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Argentina: La lucha continúa

Se cierra el círculo


La tercera jornada del juicio contra Hugo ‘Beto’ Cáceres y Marcelo Anselmo Puyó comenzó con la declaración de Oscar Ríos, padre del joven Nuni, asesinado cuando tenía 16 años. Al comenzar, Ríos explicó que quería dejar sentado que se sentía muy mal, porque durante la mañana, mientras trasladaban a Anselmo Puyó hasta la sala, se cruzaron y el imputado "me insultó con palabras muy feas para mi madre y me escupió, y no puede ser que me siga amenazando".
Luego de ello, el padre de la víctima explicó que el 11 de Mayo del 2000 su hijo salió a andar en bicicleta por la tarde, y que durante la noche, mientras se preocupaban porque no volvía, recibieron la noticia que Nuni había sido baleado. Una vez en el lugar de los hechos, Oscar Ríos encontró un operativo policial con más de 100 agentes. De allí, contó, lo derivaron a la comisaría, donde "los policías se abrazaban entre ellos, como si hubieran tenido un triunfo". El hombre también dijo que "al principio fue todo muy difícil, porque la gente tenía mucho miedo. Son barrios pobres y fueron siempre muy perseguidos". Con respecto a su hijo, Oscar explicó que era "un chico sin experiencia, sin calle, que recién hacía tres meses que había empezado a salir". José ‘Nuni’ Ríos, que no tenía antecedentes policiales, solía "ir a trabajar a la construcción, de cuchara" con su padre, o repartir comida con su tío.
La defensa de Marcelo Anselmo Puyó, a cargo del Dr. Juan Carlos Iglesias, sometió al padre del joven a preguntas como "¿sabía usted quienes eran los amigos de su hijo?", "¿sabía que el robaba?", "¿sabía que él se drogaba?" y "¿sabía que tenía armas?", siguiendo con la lineamientos planteados al comenzar el debate, de que la culpa la tenían los padres "por no cuidar a sus hijos". A esto, Oscar respondió que él tenía seis hijos, que ninguno de ellos antes había tenido problemas con drogas ni robos, y que él solía trabajar "hasta las 11 o 12 de la noche cuando podía, porque en la construcción no siempre hay trabajo". También respondió que "si yo sabía que mi hijo tenía algún problema, lo hubiera ayudado, como cualquier padre". La defensa de los acusados intentó también abonar su teoría de que todo se trataba, en palabras del Dr. Iglesias, de una "trama siniestra" contra los imputados. Para ello, interrogó a Ríos sobre "sí había sido recibido por el procurador general De La Cruz", pregunta que fue desestimada por la fiscalía.
Luego la jornada estuvo dedicada a la exposición de varios peritos que analizaron la ropa de la víctima, los croquis del lugar y la autopsia. Declararon peritos balísticos, fotógrafos, de rastros y médicos forenses. Los primeros confirmaron un dato esencial: que los cartuchos de escopeta encontrados en el lugar, y atribuidos por Cáceres y Puyó al arma que habría disparado el menor que logró huir, fueron percutados por la escopeta 12/70 secuestrada en el comedor de la casa de Hugo "Beto".
Buena parte de ese tramo del debate se realizó sin la presencia de los padres de Jose ‘Nuni’ Rios en la sala, ya que al ver por primera vez la campera de su hijo bañada en sangre, debieron retirarse de la sala en medio de un fuerte ataque de llanto.
Por su lado, el testigo Miguel Angel Zambrano, vecino de Hugo Cáceres, retomó la línea de la defensa sobre la existencia de una conspiración. Se presentó como "vecino del barrio" y dijo "conocer a Hugo Cáceres como policía". "Me enteré del caso –explicó- por lo medios televisivos, por el programa de Lanata, donde decían que Cáceres había matado a 14 chicos". Prosiguió diciendo que se había reunido con la esposa de Hugo Cáceres, y que junto con ella hablaron con un tercero que les refirió que el padre del joven se había "robado las vainas" en un procedimiento dirigido por el fiscal Mirabelli. El tercero, según los dichos de Zambrano, habría ido luego a cenar con el fiscal, donde este le explicó "lo que tenía que decir sobre el procedimiento, y cuál era la táctica que iban a usar". Esa persona habría firmado, a pedido del fiscal, un acta falsa, que según el testigo Zambrano "se puede encontrar a fojas 333". Ese tercero prometió a Zambrano que "nunca mas volvería a hablar sobre los hechos". Siempre siguiendo esa línea, el testigo contó que preocupados por la situación de Cáceres, él y un grupo de vecinos pidieron una reunión con el juez Makintash, que les dijo que "la justicia es una mierda". El testigo también señaló que "no había ninguna agencia de seguridad en el barrio".
Finalmente prestó testimonio el joven Gerardo Nuñez, de 18 años, última persona que vio con vida a Nuni Rios la noche que fuera asesinado. Su testimonio era uno de los más esperados, ya que en la instrucción preliminar, se había dado por acreditado que su versión de los hechos era falsa. En aquel entonces, Nuñez tenía 14 años, y hoy dijo que no había hablado antes "porque tenía miedo de que me maten a mi también". Nuñez, que se presentó como "amigo de Nuni", y que hoy está casado y trabaja en una fábrica, explicó que aquella tarde estaban drogados, que tenían un pistolón no apto para el disparo, el mismo que ayer describieron dos testigos de identidad reservada. "Fuimos a robar. Dejamos la bicicleta en un descampado y esperamos un coche. Nuni se le paró adelante, y cuando yo iba a abrir la puerta vi que sacaban las manos por la ventanilla y empezaban a disparar". Luego, contó el joven, "levanté las manos, pero como seguían disparando salí corriendo y Nuni se fue para el otro lado". Al rato, dijo "me di cuenta de que lo habían matado porque no volvía, y después me fui a Garín porque tenía mucho miedo". Su versión reforzó los dichos de uno de los testigos de identidad reservada, que ayer declaró que "A Nuni lo agarran porque no conocía el barrio", y que describió en forma vívida los momentos previos a los hechos que hoy refirió el joven Núñez.
La audiencia proseguirá mañana a las 9:00, con la recepción de más testimonios, entre ellos los periodistas Ricardo Ragendorfer y Cristian Alarcón.
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