Europa
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16 de enero del 2004
Rusia y occidente
¿Cuándo resucitará
el oso?
Lisandro Otero
Rebelión
Por su mentalidad y su cultura los rusos son europeos, dijo en una entrevista
reciente Vladimir Putin. Una declaración que no habría vacilado
en suscribir Pedro el Grande. La pregunta que muchos se hacen es si Rusia, bajo
su nuevo sistema capitalista, desea realmente ingresar en la Unión Europea.
El dilema que se le plantea al nuevo régimen es que Estados Unidos está
construyendo una nueva cortina de hierro, esta vez incluyendo a los países
que pertenecieron al campo socialista en una nueva integración con Europa
y la Alianza Atlántica, es decir, Estados Unidos. La expansión
de la OTAN está constituyendo un cinturón de fuego alrededor del
suelo ruso. Nuevas bases militares, asesores castrenses, suministro de armamento
están creando un estrangulamiento estratégico. Ello quiere decir
que, pese a la disolución de la Unión Soviética, la geopolítica
norteamericana aún teme el despertar del oso. Un cambio en la dirección
rusa, con un gobierno más sensible al papel que le corresponde en el
mundo por su potencial y sus dimensiones, pudiera engendrar nuevas rivalidades
y zonas de tensión.
Durante las negociaciones más recientes en la Organización Mundial
de Comercio y el Protocolo de Kyoto, Rusia ha chocado con la Unión Europea.
A Putin no le complacen para nada las críticas europeas y estadounidenses
a la guerra en Chechenia. El aprisionamiento del especulador Khodorkovsky ha
generado nuevas diatribas europeas. Algunos dirigentes rusos han expresado que
su país desea igualarse a Europa, no ser parte de ella. En el futuro
la mitad del comercio exterior ruso será absorbido por Europa y ese es
un factor a tener en cuenta.
Rusia fue convertida al cristianismo por Bizancio, no por Roma; la cristiandad
occidental y la oriental han sido antípodas y por ello Rusia permaneció
marginada de la órbita europea, pese a su cercanía. Rusia fue
periódicamente agredida por Occidente: por los polacos en 1610, por los
suecos en 1709, por los franceses en 1812, por británicos y norteamericanos
en 1918, por los alemanes en 1941. La respuesta de los rusos, su principal arma
defensiva, según una teoría de Arnold Toynbee, ha sido apoderarse
de la tecnología de Occidente. Ese fue el camino que señalaron
Pedro el Grande y Catalina, el mismo que se ha seguido desde entonces.
Sean armas de fuego o la fisión nuclear, Rusia no cesa de hacer periódicos
esfuerzos por mantenerse a la altura de Occidente pues cada vez que se retrasa
en esa carrera sufre una importante derrota histórica. Pedro el Grande
y sus sucesores, afirma Toynbee, elevaron a Rusia a un nivel occidental y por
ello pudieron resistir y vencer a los suecos y los franceses. Después
de la Revolución Industrial ocurrida en el siglo XIX Rusia se retrasó
una vez más y sufrió la derrota de 1914. La Revolución
de Octubre facilitó la victoria de 1945 sobre el nazismo y la elevación
de la Unión Soviética a potencia mundial de primer orden.
El legado ideológico de Karl Marx, el Gran Heresiarca Occidental, como
lo llamó Toynbee, -originalmente pensado para sociedades industrialmente
desarrolladas-, fue adaptado por Lenin a las necesidades de cambio de una sociedad
semisalvaje, morosa y estancada en relación al resto de Europa. El imperialismo
zarista fue armando el Estado ruso con la absorción de estados limítrofes,
buscando áreas de influencia al norte y al sur, hacia los pueblos escandinavos
y los musulmanes, accesos al Báltico, al Caspio, al Mar Negro, al océano
Pacífico, al petróleo del Cáucaso, alcanzando la salida
al Mediterráneo a través del Bósforo y los Dardanelos.
Solamente era posible mantener la cohesión de este gigantesco rompecabezas
mediante un absolutismo intransigente como el de los Romanov o el de Stalin.
La disolución de la Unión Soviética mezcla de traiciones
y torpezas, y consecuencia de los errores del sistema, dejó al oso herido
y a merced de la clemencia occidental. Lentamente comienza a reponerse y a alzarse
de nuevo sobre sus pies y la perspectiva histórica indica que en un plazo
más o menos cercano Rusia ha de recuperar sus energías y constituirá
un enclave mundial de primer orden, como lo fue antaño, y un desafío
para el imperio americano.
gotli2002@yahoo.com