciones de robo y saqueo. Fueron más de cincuenta personas que se quisieron aprovechar de la situación", dijo y además admitió que la Policía "llegó una hora más tarde".Eso será objeto de estudio por parte del Ministerio, a los efectos de conocer las causas por las cuales "no se actuó con rapidez y eficacia".
El doctor Daniel Borrelli reiteró que "gente marginal" invadió el complejo y cortó el tránsito a la altura de la calle Hipólito Yrigoyen, lo que habría "dificultado el ingreso de los grupos de choque".
Borrelli se disculpó ante la población por el hecho y sostuvo que "queremos dar las condolencias a los familiares de la víctima y a la sociedad toda", pero enfatizó que "un policía es un ser humano y por lo tanto su actitud sólo se puede explicar por medio de una especie de enajenación mental, en tanto efectúa disparos a personas desarmadas".