Latinoamérica
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20 de enero del 2004
Brasil: Entrevista a Fábio Konder Comparato
Brasil de Fato
Brasil de Fato: ¿Cómo ve la situación del país, y principalmente, cómo analiza ese primero año de gobierno?
Fábio Konder Comparato: La situación general del país es preocupante. No solo de este año, sino de varios años. Nosotros estamos hace mucho tiempo con el crecimiento del PIB en cero y sin ninguna posibilidad aparente de optimizar la mala distribución de la renta. El gobierno Lula vino fundado en una esperanza muy grande, un calor humano extraordinario, y él está, poco a poco, destruyendo nuestra esperanza, lo que es muy grave, por qué gobernar no es apenas ejercer el poder. Es también tener un fundamento de las acciones del gobierno en la conciencia y en la esperanza del pueblo. Eso está ocurriendo porque el gobierno Lula adoptó la política económica del pensamiento único, y profundizo los lineamentos del gobierno pasado. El crecimiento de este año fue negativo, está habiendo un empobrecimiento de la clase trabajadora y también un aumento de la miseria. Y, al mismo tiempo, hay una verdadera explosión de ganancia de las instituciones financieras.
O sea, nosotros embarcamos de cuerpo y alma en el capitalismo financiero, que es un sistema económico que nada produce y que vive exclusivamente de la intermediación y de la especulación. Eso, evidentemente, no puede durar mucho tiempo. Falta una base económica para que ese sistema se mantenga. Yo no creo que esa opción del gobierno Lula haya sido hecha por razones meramente económicas, pero sí por una razón política. La cúpula del partido entendió, en junio del 2002, que el candidato Lula no podría perder por la cuarta vez la corrida por la presidencia de la República. Si eso ocurriese, el PT tendría que cambiar completamente, saliendo todo el equipo de dirección. Fue, por lo tanto, un juego de todo o nada, y ellos apostaron en esa posibilidad al punto que se desesperaron por de llegar al poder. Ahora, el poder significó para ellos una aceptación del juego del poder cómo él es, o sea, separado de la vida del país.
La historia del poder si cierra sobre sí misma: todo poder tiende a concentrarse y se concentra sobre sí mismo, es una especie de enfermedad psicológica. Los hombres en el poder tienen la tentación de verse a si mismo, ellos no ven la realidad fuera del ciclo del poder. Ellos permanecen ciegos y sordo, pero, evidentemente, no permanecen mudos; al contrario, ellos pueden hablar cada vez más para dar la impresión de que aún mantienen contacto con la realidad social. Eso no significa que los hombres del gobierno Lula, a comenzar por él propio, sean malos o que tengan una deficiencia de carácter, lejos de eso. Lo que sucede es que ellos no estaban preparados para enfrentar ese juego del poder y hallaron que irían dominar el establishment.
BDF: Acabaron siendo dominados...
FKC: Ellos acabaron siendo tragados por esa voracidad del poder.
BDF: Ellos han justificado mucho que este año fue de preparación para el crecimiento y para los cambios. ¿Usted cree que eso es posible de la forma cómo está colocado?
FKC: Yo creo que eso es imposible, y me pregunto: esa gente que está allá arriba, que es inteligente y tiene un conocimiento de los datos ¿cree realmente en lo que dicen? Imposible, porque crecimiento no se precisa solo en el 2004, sino en el 2005 o 2006 y se necesitaría de inversiones. En el 2003, el total de las inversiones en el país fue 10% menos que en 2002. Lula dijo que en el 2004 va a cambiar, pero eso no puede cambiar el año que viene, por lo tanto lo que asfixia la economía brasilera es el grado de endeudamiento del Estado.
BDF: Es un poco la justificación que el equipo del gobierno ha adoptado: que asumieron el país con una herencia, principalmente del gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
FKC: No es justificación porque en lugar de reducir, ellos profundizaron eso. Ellos aumentaron los ajustes financieros que no habían sido exigidos por el FMI, como el aumento del superávit primario, pero ellos acaban de decir, por la boca del ministro Hacienda, que han sido elogiados todos los días por el presidente de la República, que ese superávit primario de 4,25 tiene que durar por lo menos diez años. Es imposible crear un ahorro público para inversiones con ese ajuste. Yo no creo que el personal del Banco Céntrico y del Ministerio de Hacienda no sepan hacer cuentas. Ellos tienen perfecta noción de eso Al contrario, podría ser dicho: ¿que significa no pagar la deuda pública? Es una manera del Partido de los Trabajadores. Lo que ocurre es que ellos nunca se prepararon seriamente para eso, porque existe la deuda externa y la interna. La deuda interna es, en gran parte, manipulada por los bancos. Ellos tienen, seguramente, la mitad de los títulos públicos emitidos por el gobierno en su cartera, y el resto lo distribuyen entre fondos de inversiones. El asunto con los bancos tiene que ser una conversación de poder para el súbdito, y el gobierno se coloca en una posición inferior, en la posición de alguien que se somete al poder de los bancos y cede simplemente un cierto alivio a ellos. Eso no tiene cabida.
Por otro lado, la cuestión de la deuda externa sería perfectamente negociable si el gobierno tuviese un plan coherente para enfrentar este problema de la falta de ahorro público. Lo que ocurre es que el gobierno, un año después de instalado, se reveló incapaz de presentar un proyecto de país. Nosotros no sabemos para donde vamos, tenemos simplemente que creer en las informaciones repetidas de que la prosperidad está en la esquina, es solo esperar un poco, precisamos tener paciencia para los hechos que vendrán, inevitablemente. Claro que, durante algunos meses, nosotros dimos ese crédito de confianza, pero ahora queremos hechos, y los hechos están ahí. Hay cada vez menos inversiones, es cada vez mayor el desempleo, hay una desnacionalización de la economía brasilera y hay manifiesta imposibilidad de conseguir recursos, aún que modestos, para enfrentar el programa de políticas sociales que fue presentado. No hay recursos para la educación, para la salud, para a reforma agraria y, cómo constatamos, entre reducir los intereses o reducir los beneficios de la seguridad social, el gobierno optó por esa última opción. Significa que en el choque entre los banqueros y la gran masa del pueblo pobre, el gobierno optó claramente por no incomodarse con los banqueros. Todo eso es desastroso.
BDF: ¿Y esas políticas sociales, cómo el combate a la hambre a través del Hambre Cero, y la bolsa Escuela?
FKC: Eso es una migaja. Hay un principio fundamental que no fue entendido por el gobierno: el desarrollo económico se apoya en una política económica correcta. La desigualdad social no es provocada por la falta de políticas sociales, sino por una política económica perversa, intrínsicamente reductora de la igualdad social y cada vez más concentradora de renta. Luchar contra la miseria no es posible apenas por medio de políticas sociales. Es preciso corregir ésta fábrica de miseria que es el sistema capitalista.
Para enfrentar ese sistema, es preciso una buena preparación, una preparación ética, sobre todo. Optar por mantener el sistema capitalista significa optar por mantener aquellos que aplastan al pueblo. No hay absolutamente la menor justificación, la más leve explicación aceptable, legítima, de que, para resolver problemas financieros del gobierno, es preciso poner en la calle un millón de trabajadores empleados, con cartera firmada, que son, por lo tanto, despedidos, y arruinar miles de pequeñas y medias empresas. Esto solo es posible cuando se acepta el pensamiento único, cómo si la economía fuese una ciencia de la naturaleza, cómo si ella no tuviera nada que ver con la vida humana. Nosotros podemos errar en la parte de técnica económica, pero no podemos aceptar una tutela de la economía que es una creación continua, perpetua de miseria y pobreza. Eso es del punto de vista ético, inaceptable.
BDF: Parece que el análisis que usted hizo del gobierno FHC, cuatro años atrás, se repite ahora. ¿Usted tiene esa sensación? Por lo tanto la única cosa que se nota de diferencia es la decepción, el sentimiento de frustración, que es mayor.
FKC: Es verdad. Me gustaría recordar un pensamiento de Confucio al respeto del gobierno. El discípulo pregunta: "Maestro, en que consiste el arte del gobierno?" Y Confúcio responde: "En tres cosas. Dar alimentos a la populación, distribuir armas y suscitar la confianza". El discípulo vuelve a preguntar: "Pero, si tuviéramos que eliminar una de esas tres cosas, cual sería" , y él dice: "Las armas". ¿"Y entre las dos restantes, si nosotros tuviéramos que optar, eliminaríamos cual de ellas?". Él dice: "Los alimentos, que la muerte acompaña la humanidad desde el principio. Pero un gobierno no puede existir sin el mínimo de confianza del pueblo". Es por eso que ésta situación me parece trágica. Pueden decir que las últimas encuestas de opinión muestran que el pueblo continúa teniendo confianza personal en el presidente, no tiene en el gobierno, pero sí en el presidente. Es verdad, pero eso es típico de la relación política actual, en todo el mundo, y sobre todo en el Brasil.
El pueblo no hace una reflexión crítica con relación al gobierno. Tiene sentimientos y intuiciones, y es sobre todo dominado por el carisma personal. El carisma personal de Lula permanece prácticamente el mismo desde la elección. El pueblo no sabe que, si es trabajador, por ejemplo, y fuera despedido, es por qué los bancos presionaron a su empresa, y no sabe que si los bancos tienen ese poder, es por qué el gobierno está aliado a los bancos. Si la gente hiciera ese razonamiento, evidentemente, la popularidad del presidente caería prácticamente a cero. No digo a cero por qué aún sobraría un porcentaje de personas ligadas a los bancos, y hasta la grande industria. Mientras se habla en la imposibilidad del gobierno del PT enfrentar a los poderosos, yo me pregunto: ¿ellos no tienen contacto con la gran industria?.
La gran industria también está sufriendo con esa hegemonía bancaria, y las pequeñas y medias industrias están comiendo el pan que el diablo amasó. Políticamente, fue por lo tanto viable que el gobierno intentase aliarse con ese sector económico. No tenía que hostilizarlo, pero llamarlo para ser su aliado delante de los bancos, y no hizo eso. Sintió que no podría hacer eso, es posible, percibió que no habría ninguna masa de maniobra para mudar la situación actual. Pero en este caso el juicio moral es horrible, por lo tanto ellos aceptaron tomar el poder sabiendo que no podrían hacer nada por el pueblo. Eso es inadmisible.
Tenemos que dar siempre a las personas un mínimo de confianza, y no podemos hacer un juzgamiento definitivo del carácter de las personas. Yo aún creo que ésta situación en que el gobierno se colocó es una situación típica del tirón del hechicero, el viejo mito del doctor Fausto, que asumió el poder y halló que podría negociar con el diablo en condiciones ventajosas. El gobierno superestimó su capacidad de negociar con el diablo, y ahora va a tener que amargar su situación de subordinación. Por increíble que parezca, el gobierno solo se ve a si mismo, no ve el entorno. Es preciso que alguien de fuera del Estado les diga la verdad simple: el PT no vino al gobierno para aumentar la pobreza y la miseria del pueblo, para arruinar pequeñas y medias empresas. Esto es un camino sin vuelta.
BDF: Algunas personas que ya si posicionaron contrarias a toda esa línea política y económica que el gobierno adoptó están sufriendo consecuencias. Qusiera que usted comentase la expulsión de los llamados radicales del PT.
FKC: Es lamentable. Dijeron que el PT en el pasado ya expulsó gente. Es verdad. Pero el PT del pasado no es el PT del presente. El PT tenía autoridad moral. Hoy, ha hecho alianza con el PTB. Habiendo hecho acuerdos con José Sarney y con Antonio Carlos Magalhães, aceptando negociar con los plantadores gauchos de soja genéticamente modificada (transgénica) ¿cual e la autoridad que el PT tiene para expulsar esos compañeros? Hasta ahora, la política externa del gobierno ha sido prácticamente la única que se salva. No por que los demás ministerios fuera del área económica estén presentando un mal desempeño, es que ellos están siendo asfixiados por la política económica del gobierno.
BDF: Y sobre la política externa del gobierno, que análisis usted hace?
FKC: En el caso de la política externa, tradicionalmente esa asfixia no existe. A pesar de todos los cortes hechos por la Secretaría del Tesoro en el Ministerio de las Relaciones Exteriores, que hacen con que muchas veces los diplomáticos brasileros enfrenten un mal momento en el exterior, la política externa se puede desenvolver libre de esos malos momentos financieros, por qué no es una política de inversión económica.
Ocurre que ninguna política progresista puede permanecer mucho tiempo en esa línea con un gobierno conservador y retrógrado, por qué hay una contradicción evidente en el gobierno brasilero liderar movimientos de liberación de la periferia del mundo capitalista, de las injerencias que viene del centro del sistema, y al mismo tiempo conformarse aplicadamente con todas las obligaciones que son impuestas al país por el Fondo Monetario Internacional. Un país que tiene crecimiento expresivo de su economía y que reduce su pobreza, tiene autoridad para hablar de los pobres. Pero un gobierno que se sumerge en el estancamiento económico y solo se lamenta de la desigualdad social no es un buen ejemplo para los demás países pobres del mundo.
Entonces, es preciso entender eso. Durante el gobierno militar, por ejemplo, es claro que la política militar del país no podía ser favorable a la defensa de los derechos humanos. Sería una contradicción manifiesta con el que existía en el Brasil. Y esa contradicción comienza a aparecer ahora en el campo de la política económica. La Argentina, por ejemplo, suspendió el pago de la deuda pública, y con eso tuvo un alivio extraordinario, el país volvió a crecer y el desempleo fue reducido de manera substancial. La Argentina mostró que ya estaba pudiendo respirar fuera de aquella cámara hermética en que a había sido encerrada por los gobiernos anteriores mancomunados con los organismos financieros internacionales. La Argentina presenta mejores condiciones que el Brasil para propugnar la realización de una política externa independiente. Y la cosa se coloca con esta perspectiva: el Brasil, hasta ahora, gracias a la relevante administración del Ministerio de las Relaciones Exteriores, ha mantenido una política independiente con relación a las injerencias de los Estados Unidos cuánto a la formación de la Alca.
Pero todo eso precisa ser visto con cuidado. ¿Por qué los Estados Unidos acabaron aceptando a posición brasilera en la Alca? No se puede olvidar que ellos están en vísperas de elecciones presidenciales. Un fracaso en este campo acabaría repercutiendo negativamente. ¿Hasta que punto, si venimos a depender una vez más del FMI, los Estados Unidos no estarían por detrás del FMI para presionarnos, necesitando una política más razonable con respeto a la constitución de la Alca? Entonces son esas dudas que permanecen sobre todos nosotros, y una vez más repito: no se trata de algo que viene de la maldad de los hombres en sí. Ellos hicieron una opción errada, y entraron de cabeza en un sistema de poder que difícilmente permite una salida.
BDF: El PT representa la mayor acumulación conquistada por las fuerzas de izquierda en el país en los últimos años. El fracaso de un gobierno del PT puede traer serias consecuencias para la izquierda. ¿Cómo usted ve ese fracaso?
FKC: Yo no soy tan pesimista así. Lo que yo creo es que la izquierda va a sufrir una especie de depuración. Ella va a tener que abandonar necesariamente esa creencia de que, llegando al poder, dominará las fuerzas que tradicionalmente organizan el país, o desorganizan. La izquierda tendrá que entender que es preciso otro tipo de trayecto para el país, sobre todo otro tipo de preparación para el ejercicio del poder.
BDF: Cómo usted ve el papel de los movimientos sociales en una coyuntura cómo ésta?
FKC: Es fundamental. Quería aprovechar para afirmar con toda la convicción el acierto de la línea seguida por el MST. Existe, en toda relación de poder, una especie de dialéctica entre el poder que manda y el poder que impide. Hasta ahora, la izquierda apenas se preocupó en llegar allá para mandar, pero no percibió que la tendencia natural del poder de mando es concentrarse en sí mismo y eliminar sus rivales o los obstáculos al desempeño de su acción. Al contrario, el poder que pertenece al pueblo debe ser siempre un poder de impedir, de fijar limites a aquellos que mandan, y es exactamente eso que hace el MST, con mucha propiedad. Buscan impedir que el poder se desvíe, y a cada rato llama la atención para el hecho de que el poder se deja llevar por una cierta negligencia, por una cierta pereza, por un cierto conformismo burocrático, y tiene que ser siempre despierto por aquellos que no se conforman con la injusticia.
Cuando el MST tomó la decisión de no transformarse en un partido político, tuvo una visión muy sabia de la realidad, por qué defiende mucho más el pueblo y sus derechos fundamentales sumergido en la sociedad civil, actuando cómo fermento en la masa, en vez de catapultarse para el centro del poder y comenzar a mandar. Lo que tenemos que hacer con el gobierno del PT es fortalecernos cómo movimientos sociales para, en todo momento, mostrarle al gobierno la realidad que él no quiere ver. Y, a todo rato, apuntar implacablemente los errores que han sido cometidos. Es preciso hacer eso de manera ensordecedora para que ellos no tengan ni un minuto de descanso, por qué, la verdad es que son siervos del pueblo. Ellos están en la condición, o deberían estar, de simples ministros, y ministro es una palabra que viene de minus, que quiere decir, de menor. Ellos siempre son menores con relación al pueblo; es el pueblo que es soberano.
BDF: ¿Cuál sería la medida inmediata que el gobierno debería tomar para mudar el rumbo del país?
FKC: Debería establecer la suspensión del pago de la deuda externa y un cambio substancial de la deuda interna, y colocar al resto del mundo en una posición de hecho consumado. A partir de ahí podríamos negociar. Pero no es ese el rumbo que está siendo tomado. Lo que hay de terrible en la renovación del acuerdo con el FMI no es, obviamente, el hecho de que el l FMI va a darnos más dinero, aunque eso aumente la deuda. Lo que hay de terrible en la renovación del acuerdo con el FMI es que eso vuelve mucho más traumático para el país cambiar la política económica.
Porque, a partir de ese momento, si por ejemplo el gobierno quisiera cambiar substancialmente la política económica sin conformarse con las exigencias del Fondo Monetario Internacional, tendría que rembolsar inmediatamente la deuda, y se colocaría en una posición de fragilidad. Fue muy lamentable que el gobierno no hubiese aprovechado una ocasión que no fue creada por el, sino por el gobierno anterior, que fue el final del acuerdo con el FMI, y eso fue dicho, por increíble que parezca, hasta por personalidades de destaque del Fondo Monetario Internacional: el Brasil no precisa de un nuevo acuerdo. Pero para el equipo económico del gobierno, fue indispensable ese nuevo acuerdo por qué eso fue una especie de cinto de seguridad, para impedir que las presiones sobre el cambio de la política económica llegasen a un extremo, donde no hubiese ninguna posibilidad de retorno.
* Fabio Konder Comparato, es jurista y profesor de la Universidad de Sao Paulo, coordinador del curso de la Escuela de Gobierno
Correspondecia de Prensa - Traducción de revista Movimiento