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Latinoamérica

Los desafíos de la nueva minoría

Marcelo Pereira
Brecha

Mientras el país ingresa en lo inédito y mucha gente se abraza todavía por la calle, los partidos empiezan a tomar posiciones en el nuevo juego, cuyas reglas aún están por definirse.

Hay dos maneras, por lo menos, de mirar el resultado del domingo 31. Una tiene en cuenta las "familias ideológicas", o por lo menos la polarización y las alianzas de las últimas décadas, ve básicamente dos grandes bloques, con la lógica reciente del balotaje, y percibe que la Nueva Mayoría superó a sus adversarios por una pequeña ventaja. Otra mantiene la percepción de tres fuerzas principales con identidades distintas, y aplica la lógica de la representación parlamentaria en primera vuelta, para concluir que hay una izquierda muy distanciada de varios rivales.*

Ambas visiones reflejan una parte de la realidad, pero a los efectos de la vida política venidera, uno de los grandes nuevos problemas de blancos y colorados es que difícilmente se instale un clima de permanente balotaje, debido a por lo menos cinco motivos que es posible ver sin mucho esfuerzo.

1. El "país dividido en mitades" es ante todo una construcción ideológica, y no se corresponde con una contradicción social. En realidad, y por razones históricas muy arraigadas, los partidos llamados tradicionales parecen claveles del aire si se los compara con la densa trama de vínculos entre la izquierda política y los movimientos sociales.

Es cierto que blancos y colorados han mantenido raíces en algunos tipos de matriz social no movilizada, y fuertes relaciones con sectores empresariales (incluyendo los propietarios de grandes medios de comunicación) y de las fuerzas de seguridad, pero también hay que tener en cuenta que buena parte de sus bases han sido socavadas por la crisis o simplemente por la modernización, y que hay vocacionales del alineamiento con el poder, a los que poco importa quién lo ejerza.

2. Para que se mantenga un clima de polarización en grandes bloques, ayudaría mucho que cada uno tuviera su jefe, o por lo menos una especie de conducción colectiva. Ese requisito se cumple entre quienes ganaron, pero no entre quienes perdieron.

El Partido Colorado y el Partido Nacional no sólo están lejos de la coordinación, sino que tienen fuertes contradicciones internas, mientras las fracciones mayores de la izquierda están quizá más cerca que nunca en materia de propuestas, y el hecho de que ninguna de ellas haya llegado siquiera a un tercio del total de votos fortalece la posición de Tabaré Vázquez.

3. Durante muchos años, desde la salida de la dictadura, los partidos llamados tradicionales, y muy especialmente el Colorado, han construido una doctrina que descalifica las actitudes y la propia función opositoras ("no a todo", "la máquina de impedir", etcétera) y ensalza la cooperación con el gobierno. Como suele decirse, un bumerán.

4. Desde el retorno a la democracia en 1985, colorados y blancos han sido responsables de un "vaciamiento" del Parlamento, entre cuyos signos más notorios están los acuerdos previos al debate en las cámaras, seguidos por votaciones "a tapa cerrada", y la devaluación de los llamados a sala. Ese fenómeno, a tono con fortalecimientos de los poderes ejecutivos en muchos otros países, contribuyó sin duda a que la imagen y el prestigio del Poder Legislativo cayeran en picada. Otro bumerán, porque es uno de los pocos escenarios en que los dos partidos desplazados del gobierno pueden tratar de recuperar prestigio.

5. La aparente fluidez con que un electorado antifrentista se desplaza entre blancos y colorados, según cuáles le parezcan que están en mejores condiciones de enfrentar a la izquierda, no sólo lleva a la prudencia ante presuntas desapariciones de uno u otro partido tradicional, sino también a presumir que esas personas podrían apoyar a una fuerza política nueva, si pensaran que tiene más chance contra la Nueva Mayoría. La importante volatilidad de estos votos complica aun más la perspectiva de que se consolide un bloque opositor.

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS.

En ese marco, los primeros movimientos políticos de blancos y colorados muestran con suma claridad que esta derrota los dispersa mucho más de lo que los une.

No habían pasado 24 horas desde que Jorge Larrañaga reconociera el triunfo de Vázquez, y desde Correntada Wilsonista, el sector conducido por el senador Francisco Gallinal, la diputada Beatriz Argimón ya había anunciado que, terminada la campaña, "cada sector tendrá su protagonismo y su liderazgo". Pero ese hecho -previsible y previsto por lo menos desde que Gallinal decidió presentar una lista propia al Senado, separada de la de Alianza Nacional que encabezó Larrañaga- fue una nimiedad al lado de la actitud del diputado Julio Lara, quinto senador electo por la 2004 de Larrañaga, quien probablemente haya batido un récord al anunciar el mismo lunes 1, o sea 107 días antes de asumir el 15 de febrero, que formaría su propio sector (en usufructo de la banca senaturial, por supuesto) y que consideraba conveniente que el Partido Nacional ocupara uno o más ministerios en el gobierno de Vázquez.

El ex candidato a vicepresidente Sergio Abreu opinó el mismo día que no debía darse importancia a "pequeñas cosas" como la actitud de Lara, pero por cierto no había demasiado derecho al asombro, ya que el flamante senador electo ha abandonado más de un sector en los últimos años, desde el Herrerismo hasta el antiherrerismo. Pero lo más curioso es que el diario El País del jueves informó que en realidad todo había sido un malentendido, ya que Lara, que según dirigentes de Alianza Nacional "a veces se marea en las declaraciones", se proponía formar un sector propio, pero dentro de ese movimiento. Llama mucho la atención que haya llevado dos días aclarar el asunto.

En la misma noche del domingo, el senador herrerista Luis Alberto Heber exhibió una tesitura bastante agresiva hacia la izquierda, al comentar con intención irónica que la eventual colaboración de su sector dependerá de "qué Frente gobierne", ya que en su opinión "hay varios", y tanto pueden aplicarse las ideas de Danilo Astori como las de José Mujica. En el Herrerismo no está claro aún qué pasará con Luis Alberto Lacalle, que probablemente vaya por la revancha, con el handicap de que el sector terminó sacando más votos el domingo sin su líder que en las internas con él.

El martes 2, Gallinal sostuvo que no había que ocupar ministerios, y que "después de 15 años de gobiernos de entendimiento, a través de diferentes variantes de gobernabilidad, al Partido Nacional le vendría muy bien un pasaje por el llano y demostrar cómo se construye una oposición seria y responsable".

Al día siguiente, Larrañaga anunció sin dar fundamentos que no habrá ministros de su partido en el gabinete. El ex candidato señaló que el asunto será resuelto por el Honorable Directorio blanco, en el que su sector tiene mayoría.

Como se ve, hay posiciones para todos los gustos, y prima la de quienes arguyen, como Heber, que "no es necesario" integrar el gabinete (al que, en realidad, los blancos no han sido invitados) ni acordar ningún nivel de cooperación estable con el Frente (que tampoco se les ha propuesto), dado que la izquierda contará con mayoría propia en ambas cámaras. Como quien dice, que hagan lo que quieran y paguen todo el precio si se equivocan. Pero eso también implica que cobren con creces si aciertan…

De todos modos, ningún dirigente se opuso -faltaba más- a integrar los directorios de entes autónomos y servicios descentralizados, en los que la izquierda sí se propone designar a representantes de colorados y blancos (sólo del Partido Nacional en los de tres miembros, y de ambos partidos tradicionales en los de cinco), haciendo honor a su demanda de cumplir en ellos funciones de contralor cuando era oposición.

Cabe destacar que al parecer Vázquez se propone integrar en las primeras semanas de su gobierno esos directorios, contra la pícara costumbre de hacerlo con cuentagotas, a lo largo del primer año, para asegurarse de que se cumplan contrapartidas de apoyo parlamentario a leyes clave, incluyendo la de presupuesto. Son lujos que se puede dar.

PEDAGOGOS FALLIDOS.

En el Partido Colorado, Jorge Batlle organiza la transición con una sonrisa en los labios, pese a que su gobierno quedará asociado con una crisis espantosa y una sensación nacional de bochorno por las actitudes presidenciales, dos de los factores que condujeron al peor revolcón en la historia colorada y al triunfo de la izquierda. Pero el presidente de la República tiene el consuelo de haber cocinado a las brasas a Sanguinetti, mediante un sublema que le da a la 15 dos de los tres senadores colorados (el propio Batlle y Juan Justo Amaro), gracias a los votos por Alberto Iglesias y Ope Pasquet, pese a que la lista del Foro Batllista, encabezada por Sanguinetti, fue holgadamente la más votada del lema. El lunes 1, entrevistado por Emiliano Cotelo en En Perspectiva, de radio El Espectador, el líder forista atribuyó responsabilidades de la derrota a las causas más variadas (incluyendo falta de "capacidad pedagógica"), con excepción de sus propias orientaciones, y deploró que en virtud del mencionado sublema "quede fuera (del Senado) el vicepresidente Hierro, una figura tan importante dentro del partido y del país".**

En general, y pese a razonables pronósticos en función de antecedentes lejanos y cercanos, el Foro se ha cuidado de adoptar actitudes de hostilidad precoz ante la izquierda, y Sanguinetti insiste, después de un par de semanas de salvajismo antitupamaro, en que se propone realizar una oposición constructiva y respetuosa.

Ese ánimo conciliador no contagió al periodista y ex senador Manuel Flores Silva (Corriente Batllista Independiente) ni al diputado Ruben Díaz (Unión Colorada y Batllista), quienes pidieron esta semana, sin éxito, la renuncia de Sanguinetti a la secretaría general del Partido Colorado, porque -a diferencia del interesado- piensan que fue principal responsable, junto con Batlle, del desastre electoral.

El jueves 4, Búsqueda anunció, con base en "fuentes cercanas al actual secretario general del Partido Colorado", que éste considera "inevitable" alejarse en forma gradual de la política partidaria y dejar ese cargo en menos de un año, pero que no lo hará "en medio de una situación de 'revancha' y de 'cobro de cuentas'", porque es "un peleador político por naturaleza".

Dos días después, el asesor presidencial Carlos Ramela planteó en el mismo programa de El Espectador una visión más autocrítica que Sanguinetti, al señalar entre las causas del revés "una pérdida de empatía con el ciudadano y el votante", de las que derivó "una pérdida de credibilidad"; y la ausencia de "una oferta electoral que demostrara una fuerte renovación", ya que "las principales listas terminan estando encabezadas por dirigentes políticos (Batlle y Sanguinetti) con una gran trayectoria, con su reconocimiento, con estadistas, con hombres que tienen para aportar en distintos campos de la política, pero que evidentemente dan una sensación de una vida ya cumplida en la política, de muchos logros, muchos merecimientos, pero creo que si algo reclama la gente, alguna de toda la vida, es renovación, que aparezcan caras nuevas, que aparezca gente joven. Que si hay una sensación crítica del sistema político, empiecen a aparecer personas nuevas que puedan refrescar ese clima".

"Sanguinetti, Batlle, Amaro -concluyó- en el mediano o corto plazo tendrán que pasar a una función como la que les corresponde como grandes personas dentro del partido, referentes, ejemplos, hombres que todavía pueden dar mucho. Pero que la tarea de conducción diaria y permanente, de salir a recorrer el país y capturar el nuevo voto tiene que hacerla la nueva generación, para mí es absolutamente indiscutible."

Blancos y colorados saben que deberán extremar esfuerzos y tener suerte para contar con alguna posibilidad de volver al gobierno en 2009. Es probable que el embeleso de la mayoría de los ciudadanos con el triunfo frenteamplista persista durante un período bastante prolongado, y en ese marco, que tendrá lo suyo de contagioso, salir a cara de perro contra Vázquez puede ser muy contraproducente.

Tampoco parece que se vaya a producir una "tregua de 30 meses" como la que planteó Larrañaga en el tramo final de la campaña, durante una charla en la Asociación de Dirigentes de Marketing. Quizá los colorados y blancos más inteligentes apuesten a la crítica selectiva, con esperanzas de que el próximo gobierno cometa errores aprovechables, y de que su principal frente de conflicto sea interno. Por ejemplo, con dirigentes sindicales izquierdistas de los sectores llamados "radicales", que por haber quedado fuera del Parlamento pueden sentirse especialmente impelidos a "marcar presencia" en otros escenarios, y aun menos comprometidos que de costumbre con la "cultura de gobierno" que se pondrá a prueba.

Sin embargo, esperar que el adversario se desgaste es poca estrategia para levantar cabeza. El diario El Observador sostuvo en su editorial del martes 2 que "la alternancia (en el gobierno), esa condición de las democracias maduras, se instaló por fin en Uruguay", pero mientras no aparezcan nuevos puntos de referencia y anclajes sociales, lo ocurrido se parecerá más a un cambio por tiempo indeterminado.


* Y muy especialmente de los colorados, ya que sacó, grosso modo, cinco veces más votos que ellos.

** Al comienzo de esa entrevista, Sanguinetti pareció confirmar en forma involuntaria la opinión de quienes lo consideran anacrónico, al comentar: "Yo diría que en el siglo XX ha sido la elección peor" (del Partido Colorado). Hay que avisarle que ya estamos en el XXI.

Antes que seja tarde demais
César Benjamin
Revista Reportagem
O governo Lula é prisioneiro de impasses profundos, dos quais não se libertará. Suas ações e omissões têm agravado, em curto período de tempo, todos os nossos dilemas. Caminha para um fracasso de grandes dimensões.

Há uma tragédia em curso no Brasil, e ela, por enquanto, nos confunde e nos paralisa. Pois a política – o nosso instrumento da mudança – foi despolitizada, reduzida a doses cavalares de marketing e a um conjunto de pequenos arranjos, muitos dos quais bastante suspeitos, tudo a serviço da conquista e da preservação de posições de poder. Nada mais há de libertário nela. Nenhum impulso de superação do que existe. Nenhuma ligação com fins e valores. Passada a eleição, discute-se agora se Marta ganhará a embaixada em Paris, quem "se cacifou" para a próxima disputa, qual dos gaúchos vai perder vaga no ministério, como encontrar cargos suficientes para acomodar tanta gente e coisas assim tão transcendentais, enquanto Lula diz platitudes, passeia com sua cadela, vai ao cineminha do palácio e aguarda a chegada do novo avião. Na economia, tudo vai bem, pois os bancos e o agronegócio vão bem. O povo tenta sobreviver.

Precisaremos reinventar a política. Os partidos operários modernizaram a política européia ainda no século XIX. Ampliaram os limites das hesitantes democracias de então, forçando os conservadores a se adaptar. No Brasil, em pleno século XXI, o PT no poder rebaixou os ideais republicanos – já não digo socialistas – ao nível de um jogo circense que instrumentaliza a nossa democracia, igualmente hesitante, para apequená-la. A política confirma-se como um espaço de competição entre grupos de profissionais que, ao buscarem seus interesses, concorrendo entre si, acabam por construir uma situação de eterno equilíbrio flutuante, por meio da manipulação periódica dos desejos de eleitores-consumidores. É, como se vê, uma variante do mercado. Não há mais projetos de sociedade em disputa. Não há espaços para que o povo apareça como protagonista e reivindique para si a construção de seu próprio futuro. Discute-se, no máximo, quem administra melhor o que aí está.

Nesse contexto, os políticos – os do PT e os outros – esforçam-se por adaptar-se ao que a sociedade é, ou parece ser, conforme lhes informam as onipresentes e minuciosas pesquisas de opinião. Não aceitam correr o risco de pensar no que ela não é, nem parece ser, mas pode vir a ser. São incapazes de despertar qualidades novas que estejam latentes. E ficam iguais. O futuro que resulta do somatório dessas ações da pequena política, dessas sucessivas operações de curto prazo, tendo sempre em vista a próxima eleição, esse futuro – o único admitido pelo jogo institucional atual – é apenas o prolongamento do presente. Não contém o caráter novo de um verdadeiro futuro. Consolida-se assim, pois agora sem oposição, o status quo que tem origem na contra-reforma conservadora da década de 1990. Os porta-vozes da burguesia exultam diante de tanta maturidade.

Tivemos, ao longo da história, muitos tipos de esquerda. Pela primeira vez, temos agora uma esquerda de negócios. Pois, tendo destruído a militância, o que Lula e o PT necessitam cada vez mais – mídia e dinheiro – só a classe dominante pode lhes dar. Pela palavra de suas principais lideranças e pela sua prática, o PT já não esconde sua condição de partido tradicional, integrado política e moralmente à ordem em vigor. Entre perdas e ganhos, firmou posições no espectro da política institucional, cada vez mais divorciada do país real, mas não mais poderá ser o eixo de gravitação de uma proposta transformadora, mesmo reformista, que pretenda ser séria.

Estamos assistindo, pois, ao fim de um ciclo na existência da esquerda brasileira, com o colapso político e moral de sua força hegemônica. Este ciclo acabou porque: (a) a interpretação que o PT tem sobre a crise do nosso país – que seria superada com uma retomada do crescimento econômico – está fundamentalmente errada; (b) o programa liberal e conservador do governo Lula, ao fortalecer as forças do capital contra as forças do trabalho, agrava a velha crise, em vez de abrir um período novo; (c) o tipo de prática que o PT propõe aos seus filiados – integrar-se cada vez mais às instituições do Estado, construindo carreiras políticas individuais – perpetua e aprofunda o impasse da esquerda; (d) a relação do PT com o povo – desmobilizadora e mistificadora – já permite classificá-lo como um partido conservador; (e) permeado por interesses menores de todo tipo, ele não é mais capaz de reformar-se e abandonar esse caminho falso.

Engana-se quem ainda espera que da cartola de Lula surja algo novo. O neoliberalismo do seu governo não é uma política. É uma ideologia. Como todas as outras, não deixa porta de saída. Só produz mais do mesmo, e esse mesmo é pura mesmice. É preciso compreender bem esse ponto, para que não haja ilusões. No imaginário neoliberal, o mercado é o espaço de interação de incontáveis agentes, sem que nenhum deles possa, sozinho ou em grupo, controlar os processos de troca a ponto de impor os seus próprios fins aos demais. Ao governo, nessa visão, cabe cuidar apenas de preservar certas condições macroeconômicas que permitam o mercado operar. Fora do âmbito da empresa individual, essa escola de pensamento é hostil a qualquer idéia de metas, pois a busca de metas democraticamente definidas exige uma intervenção consciente nos processos econômicos e sociais, em nome de um futuro pensado, desejado, imaginado, concertado, e não produzido por aquela cega interação mercantil.

Quando se apresentam como representantes do futuro, os neoliberais nos vendem uma mercadoria que não podem entregar, pois eles mesmos não têm meios de saber a qual futuro se referem. A alocação dos recursos será ótima – eles dizem – se for produzida pelo livre mercado, simplesmente porque o livre mercado produz uma alocação qualquer, desconhecida, considerada ótima por critérios internos à própria teoria que o glorifica. Se essa alocação ótima produzirá bem-estar, não se sabe. Isso, aliás, não tem a menor importância.

Ora, se permanece indefinida a imagem do futuro que se deseja atingir, inexistem pontos de referência que permitam uma avaliação rigorosa dos processos reais. Diante de qualquer dificuldade, o pensamento neoliberal consegue acionar uma saída de emergência com a incessante repetição de que é preciso esperar mais e insistir mais, dobrando a aposta quando necessário, pois – eis aí o verdadeiro problema – "o modelo ainda não foi completamente implantado". Há anos ouvimos isso, aqui e alhures, e não sem razões. Pois, sendo o livre mercado apenas um tipo ideal, incapaz de organizar efetivamente o conjunto da vida social, então, por definição, a implantação do modelo neoliberal está sempre incompleta. Cria-se um discurso que, como os demais discursos ideológicos, externaliza suas dificuldades. Não depende do confronto com uma realidade que lhe seja exterior, já que abriga em si condições suficientes para legitimar-se em qualquer circunstância. Os fracassos o fortalecem, pois ele sempre conta com uma poderosa fuga para a frente: "Isso e aquilo estão atrapalhando o mercado." O argumento pode ser repetido ad infinitum, pois sempre haverá instituições e práticas, formais ou informais, que "atrapalham" o mercado. Como a vida das pessoas não pode ser reduzida a operações de compra e venda, qualquer sociedade organizada transcende muito o mercado, qualquer uma contém, e reproduz, e recria, inúmeras instâncias não mercantis. Elas sempre serão as culpadas.

As deficiências do projeto neoliberal conduzem seus defensores à inevitável conclusão de que é preciso aprofundar esse mesmo projeto. A incapacidade de realizar-se é, simultaneamente, uma fraqueza do modelo, no plano da realidade, e uma fonte de seu vigor, no plano de ideologia. Mantém-se em ação um moto-perpétuo típico dos pensamentos dogmáticos que não reconhecem nenhuma autoridade fora de si. É isso o que explica a agenda anunciada pelo governo Lula para o próximo ano, em retilínea continuidade com o que já foi feito: reforma das leis trabalhistas, autonomia legal para o Banco Central, negociações para a Alca... Falta tanta coisa a fazer – sempre faltará! –, até que o mercado possa, enfim, nos redimir. Já se foram dois anos, de quatro, do mandato popular...

É o caminho sem volta que o governo Lula trilha alegremente, com uma radicalidade típica de cristão-novo, recém-convertido. Está brincando com fogo. Todos pressentem que a desigualdade social e a dependência externa vêm se tornando dramáticas, colocando em risco a nossa existência como sociedade organizada e nação soberana. Ninguém se iluda: apesar de tanta "maturidade" na política institucional, a sociedade brasileira está longe de ter encontrado um equilíbrio estável. Essas multidões concentradas em grandes cidades, com acesso à informação e sem alternativas dentro do sistema atual são – em tamanha escala – um fenômeno novo em nossa história. É cedo para dizer como vão comportar-se quando perceberem que foram traídas de novo. Considerada em perspectiva histórica, a Revolução Brasileira amadureceu, embora as condições políticas para realizá-la não tenham sido construídas.
Quando o velho já morreu e o novo não nasceu, é tempo de muita incerteza. Como força transformadora, o PT já deixou de existir (a brava Luizianne é a exceção dessa regra). Nossa tarefa, agora e por muito tempo, é refundar a esquerda para refundar o Brasil. Antes que seja tarde demais.

3 de novembro de 2004
* César Benjamin é autor de A opção brasileira (Contraponto, 1998, nona edição) e Bom combate (Contraponto, 2004). Integra o Movimento Consulta Popular.

Iraq, Balance de la resistenciaOctubre: Faluya y el frente del Eúfrates
Carlos Varea
Rebelión
Hasta 10.000 efectivos estadounidenses, según Reuters, se preparan para asaltar Faluya, martirizada desde hace semanas con bombardeos aéreos y terrestres, el más duro de ellos el llevado a cabo el día domingo 6 de noviembre, en el que fue destruido completamente el hospital Nazzal en un ataque en el que aviones de EEUU lanzaron bombas de más de dos toneladas. Según The Washington Post, en la madrugada del domingo, 7 al lunes, 8 de noviembre se habrían incrementado los combates terrestres en la periferia; el principal hospital de la ciudad, al otro lado del Eúfrates, habría ya caído en manos estadounidenses. Pos su parte, el designado por los ocupantes primer ministro iraquí, Iyad Allawi, ha decretado en todo el país y por dos meses la Ley Marcial.
Recurriendo a una expresión similar a la nuestra de "Cazar moscas a cañonazos", Gazi al-Yauar, el designado presidente de Iraq, mostraba recientemente su discrepancia ante los preparativos de toma militar de esta ciudad. Ciertamente, la lógica de reocupar por la fuerza Faluya y otras ciudades bajo control insurgente agudiza el error estratégico de la propia invasión de Iraq: no querer comprender que una guerrilla no puede ser derrotada recurriendo a una guerra total convencional cuyas víctimas son mayoritariamente civiles, imaginar poder recuperar el control efectivo sobre el territorio, la población y los recursos de Iraq cuando se cuenta ya con la hostilidad mayoritaria de los iraquíes, como bien reconocen los soldados estadounidenses: "Esto es Vietnam. Desconozco por qué estamos aquí luchando. Combatimos para sobrevivir. Los iraquíes no nos quieren aquí", declaraba el 24 de octubre un soldado de San Diego a The New York Times.
‘Campaign Strategy’
El pasado verano el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU —CSN, una instancia integrada por militares y civiles— elaboraba un "plan global político, militar y económico" de intervención en Iraq titulado US National Strategy for Supporting Iraq. Según The International Herald Tribune de 9 de octubre, esta guía secreta de recuperación del control de Iraq tiene por prioridades "[...] neutralizar la insurgencia, garantizar legítimas elecciones, crear empleos y proveer servicios básicos [a la población iraquí], establecer los cimientos de una economía sólida, desarrollar un buen gobierno y el imperio de la Ley, e incrementar el apoyo internacional a [este] esfuerzo". Su primer punto, el componente militar del plan, se describe en otro documento separado, también clasificado, denominado Campaign Strategy, elaborado al parecer por el general Casey Jr., jefe de las fuerzas de ocupación de Iraq desde julio. Esencialmente en él se describe la necesidad de recuperar el control de entre 20 y 30 capitales de provincia y grandes ciudades del país antes de la celebración de las elecciones previstas para enero de 2005. Estos feudos —como se les denomina— de la resistencia trazan una retícula en el mapa de Iraq de grandes zonas del centro, centro-sur, norte y oeste del país fuera del control efectivo de los ocupantes.
Tras la reelección de George W. Bush, el plan aprobado por el CNS será implementado esencialmente en su faceta militar —la llave de las otras— en las próximas semanas. A fin de poder soportar el coste de la guerra en Iraq y una vez celebradas las elecciones presidenciales, el Congreso de EEUU aprobará la cantidad adicional de 70.000 millones de dólares previamente solicitada por Bush. Cuando se libre, EEUU habrá gastado 225.000 millones de dólares desde el inicio de la invasión de Iraq, según fuentes del Congreso de EEUU, 62.400 millones en lo que va de año (1). Según el informe publicado por las instituciones The Institute for Policy Studies y Foreign Policy in Focus, cada hogar estadounidense deberá desembolsar en impuestos en tres años una cantidad estimada en casi 3.500 dólares para que EEUU pueda afrontar los costes de la ocupación de Iraq (2).
El objetivo inmediato es el asalto definitivo a Faluya, una ciudad situada en la ruta entre Amán y Bagdad, inmediatamente al oeste de la capital, y que antes del asedio y los bombardeos sistemáticos a los que ha sido sometida por EEUU podría albergar entre 300.000 y 600.000 habitantes, buena parte de ellos ya huidos. La toma de esta ciudad ya emblemática podría prolongarse —según mando militares estadounidenses— hasta diciembre.
Tras el primer asedio por parte estadounidense de abril de 2004 y el fracaso de resolución del conflicto entre la población y los ocupantes que se ensayó con la denominada Brigada de Faluya —formalmente disuelta en el verano—, las negociaciones entre las autoridades locales de la ciudad y los interlocutores iraquíes designados por los estadounidenses han vuelto a fracasar ahora ante la imposibilidad de satisfacer la exigencia de los militares de entrega de al-Zarqawi (3), cuya grado de implicación efectiva en la actividad insurgente en Iraq (no ya su presencia en la ciudad) es ampliamente cuestionada por mandos militares, servicios de información y analistas (4).
Por ello, más que Samarra —supuestamente reocupada a comienzos de mes, como ahora comentaremos—, el antecedente de lo que ha de ocurrir en Faluya sea más apropiadamente Tal Afar, una ciudad de 150.000 habitantes próxima a la frontera con Siria y totalmente destruida por las fuerzas estadounidenses a comienzos de septiembre (5). La consideración que justificó el asalto definitivo de esta localidad del noroeste del país y de mayoría turcomana el pasado 9 de septiembre es similar a la de Faluya: según el Pentágono, Tal Afar servía como santuario de acogida a los voluntarios árabes y musulmanes que provenientes de Siria entraban ilegalmente en Iraq para unirse a la resistencia. De nada sirvió la negación de las autoridades locales a tal acusación. Las agresiones reiteradas de las fuerzas estadounidenses en los meses preliminares hicieron bascular paulatinamente a su población hacia la defensa armada de una ciudad que inicialmente no era hostil. Cabe recordar que las fuerzas de ocupación se ganaron a pulso también la hostilidad de los habitantes de Faluya al inicio de la ocupación, tras dar muerte a 13 manifestantes en abril de 2003. Tras la toma de Tal Afar no se encontró ningún extranjero entre los 180 vecinos muertos en los combates desarrollados con las fuerzas estadounidenses durante la toma de la ciudad, asalto precedido por un bombardeo de nueve horas.
Tomar Faluya
La campaña de recuperación de las ciudades en poder de los insurgentes comenzaba el 1 de octubre con el asalto a Samarra (de 200.000 habitantes y situada a 95 kilómetros al noroeste de la capital) por 3.000 soldados estadounidenses de la Primera División de Infantería, seguidos por 2.000 efectivos iraquíes —de los cuales al menos 300 habrían desertado. En junio, Samarra había sido recuperada por la resistencia inmediatamente tras la salida de las tropas estadounidenses. El día 3 de octubre el diario británico Independent y el estadounidense The Washington Post daban cuentan de esporádicos combates en la ciudad entre fuerzas de ocupación e insurgentes, cuyo número oscilaría entre 2.000 según la cadena de televisión CNN y de 500 a 1.000 según mandos militares de EEUU; la mayoría de ellos serían oficiales y soldados del disuelto Ejército iraquí (7). Como es norma, tras la toma de Samarra, francotiradores estadounidenses habrían procedido a controlar los movimientos en la ciudad disparando sobre civiles (8). El análisis de los datos de las víctimas de la reocupación de Samarra es muy significativo: nuevamente, la mayoría de los muertos son estrictamente civiles, muertes causadas por el recurso abusivo por parte del Pentágono al uso de fuego masivo —aéreo y terrestre— previo al asalto a las ciudades, un tema sobre el que más adelante volveremos. Sin embargo, a lo largo del mes de octubre se tornará en evidencia lo sospechado por los mandos militares estadounidenses: los insurgentes, siguiendo una ley básica de la guerra de guerrilleras, se habrán dispersado fuera de la ciudad, evitando una confrontación frontal con los asaltantes para reiniciar, pocas semanas después, el hostigamiento de las fuerzas de ocupación.
El intento de asalto final contra Faluya parece iniciarse tras el refuerzo de tropas estadounidenses en torno a la ciudad que el despliegue de efectivos británicos del regimiento escocés Black Watch al suroeste de Bagdad ha permitido, tres de cuyos miembros morían (y otros10 resultaban heridos) el día 14 en un ataque combinado de morteros y coche-bomba conducido por un suicida contra un check point.
A fin de aliviar la presión sobre Faluya, grupos de insurgentes procuraban abrir otros focos de batalla con los marines en la provincia de al-Anbar, lo que el mando militar estadounidense ha denominado un "segundo frente" al oeste de esta ciudad (10). Al tiempo, según el corresponsal de The Washington Post, "centenares de insurgentes llegan [hasta Faluya] desde otras ciudades para hacer frente a la largamente prevista ofensiva de las fuerzas de EEUU" (9). A lo largo del mes los combates han sido —y siguen siendo— muy intensos en torno a ar-Ramadi, la capital de la provincia de al-Anbar, situada al oeste de Faluya en la autovía hacia la frontera jordana, y donde los insurgentes se estarían reagrupando (6). Igualmente, la ciudad de Hit, situada al noroeste de ar-Ramadi, también sobre el Eúfrates y ya en la ruta hacia Siria, era rodeada el día 10 y finalmente tomada por los estadounidenses tras tres días de combate.
Hasta 3.000 marines llevan dos semanas procurando recuperar el control de las carreteras al oeste y norte de Bagdad, mientras que desde el día 15 se cierra y refuerza el cerco sobre Faluya por parte de marines y peshmergas kurdos, las únicas fuerzas fiables que combaten al lado estadounidense. La actividad insurgente en esta amplia franja central de Iraq centrada en el eje ar-Ramadi-Faluya-Bagdad explica los problemas de aprovisionamiento de sus bases que reconocen los mandos militares estadounidenses sobre el terreno, que ha forzado al Pentágono a lanzar desde el aire los suministros renunciando a su transporte por tierra (11).
Ya más al sur, según informaba la agencia France Press el día 6, EEUU estaba llevando a cabo operaciones militares para reocupar varias poblaciones al suroeste de la capital, en la provincia de Babil, en particular para recuperar el control del puente de Jurf al-Skhat, sobre Eúfrates, que sirve de corredor a los insurgentes entre el sur, la capital y las ciudades de la provincia de al-Anbar, Faluya y ar-Ramadi.
Dos bajas estadounidenses al día
En este escenario principal de combates a lo largo del Eúfrates, el número de bajas de las fuerzas de ocupación en octubre se ha estabilizado. El Pentágono ha reconocido la muerte en combate de 56 militares en Iraq, la mayoría de ellos marines desplegados en la provincia de al-Anbar; otros siete militares estadounidenses han muerto por causas no directamente relacionadas con la actividad insurgente, por accidentes o muerte natural. La media diaria de bajas en combate de EEUU en octubre ha sido de 1,9, algo inferior a la del mes anterior, que fue de 2,2 (12).
Particularmente mortífera fue para EEUU la jornada del 30 de octubre, con nueve marines muertos en tres ataques insurgentes en la provincia de al-Anbar, y las jornadas de mitad de mes del 11 al 14, con un total de 22 muertos en combate en un amplio arco territorial que demuestra la extensión de la actividad armada contra los ocupantes: en la provincia de al-Anbar y en su capital, Ar-Ramadi, además de en torno a la asediada Faluya; en todo el área de Bagdad; en Mosul, al norte del país; o en la provincia de Babilonia, al sur de la capital. El viernes, 15 morían otros tres marines en las proximidades de al-Qaim, cerca de la frontera con Siria.
Desde el 1 de mayo de 2003, fecha la que el presidente Bush diera por concluida la guerra de Iraq sobre la cubierta del portaviones Abraham Lincoln y hasta el 31 de octubre, han muerto en combate en Iraq 781 militares de EEUU.
Este balance no incluye a Ed Seitz, agente de la Oficina Estadounidense de Seguridad Diplomática, muerto el domingo, 24 de octubre en un ataques con morteros contra Camp Victory, la mayor base militar de EEUU en Iraq, situada en el aeropuerto de Bagdad. Tampoco incluye a cuatro miembros estadounidenses de la compañía privada de seguridad DynCorp muertos el 14 de octubre en un bombardeo de la "Zona verde" de Bagdad (13), área de máxima seguridad que alberga embajadas y dependencias gubernamentales iraquíes, sometida en octubre a ataques diarios, que han incluido ya infiltraciones en su perímetro interior.
En el campo económico, la actividad insurgente ha seguido golpeando en octubre la principal fuente de ingresos de los ocupantes e instancias iraquíes asociadas a éstos, la exportación de crudo: 11 sabotajes en las redes de transporte del norte y sur del país (14) han determinado que la exportación media de petróleo iraquí durante el pasado mes fuera de 1,76 millones de barriles al día, una cifra que sigue siendo inferior a la mantenida por Iraq antes de la invasión (15).
Hasta 100 ataques al día
Pese a la reducción del promedio diario de bajas estadounidenses este pasado mes de octubre, el número de ataques diarios contra las fuerzas de ocupación e iraquíes auxiliares se ha incrementado en un 30% desde el inicio del mes de Ramadán, el pasado 15 de octubre, hasta 87 al día, el doble de la primavera (16), o incluso ya hasta 100 según publica esta semana Newswek (17). El Pentágono ha incrementado este mes hasta 12.000 la cifra reconocida de insurgentes, a los que cabe añadir "[d]ecenas de miles más de apoyo a tiempo parcial que pueden incorporarse [a la actividad insurgente plena] en un determinado momento" (18). Otras fuentes estiman que la resistencia ha cuadruplicado sus efectivos regulares en el transcurso de lo que va de año, hasta al menos 20.000 combatientes en la actualidad (19), una demostración del fracaso de la pretendida —si es que alguna vez existió— voluntad de los ocupantes "de ganar los corazones y las mentes" de los iraquíes. El general británico Andrew Graham afirma que el número real de insurgentes debe estimarse entre 40.000 y 50.000 (20).
Estas cifras —siempre especulativas pero sintomáticas— explican por qué el Pentágono determinaba este mes retrasar la salida de Iraq de 6.500 combatientes que deberían haber sido reemplazados por un tercer reemplazo de tropas frescas tras concluir su estancia de un año en el país (21). Así, en la actualidad el contingente de ocupación estadounidense alcanza los 145.000 efectivos, un pico en la presencia militar de EEUU en Iraq que se da de bruces con la pretensión incluida en el documento al principio citado del Consejo de Seguridad Nacional de reducir los efectivos estadounidenses a ... 5.000 soldados tras las elecciones de 2005. Otros 28 países apenas aportan en su conjunto otros 20.000 soldados a la ocupación de Iraq.
El número de esta semana de Newsweek recoge la sensación de derrota en el seno de propia Administración Bush y enfatiza la debilidad de la pieza clave en la que la nueva Administración Bush (y la de Kerry si hubiera salido vencedor de las elecciones) basará su plan de repliegue de Iraq: la fiabilidad de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes. Según este semanario, los insurgentes han logrado infiltrase en los nuevos aparatos de seguridad "[...] desde los niveles de toma de decisión a la base", hasta el punto de que los instructores extranjeros prohíben a los reclutas abandonar los cuarteles con sus armas por miedo a que no regresen (22); altos mandos de la nueva Guardia Nacional iraquí han sido detenidos por colaborar con la resistencia. En este contexto, la toma de Faluya es contemplada por los ocupantes y el "Gobierno interino" de Allawi como la oportunidad de "invertir la tendencia" actual hacia la completa derrota en Iraq y como el indicar que les permitirá medir la eficacia de los nuevos cuerpos iraquíes.
Quizás las únicas buenas noticia para los ocupantes y el "Gobierno interino" de Allawi en octubre hayan sido las que les ha proporcionado el clérigo shi’í as-Sadr, la primera la de propiciar la participación de sus seguidores en los comicios previstos para enero de 2005 (aun cuando afirme no tener intención presentarse el mismo, (23) y la segunda la llamada a la entrega de las armas —previo pago— por parte de sus milicianos, por lo demás decisiones que contrastan poderosamente con la intención manifestada por la Asociación de Ulemas Musulmanes (la máxima instancia religiosa sunní del país) de llamar al boicot de las elecciones si continúa la escalada bélica —particularmente contra Falluya— y represiva en el país (24), y el dato de que en Iraq hay 50 millones de armas ligeras y cinco de toneladas de municiones repartidas entre la población (25).
Las cifras de muertos iraquíes
El balance de muertos iraquíes como consecuencia de actos de guerra es difícil de establecer, particularmente en aquellas áreas al oeste y norte de Bagdad, así como entre la capital y Hilla (Babilonia), al sur, donde la actividad insurgente está siendo respondida por las fuerzas estadounidenses recurriendo a artillería de campaña y aviación, y donde la presencia de medios de información independientes es nula.
Este mes de octubre el ministerio de Sanidad iraquí informaba que dejaría de suministrar a los medios de comunicación las estadísticas rutinarias que venía aportando desde abril, después de que un edicto del proconsul Bremer las prohibiera el pasado otoño. Ahora la prohibición proviene del propio "Gobierno interino" iraquí, que considera que la publicación de las cifras de muertos iraquíes deteriora la imagen de las nuevas autoridades y de sus invitados extranjeros: "Es una cuestión política", aclaraba un portavoz del ministerio al dar cuenta de la decisión (26). La razón es, ciertamente, sencilla de entender: las cifras hospitalarias iraquíes demuestran que las fuerzas de ocupación causan más del doble de muertos civiles que las acciones insurgentes, incluidas en éstas las indiscriminadas, de dudosa paternidad (27). Las estimaciones oficiales realizadas a través de los registros hospitalarios daban entre abril y septiembre una cifra media semanal de 140 iraquíes muertos en acciones violentas. En octubre, también según datos oficiales, la cifra de muertos iraquíes se había incrementado debido a la ofensiva estadounidense contra varias ciudades rebeldes. Por ejemplo, en la semana del 11 al 17 de octubre, murieron 208 iraquíes en acciones de combate, grosso modo diez veces más que militares estadounidenses.
La estimación de la cifra total de iraquíes muertos desde el inicio de la invasión era estimativa hasta la reciente publicación, en la prestigiosa revista médica The Lancet, de un informe elaborado por un equipo de la Escuela de Salud Pública John Hopkins de la Universidad de Baltimore, en EEUU, y del Departamento de Salud Comunitaria de la Universidad al-Mustansiriya de Bagdad, que ha pulverizado las cifras hasta ahora consideradas (28). Este estudio establece que "[...] el número de muertes asociado a la invasión y a la posterior ocupación de Iraq se sitúa alrededor de 100.000 y probablemente sea mucho mayor"; la mayoría de ellos son menores y mujeres. El riesgo de fallecer por muerte violenta es hoy 58 veces superior que antes de la invasión. Los autores concluyen que este incremento espectacular en la mortalidad de la población iraquí es responsabilidad de las tropas de ocupación y se debe principalmente al bombardeo intensivo de áreas pobladas por parte de aquéllas.
La discrepancia con las cifras hasta ahora barajadas —entre 13.000 y 30.000 muertos (29)— es fácil de entender: este estudio se basa en una encuesta nacional elaborada a partir de un muestreo representativo y llevada a cabo por medio de entrevistas en domicilios de todo el país (a excepción de Falluya), mientras que las cifras anteriores recogían los casos registrados por los medios de comunicación, como viene haciendo la organización Iraq Body Count. Es la misma razón que explica la discrepancia entre la estimación realizada por los brigadistas del Estado español del número de muertos en Bagdad a causa de los bombardeos durante la invasión y la ofrecida entonces por los medios de comunicación.
Colapso sanitario
También en octubre se han dado a conocer los primeros datos sobre la situación sanitaria en Iraq tras la invasión. Por una parte, un primer informe del ministerio de Sanidad describe un país que no puede afrontar expansivas epidemias de tuberculosis, tifus y otras enfermedades infecciosas. La destrucción del sistema de depuración y aprovisionamiento de agua durante la guerra ha determinado que el 20% de los hogares iraquíes no disponga de acceso a agua potable (más de la mitad en las áreas rurales), según los datos oficiales iraquíes dados a conocer por el ministro de Sanidad iraquí, Aladin Alwan, durante una reunión de donantes en Tokio el pasado 13 de octubre (30). Las enfermedades infecciosas diezman a la población infantil, parcialmente debido a que un tercio de los niños y niñas iraquíes sufren malnutrición crónica, según el informe oficial iraquí. En la primera mitad de 2004 se han registrado 8.253 casos de sarampión, mientras que en 2003 fueron 454 los casos; de igual manera, en los cuatro primeros meses de este año ha habido 5.000 casos más de paperas que en todo el año pasado.
La red pública de centros de salud y grandes hospitales —en su día la mejor de Oriente Medio— está colapsada tras dos guerras y 13 años de sanciones, la oleada de saqueos tolerados por las tropas ocupantes inmediatamente tras la invasión (la tercera parte de los centros de salud, uno de cada ocho grandes hospitales), la falta de suministros derivada primero de la opacidad administrativa de la Autoridad Provisional de la Coalición y ahora de la corrupción rampante de las nuevas autoridades iraquíes (31), de la falta de suministro eléctrico (32) y de la avalancha continua de heridos. Las carencias infraestructurales se alían con el empobrecimiento generalizado de la población: el 27% de los iraquíes vive con menos de dos dólares al día; al menos el 60% de la fuerza laboral está en paro.
Prácticamente simultáneo al ministerial, UNICEF daba a conocer el 11 de octubre su informe mundial (33). Roger Wright, director de UNICEF en Iraq, indicaba entonces que la tendencia a la reducción de la mortalidad infantil en menores de cinco año que se había logrado entre 1999 y 2002 (de 130 a 125 por mil nacidos vivos) se había invertido de nuevo en el período de ocupación, situando a Iraq entre los ya escasos países del planeta que siguen registrando un incremento de la mortalidad infantil —ninguno en Oriente Medio. "Desde la guerra [de 2003] más niños en Iraq están malnutridos, menos están protegidos contra enfermedades inmunoprevenibles y ha habido un incremento en la incidencia de enfermedades diarreicas", resume Wright (34).
Cabe recordar —como hacía Naomi Klein en el diario británico The Guardian del día 16 de octubre— que EEUU ha gastado en la recuperación de servicios básicos en Iraq solo 29 millones de dólares de los 18,4 mil millones aprobados por el Congreso para la reconstrucción del país. A parte de esta cantidad, la mayoría de lo gastado (apenas 1,2 mil millones) ha sido desviado a seguridad, particularmente a la formación de los nuevos cuerpos policiales y militares iraquíes.
(Carlos Varea es coordinador de la Campaña contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq, CEOSI, iraq@nodo50.org)
Referencias y notas
The Washington Post, 26 de octubre de 2004. Como cifra comparativa, EEUU gastó 500.000 millones de dólares en ocho años de guerra de Vietnam, desarrollada entre 1964 y 1972.
Wheeler T., "Cost ofIraq War: More than We Can Bear, People’s Weekly World Newspaper, 14 de octubre de 2004. El mencionado informe de FPIF-IPS.
Puede leerse la carta del 14 de octubre envida a Kofi Annán por representantes locales de Faluya y traducida por Loles Oliván para Rebelión.
Blomfield A., "Doubt over Zarqawi’s Role as Ringleader", Telegraph, 2 de octubre de 2004 y Cambinis Th., "Zarqawi’s Role in Iraq Oversetated, Analysts Say", The New York Times, 1 de noviembre de 2004.
Newhouse News Service, 24 de octubre de 2004.
Independent, 1 de noviembre de 2004.
Reuters, 4 de octubre de 2004.
Lorimer D., "Iraq: US Military ‘Recaptures’ Samarra, Green Left Weekly, 13 de octubre de 2004).
Fainaru S., "As US Foreces Pound Falluyah, Fihhting Rages on City’s Edge", The Washington Post, 18 de octubre.
UPI, 18 de octubre de 2004.
Hendren J. y Mazzeti M., "Iraq Insurgency Leaves Military Short of Suplies", Los Angeles Times, 19 de octubre de 2004. Este es el escenario es en el que se produjo este mes la negativa de un grupo de marines de transportar suministros a Camp Anaconda en Balad, al norte de Bagdad y atravesando Latifiyah, una zona bajo control insurgente, una caso que merecía un editorial en The New York Times el día 19 bajo el título de "Cuando los soldados dicen ‘No’".
La actualización del balance oficial de bajas estadounidenses en combate en el anterior mes de septiembre eleva los muertos de EEUU a 69.
ABC News, 14 de octubre de 2004.
Véase
http://www.iags.org/.
Al-Jazeera, 2 de noviembre de 2004.
The New York Times, 24 de octubre de 2004.
Nordland R., Dehghanpished B. y Hirsh M., "Hell to Pay", Newsweek, 8 de noviembre de 2004.
Tyson A.S., "US Faces gap in ‘intelligence war’ in Iraq, en The Cristian Science Monitor, 5 de octubre de 2004.
Quinn A., "Taking Stock of Iraqi Deaths", Foreing Policy in Focus, 2 de noviembre de 2004.
Citado por Wheeler T., "Cost ofIraq War: More than We Can Bear, People’s Weekly World Newspaper, 14 de octubre de 2004, a partir del informe de The Institute for Policy Studies y Foreign Policy in Focus,
www.ips-dc.org.
The New York Times, 24 de octubre de 2004.
Nordland R., Dehghanpished B y Hirsh M., op. cit.
The New York Times, 2 de octubre de 2004.
Al-Jazeera, 24 de octubre de 2004.
Al-Quds al-Arabi de 20 de octubre de 2004, citado en Al-Fanar, Revista de Prensa Árabe.
International Herald Tribune, 20 de octubre de 2004.
Así, entre el 10 de junio y el 10 de septiembre 1.295 iraquíes habían muerto por fuego de las fuerzas de ocupación y 516 por ataques atribuidos a la resistencia en Lorimer D., "Iraq: US Military ‘Recaptures’ Samarra, Green Left Weekly, 13 de octubre de 2004.
Roberts L., Lafta R., Garfield R., Khudhairi J. y Burham G., "Mortality before and after the 2003 Invasión of Iraq: Cluster Sample Survey, The Lancet, 29 de octubre de 2004,
http://image.thelancet.com/extras/04art10342web.pdf).
Hanley C. J., "Life un Iraq: Joblessness and Bloodshed", AP, 13 de octubre de 2004.
Peplow M., "Iraq faces growing health crisis", Nature, 13 de octubre de 2004.
De lo primero, una reciente auditoria ponía de manifiesto que la mitad de los cinco mil millones de dólares desembolsados por EEUU para la reconstrucción de Iraq en la primera mitad de 2004 no han podido ser justificados por la APC, de ellos 1,4 mil millones entregados a los aliados kurdos (Bender B., "Iraq Audit Can’t Find Billons. Gaps Found in Spending for Reconstruction", en Boston Globe, 16 de octubre). De lo segundo, el informe preparado por Radi al-Radi, presidente de la Comisión de Integridad Pública iraquí (establecida en marzo) del 13 de octubre, filtrado por medios iraquíes (véase Ridolfo K., "Reports of Rampant Corruption in New Iraqi Institucions", RFE/RL, 15 de octubre de 2004).
El sistema de producción eléctrico en Iraq es petroquímico. En la actualidad se producen 1.500 megavatios frente a los 7.000-8.000 estimados como necesarios (US Goverment Accountability Office).
Véase
http://www.reliefweb.int.
Citado por Media Lens, 19 de octubre de 2004, "Media Indifferent as UNICEF Reports Worsening Catastrophe" (
http://www.medialens.org).