Internacional
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Por: Iván Salgado*
Los barones de la electricidad
Por lo general, las señales inequívocas de las crisis capitalistas se acompañan de medidas tendientes a reforzar el poder de los monopolios, quienes así se aseguran el acaparamiento del bajo consumo característico de dichos períodos. Las grandes corporaciones se sirven de la alianza que establecen con los gobiernos en las épocas de 'vacas flacas' para consolidar su poder e ir eliminando cualquier obstáculo que se oponga a su enriquecimiento , aún a costa de afectar a la población en general con imposiciones impopulares, como mayores impuestos, medidas represivas para que sean aceptados, malos productos, fallas en los servicios, mayor contaminación, etcétera.
Estados Unidos, país que tanto proclama el 'libre mercado', no es la excepción, como sucedió con la industria eléctrica. De hecho, la empresa Enron, tan aclamada como un 'gran ejemplo' de la desregulación gubernamental, es decir, la proclamada privatización, quebró, y ni sus aportaciones al gobierno de Bush pudieron rescatarla.
Durante el verano del año 2001, el estado de California experimentó continuos apagones debidos, según se decía en ese entonces, a que las compañías generadoras de electricidad no contaban con suficiente fluido eléctrico, entre ellas Enron. Sin embargo, actualmente se sabe que no era así, sino que fue el pretexto para que tales compañías, verdaderos monopolios, justificaran un alza en la energía pretextando que a causa de una temporada 'más caliente de lo normal', el consumo de electricidad había subido bastante, especialmente, sobre todo, a la refrigeración , y una vez que pudieron cobrar más, curiosamente hubo menos apagones. Y fue cuando la gente comenzó a protestar contra los costos tan excesivos.
Las compañías les cobraron hasta cuatro veces más de lo normal (el dueño de una pequeña tienda de metales provocó el enojo del conservador senador republicano Duncan Hunter cuando le enseñó su cuenta de la luz del mes de mayo de ese año, la cual ascendió a $115.000 dólares, cuatro veces más de lo que usualmente el hombre había estado pagando antes de la supuesta crisis) y, claro, como ellas también contribuyeron generosamente a la campaña de Bush, pudieron actuar libremente, sin obstáculos, pues todos los funcionarios del gobierno están a favor del 'libre mercado', un libre mercado que está protegido, en todo momento, por el gobierno, y que no se complica la vida con competencias, ya que, gracias a las medidas gubernamentales de no oponerse a ningún tipo de control, los productores de energía eléctrica actúan a sus anchas y cargan todo el peso de su codicia y de su ineficiencia a los, hasta ahora, resignados consumidores. Hay que señalar, además que, como siguen empleando muchas de las generadoras carbón mineral para producir electricidad, este anticuado método, extremadamente contaminante, eleva mucho los costos, pero Bush insiste en que es más 'caro modernizarse' y por eso prefiere que su país siga siendo el principal contaminador del mundo.
A pesar de esos problemas, ni Bush, ni su vicepresidente, Dick Cheney, y ni la agencia gubernamental FERC (Federal Energy Regulatory Commission, la supuesta encargada de 'regular' los precios, cosa que ya ni de broma hace) administrada por el señor Curtis Hébert, permitieron que se estableciera un control de precios de la electricidad, gracias a lo cual, los monopolios eléctricos comandados por los llamados 'barones de la electricidad', aumentaron considerablemente sus ganancias.
Así, California debió pagar alrededor de $100 millones de dólares diarios por el fluido durante la fase más dura de la crisis y de $27.000 millones de dólares que pagó en total en el 2000, en el 2001 su cuenta ascendió a $55.000 millones de dólares.
Enron Corporation, en particular, empresa establecida en Houston, logró que sus ganancias se elevaran ¡281% en el primer cuatrimestre de dicho año!. Enron era administrada por Ken Lay, uno de los ejecutivos que más dinero le 'donó' a Bush, además de que era 'asesor informal' del Departamento de energía y que, según se está investigando ahora, tuvo mucho que ver en el 'diseño de la política energética' adoptada por el presidente y su gabinete. Pero, a la defensa de Enron, salieron varios funcionarios, entre ellos, Curtis Hérbert, el jefe de la FERC, quien señaló que nada 'peor para los apagones que los controles de precios'.
Sin embargo, los apagones en California demostraron que, aún sin controles, los monopolios eléctricos en Estados Unidos son un desastre, buscando dar, no un buen servicio, sino la manera de incrementar sus jugosas ganancias.
Esto se debería de tomar como ejemplo en México, para no insistir en privatizar la electricidad. A pesar de lo anterior, el actual secretario de energía de Estados Unidos, Spencer Abraham, insiste en mantener privatizada la producción de energía eléctrica, diciendo que la quiebra de Enron no es 'motivo de alarma'.
Las humeantes tabacaleras
Uno de los casos más evidentes del contubernio entre el gobierno de Bush y las corporaciones y, también, el más dramático en cuanto al poder del llamado 'big money', es decir, el poder económico de las grandes corporaciones, es el de la industria tabacalera. En el año 2000, los fabricantes de cigarros de Estados Unidos (EU) sufrieron un mortal golpe durante la administración Clinton, cuando las demandas en su contra, tanto de los gobiernos de varios estados, como de particulares, fueron resueltas a favor de éstos, quienes los acusaron de daños a la salud con sus productos y demostraron que las tabacaleras, incluso, les agregaban más de 200 sustancias, aparte de la nicotina y el alquitrán, para crear el hábito (o para reforzarlo, y por eso es tan difícil que un fumador pueda dejar de fumar), sin importar que dichas sustancias fueran sumamente peligrosas para el organismo, incluso, cancerígenas. Las cuatro mayores firmas (las tres primeras, por orden de importancia son:
Philip Morris, R.J. Reynolds Tobacco y British American Tobacco) acordaron pagar $ 206.000 millones de dólares durante 25 años para ayudar a costear la atención de enfermedades relacionadas con el tabaquismo, es decir, se comprometieron a entregar a los gobiernos y a los particulares demandantes, del orden de $ 8.240 millones de dólares anuales en promedio. Sin embargo, ahora que gobierna Bush, quien recibió siete millones de dólares para su campaña por parte de las tabacaleras, las cosas para 'Big Tobacco', o sea, las grandes tabacaleras, han cambiado. Para empezar, buscaron la apelación de la sentencia judicial, cuando en el 2002 estaba por vencerse un pago al gobierno de $20.000 millones de dólares. Así, los jueces del Departamento de Justicia, ahora a favor, como se verá, del 'big money', declararon que los casos en que se basaron las demandas eran 'muy débiles', como si los testimonios de las víctimas del tabaquismo y de los activistas contra el fumar, no fueran la gran cosa. Y las compañías buscan no pagar a pesar de que, contrario a lo que se hubiera esperado en ese entonces, sus ganancias, gracias a sus agresivas prácticas publicitarias, han ascendido sorprendentemente.
* Iván Salgado es catedrático de la UNAM (Universidad Autónoma de México).