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Argentina: La lucha continúa

Porque lo que importa... Es la cerveza

M. L. Andrés, M. Escobedo y V. Lanati
El Eslabón

Una disputa entre empresarios pone en juego la fuente laboral de 40 empleados de la Cervecería San Carlos. Desde hace un mes los trabajadores toman la fábrica y con la adhesión de todo el pueblo resistieron un desalojo

San Carlos Sud, 45º grados de sensación térmica, y una tranquilidad que cualquier hombre de la ciudad envidiaría. Chicos jugando en las calles, bicicletas en las puertas de los negocios sin cadenas y la cita imperdible con la siesta. Una comuna de 2.000 habitantes que lleva impregnado el orgullo de la fábrica instalada en su pueblo desde 1884. "La gran familia cervecera", como a ellos les gusta llamarse.
Esta rutina se vio interrumpida el 15 de diciembre del 2003 cuando una orden judicial, librada por la jueza Alicia Nora Lapalma –perteneciente al juzgado de la 10º nominación en lo Civil y Comercial de los tribunales santafesinos– inhabilitó el uso de tres máquinas: la pasteurizadora, la lavadora de botellas y la etiquetadora.
Cervecería San Carlos está compuesta por tres partes empresarias. El dueño del inmueble sería Jorge Cecilio Luna y el de las máquinas Gustavo Ingaramo, pero en la actualidad la firma que comercializa el producto es Cervecería Cerro León, a cargo de Luis Barrera y el responsable diario de la producción, Luis Menchini.
El conflicto se desató cuando Ingaramo reclamó la propiedad de las máquinas a Jorge Cecilio Luna. La justicia falló finalmente a favor de Gustavo Ingaramo, lo que provocó la paralización de las máquinas y el seguido intento de desalojo de los trabajadores el 16 de enero – cinco días después de la iniciada la toma de la fábrica– con el objetivo de dejar una custodia judicial a cargo de los bienes.
Según el secretario general del Sindicato de Trabajadores Cerveceros, Guillermo Anthieni, "Ingaramo sabe que las máquinas no se las puede llevar porque no se pueden trasladar, ya que ocupan el espacio físico de una casa. Se llevaron los tableros para que las máquinas no funcionen y no permitirnos trabajar a nosotros". el laburante consultó al abogado del gremio, Pablo Cleman, acerca de este enfrentamiento entre partes. "Ingaramo está reclamando. Pero nosotros entendemos que es con un contrato y un juicio simulado con el objetivo de que las máquinas salgan de la planta e interrumpan la actividad", dijo el abogado. "Se supone que esto presiona para que Cerro León –firma que actualmente explota la marca– se retire y los trabajadores acepten que llegue otra empresa", continuó.
El juicio simulado al que se refiere Cleman también fue confirmado por Anthieni, quien aseguró que el propio Gustavo Ingaramo se reunió con los trabajadores y les manifestó que "la intención era alquilarle las máquinas a otra empresa con mucho poder económico" con la promesa de mejoras en las condiciones laborales.
En ese mismo encuentro, según Anthieni, el empresario abiertamente declaró: "Yo les paro las máquinas y ustedes se tienen que ir. Si no pueden envasar la cerveza – tienen un millón de litros– la tienen que tirar y cuando la tiren y no puedan elaborar se van a tener que ir. Ahí yo hago mi negocio alquilando la empresa, esa es la verdad". Los trabajadores afirmaron que la firma que, según Ingaramo, explotaría la planta de acá en adelante, sería Naran-pol.
Carlos Galán, titular de Productor Alimentario, firma que distribuye gaseosas, (entre ellas Naran-pol) jugos, vinos y amargos, confirmó que hace dos años recibió por parte de Luna e Ingaramo el ofrecimiento de manejar la cervecera y por estos días se renovó la propuesta. "Somos los candidatos", dijo Galán pero aclaró que su posición es que "los dueños de la cervecería resuelvan el conflicto y después plateen el negocio con nosotros".
Simuladores. Jorge Cecilio Luna y Gustavo Ingaramo explotaron la empresa durante diez años con diferentes razones sociales, como Frigorífico La Esmeralda y Ruede Paradise entre otros. Anthieni recordó: "estos dos señores que están ahora litigando fueron nuestros patrones durante 10 años, donde llegamos a estar seis y siete semanas sin cobrar y cuando cobrábamos nos daban 15 pesos por semana."
Cerro León administra la fábrica desde julio de 2002. Desde esa fecha los trabajadores cobran según el convenio colectivo de trabajo, tienen una obra social de primera calidad y se les realizan los aportes jubilatorios, derechos de los trabajadores olvidados por Luna e Ingaramo. Anthieni explicó: "si nosotros tenemos una empresa que nos cumple, como la vamos a abandonar".
La gran familia cervecera. Cervecería San Carlos nace 1884 como se exhibe en la chimenea de la fábrica y es el establecimiento industrial más antiguo de la zona.
Productora de una de las mejores cervezas que tuvo el país en las décadas del ’40 y le ’50, en temporada alta llegaron a trabajar 200 personas. Esta cifra se redujo a 40 luego del cierre de 1982 que duró dos años.
No es casualidad que se nombren a sí mismos como la "gran familia cervecera de San Carlos Sud", porque según contaron Carlos Sosa y Roberto Berberich , "el 80 por ciento del pueblo tiene algo que ver con la fábrica ".
"La fábrica da trabajo al pueblo", comentaron Sosa y Berberich que al igual que sus compañeros llevan entre 20 y 30 años en la planta y provienen de varias generaciones de trabajadores cerveceros.
No pasarán. "Estamos decididos a todo porque los reclamos son justos", afirmó Anthieni. Desde el 9 de enero la planta se encuentra tomada por los laburantes que cumplen su horario de trabajo de 10 a 17 y además realizan guardias rotativas de 8 horas.
Las fuerzas policiales intentaron desalojar la fábrica el 16 de enero a partir de la medida ordenada por la jueza Alicia Nora Lapalma de colocar dentro de la planta una custodia permanente para impedir el funcionamiento de las maquinarias en litigio, desconectadas desde el 15 de diciembre.
"Tomamos la fábrica porque pedimos que se nos habiliten las máquinas para poder trabajar. No estamos en contra de la justicia pero si hay una fábrica en marcha la justicia tendría que haberlo tenido en cuenta".
Más de 200 vecinos, con el presidente comunal, Albino Pons, se acercaron a la puerta del lugar para evitar que los efectivos de seguridad encabezados por el subjefe de la Unidad Regional XI, Mario Ruffener, desalojen a los trabajadores.
Entre gomas quemadas y un cordón humano, los sancarlinos resistieron el desalojo, un recuerdo que quedará grabado en la memoria de un "pueblo que por primera vez salió a la calle"•