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Latinoamérica

FMI: BOLIVIA DEBE EVITAR LA TRAMPA DE LA DEUDA EXTERNA

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Econoticiasbolivia.com (La Paz, enero 22, 2004).- Expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendaron al gobierno boliviano tener mucho cuidado en la contratación de nuevos créditos y evitar así la insostenibilidad y caer otra vez en la trampa de la deuda externa que frena el crecimiento y el desarrollo interno.
En el último año, la deuda externa boliviana ha crecido aceleradamente, en más del 16 por ciento, por lo que varios de sus indicadores de sostenibilidad se han deteriorado abiertamente.
"En vista de la preocupación por el servicio de la deuda, Bolivia debería diseñar sus políticas de endeudamiento poniendo especial atención a las condiciones de los nuevos préstamos, incluso buscando financiamiento con períodos de gracia y vencimientos razonablemente largos", señala un estudio elaborado por los especialistas del Fondo Christina Daseking y Julie Kozack en la que se advierte sobre potenciales dificultades en el repago de los créditos.
La preocupación en torno a la evolución de la deuda externa boliviana es compartida también por el Banco Mundial. "Hay un análisis de sostenibilidad de deuda que es preocupante y hay que tomar en serio este aspecto de la deuda", dijo su representante, John Newman.
MAYOR DETERIORO
Hasta finales del 2002, "los coeficientes de endeudamiento de Bolivia no parecían alarmantes, pero el hecho de que el servicio de la deuda externa y de la deuda pública en relación con las exportaciones y los ingresos sea comparativamente alto indica que podría haber dificultades para atender dicho servicio", señala el informe del FMI.
Los indicadores de sostenibilidad de la deuda boliviana se han deteriorado durante la gestión del 2003, cuando el saldo adeudado por el país aumentó en 718,3 millones de dólares, equivalentes al valor de medio año de exportaciones nacionales.
A finales del 2002, Bolivia adeudaba a los organismos internacionales y gobiernos amigos un total de 4.299,7 millones de dólares, saldo que creció a finales del 2003 hasta 5.018 millones de dólares.
Actualmente, el peso de la deuda equivale al 62,7 por ciento del valor total de los bienes y servicios producidos en el país durante el 2003. En el 2002, el peso de la deuda sólo equivalía al 55,0 por ciento, según datos del Banco central de Bolivia.
Esto quiere decir, que hoy la deuda externa equivale a casi dos terceras partes de la riqueza anualmente producida por el país, en tanto que hace un año ese peso era de un poco más de la mitad, lo que ya se consideraba como excesivo.
EVALUACIÓN Y CAUTELA
El deterioro de la sostenibilidad de la deuda también se puede verificar en su relación con el nivel de exportaciones del país. En el 2002 se estimaba que eran necesarios 3,1 años de exportaciones para pagar la totalidad de la deuda. En el 2003 ya se necesitan 3,3 años.
Y son estos indicadores, según la percepción de los especialistas del Fondo, los que deberían ser evaluados a profundidad para delinear la política nacional de endeudamiento, en la que está inmersa la administración del presidente Carlos Mesa, que ha colocado a la contratación de deuda como uno de los pilares en las que sustenta su programa económico.
"En el caso de Bolivia, una estrategia de endeudamiento debería centrarse en la evolución del coeficiente de servicio de la deuda, así como en la razón entre el valor presente neto de la deuda y las exportaciones, sobre la base de proyecciones realistas y distintos escenarios y posibles perturbaciones".
Según Daseking y Kozack, todos los países de bajos ingresos, como es el caso de Bolivia, deberían tratar con suma cautela este tema. "Las numerosas debilidades que persisten, justifican un enfoque cauteloso al obtener nuevos préstamos. Se corre el riesgo de volver a caer en proyecciones de crecimiento demasiado optimistas, a menos que se llegue a comprender en profundidad qué impulsa el crecimiento en un país dado. Muchas reformas estructurales llevarán algún tiempo antes de dar frutos, mientras que la mayoría de los países de bajo ingreso seguirá sufriendo de instituciones débiles, bases volátiles de exportación y producción, y capacidad administrativa y de gestión de la deuda limitada durante algún tiempo. Por otra parte, los riesgos de crisis políticas y guerras siguen siendo considerables en muchas naciones (...) Por estas razones, mantiene validez la lección de la crisis de la deuda de los países de bajo ingreso, que comenzó a fines de los años ochenta y se prolongó hasta los noventa, de que los nuevos préstamos, incluso los concesionarios, deben negociarse con cautela, fundamentándose en proyecciones económicas prudentes y el reconocimiento de las circunstancias específicas de cada país".
El estudio previno, además, que era necesario que se superen las falencias del pasado, cuando se obtuvo financiamiento externo que no generó el crecimiento económico esperado y cuando las decisiones sobre obtención de préstamos se fundamentaban en proyecciones de crecimiento que nunca se concretaron.
ENDEUDAMIENTO VIABLE
El reto, según los especialistas, es lograr un endeudamiento viable, que impulse el crecimiento económico y que permita que el cumplimiento en el servicio de la deuda (pago del capital y de los intereses) esté de acuerdo con la capacidad de pago del país, sin grandes sacrificios económicos ni sociales.
Para honrar sus compromisos con el exterior, Bolivia paga anualmente más de 260 millones de dólares, monto que sin embargo sería mucho mayor a partir del 2004, agravándose las cargas sobre el fisco y sobre la economía nacional. Es tal el peso de la deuda externa, que el propio presidente Carlos Mesa explicó, en su primer mensaje del año, que "gastamos casi 3 mil millones de bolivianos (382 millones de dólares) en deuda externa, es decir el 20 por ciento de la plata que gasta Bolivia, la paga en deuda externa: capital e intereses".
"Es mucha plata y es una pregunta complicada porque en este momento económico difícil estamos tomando nuevos créditos que van a aumentar nuestra deuda externa", advirtió Mesa. Este monto equivale a casi la mitad del déficit fiscal que arrastra Bolivia.
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