Europa
|
Vasili Zubkov
El próximo viaje del presidente Putin a América Latina representa sin duda un acontecimiento internacional digno de nota y persigue dos objetivos. Primero, el presidente de Rusia asistirá al 12 Foro del Consejo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se celebrará en Santiago. Y segundo, efectuará visitas oficiales a Chile y Brasil.
Los 21 Estados que integran el APEC tienen cerca del 40% de la población mundial y el PIB conjunto de los países miembros del APEC constituye más de 16 billones de dólares (un 60% del PIB mundial) y el 42% del comercio mundial. Rusia ha fortalecido considerablemente sus posiciones en esta organización económica mundial y con sus reservas de materias primas energéticas puede esperar ocupar una posición privilegiada en la organización del Consejo de Cooperación Económica Asia-Pacífico. De modo que el presidente ruso será un visitante deseable en el foro chileno.
En lo que respecta a la propia América Latina, son sólo dos países - Chile y Perú - los que toman parte activa en los albores de esta organización. Otros están esperando a que venza la moratoria de diez años para la admisión de nuevos miembros. No obstante, América Latina seguirá con mucha atención las negociaciones que el presidente de Rusia sostendrá con su colega chileno Ricardo Lagos y el líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y más tarde, las negociaciones que se celebrarán en el Kremlin entre Vladimir Putin y el presidente venezolano Hugo Chávez. Ese enorme continente en dinámico desarrollo espera de estos encuentros nuevas ideas y propuestas respecto al mantenimiento de las relaciones bilaterales y multilaterales entre Rusia y los Estados de América Latina.
Veamos cómo es la situación ahora. Los expertos hacen constar que el alto nivel de contactos políticos que Rusia mantiene con la mayoría de los países de ese subcontinente se complementa de forma feliz con las activas relaciones económico-comerciales. De modo que lo que el presidente Putin dice del afán de Rusia de recuperar sus posiciones en esta área del planeta es bien digno de crédito.
El hecho de que Moscú ya no tenga componentes ideológicos en materia de las relaciones internacionales, así como las enérgicas actividades que desarrollan los negocios de Rusia, que necesitan nuevos socios, clientes y mercados, hoy día determinan la esencia del vector latinoamericano en la política exterior de Moscú. El incesante crecimiento económico de Rusia hace que esta política sea viable y convincente.
Es cierto que los negocios rusos se sienten atraídos por las zonas económicas y países en que productos y capitales de Rusia tienen o pueden tener demanda, incluidos los países en que ha sido tradicionalmente fuerte la influencia de la Unión Soviética y donde la población trata con simpatía al pueblo de Rusia. Muchos países de América Latina figuran como simpatizantes con Rusia.
Los Estados latinoamericanos en su mayoría, igual que Rusia, se hallan en la etapa de reforma de sus economías. Igual que Rusia, ellos han proclamado y mantienen una política de integración acelerada en la economía mundial, resolviendo de paso problemas de la protección social de la población y la lucha contra la pobreza.
La clase política de Rusia apoya sin reserva el empeño de empresas públicas y privadas en mantener la cooperación con organizaciones económicas regionales como la OEA, Grupo de Río, la ECLA, el Mercado Común Suramericano (MERCOSUR) ( que es una organización de integración de los países del Cono Sur). Es la organización económica regional más importante del subcontinente que está integrada por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Chile y Bolivia. Hace un año, el comercio de Rusia con los países del Mercosur ascendía a 6 mil millones de dólares, y las posibilidades del crecimiento aún no están agotadas.
Según datos proporcionados por el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior del Brasil, tan sólo con ese país, que representa un verdadero gigante económico, en 2003 el comercio de Rusia creció en el 20%, al alcanzar 2 mil millones de dólares. Según el balance del primer semestre, tan sólo la exportación brasileña a Rusia ha crecido otro 10% y la exportación rusa, el 29,7%. Las estadísticas publicadas en Rusia resultan más modestas porque Moscú tiene en cuenta sólo los suministros directos de mercancías, mientras que la parte brasileña incluye también las mercancías rusas adquiridas a través de intermediarios internacionales.
Rusia tiende a diversificar sus vínculos económico-comerciales con los países de América del Sur, promoviendo su maquinaria y productos de altas tecnologías y de la industria de guerra, desarrollando la cooperación en los sectores aeroespacial y del petróleo y gas, el transporte y prospección geológica. En esa área se han establecido gigantes de los negocios rusos como 'Lukoil', 'Aluminio ruso', 'Rosneft', 'Másquinas de fuerza' (generadores y turbinas), 'Rosoboronexport', 'Tulamashzavod', 'KAMAZ', y otros.
Es fundamental que la cooperación con Rusia resulte mutuamente provechosa para los Estados latinoamericanos y carezca de carácter meramente coyuntural. Esta cooperación va cobrando un carácter de colaboración a largo plazo. América del Sur ve en la Rusia de hoy un socio digno de confianza. Esta es la conclusión que puede sacarse no sólo de los datos estadísticos que caracterizan el comercio exterior sino también de los ámbitos de la cooperación que se mantienen con mayor dinamismo o se hallan en la etapa final de concertación de convenios respectivos.
Por ejemplo, el Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio de Rusia espera que durante el viaje de Vladimir Putin al Brasil se firme el memorándum del mutuo entendimiento entre la Agencia Espacial Federal de Rusia y el Ministerio de Ciencia y Tecnología del Brasil sobre la cooperación en el campo de las investigaciones espaciales.
Una fuerte tendencia a la participación de Rusia en proyectos importantes y costosos en América Latina se observa en la industria hidroeléctrica y la prospección de minerales (Venezuela, Chile, Brasil). En materia de la cooperación técnico-militar (Cuba, Argentina, Venezuela, Uruguay y otros). En el sector aeroespacial (Brasil, Chile) y en el uso civil de la energía nuclear (Brasil, Chile).
En vista de todo lo anterior, es de esperar que la visita de Vladimir Putin llegue a ser un acontecimiento de suma importancia en materia de las relaciones ruso-latinoamericanas y les proporcione nuevos parámetros de calidad a todos los ámbitos de nuestra cooperación.
* Vasili Zubkov es comentarista en cuestiones de economía de RIA NOVOSTI.