El senador John McCain habló ante los casi 5.000 delegados, a la convención del partido Republicano que se está desarrollando en la ciudad de Nueva York. En un tramo de su discurso advirtió a los presentes sobre los argumentos de quienes se oponen a la reelección del presidente George W. Bush. "No dejen que nadie les diga otra cosa" afirmó McCain, provenientes de "nuestros críticos en el extranjero" o de "nuestros oponentes políticos". Y, mucho menos, de "un cineasta que no es sincero".
En ese momento los asistentes comenzaron a golpear con los pies y estalló en un abucheo contra el director cinematográfico Michael Moore, quien saltó a la fama mundial como oponente al gobierno republicano y a la invasión a Irak. Lo insólito del caso es que el realizador del documental "Farenheit 9/11" se hallaba en el palco para periodistas. Moore, con un blindado sentido del humor, remedaba el abucheo y con dos dedos de su mano indicaba que a Bush le quedan solo "dos meses más", aludiendo a las elecciones del 2 de noviembre, en las que Moore espera que pierda.
Esa no fue la única piedra en el zapato de los republicanos. El mayor contraste lo tuvieron un día antes del comienzo de la convención. El domingo pasado recorrió las calles de Nueva York una multitud de opositores al gobierno de Bush. Las cifras de manifestantes son muy disímiles, pero todos coinciden en estimar que es la concentración más importante de los últimos 22 años. El eje principal de la marcha —en la que participaron por primera vez veteranos de guerra de Irak— fue el repudio a la invasión a ese país árabe.
El carácter que los dirigentes del partido Republicano le pretenden imprimir —a partir de esta convención— a la campaña electoral, es eminentemente guerrerista. No por casualidad han elegido la ciudad de Nueva York que, aunque tradicionalmente demócrata, es considerada emblemática por los ataques terroristas del 11 de setiembre. La foto de Bush abrazando a un bombero sobre las ruinas de las Torres Gemelas, será la imagen más vista en esta convención.
El ex alcalde Rudolph Giuliani, otro de los oradores de anoche, señaló que "Bush ve el terrorismo mundial como el mal que es y será, y se mantendrá consistente en su propósito de derrotarlo, a la vez que trabaja para hacernos sentir seguros en casa". Mientras Giuliani decía esto, la cadena de televisión NBC ponía al aire una entrevista en la que Bush —preguntado sobre si se podía ganar la guerra contra el terrorismo— manifestaba textualmente "no creo que se la pueda ganar. Pero creo que pueden crearse condiciones para que aquellos que usan el terror como herramienta sean menos aceptables en otras partes del mundo".
Estas incongruencias de tipo menemista, donde no importan mucho la coherencia e —incluso— el tan mentado "sentido común", son perfectamente comprensibles si uno trata de mirar un poco más allá de la superficie.
¿Acaso les importó que el "argumento" de la existencia de armas de destrucción masiva, usado para lanzar la invasión, fuera desnudado por la realidad como una infame mentira?
¿Acaso les importó que el "argumento" de las conexiones entre Al Qaeda y el gobierno de Saddam Hussein, fuera absolutamente prefabricado?
¿Acaso les importó que "el llevar la democracia" fuera considerado un cinismo desde el primer día que lo dijeron?
¿Les importó tener que generar una mentira para reemplazar la anterior?
¡Ni siquiera son buenos alumnos de Joseph Goebbels, que proponía repetir siempre la misma mentira como —por ejemplo— la de la superioridad racial!
Entre mentira y mentira, sobre la base del miedo metido en la sociedad estadounidense, los ultraconservadores elegirán a su candidato presidencial.
Frente a esta alternativa belicista, el electorado norteamericano tiene como opción al partido Demócrata, con John Kerry como aspirante a la presidencia. Muy lejos de presentarse como una alternativa maquillada de progresista frente a los ultramontanos alojados en la Casa Blanca, el candidato demócrata se presenta enarbolando el estandarte del "nacionalismo ilustrado" —expresión sugerida por sus asesores de campaña— frente a, digamos, un "nacionalismo vulgar, rústico o torpe", desplegado por su adversario republicano.
Algunas de las expresiones de Kerry de estos últimos meses muestran a las claras el verdadero contenido de su futura política en materia de defensa:
- "Se hará todo lo necesario para defender la seguridad nacional y seguiremos contando con el ejército más poderoso del mundo".
- "Yo no acuso a George W. Bush de exagerar en la guerra contra el terrorismo. Al contrario, considero que no hizo lo suficiente".
- "Si resulto electo —manifestó Kerry—, haremos un esfuerzo histórico para desarrollar los combustibles alternativos y los vehículos del futuro. Haré que este país sea independiente de Medio Oriente en menos de diez años, para que nuestros hijos ya no tengan que morir por el petróleo".
Esta última es la más grave. Lo importante para el candidato demócrata no es el derecho internacional y la defensa de la paz. Lo importante es hacer las cosas para no ser dependientes del petróleo de Medio Oriente, para evitarse con ello tener que mandar a sus ‘hijos’ a morir —mejor dicho, a matar— para la obtención de esas fuentes de energía.
Trágica paradoja la de este momento de la historia de la humanidad. Un pueblo que no sabe, en su mayoría, dónde queda el océano Pacífico, según recientes encuestas, el 2 de noviembre elegirá al presiente del planeta entre dos candidatos: un guerrerista torpe y un guerrerista ilustrado.
Una buena para terminar . El semanario cubano "Trabajadores", en su edición del domingo pasado, menciona la posibilidad de que Michael Moore sea invitado por La Habana para realizar una producción cinematográfica sobre los cinco patriotas cubanos, encarcelados en los Estados Unidos por haberse infiltrado entre los terroristas de Miami, para conocer sus planes y evitar con ello más atentados terroristas en territorio de Cuba.
Emitido en el programa de radio "Desde la Gente" y publicado en www.hipotesisrosario.com.ar