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Latinoamérica

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
21-1-2004

¡Despelote judicial!

¡Ya no hay dudas! Cuando nos faltan problemas en el Perú somos especialistas en inventarlos. De esa manera justificamos torpezas, pasamos las horas mirando cómo se nos vienen los sismos políticos o judiciales y los vivos aprovechan de los tontos para aparecer como los moralizadores o limpios cuando hay serias sospechas que tienen parte también en la trifulca judicial que impera en el país.

¡Que la medida tal favorece a quienes ya cumplieron parte de sus penas! ¡Que con eso los corruptos fujimontesinistas van a ser favorecidos! ¡Puede ser! Pero, si eso es cierto ¿por causa de qué no han logrado encontrar las pruebas que les condenen de por vida como castigo de sus fechorías? ¿O ha sido a propósito la demora? ¡Aquí hay mucho pan por rebanar!

La gente no entiende del porqué unos abogados dicen que los otros quieren favorecer a los mafiosos y los de más allá dicen que están aplicando tan sólo los procedimientos estipulados en las leyes o dispositivos para esta naturaleza de casos.

Pongámoslo en cristiano. Si los fujimontesinistas presos no pueden ser hallados culpables de las barbaridades de que se les acusa, entonces, hay más de un problema porque la justicia no funciona o ¡carece de pruebas! Y si esto es así, entonces, aunque no nos guste, hay pocas salidas. Personalmente creo que sólo los más idiotas, los más exhibicionistas han caído. Los peces gordos, los chanchos más vivos, están en sus casas gozando del espectáculo canibalesco y muy bien protegidos por estudios de abogángsters.

Doy el caso de uno: Dionisio Romero ha sido visto con el delincuente Vladimiro Montesinos en más de una oportunidad en los vídeos. Hay conversaciones y charlas en que estos facinerosos cambiaban puntos de vista de cómo mejor repartirse negocios y participaciones. Es más: la avioneta en que fuga Montesinos pertenece a Romero. Pero Romero Seminario, el mismo que le robó US$ 150 millones de dólares a su prima hermana falsificando el documento de un muerto, está libre, preside la asociación de bancos y aparece en almuerzos, comidas, reuniones sociales, etc. Y más de un infeliz se desvive por aparecer con él en las fotos. ¿A éste, la justicia no lo toca?

Aquí hay un complot bastante descarado de perseguir por perseguir y de crucificar a los más tarados para, con una delicadeza inexplicable, no azotar a los grandazos, a los que tienen el poder real en el Perú. El caso de Dionisio Romero es el más notable, pero hay muchos otros. Y por cierto, los pillos agrupados en ONGs están a la orden del día para demostrar que son necesarios y hay que darles plata para reformar cualquier cosa, así sea el pupitre del juez más insignificante.

Nótese que los terribles protagonistas de escándalos del actual régimen, comenzando con Raúl Diez Canseco, se rascan la panza de contentos y felices, porque sus casos empiezan a desinflarse. Hay otros niveles de corrupción en que participan funcionarios de tercer o cuarto nivel que "aconsejan" despropósitos, viven a expensas de "colaboraciones" de empresarios amigos y ponen a sus familiares y amigos en el aparato estatal. ¿Alguien los toca?: ¡Nadie!

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.

*Esta columna todos los días a las 7.30 pm. en Radio Cora.