Conciente de que el talón de Aquiles del desgobierno de Bush ha sido Irak, el probable candidato demócrata, John Kerry, a quien las encuestas comienzan a señalar como un ganador, analiza el problema de Irak.
En una reciente entrevista de la revista Time realizada por Nancy Gibbs, Kerry -quien votó en el Congreso a favor de la invasión de Irak--, ahora afirma que la paciencia es una virtud, no una debilidad, estima que los medios son tan importantes como los fines, ve las alianzas como ganancias no como un lastre. Declara que la guerra en Vietnam demostró que se debe ir a la guerra solamente si fallan las demás opciones. Es necesario utilizar todos los remedios posibles antes de entrar en hostilidades bélicas, piensa ahora. Su fórmula para salir airosamente de Irak consiste en estabilizar el país de manera que pueda ser un contribuyente a la paz en el Oriente Medio.
Kerry acusa a Bush de estar buscando una escapatoria espantadiza de manera de llegar a las elecciones de noviembre fuera de la candente situación que lo ha sobrepasado. Hay que llevar a los demás países árabes a cooperar con este fin, algo en lo que Bush ha fracasado. Kerry declaró a Time que una sociedad democrática no puede ser impuesta por la fuerza a un pueblo. Estima que las Naciones Unidas, aún la OTAN, tienen más posibilidades de lograr ese fin que los Estados Unidos, porque la dirigencia que emergiera de esa gestión se vería más legítima que los títeres impuestos por las fuerzas de ocupación.
El precandidato afirma que tan pronto sea electo presidente enviará un equipo político para que realice un estimado de la situación y formule recomendaciones. Estima que hay que volver a la política atlántica y abandonar las prácticas de músculo militar de Bush. Estados Unidos no puede actuar de manera solitaria, necesita a sus amigos, afirma, aunque cree que de ser necesario su país debe actuar unilateralmente. Kerry se queja de que Bush ha confiado demasiado en sus militares y muy poco en sus diplomáticos. No obstante cree que en un primer acto deben ampliarse en Irak las tropas de ocupación en cuarenta mil soldados más. La guerra contra el terrorismo requiere la utilización de todos los recursos posibles. Unificaría la jefatura de la inteligencia nacional para evitar el divisionismo actual.
Piensa que fue innecesario deponer a Sadam Hussein porque si fue posible contener a Rusia en la Guerra Fría, también habría sido posible frenar a Sadam. La política exterior de Bush es "arrogante, inepta, arriesgada y excesivamente ideologizada", declara enfáticamente Kerry. Critica al actual presidente por su distanciamiento de Francia y Alemania, "dos de nuestros mejores aliados".
Kerry es un típico político de la Nueva Inglaterra, la zona más aristocrática y reaccionaria de Estados Unidos. Pese a su educación como un intelectual del liberalismo, sus años en Harvard y su expediente en el Congreso, no puede olvidarse que pertenece a la encumbrada familia Forbes, editora de la revista de igual nombre que expresa los intereses de la élite capitalista. Su esposa Teresa Heinz es la dueña del famoso ketchup, la salsa de tomate embotellada, y su fortuna se estima en más de seiscientos millones de dólares. Kerry votó a favor de la invasión a Granada, Afganistán e Irak. No es un apóstol de la izquierda ni será, de ser electo, una política muy diferente a la de Bush; no hay que levantar falsas expectativas.
Pero como político avezado está aprovechando los errores de Bush en su campaña y uno de los más evidentes ha sido la invasión a Irak. Si no aprovecha ese lado flaco de su oponente, si no golpea por esa fisura, no estaría aprovechando sus ventajas tácticas en la campaña. De todas maneras la estupidez manifiesta de Bush, su administración pletórica de halcones y de ávidos agentes de las grandes corporaciones petroleras, ha sembrado una ola de antiamericanismo en todo el mundo y si es derrotado Bush nuestro planeta va a emitir un largo suspiro de alivio.