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Internacional

12 de april del 2004

Se niega incluso a poner en duda la política de EE.UU. que alienta el Terrorismo
La comisión del 11-S es el nuevo perro faldero de Bush

Bill Christison
CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Las opciones del presidente Bush parecen extremadamente limitadas, y cabe poca duda de que EE.UU. continuará su decline como fuerza decisiva en los asuntos mundiales durante la próxima década. El problema real no es si la hegemonía de EE.UU. se desvanece sino si Estados Unidos puede encontrar un camino para decaer con dignidad, con un mínimo daño para el mundo, y para sí mismo.
Immanuel Wallerstein
"The Decline of American Power"
The New Press, Nueva York York, NY, 2003
Página 27

George W. Bush debería estar muy satisfecho con las tres horas de discurseo y testimonio de Condoleezza Rice el 8 de abril. Rice no cometió errores importantes, e hizo una defensa bastante detallada para demostrar que la administración Bush no dio largas al tema del contraterrorismo ante del 11 de septiembre.

Aunque no fue perfecta, su defensa fue ciertamente suficientemente buena para impedir toda pérdida seria de votos por Bush. En realidad, toda la audiencia terminó probablemente en empate. Las posibles debilidades en la presentación de Rice dieron a los miembros demócratas de la comisión la oportunidad de repetir sus propios argumentos anteriores sobre el tema de la demora en la adopción de medidas, pero el tema mismo ha sido tan confundido que es poco probable que dure mucho más, por lo menos entre los votantes promedio.

En las audiencias, todo lo que logró la oposición fue en realidad que se posibilitara que algunos miembros demócratas afirmaran que no eran simplemente bushistas edulcorados cuando se trata de la política exterior y militar.

Pero en realidad todos los miembros demócratas de la comisión del 11-S parecen que fueran bushistas edulcorados. En las audiencias que ha habido hasta la fecha, ni uno solo de ellos ha suministrado el más mínimo indicio de disposición de considerar en el informe final de la comisión qué cambios en la política exterior y militar de EE.UU.

podrían ser necesarios para reducir la probabilidad de ataques terroristas futuros contra Estados Unidos.

Parece seguro que todos los diez miembros de la comisión se han puesto de acuerdo de antemano en NO considerar cambio alguno en las políticas de EE.UU. Ya que el presidente de la comisión, Thomas Kean, anunció que se propone publicar su informe final a fines de julio (y entonces presumiblemente pasar a disolver la comisión), todas las presiones sobre los integrantes de la comisión entre ahora y julio tendrán que ver con que se evite toda complicación y que se continúe interpretando su mandato de la manera más estrecha posible. La probabilidad de que enfrenten tareas adicionales como la consideración de los indispensables cambios de política exterior es nula.

Veamos las cosas tal como son. Nada de lo que haga la comisión del 11-S importa realmente, y la comisión fue preparada desde el principio para que no haga nada que importe. Puede recomendar toda la reorganización del FBI y de la CIA que quiera. Pero ningún cambio organizativo logrará gran cosa si no es acompañado por cambios en las actuales políticas de EE.UU. que generan un odio legítimo contra EE.UU. y al hacerlo perpetúan el terrorismo en contra nuestra.

La cita al comienzo de este artículo lo dice todo: "El problema real no es si la hegemonía de EE.UU. se desvanece sino si Estados Unidos puede encontrar un camino para decaer con dignidad, con un mínimo daño para el mundo, y para sí mismo."

8 de abril de 2004
* Bill Christison entró a la CIA en 1950 y trabajó en la actividad de análisis de la Agencia durante más de 28 años. En los años 70 sirvió como Oficial de Inteligencia Nacional (principal consejero del director de Inteligencia Central) para el Sudeste Asiático, Asia del Sur y África. Antes de su jubilación en 1979, fue Director de la Oficina de Análisis Regional y Político de la CIA, una unidad de 250 empleados. Su correo es: christison@counterpunch.org