Latinoam�rica
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Entrevista con Ernesto Herrera (Corriente de Izquierda)
La izquierda radical a contramano de lo "posible"
Marxismo Revolucionario Atual
Uruguay se encuentra en v�speras de una elecci�n nacional decisiva. Tabar�
V�zquez, derrotado en otras ocasiones, esta vez se encuentra adelante en todas
las encuestas y muy probablemente sea el vencedor. All� como aqu�, la "izquierda
ha rebajado su programa y ampliado las alianzas hacia la derecha. Las analog�as
posibles con la situaci�n brasilera son muchas." La revista Marxismo
Revolucionario Atual buscando comprender un poco mejor lo que ocurre en el
subcontinente, entrevist� al compa�ero Ernesto Herrera, militante uruguayo y
dirigente de la Corriente de Izquierda, una de las fuerzas que componen el
Frente Amplio.
MRA: Todo indica que la victoria electoral est� vez es inevitable...
CS: Es lo m�s probable. Las �ltimas encuestas le asignan al Encuentro
Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayor�a (as� se presenta la alianza electoral)
una ventaja que puede ser decisiva para ganar ya el 31 de octubre, es decir, en
el primer turno. Tabar� V�zquez (Encuentro Progresista) supera el 50% de la
intenci�n de voto; Jorge Larra�aga (Partido Nacional) tiene un 32%; y Federico
Stirling (Partido Colorado) un 11%. Igualmente hay que manejarse con cierta
prudencia todav�a, porque el tramo final de la campa�a electoral reci�n comienza
y no se puede descartar un segundo turno donde las cosas se complicar�an.
De todas maneras y considerando la hip�tesis m�s probable, la izquierda
alcanzar�a luego de varios intentos frustrados, el gobierno nacional�
Es cierto, nadie piensa que Tabar� V�zquez pueda perder. Esa es la percepci�n
general en el movimiento social, en las organizaciones sindicales y
estudiantiles, en los barrios populares, en la clase media descontenta y, sobre
todo, en la militancia de los partidos de izquierda. Tambi�n entre las clases
propietarias y los medios de comunicaci�n controlados por los poderes
econ�micos. Incluso instituciones financieras internacionales como el FMI y el
BID asumen esta realidad, por eso ya se ha realizado varias reuniones con los
asesores econ�micos de Tabar� V�zquez.
Ahora, se debe matizar lo de izquierda, las palabras tienen su significado y es
mejor no entreverlas. Toda la propuesta program�tica del "cambio posible" se
presenta bajo el signo progresista y a la alianza pol�tico-electoral como de
centroizquierda. El discurso de las figuras principales del Encuentro
Progresista y el Frente Amplio ha sido el de diferenciarse de lo que entendemos
por izquierda en el m�s estricto sentido del t�rmino, y de tomar distancia de
todo aquello que pueda identificarse con protesta y rebeld�a social, lucha de
clases y manifestaci�n de anti-imperialismo.
Pero un triunfo de Tabar� V�zquez tendr� un impacto fuerte sobre el sistema
pol�tico�
Derrotar a la derecha y alcanzar el gobierno nacional es un acontecimiento
trascendente, porque ser� un golpe letal para un bipartidismo burgu�s en pleno
proceso de descomposici�n y esto tendr� consecuencias sobre los puestos de mando
ejecutivo del Estado capitalista.
Por ejemplo, que se anuncie que un dirigente hist�rico de los tupamaros (como el
senador Jos� Mujica) pueda ser el ministro de Producci�n y Desarrollo, o que
algunos dirigentes socialistas, comunistas, y hasta sindicalistas, ocupen
funciones de gobierno o asuman parte de los 3 mil "cargos de confianza" que hay
en el Estado, son se�ales que un cambio en el sistema pol�tico va a ocurrir.
Pero todo esto se inscribe en la idea de un recambio sin ruptura. La campa�a
electoral -pr�cticamente sin movilizaciones de masas- anticipa el tipo de
gobierno que se propone. El "cambio posible" est� vinculado a la "superaci�n de
la pobreza", a revertir "el estancamiento del pa�s", al "tr�nsito pac�fico", y a
la identificaci�n con las "tradiciones democr�ticas y progresistas" que impactan
sobre todo en el "ciudadano de centro".
No se pueden confundir las cosas: nada de esto modifica lo esencial de la
naturaleza del r�gimen de dominaci�n, a�n si aceptamos la tesis que un triunfo
progresista puede abrir una fase de relativa inestabilidad en t�rminos pol�ticos
como consecuencia del propio recambio en el personal gobernante del Estado
capitalista.
Entonces no coincides con otras opiniones de la izquierda de que un gobierno
progresista podr�a concebirse como "una derrota hist�rica" de la derecha
pol�tica y el neoliberalismo�
En el Frente Amplio se acu�o el concepto de "lealtad institucional" (en su
momento, la Corriente de Izquierda fue la �nica organizaci�n frentista que se
opuso a esto). La conclusi�n es muy simple; el "respeto irrestricto" a todas las
reglas de juego de la "democracia representativa". El eje central de la
propuesta progresista es asegurar que ese "cambio posible" se realice en un
cuadro de "gobernabilidad democr�tica" que sea capaz de encauzar eventuales
desbordes sociales, reducir las demandas de tipo "corporativista", y
desarticular cualquier movimiento de superaci�n de la democracia liberal.
Es cierto que los pol�ticos m�s conservadores y reaccionarios quedar�n afuera
del gobierno. Pero la estrategia del progresismo incluye la formaci�n de un
gobierno de coalici�n con fracciones y dirigentes de los partidos burgueses, con
capas significativas de las clases propietarias. Y la estrategia de alianza con
fracciones de la burgues�a es vital para sostener el proyecto de "Uruguay
productivo" que est� basado en la idea de una amplia "concertaci�n para el
crecimiento". Por eso, se aceleran los pasos para establecer mecanismos de
negociaci�n que aseguren la paz social entre patrones y trabajadores.
Si a esto le agregamos la crisis pol�tica de los partidos de la derecha, se
puede entender mejor por qu� ya no existe un veto de las elites burguesas, ni de
los militares, ni del imperialismo, a un eventual progresista.
Entonces, de ninguna manera se puede hablar de una "derrota hist�rica" de la
derecha, es una exageraci�n.
�Tampoco se puede hablar de una victoria popular entonces?
En un aspecto s�, porque la inmensa mayor�a del movimiento popular, de los
trabajadores, los desempleados, los militantes de la izquierda, los j�venes, las
organizaciones de derechos humanos, lo sentir�n como un triunfo pol�tico propio,
lo asumir�n como el resultado de una larga historia de acumulaci�n de luchas
obreras, estudiantiles, de movilizaciones democr�ticas, de resistencias
antineoliberales�
Pero no ser�a responsable decir que estamos ante un paso adelante en la
conciencia democr�tica radical, antiimperialista o anticapitalista, menos
todav�a que se han modificado las relaciones de fuerzas entre trabajo y capital.
Y es muy discutible afirmar que una victoria del Frente Amplio puede abrir una
din�mica en direcci�n a la agudizaci�n de la lucha de clases.
Hay que tratar de distinguir. Es verdad que hay una capa de militantes y
luchadores sociales que sienten que lleg� "la hora del pueblo", de las
trasformaciones, y que ven la conquista del gobierno como una v�a de
aproximaci�n al poder�como en la estrategia de revoluci�n por etapas en los a�os
�60 y �70. Esta idea est� presente todav�a y atraviesa a las diferentes
organizaciones frentistas�incluso muchos militantes tupamaros creen que la
derechizaci�n de sus principales dirigentes y la propuesta de alianza con la
"burgues�a nacional" es una simple operaci�n de maquillaje para ganar las
elecciones.
Sin embargo, hay otras cuestiones a considerar, como por ejemplo, que casi el
40% del actual electorado del Frente Amplio se considera "dem�crata de
centroizquierda", que el componente obrero, clasista, es mucho menor en la
estructura frentista, y que las posiciones "moderadas" se impusieron ampliamente
en el �ltimo Congreso del Frente Amplio (diciembre 2003). Todo ello favorece la
estrategia del "cambio posible".
En t�rminos de programa de gobierno �se proponen cambios sustanciales?
El car�cter de centroizquierda de la alianza EP-FA-NM, sepulta toda relaci�n con
el programa fundacional del Frente Amplio en 1971. Un programa democr�tico,
antiolig�rquico y antiimperialista, que sin definirse socialista adquir�a (en el
cuadro de una coyuntura pre-revolucionaria nacional y regional) una din�mica
anticapitalista. Las 30 medidas de gobierno del �71 ten�an, en ese sentido, el
mismo car�cter que las 40 medidas de la Unidad Popular en el Chile de Allende.
La reforma agraria, la nacionalizaci�n de la banca, el monopolio estatal del
comercio exterior, el no pago de la deuda externa, por ejemplo, fueron borrados
del mapa. Hoy, ni siquiera est� planteada la eliminaci�n del secreto bancario,
ni una reforma tributaria radical que metan la mano en las ganancias
capitalistas y las grandes fortunas, y tase el movimiento del capital
financiero-especulativo. No se plantea una ruptura con el n�cleo duro de la
matriz neoliberal, ni con los condicionamientos que vienen de las instituciones
financieras internacionales. Se van a seguir respetando los compromisos que
imponen las Cartas de Intenci�n y el super�vit primario del FMI, el pago de los
intereses de la deuda externa (que significan el 35% de lo que el pa�s exporta),
el mantenimiento de las AFPS (fondos de pensi�n privados) y la "reforma" del
Estado.
Hay que tener en cuenta, adem�s, que el anuncio sobre quien ser� el ministro de
Econom�a (Danilo Astori, senador y economista del ala social-liberal del FA] se
hizo nada menos que en Washington.
El programa del progresismo no es una amenaza para los capitalistas. El impuesto
a la renta de los ricos como mecanismo de "redistribuci�n de la riqueza" se
piensa aplicar tan gradualmente que probablemente no tenga ning�n resultado; no
habr� un "salariazo" para recuperar el ingreso confiscado, y ni siquiera se
propone eliminar los impuestos a los salarios y jubilaciones o rebajar el IVA
(que hoy es del 23%). Incluso, unas semanas atr�s, la direcci�n del Frente
Amplio se neg� a votar un porcentaje de aumento del salario m�nimo (actualmente
de 75 d�lares) para el caso de ganar el gobierno.
La �nicas medidas que aparecen como distintas en el libreto, son un Plan de
Emergencia Social, y la de utilizar parte de las voluminosas ganancias de las
AFAPs para un plan de viviendas como forma de reactivar el empleo. Hay planteos
de aumentar la inversi�n en salud y en educaci�n, pero no se arriesgan medidas
concretas.
Tanto las resoluciones pol�ticas del II como del III Congreso de la Corriente de
Izquierda (2001 y 2002) definieron la naturaleza del programa frentista como un
"reformismo sin reformas": es decir, sin las reformas estructurales necesarias
para revertir el proceso de desnacionalizaci�n y privatizaci�n de la econom�a.
Esa definici�n es m�s v�lida que nunca.
De esto que t� dices �se puede concluir en que habr� un continuismo
neoliberal como en el gobierno Lula, y que el proceso privatizador se
profundizar�?
Habr� como un neoliberalismo mitigado, donde la "justicia distributiva" se
focalizar� en los "sectores vulnerables" penalizados y excluidos. El Plan de
Emergencia Social, por ejemplo, apunta a "reorientar las prioridades sociales"
en un sentido compensatorio y asistencialista. Y ese Plan se piensa financiar
con parte de la renta que dejan las empresas p�blicas y con "pr�stamos sociales"
que el BID ya se comprometi� a conceder.
Pero insisto, no habr� ruptura con un modelo que cobija la guerra social del
capital contra el trabajo, destruyendo conquistas y derechos, desestabilizando a
los que tienen empleo estable, enfrentando a los "privilegiados" (trabajadores
p�blicos) con trabajadores del sector privado y/o "informales", fracturando
cohesiones y lazos sociales colectivos.
Se habla mucho de recuperar el rol "regulador" del Estado, de "retomar el
control soberano de las decisiones" y restablecer el papel social y "protector"
del Estado, pero esto choca con la barrera de la mundializaci�n capitalista, con
las condiciones que imponen las instituciones financieras internacionales. Y un
gobierno progresista no se plantea interpelar ninguna de esas condiciones.
En cuanto al proceso privatizador, creo que habr� algunas diferencias respecto a
lo que ocurre en Brasil. Los gobiernos del Partido Colorado y del Partido
Nacional no consiguieron aplicar una agenda neoliberal en t�rminos de
privatizaciones como en otros pa�ses de Am�rica del Sur, entonces no tenemos una
"herencia maldita" en este terreno. Hubo tercerizaciones, concesiones,
flexibilizaci�n laboral, pero el proceso de grandes privatizaciones ha sido m�s
lento. Y en esto jug� un papel central la resistencia y la movilizaci�n popular.
Hay que recordar que se organizaron y se ganaron dos Refer�ndum (diciembre de
1992 y diciembre de 2003) que impidieron las privatizaciones de las grandes
empresas p�blicas (telecomunicaciones, electricidad, petrolera), y que el
pr�ximo 31 de octubre tambi�n se vota un Plebiscito que incorpora a la
Constituci�n un art�culo prohibiendo la privatizaci�n del agua o cualquier tipo
de concesi�n a empresas privadas en esa �rea.
Esto pone un l�mite a cualquier intento de avanzar en el desmantelamiento de las
empresas estatales. En este sentido, la resistencia social ha sido muy radical y
la conciencia popular es muy fuerte: bastar�a decir que Uruguay (junto con
Argentina) es el pa�s de Am�rica del Sur donde las privatizaciones tienen un
�ndice de rechazo m�s elevado.
Evidente, no se puede descartar a priori absolutamente nada, ni siquiera un
curso tan descaradamente neoliberal como el de Lula, pero lo que digo es que
aqu� existen algunos l�mites dif�ciles de franquear. Tanto Tabar� V�zquez como
algunos de sus asesores econ�micos contemplan la posibilidad de "asociar" a las
empresas p�blicas con capitales privados (sobre todo extranjeros), incluso
Danilo Astori y otros dirigentes del Encuentro Progresista son partidarios de
eliminar el status de inamovilidad de los funcionarios p�blicos, pero eso no
podr�n hacerlo sin tener que enfrentar una gran resistencia con los
trabajadores. Es m�s, una iniciativa de esa naturaleza generar�a un conflicto
con las direcciones sindicales y de la central obrera (PIT-CNT) porque casi un
65% de los afiliados sindicales son empleados p�blicos, y la alianza con las
direcciones sindicales colaboracionistas es decisiva para garantizar la paz
social.
Los gobiernos de Argentina y Brasil ven con simpat�a la posibilidad de un
gobierno de Tabar� V�zquez�
Sin duda. Un gobierno progresista tendr� los flancos bien cubiertos en la medida
que los gobiernos de Kirchner y Lula son afines por razones ideol�gicas, y por
razones de geopol�tica regional. Un gobierno del Encuentro Progresista, refuerza
la percepci�n de mucha gente sobre un Mercosur "antineoliberal" en condiciones
m�s favorables para negociar con Estados Unidos el ALCA y con la Uni�n
Europea�aunque el reciente acuerdo comercial firmado entre el Mercosur y la
Uni�n Europea es tan malo como el ALCA. Pero se trata de negociar los t�rminos
de la dependencia, no m�s.
Uno de los rasgos distintivos del Frente Amplio, era el de su organizaci�n de
base territorial, participativa, que ejerc�a un control sobre la direcci�n �eso
se mantiene?
Todo el reciclaje ideol�gico-program�tico vino acompa�ado por un elemento clave:
el vaciamiento y la desnaturalizaci�n de los Comit�s de Base. Esos Comit�s,
instalados en barrios, obras, f�bricas, centros de estudios y c�rculos
intelectuales, fueron en su inicio la verdadera columna vertebral del Frente.
Actuaron como organizadores, agitadores y propagandistas; como la incipiente
experiencia de una democracia participativa desde abajo, donde la reflexi�n y
los debates en estado de asamblea no paralizaban sino, por el contrario,
fortalec�an una acci�n pol�tica y social de confrontaci�n. En tal sentido, los
Comit�s de Base del Frente Amplio fueron hermanos gemelos de los Comit�s de
Unidad Popular en Chile.
Nada de eso existe hoy. Tanto los Comit�s de Base, las Coordinadoras y el
Plenario Nacional, son una caricatura funcional a lo que ya viene cocinado desde
la c�pula cerrada que manejan Tabar� V�zquez y la bancada parlamentaria. La
estructura org�nica es un pesado aparato burocr�tico, donde la democracia brilla
por su ausencia y en la cual la militancia m�s din�mica, joven, combativa e
involucrada con las luchas sociales, directamente no participa.
�Cu�les son las fuerzas mayoritarias hoy en el Frente Amplio?
El Movimiento de Participaci�n Popular (una alianza de los tupamaros con
sectores de izquierda nacionalista y fracciones burguesas que rompieron con los
partidos tradicionales de la derecha), y el Partido Socialista (que integra la
socialdemocracia internacional y que se referencia con el PSOE y el PS franc�s).
Luego vienen Asamblea Uruguay y la Vertiente Artiguista (que son una mezcla de
social-liberalismo, tercera v�a y socialdemocracia).
�El Partido Comunista contin�a teniendo un peso importante?
Est� muy debilitado. Mantiene una implantaci�n considerable en los sindicatos y
en algunos barrios populares. Recientemente, tuvo una crisis interna que llev� a
la escisi�n de su organizaci�n juvenil que hoy vacila entre apoyar a la
izquierda radical o directamente no participar en las elecciones. La escisi�n
respondi� a que el PC ha venido acompa�ando la estrategia de las fuerzas
mayoritarias del Frente Amplio.
En este cuadro que t� describes, me imagino que la situaci�n de la izquierda
radical ser� muy dif�cil�
La izquierda radical se encuentra a la defensiva, en abierta dispersi�n, y
enfrenta un escenario donde la acumulaci�n revolucionaria �como eje de
delimitaci�n en el campo de la lucha de clases- debe ser (re)pensada y (re)organizada.
Est� en un verdadero laberinto. A contramano de lo "posible".
Y existen dos tipos de peligros: adaptarse a la presi�n triunfalista del
progresismo (para no quedar a la intemperie) o por el contrario, replegarse a la
espera del "desenga�o" que generar�a una experiencia "reformista" en el
gobierno.
Adem�s su visibilidad electoral es m�nima; si contamos al 26 de Marzo
(castrista, marxista-leninista) y a la Corriente de Izquierda como las fuerzas
m�s expresivas de la izquierda radical, alcanzan el 3% de la votaci�n del Frente
Amplio. Eso ni siquiera asegura la elecci�n de un diputado nacional.
�Existe una coordinaci�n o acuerdos program�ticos unitarios de esta izquierda
radical en el Frente Amplio?
Muy poco. Apenas un acuerdo puntual en lo que aqu� se llama "acuerdo t�cnico"
para acumular votos que, bajo el lema "Por un pa�s soberano", se incluyen la
moratoria y la auditor�a de la deuda externa, la eliminaci�n del secreto
bancario, la eliminaci�n de las AFPs, y la derogaci�n de la Ley de Impunidad al
terrorismo de Estado bajo la dictadura militar (ley que un gobierno del
Encuentro Progresista piensa mantener). La Corriente de Izquierda por su parte,
propone una Ley de Iniciativa Popular donde se establecen derechos econ�micos,
sociales y democr�ticos para los trabajadores. Pero no se puede decir que haya
una coordinaci�n ni un acuerdo program�tico claro, por ejemplo, en la Convenci�n
Nacional del Encuentro Progresista (junio 2004), la Corriente de Izquierda vot�
en completa soledad contra la propuesta de programa de gobierno.
�Y el momento de la Corriente de Izquierda?
Hay que poner las cosas en su justo t�rmino. La Corriente de Izquierda es una
peque�a organizaci�n, con varios centenares de militantes implantados en todo el
pa�s y en los principales movimientos. Es una fuerza pol�tica muy activa en
todas las luchas sociales. Pero no deja de ser una fuerza muy minoritaria.
Inclusive a un escala electoral, donde puede tener un techo de 10 mil votos�poco
m�s, poco menos. Al mismo tiempo, sufre de los dos peligros que antes te
se�alaba. En tal sentido, no se puede ocultar que atravesamos por una crisis en
la perspectiva de acumulaci�n y de incertidumbres en c�mo orientarnos en esa
necesidad de reorganizar a las fuerzas revolucionarias.
Por fuera del Frente Amplio �existen fuerzas significativas de izquierda
radical?
Sobre todo en movimientos sociales como el de los derechos humanos, ollas
populares, organizaciones juveniles, y algunos sindicatos clasistas. All� se
amplifican las pr�cticas contestarias y de cr�ticas a la izquierda
institucionalizada. Se trata de sectores que toman como referencia -a�n de
manera confusa- otras experiencias latinoamericanas: el zapatismo, los
piqueteros, las asambleas barriales, los movimientos insurrecci�nales
bolivianos, los sin tierra de Brasil. Muchos de estos militantes han participado
junto a la izquierda frentista de los Foros Sociales Mundiales en Porto Alegre y
en los Foros Regionales, en las campa�as antiimperialistas contra la guerra,
contra el pago de la deuda externa y el ALCA, en los movimientos de solidaridad
con Cuba y Venezuela, contra el Plan Colombia.
Todos los an�lisis e informaciones sobre la situaci�n econ�mica, coinciden en
que hay una cierta recuperaci�n, pero que la crisis social es muy grave�
La "recuperaci�n" est� basada, en lo fundamental, en una coyuntura internacional
favorable para los precios de las exportaciones de carne, lana, l�cteos. El
sector agro-exportador viene acumulando ganancias cada vez mayores. Esto da la
sensaci�n que la crisis econ�mico-financiera de 2002 fue superada. Pero no es
verdad, y no solo porque el "efecto derrame" nadie lo percibe.
La crisis socio-econ�mica es de una brutalidad aplastante. M�s de 850 mil
personas viven en la pobreza (la poblaci�n total del pa�s es 3 millones 200
mil); el 54% de los ni�os viven en hogares pobres, y la indigencia se ha
multiplicado por tres desde 2002. Los desempleados son 200 mil y los
trabajadores precarios 550 mil, en una poblaci�n econ�micamente activa de poco
m�s de 1 mill�n 300 mil. Mientras que el salario real cay� casi un 30% en dos
a�os.
Es evidente que en este cuadro desolador, el Plan de Emergencia Social del
progresismo no resuelve el problema del empobrecimiento general de la poblaci�n.
Y que apenas se trata de llevar un paliativo a los sectores "m�s cadenciados".
�Esta situaci�n de crisis ha generado una respuesta, una resistencia social?
En este proceso de crisis, la resistencia popular ha sido muy amplia,
prolongada, desarrollando una multiplicidad de luchas, demandas, y formas de
organizaci�n y auto-organizaci�n. Desde los sindicatos, las cooperativas de
vivienda, los desempleados, estudiantes de los liceos, y los movimientos
barriales. Pero ha sido una resistencia fragmentada. De todas maneras, si bien
atravesamos un per�odo de lucha defensiva, la brutalidad de la ofensiva burguesa
y el desastre socio-econ�mico causado, genera condiciones para desarrollar una
potencialidad revolucionaria en capas significativas del movimiento obrero,
popular, juvenil.
Capas de luchadoras y luchadores sociales que asumen concientemente, la
necesidad de romper con la l�gica del pacto social, del "pa�s productivo" y, en
definitiva, con la l�gica de reducir la protesta social a la defensa de las
"conquistas parciales" tal cual lo pregona el reformismo.
Seguramente, la mayor�a de estas y estos luchadores sociales votar�n al
progresismo como una forma combinada de voto castigo-voto �til para desalojar a
la derecha burguesa del gobierno. Pero esto no significa una aprobaci�n de la
pol�tica progresista, ni un cheque en blanco, ni ilusiones sobre cambios
sustanciales bajo un gobierno de Tabar� V�zquez. Por el contrario, esta capa de
militantes y organizadores populares, agitadores sociales, y cuadros pol�ticos
radicales, inscriben su voto castigo-voto �til en el marco de una continuidad y
profundizaci�n del proceso de resistencia y acumulaci�n revolucionaria.
Es en estas capas de luchadores y luchadoras sociales que una izquierda radical
debe actuar. No para imponer elaboraciones o "l�nea" desde fuera, ni para
constituirse en una espacie de estados mayores que conducen a las tropas al
combate. Porque es decisivo el respeto de las fuerzas socialistas
revolucionarias de la autonom�a de los movimientos sociales en lo que se refiere
a su capacidad de definir los pasos y los objetivos del enfrentamiento con las
clases propietarias y el programa neoliberal.
�Se discute la posibilidad de una ruptura de la izquierda radical con el
Frente Amplio?
En voz baja por ahora. En algunas franjas de militantes empieza a mirarse con
m�s atenci�n la experiencia que dio origen a la constituci�n del P-SOL en
Brasil, luego de la capitulaci�n de Lula y la debacle de la "izquierda" petista.
Otros dicen: "nos quedamos hasta que nos echen". Pero s�, indudablemente, el
horizonte de una ruptura est� colocado y no como algo de largo plazo. En la
Corriente de Izquierda, por ejemplo, muchos compa�eros ya coincidimos en que la
direcci�n del Frente Amplio es irrecuperable (desde hace bastante tiempo), no ya
para un programa anticapitalista, sino para uno de reformas m�s o menos
profundas, y que el proceso de derechizaci�n responde, entre otras razones, a la
ausencia de una alternativa fuerte por izquierda. Es decir, a la incapacidad de
tomar iniciativas y disputar relaciones de fuerza. Esta cuesti�n estar� en la
agenda de nuestro IV Congreso Nacional cuya fecha ser� fijada luego de las
elecciones.
Montevideo 1� de octubre 2004
* Miembro de la direcci�n nacional de la Corriente de Izquierda (CI),
reagrupamiento radical en el Frente Amplio. Editor del bolet�n electr�nico
Correspondencia de Prensa. Co-autor junto a Charles-Andr� Udry de "Am�rica
Latina: crisis continental y construcci�n de alternativas radicales", enero
2004. La entrevista tambi�n ha sido publicada por la revista A l`encontre
(Suiza) www.alencontre.org
Marxismo Revolucionario Atual N� 7, octubre 2004.
www.marxismorevolucionarioatual.org