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Internacional

1 de marzo del 2004

Código de colores para un Nuevo Siglo de EE.UU.

Gabriel Ash
YellowTimes
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

No me pregunten cómo obtuve este memorando.

De: la Oficina de Planes Especiales, el Pentágono
Clasificación: Estrictamente confidencial
Distribución: Vicepresidente Dick Cheney, Secretario de Defensa Donald Rumsfeld
RE: Preparación de la sociedad para un catastrófico cambio de clima

La guerra en Irak fue un ensayo general. Aprendimos mucho. Ahora hay que comenzar a prepararse para el verdadero espectáculo, el Gran Espectáculo. ¿Estamos preparados?

Han leído el resumen ejecutivo de Andrew (Marshall) sobre el catastrófico cambio climático que puede estar próximo, tal vez en menos de dos decenios. Bastan unas pocas citas:

"Los trastornos y los conflictos serán características endémicas de la vida... Una vez más, la guerra podría definir la vida humana."

"Millones de personas morirán por la guerra y el hambre."

"El acceso al agua se convierte en un importante campo de batalla."

Tenemos los mejores militares del mundo; ahora controlamos el Éufrates en Irak, la principal fuente de agua en el área productora de petróleo. Por cierto, también controlamos el petróleo. En cuanto al agua en el interior del país, tenemos los amplios recursos de Canadá que podemos agarrar. Podemos arrollar en una Blitzkrieg [guerra relámpago], como Rommel penetró en Francia pasando por las Ardennes. Prevemos la Anschluss [anexión] dentro de 48 horas.

En cuanto a la guerra en Irak, nuestro punto más débil es la gestión a largo plazo de la opinión pública. No basta con decir: "o estás con nosotros o contra nosotros". Tenemos que poder castigar a toda persona que trate de interferir con nuestros planes. Por suerte la prevista catástrofe medioambiental facilitará la implementación de un plan que potenciará al máximo el control de los elementos que no cooperan.

Recomendamos la creación de una base de datos nacional y global de personas, clasificada e identificada con códigos de colores. Una tal base de datos será absolutamente necesaria para lograr un profundo dominio del mundo después del inicio de la catástrofe y el colapso temporal de la economía de mercado.

Tarjetas de identidad magnéticas, con código de color, como las utilizadas por Israel en los Territorios Ocupados, deberían ser impresas y almacenadas en centros de distribución. Un pequeño porcentaje debiera ser entregado de inmediato a personas de confianza, junto con listas.

Recomendamos el siguiente sistema de colores:

Azul: La dirección de EE.UU., más unos pocos extranjeros seleccionados - políticos, dirigentes industriales, financistas, etc. No existen dificultades en este caso. Clasificaremos de azul a la mayor parte de la gente con ingresos anuales de más de 200.000 dólares, así como funcionarios gubernamentales e intelectuales de la defensa importantes. Sólo necesitamos extirpar algunas manzanas podridas como George Soros. Cuando llegue el momento, los poseedores de tarjetas azules serán reunidos en algunos sitios seguros, secretos. Un grupo selecto predeterminado (con una franja roja sobre el azul) escogido por el Pentágono, se hará cargo desde su ubicación en un centro de comando y control que aún debe ser especificado.

Marrón: Esta categoría es para hombres y mujeres jóvenes y en buen estado de salud disponibles para el servicio militar y policial. Un grupo selecto (franja roja sobre marrón) será asignado para la guardia de "sitios secretos". El resto controlará a la población y reprimirá los disturbios por alimento y agua que se prevén.

Verde: Se entregará tarjetas verdes a gente corriente que puede realizar trabajos útiles: trabajadores agrícolas, industriales, domésticos, ingenieros, personal médico, etc. Por desgracia, como señala Andrew, sólo una parte de la humanidad será sostenible; incluso un gran porcentaje de estadounidenses tendrán que ser excluidos. Pero no debemos escapar del trágico papel que la historia nos ha impuesto. Tenemos que prepararnos para una feroz competencia por las tarjetas verdes. La gente luchará hasta la muerte, ya que tener una tarjeta verde se convertirá en asunto de vida o muerte. Debemos sentir gratitud por que reality shows como "Superviviente" y "El aprendiz" están acostumbrando a la gente a tener la actitud apropiada. Necesitamos más espectáculos semejantes. El adecuado entrenamiento de la conciencia facilitará que los perdedores acepten su suerte y mueran sin causar problemas.

Rosa: Una vez que haya terminado la tragedia, tendremos que recrear la raza humana. Para acelerar el proceso de regeneración, se extenderán tarjetas de identidad con código rosado a mujeres jóvenes y atractivas de todo el mundo, seleccionadas para la procreación. Reality shows como "Quién quiere casarse con un millonario" son un instrumento educativo que es una bendición del cielo. Debemos utilizarlos inteligentemente.

Rojo: Se distribuirá tarjetas de identidad rojas a elementos subversivos: periodistas con mentalidad independiente, sindicalistas, musulmanes, etc. Deben ser reunidos y detenidos lo antes posible. No tendremos tiempo para hacer averiguaciones. La menor sospecha debiera bastar. Tenemos que estar absolutamente seguros de que ningún subversivo queda suelto o recibe identidad de algún otro color. Ojalá que una vez que haya pasado lo peor, la reserva de genes humana será limpiada de esa característica personal que causa tantos problemas.

El resto de la población no requerirá una tarjeta de identidad, ya que no se cuenta con que vaya a sobrevivir mucho tiempo.

Al comenzar la catástrofe, el gobierno confrontará un serio obstáculo. La opinión pública se quedará a la zaga, va a tender hacia lo sentimental. La gente se negará a aceptar las necesidades impuestas por la nueva realidad. Para calmar las críticas, recomendamos una serie de políticas preventivas de "acción afirmativa" que pondrán una cara humana y compasiva al sistema de códigos de colores.

Al calcular la elegibilidad para la tarjeta de identidad azul, se considerará a los grupos minoritarios desde un ingreso bajo mínimo de 150.000 dólares al año. (Esto no tendrá una importancia numérica.)

Al calcular la elegibilidad para las tarjetas verde y marrón, debería otorgarse una pequeña cantidad de puntos preferenciales a minorías y a descendientes de los supervivientes del Holocausto. Una parte importante, hasta un 50% de las tarjetas rosadas debieran ser para mujeres jóvenes de países "exóticos".

El programa debiera ser orientado y presentado al público por un icono identificado con una minoría adecuada, por ejemplo, una mujer africano-estadounidense.

Otro beneficio de la incorporación de estas políticas en el sistema de colores es que desviará la cólera de la gente que ha de morir hacia las minorías y las mujeres, y la alejará de los hombres ricos, blancos, bien relacionados, cuya codicia, admitámoslo, es la causa a la raíz del próximo colapso de la tierra.

Sinceramente,
Douglas Feith, con la ayuda de Richard Perle y muchos otros.

24 de febrero de 2004
[Gabriel Ash nació en Rumania y creció en Israel. Escribe su columna porque la pluma es a veces más poderosa que la espada - y otras veces no. Vive en Estados Unidos] El correo de Gabriel Ash es: gash@YellowTimes.org