Argentina: La lucha continúa
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Método audivisual de alfabetización de
adultos
Con la crisis, la educación argentina se fue a marzo
En Argentina, el 71% de la población se encuentra en situación
educativa de riesgo.
Por Alberto González Toro
Clarín
Barrio 3 de Enero, en Villa
Fiorito, partido de Lomas de Zamora, sur del
Gran Buenos Aires. No está lejos de "la ribera", la calle
Carlos Pellegrini que nace en Pompeya y
se extiende a lo largo de varios
kilómetros --bordeando el Riachuelo-- hasta el Puente de la Noria,
casi sobre la avenida General Paz.
En un "saloncito" precario
se apiñan un grupo de hombres y mujeres. Unos
están sentados alrededor de una mesa, con un cuaderno, un lápiz y una cartilla de colores llena de letras,
palabras y dibujos. Un joven, parado
frente a un pizarrón, señala hacia un televisor. La pantalla no muestra
una telenovela ni un programa de
chimentos: con acento caribeño un hombre le
enseña a un puñado de campesinos el alfabeto castellano. Cada letra
tiene un número y así la comprensión es
más fácil. Los alumnos "del video", además, pueden ver las imágenes de un gran tomate, la palabra que están
tratando de escribir.
En el "saloncito" que es
también comedor comunitario, cinco mujeres y cuatro hombres miran muy atentos el televisor. Una mujer le contesta al
hombre que desde la pantalla parece
hablarle directamente a ella. Es Ramona, 63 años, que aferra el lápiz entre sus manos gastadas por el trabajo doméstico.
De los 9 alumnos, siete han pasado
alguna vez, hace mucho, por la escuela.
Algunos ya son abuelos, como María
Inés Gutiérrez, 55 años, que usa con
fruición dos resaltadores de colores para subrayar las palabras que está aprendiendo a escribir. "Me los regaló
mi nieto, que ya está en sexto
grado", dice, orgullosa.
Los dos restantes, los más jóvenes, en
cambio, son analfabetos puros: Alberto
y Luis, dos muchachos que, como sus padres, jamás concurrieron a la escuela. El entusiasmo por aprender y el
esfuerzo por lograrlo conmueven.
Cada vez que escribe con enorme dificultad una letra o una palabra,
Alberto levanta su cuaderno y se lo
muestra al maestro, buscando aprobación con su
sonrisa desdentada. "Muy bien, muy bien", repite Rubén García,
30 años, estudiante de Ciencias de la
Educación en la Universidad de Lomas de Zamora, que calma su sed con un vaso de agua con hielo.
Actualmente, en la Argentina, existen
240 "puntos de alfabetización", con
1.500 alumnos, que siguen el método de enseñanza cubano "Yo, sí
puedo" creado en La Habana por el
Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño, auspiciado por la UNESCO. El método permite que en 60 clases (
que se dictan entre tres y seis meses)
se aprenda "a firmar y a escribir una carta sin errores", explica Claudia Camba, del Movimiento Educadores
Populares, que introdujo este método en
la Argentina, y que ha sido adoptado por algunos movimientos piqueteros ( el de Villa Fiorito está a cargo de
Barrios de Pie), varias ONG, el Servicio
de Paz y Justicia, la Universidad de Madres de
Plaza de Mayo y distintas instituciones docentes.
Según el censo de 2001, el porcentaje
de analfabetos con 10 años o más en la
Argentina, es del 2,61 por ciento. Esto significa que de una población
de 29.439.635 personas, 767.027 jamás
ingresaron a la escuela. Así planteado,
el índice de argentinos que no saben leer ni escribir parece bajo pero
esto es sólo una apariencia.
En una sociedad tan compleja como la
del siglo XXI, estar alfabetizado no se
reduce simplemente a tener armas rudimentarias para leer y escribir. Ni tampoco a atravesar unos pocos años de
primaria. Por eso los especialistas
argentinos ven la actual situación argentina como una emergencia:
la deserción estudiantil en la escuela
primaria y secundaria aumentó mucho en
la década del 90 y se agudizó con la crisis al punto de despertar todas
las alarmas.
"Además del 2,61% de analfabetos
puros --dijo a Zona la doctora en
Sociología y Educación, María Teresa Sirvent, una de las más
prestigiosas especialistas en el
tema--, hoy el 67 % de los argentinos mayores de 15 años abandonaron la escuela, es decir se
encuentran en situación educativa de
riesgo".
La altísima deserción escolar también
preocupa al ministro de Educación,
Daniel Filmus. "En nuestro país, casi todos los chicos ingresan a
la escuela. Existe una alta cultura
escolar, pero lo que preocupa es la falta
de terminalidad de la escuela". Y precisó: "El 20 % de las
personas que reciben el Plan Jefas y
Jefes de Hogar, no terminó la escuela básica, y el 80% no finalizó la escuela media". Sobre el método "Yo,
sí puedo", el ministro dijo a
Zona: "Lo conozco. La Embajada de Cuba quedó en enviarme los casetes y toda la información que necesite.
Yo hablé, además, con Hebe de Bonafini
sobre el mismo tema. Pero pienso que todo plan de alfabetización debe ser articulado con la terminalidad de la
educación básica y con la formación
profesional". Filmus cree, también, que el audiovisual debe tener un lenguaje argentino para que sea más
comprensivo.
Este método --que tuvo sus primeros
egresados el año pasado, en la
Patagonia-- tiene además una enorme ventaja, según los miembros de
las organizaciones que ya lo han
ejercitado : está preparado para que una
persona (aunque no sea maestro) pueda enseñar a leer y escribir a
otros adultos.
Sirvent fue terminante: "En la
Argentina no hay una política educativa que
preste atención al estudio de jóvenes y adultos". Al menos, hay
quienes hacen algo para que esto cambie.