Europa
|
8 de febrero del 2004
Expertos en inteligencia militar aseguran que el CNI vigila a políticos
Al menos cuatro partidos son espiados por el Estado
izaronews.org
"Si se tiene constancia de que se produjo una reunión" entre el dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Josep Lluís Carod-Rovira, y la cúpula de ETA, en una zona cercana a la localidad francesa de Perpiñán, es "por el seguimiento permanente a los dirigentes de los partidos que pueden suponer un peligro para la integridad territorial de España" y no porque el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tuviera un topo infiltrado en el entorno de la banda terrorista. Así lo aseguran expertos en esionaje y defensa nacional consultados por este periódico.
Según informa el diario digital Canarias Ahora, expertos en el funcionamiento de la inteligencia española señalan al Bloque Nacionalista Galego (BNG), Partido Nacionalista Vasco (PNV), Eusko Alkartasuna (EA) y ERC como los partidos cuyos dirigentes han sido sometidos a seguimientos por suponer, "a juicio de los jefes políticos de los servicios de espionaje," un peligro para la unidad del Estado español.
Según estas fuentes, la base jurídica de estas operaciones de espionaje, a su juicio clandestinas, es decir, secretas e ilegales, es el Artículo 8 de la Constitución Española que da poder a las Fuerzas Armadas para "garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional".
Conforme a esto, los responsables políticos del CNI, el servicio de espionaje militar, habrían dado órdenes de investigación que implican operaciones de control integral de todas las actividades desarrolladas por los políticos mencionados.
Estos controles se efectúan tanto a través de medios humanos (seguimientos) como a través de medios técnicos (intercepción de telefonía móvil, telefonía fja y correo electrónico). Los expertos señalan que la telefonía móvil supone un valor añadido ya que permite la "balización" (localización) del individuo en todo momento, amén de no presentar dificultades para la grabación de las conversaciones.
Serían estas conversaciones las que habrían conducido hasta la reunión de Perpiñán, sin descartar que se hayan producido "operaciones de penetración" en el domicilio o alguno de los despachos de Carod en busca de notas manuscritas que pudieran revelar sus intenciones.
Según las fuentes, Carod-Rovira en su recorrido hasta encontrarse con Josu Ternera y Mikel Antza, "llevaba rabo", esto es, era seguido. Destacan la limpieza del trabajo realizado para que esa "caravana" que seguía al líder de ERC no fuera descubierta por los servicios de inteligencia etarras, que a su jucio, "en un número no inferior a diez individuos armados y en permanente comunicación entre sí" aseguraban un perímetro en torno a sus jefes.
Sin embargo, la duda les asalta cuando se preguntan por qué no se avisó al gabinete encargado de las relaciones internacionales de la DST (Direction de la Surveillance du Territoire), el contraespionaje francés, ni a la DCRG (Direction Central des eseignements Généraux), la central de inteligencia de ese país.
Recuerdan los expertos que en virtud de los acuerdos antiterroristas franco-españoles, ambos países se comprometieron a informarse mutuamente de cualquier operación que desarrollaran en el territorio del otro.
Explican que de ese modo se habría podido montar un dispositivo que hubiera permitido la detención no sólo de Ternera y Antza, sino además de todos los integrantes del dispositivo de seguridad etarra que vigilaba el desarrollo de la entrevista.
"¿Por qué se reduce todo a montar un escándalo en torno a Carod-Rovira? ¿No hubiera sido más positivo mantener el escándalo y detener a los máximos exponentes de la banda?". Éstas son las preguntas que se hacen en círculos del CNI próximos a la operación. Sin embargo, nadie dio una orden distinta a la de confirmar que la entrevista se estaba celebrando.
Tras finalizar una operación de este calado, el mecanismo que se sigue para informar al Ejecutivo es el de redactar un informe, que con el visto bueno del jefe del servicio, se envía a Presidencia del Gobierno, una vez que dicho informe ha sido clasificado como reservado o secreto, afirman las fuentes.
En las notas de remisión desde el CNI a Presidencia figura el destinatario. En este caso, José María Aznar, haciéndose cargo de la recepción el jefe del Gabinete del presidente, Carlos Aragonés Mendiguchia, si bien, en ocasiones, "quien lo recibe es el secretario general de Presidencia", Francisco Javier Zarzalejos.
Zarzalejos es uno de los hombres del primer mandato de Aznar que se entrevistó en Zurich (Suiza)con los etarras Belén González Peñalva y Mikel Albizu (Antza) en la única reunión que se produjo entre ambas partes durante la tregua decretada por ETA el 16 de septiembre de 1998. "Además es hermano del director del diario ABC", señalan las fuentes, recalcando que fue ese periódico el que dio la noticia de la entrevista de Carod.
A Zarzalejos le acompañaban el 19 de mayo de 1999 en la ciudad suiza los entonces secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martín Fluxá, y Pedro Arriola, asesor personal de Aznar. Como más tarde se desveló exisitó un mediador entre las partes, papel que ejerció monseñor Juan María Uriarte, obispo de San Sebastián "que abandonó tras descubrir la existencia de micrófonos ocultos en su vehículo particular", recuerdan los expertos.