Modesto Emilio Guerrero
Paralelo 21

Uno de los productos más originales del proceso político social vivido por los trabajadores argentinos desde diciembre de 2001, cuando se quebró la ¿paz social?, es el movimiento de fábricas ¿recuperadas?, que en Venezuela se denomina ¿ reactivadas?. Estas dos expresiones, más la fuerza insurreccional de Bolivia y Ecuador, señalan las tendencias más sostenidas de la situación social latinoamericana de hoy: la búsqueda de una solución de fondo, real y no ilusoria, a la brutal explotación impuesta por las políticas neoliberales. La película La Toma, de Avi Lewis y Naomi Klein, será proyectada hoy miércoles 21 de abril con una función pública en la ¿ Plaza de Brukman?, nombre impuesto porque en ese espacio público las trabajadoras de la fábrica acamparon por casi un año, hasta que obtuvieron el derecho a la estatización. A Klein se le conoce sobre todo por su libro No Logo. Lewis es una estrella de la televisión canadiense.

Este miércoles 21 de abril no es cualquier fecha. Exactamente un año atrás, el gobierno de la Ciudad-Estado de Buenos Aires desató una feroz represión para derrotar a los tomistas de Brukman, verdadero paradigma del movimiento de fábricas recuperadas en Argentina. Cada fábrica recuperada/reactivada es un símbolo de dos cosas, primero, que el capitalismo es un sistema de vida obsoleto, absolutamente innecesario y altamente peligroso para el planeta; y segundo, que los trabajadores, disciplinados por la explotación sempiterna y sus tradiciones organizativas, políticas y éticas, son el sector social mejor ubicado para sistematizar una de las lecciones clave del silgo XX: No hay soberanía nacional estable, ni progreso social a largo plazo sin eliminar la explotación del hombre por el hombre. Esto lo muestra con hermosura estética y precisión de crónica periodística, el documental LA TOMA.

Es una obra de dos talentosos canadienses, Avi Lewis y Naomi Klein. Se dedica a registrar el proceso y la manera como ocurrió la recuperación de fábricas abandonadas por patronos en la Argentina de los 90. La Toma nos recuerda la buena labor de realizadores como Kimberly y Donacha, con su pieza, ya clásica, ?La Revolución no será Televisada?, o la del venezolano Marcelo Arreaza, ?La Revolución Bolivariana y la Cuarta Guerra Mundial?. Estos realizadores y realizadoras cinematográficas, tienen en común varias cosas. La juventud, median los 30 años; todos reflejan o registran los grandes problemas de los años 80 y 90: la globalización, el neoliberalismo, la maldita integración de mercados, el desempleo crónico y masivo, los nuevos movimientos sociales, entre otros fenómenos. Siendo un cine ?social? (cuál no lo es) se destaca por la calidad de su búsqueda estètica y la integración de los recurso electrónicos al relato periodístico. Sin embargo, por suerte, no olvidan que el artista es, antes y después de ser artista, un ser social y que ese simple hecho lo obliga a tomar parte. Claro, sin olvidar que es artista.

Desgraciadamente, el movimiento está dividido en varias corrientes, pero no elimina su carácter de nuevo movimiento de resistencia. Menos aún, borra de la memoria que las humildes trabajadoras y obreros de Brukman fueron, junto con Zanòn, las ùnicas fábricas donde la ocupación derivó en producción y comercialización exitosa bajo control obrero, y eso fue un mérito político de sus iniciadores. Pero Brukman también fue una lección aprovechable de lo que no se debe hacer: suponer que un conflicto tan feroz podía sostenerse encerrado políticamente alrededor de sí mismo. Se podía estatizar o cooperativizar sin vender los principios. La película fue proyectada el 18 de abril en el Cosmos y el 20 de abril en el Hoytt Cinema del shopping El Abasto, de Buenos Aires. Señala la gacetilla que invita a la proyección de hoy, que ?La toma no nació para encerrarse en circuitos privados, la avant premier mundial fue pensada al aire libre y con invitados especiales: los obreros de las fábricas son los únicos que tendrán esa noche asientos privilegiados?. En buena hora.

Radio Universidad de Guadalajara, México
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