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Latinoamérica

CHILE-BOLIVIA Y EL ENEMIGO INTERNO ALGUNAS REFLEXIONES

Pedro Alejandro Matta Lemoine

Era mayo de 1975.

Sentado en una baja muralla de ladrillos con un plato de aluminio sobre mis rodillas -cuyo contenido era indefinible y dudosamente comestible-, con una sucia venda alrededor de mis ojos de tal forma que me permitía ver tan solo el plato, el suelo de concreto gris sobre el que se apoyaban mis pies y un pequeno espacio alrededor -todo esto iluminado por una débil bombilla eléctrica colocada fuera de mi campo visual, en algun lugar en lo alto... Percibía que otras personas, en mi misma condición, estaban sentadas a ambos lados de mí y comían resignadas y en silencio. El lugar era Villa Grimaldi; el sitio dentro de ella, las Casas Chile; y la ocasión, la hora de comida.
Cada uno de los que allí comíamos habíamos ya experimentado torturas brutales. Quien estaba a mi lado casi no podía comer a causa de los labios destrozados y sangrantes, los dientes sueltos -como resultado de los golpes recibidos-, y la lengua inflamada por las torturas con electricidad.
Teníamos absoluta prohibición de hablar entre nosotros. Es más, para impedir que pudiéramos identificar a quienes se encontraban allí, a cada uno se nos había asignado un número -el mío, el "209"- que pasó a constituirse en nuestra nueva identidad en reemplazo de nuestros nombres.
Se me hacía difícil llevar la cuchara metálica desde el plato hasta mis labios por el intenso dolor que aun experimentaba en mis brazos como producto del colgamiento a que había sido sometido dos días antes. Al dolor de mis brazos se sumaba el de mis muslos y genitales que habían sido objeto de las descargas eléctricas en "la parrilla" el dia anterior.
En esta situación y desde un lugar fuera del campo de mi vision pero que podía ubicar a unos tres metros en diagonal y hacia mi izquierda, escuché las palabras que se quedaron para siempre grabadas en mi memoria: "No se preocupen 'cauros'..., que de aquí vamos a salir todos juntos a pelear contra los cholos...
La insólita frase tenía relación con las tensiones limítrofes que los medios reportaban en la frontera chileno-peruana en la época.(*) La frase, dicha en un tono amistoso y cómplice, revelaba la esquizofrenia imperante. Medité para mis adentros que, si en algun momento se me entregaba un arma para "pelear contra los cholos" -tal como se me decía- probablemente el primer uso que daría a esa arma sería tomar por blanco a todos los miembros del ejército de Chile que dirigían las torturas, las vejaciones y las muertes en aquel lugar.
Los "cholos" -tomando la acepción de la frase escuchada- no me habian causado ningún daño y no tenía yo motivo para causarles daño a ellos.
Distinta era la situación -y mi ánimo y predisposición- respecto de quienes habían declarado la guerra interna hacia su propio pueblo y, a raiz de lo cual, yo me encontraba en ese sitio y en esa condición.
Todo lo anterior me volvió a la memoria en las circunstancias actuales, cuando nuevamente se difunde por los medios chilenos la emergencia de un eventual "enemigo": el pueblo boliviano.
A la vez, y apoyado en esta imagen comunicacional, se pretende relegitimar al ejército y las FF.AA. de Chile, presentándolas como indispensables para defender nuestra "soberania amenazada", entes respetables y responsables, que son motivo de orgullo por su "profesionalismo", "abnegacion", y "patriotismo".
Lo anterior me hace también meditar si esto no será otro paso en el complejo mosaico de la "Reconciliacion Nacional", continuamente agitado y anunciado por el gobierno y por los comandantes en jefe de las FF.AA. en cada ocasión disponible.
Que yo recuerde, y probablemente muchos podrán decir lo mismo, ningún boliviano -ni militar ni civil- ha agredido física ni militarmente al pueblo chileno en más de cien años...
No podemos decir lo mismo de las propias FF.AA chilenas, las que han asesinado, torturado y hecho desaparecer a miles de ciudadanos -en numerosas ocasiones- durante los ultimos cien años... No solamente aquello, sino que también destruyeron y desaparecieron los cuerpos de los ciudadanos chilenos que ellas mismas habían asesinado. Demolieron el sistema democrático -el cual todavía no se recupera- , cerraron el Congreso y persiguieron, exiliaron, y asesinaron a diputados y senadores electos por la ciudadanía y a otros miles de ciudadanos. Finalmente, declararon la guerra -"la guerra interna"- al propio pueblo de Chile, con las consecuencias por todos conocidas.
¿Nadie recuerda -o no se desea mencionar- el Terrorismo de Estado implementado en Chile por las FF.AA bajo la dictadura de las Fuerzas Armadas y de Orden encabezadas por Pinochet? Frente a lo anterior cabe preguntarse... ¿Es Bolivia verdaderamente el "enemigo" del pueblo de Chile? ¿O tenemos otro enemigo mucho mas real y cercano -un "enemigo interno"- que ha dado pruebas sobradas durante todo el transcurso del siglo pasado de lo que es capaz de hacer -"cometer" quizas seria la palabra mas adecuada- con los ciudadanos que inocentemente les entregan su confianza.
Quizás valdría la pena hacer esta reflexión antes de que sea demasiado tarde y nos obliguen a comulgar no tan solo con ruedas de carreta, sino que también nos obliguen a tragarnos la carreta entera, su carga, e incluso, los bueyes que la tiran...
Pedro Alejandro Matta Lemoine

(*) Y que Pinochet discutió con Henry Kissinger en términos de una posible guerra con Perú cuando se reunieron en Santiago a propósito de la Asamblea General de la OEA, con fecha 8 de junio de 1976.
(Véase el Memorandum de Conversación de esa fecha desclasificado por el Departamento de Estado. -ICS