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19 de junio del 2002
¡No quememos el futuro de Europa!
A finales de mayo 2002 la European Environmental Agency, una administración de la Unión Europea situada en Kopenhagen, publicó su informe "Energy and Environment in the EU". El informe, publicado bajo www.eea.eu.int, presenta un balance de los años 1990-1999 con referencia a seis cuestiones centrales y diseña una perspectiva para los años 2000-2010. A nuestro juicio los resultados del informe de la EEA son muy significativos para la discusión sobre la política energética en Europa, por ello hacemos pública la siguiente posición al respecto.
1. Evolución de gases de invernadero
La UE fracasará en alcanzar la meta puesta hasta el año 2010 para la protección del clima si no se inicia finalmente un cambio serio en la política energética. Sin medidas adicionales los gases de invernadero (GI) emitidos en la UE no serán reducidos hasta 2010, peor aun: las emisiones debidas als uso de energía (EGI), en especial el dióxido carbónico (CO²), aumentarán ligeramente. Este es el alarmante resultado del informe de la EEA sobre la protección del clima en Europa.
Es cierto que los GI disminuyeron en 1990-1999 en un 3,9%, los EGI sólo en 1,9%. Pero esto fué posible exclusivamente gracias a la evolución en Alemania (-17% hasta 1999) y en Gran Bretaña (-12%). En ambos casos no se trata de una tendencia de continuidad estructural. La reducción en Gran Bretaña se explica en primer lugar con el cambio de la producción de energía basada en carbón a la basada en gas natural, en segundo lugar se debe a un impuesto en aumento continuo sobre la gasolina. En Alemania la reducción se debe principalmente al colapso de la industria en la anterior RDA después de 1990 y a la clausura de centrales eléctricas especialmente ineficientes y de altas emisiones debidas al carbón vegetal, y en segunda línea al saneamiento de edificios y calefacciones sobre todo en Alemania oriental.
Por ello no sorprende, que la ligera tendencia descendiente se haya parado desde 1999: los GI aumentaron de 1999 a 2000 de nuevo en un 0,3%, más aun crecieron los EGI. Sólo 6 países quedaron en el año pasado dentro de las metas de reducción puestas para 2008-2012, a saber:
Finlandia, Francia, Suecia, Luxemburgo y, como se dijo, Alemania y Gran Bretaña. Muy inquietante es en especial el fuerte aumento de los EGI de 20% respectivamente en Grecia, Portugal y España, en Irlanda incluso más de 30%. La política energética que se hace aquí - o más bien no se hace - conducirá al fracaso de la protección del clima en toda Europa.
Nuestras conclusiones:
La tendencia negativa en la protección del clima en la UE debe ser objeto inmediato de las deliberaciones del Consejo Europeo, en la Comisión Europea y en el Parlamento Europeo. Tanto a nivel europeo como de los países miembros hay que iniciar ahora el cambio de vía, para quebrar y reversar esta tendencia negativa.
Tampoco es suficiente esperar hasta que en la fecha de la meta, 2008-2012, un sistema de sanciones entre en acción en los países miembros en caso de no alcanzar dichas metas de protección del clima. Proponemos acordar ya ahora un sistema de sanciones que entre en vigor a más tardar con los acuerdos sobre und nuevo marco europeo de financiamiento en 2006.
Nuestra propuesta al respecto es: Las subvenciones estructurales a los países miembros serán reducidas de acuerdo al grado de fracaso en alcanzar la meta nacional de protección del clima; las cuotas netas respectivas al presupuesto de la UE serán aumentadas. El importe de estas multas debe ser invertido específicamente en la protección del clima (es decir, la sanción consiste en la obligación a financiar medidas de protección del clima por el mismo importe).
2. Voracidad energética sin freno
Si analizamos los gases de invernadero debidos al uso de energía (EGI) según sectores económicos, se reconoce rápidamente, que es sobre todo el aumento casi sin freno de la demanda de energía el que deteriora el balance de la protección del clima. La UE corre peligro de jugarse la protección del clima con su continua voracidad energética. Cada año la demanda de energía en la UE en conjunto aumenta en un 1,1%. Sólo en Alemania ha disminuído ligeramente a causa de la reunificación. (La demanda de energía per cápita en la RDA era mucho más alta que el estandard en los países de la UE a causa de la baja eficiencia energética). En casi todos los demás países de la UE la demanda energética aumenta claramente; en España e Irlanda más de 3% por año, en Portugal más de 4%.
En el sector del transporte los GI han aumentado en un 19,5%; también en los sectores doméstico y de servicios han subido marcadamente. El uso creciente de espacio en edificios y de electricidad son las causas principales. La demanda de electricidad en la UE p.e. aumenta actualmente en 1,9% por año; aquí hay que considerar, que para una unidad de energía eléctrica se necesita en promedio el doble o triple de energía fósil o nuclear. Grecia y España tienen aquí tasas de crecimiento anuales de más de 4%, Portugal casi 5%, Irlanda más de 5%.
La evolución recesiva en el sector industrial en un 8,8% es sólo aparentemente positiva. También la EEA la explica con la reestructuración de la industria alemana y sobre todo con el traslado de industrias de uso energético intensivo de la UE a países de salarios bajos. Si la UE hace un balance de energía sincero, debe considerar las emisiones de estas industrias como suyas en la medida en que la producción está destinada a los mercados europeos. La UE importa en medida creciente productos, cuya fabricación empeora el balance de GI y EGI en otras regiones del mundo. No somos responsables sólo de los gases de invernadero en la UE, sino de mucho más en la globalizada economía mundial. Es muy importante que por fin se realice un balance general de las emisiones nocivas al clima causadas por la UE a nivel mundial.
Nuestra conclusiones:
- Hay que realizar un balance general de las emisiones nocivas al clima causadas por la UE a nivel mundial.
- Si la UE toma en serio sus compromisos en favor de una evolución sostenible, tenemos que discutir no sólo sobre la estrategia para mayor eficiencia energética dentro de la modernización ecológica de la sociedad, sino también sobre "estrategias de suficiencia", es decir, los cambios desde hace tiempo necesarios en el estilo de vida y en la economía de derroche de energía y material. No debemos dejar esta discusión sólo para círculos críticos y clarividentes de la sociedad civil; el debate debe llevarse a nivel de la política europea misma.
3. La larga sombra de la industria nuclear europea
Tenemos que criticar la valoración de las consecuencias y peligros para el medio ambiente debidos a la producción de energía nuclear. El informe de la EEA trata las consecuencias de la industria nuclear como punto subordinado, formalmente comparable a la contaminación con petróleo de los mares mundiales (capítulo 1.3.).
"Nuclear power is responsible for a steady accumulation of radioactive waste that poses a potential threat to the environment" (pág. 35): Es poco serio hablar sólo de un "peligro en potencia". Una evaluación ecológica debe sobre todo considerar la enorme longevidad de materias radioactivas, que hace difícil imaginar su exclusión duradera de la bioesfera. El diagnóstico de que una tasa de crecimiento constante de desechos nucleares en los años 1990-1999 "ni mejora ni empeora gravemente" la situación del medio ambiente (así se entiende en pág. 35) no puede convencer. El crecimiento irrefrenado de materias (altamente) radioactivas procedentes de las centrales nucleares es uno de los residuos más peligrosos que nuestra sociedad industrial lega al planeta Tierra.
No se ve en ninguna parte la perspectiva de un depósito final adecuado y compatible con el medio ambiente. Por ello no convence que la EEA declare meramente: "Progress in identifying suitable sites for deep burial is slow because of a lack of scientific consensus on the methods to be used and public concerns over safety aspects." Finalmente nos sorprende, que en el informe de la EEA no se mencione en ningún lugar el riesgo de una catástrofe nuclear como riesgo ambiental especialmente grave. En Alemania la "Comisión de Seguridad de Centrales Nucleares", un organismo estatal, clasifica este riesgo de 1 a 17 000 sobre cada año de funcionamiento de un reactor. Además el debate sobre las redes de violencia terrorista ha hecho recordar que prácticamente no hay prevención segura contra la destrucción expresa de empresas nucleares por medio de un ataque terrorista.
Nuestras conclusiones sobre este punto:
- La UE debe abandonar su política de fomento de la producción de energía nuclear y cesar en este punto el contrato EURATOM. Necesitamos un contrato europeo de fomento de las energías renovables, porque sólo con ellas es posible una producción energética ecológicamente responsable.
- Necesitamos acuerdos europeos que aceleren el fin de la producción nuclear de energía en todos los países miembros de la UE en el presente y en el futuro.
- Necesitamos a nivel europeo estandards minimales para la instalación de depósitos finales de materias radioactivas, y además la prohibición de exportar desechos nucleares a países fuera de la UE. Dentro de la UE tiene que valer la responsabilidad nacional de construir depósitos finales.
4. Demasiado poco sol en Europa
El crecimiento demasiado lento de la producción de energía renovable debe dar lugar a acciones adicionales en la UE y los países miembros. El aumento de 5,0% a 5,9% de 1990 a 1999 corresponde a un crecimiento anual de 2,8%. Pero se necesitan 7,5% por año si se quiere alcanzar la meta mínima de 12% acordada en la UE para 2010. Encima hay que considerar, que los porcentajes de la energía eólica (1,5 de las renovables) y solar en sentido estricto (0,5%) son aun extremamente bajos. Alemania, Dinamarca y España son mencionados aquí con toda razón por su alto crecimiento. En Alemania el porcentaje de la energía eólica a subido en 4 años casi al cuádruple y actualmente comprende el 2,5% de la producción de enrgía total.
El porcentaje de biomasa no figura en el informe de la EEA porque deplorablemente la cuentan junto con la incineración de basura, muy contestable desde el punto de vista medioambiental. Un déficit específico es el porcentaje minimal de carburante biológico en el sector del transporte (sólo 0,1%), que debe ser aumentado urgentemente bajo condiciones de una agricultura ecológica que también gaste poca energía.
- Necesitamos un esfuerzo común europeo para fomentar las energías renovables. Si la Unión Europea quiere seguir siendo sostenible, tiene que cubrir su demanda de energía dentro de pocos lustros exclusivamente con fuentes de energía renovables. La Europa solar del siglo 21 es más que una visión, es una simple necesidad ecológica.
5. La ley del mercado contra la protección del clima
La evolución de los precios de la energía en la UE desde 1985 constituye una invitación a no preocuparse por la protección al clima y a aceptar nuevas deterioraciones del medio ambiente causadas por la industria energética. En lugar de la necesaria internalización de los costos medioambientales, el informe de la EEA constata exactamente el contrario: la producción de energía nociva al medio ambiente es más barata que antes, las condiciones del mercado estimulan su uso. Algunos ejemplos de la baja de precios:
combustible calefacción/industria: -51%
electricidad/industria -48%
electricidad/sector doméstico -29%
gas natural/industria -41%
La única excepción es la gasolina con +32%, principalmente a causa de la evolución de precios en la OPEC.
Esta evolución fatal encuentra apoyo adicional en las subvenciones de la producción energética nociva al medio ambiente. De todas las subvenciones estatales a la industria de la energía entre 1990 y 1995 un promedio de 53% fueron destinadas al sector fósil y 23% al nuclear.
Bajo estas circustancias no sorprende en absoluto que la UE no se acerque a las metas de la protección del clima, que la voracidad energética siga aumentando y que mejoras en la eficiencia energética avancen poco. Encima, el mercado de energías renovables tiene grandes dificultades en mantenerse cara a la caída de precios de la energía fósil y nuclear.
Ante este cuadro resulta doblemente grave el estancamiento en el derecho fiscal referente a la energía en Europa. Algunos países miembros han decidido introducir impuestos ecológicos que aumenten contínuamente. Pero estas iniciativas son sólo un comienzo en vista de las proporciones necesarias del cambio de dirección en la economía de mercado y de que, como en la Alemania del año electoral 2002, también son combatidas políticamente. Pero sobre todo falta hasta el día de hoy una directiva de la UE sobre los impuestos de energía.
Nuestras conclusiones están resumidas en la resolución Greening the taxes!, aprobada por la Federación Eurepea de Partidos Verdes (FEPV) en su congreso der 19 de mayo 2002 en Berlín:
- Los Verdes europeos abogan por una extensiva reforma fiscal ecológica a largo plazo como tarea común de la UE. Los diferentes códigos fiscales dentro de la UE deben ser reformados de acuerdo a criterios medioambientales: actividades positivas para el medio ambiente deben ser recompensadas, actividades destructivas al medio ambiente deben ser hechas más costosas. En segundo lugar se debe fomentar el trabajo en ramas intensivas en uso de trabajo y no en las de uso intensivo de energía.
- En principio la reforma fiscal ecológica debe ser neutral de ingresos, es decir, la carga total de impuestos de los ciudadanos no debe aumentar, pero sin excluir la provisión de fondos para la reestructuración ecológica en Europa ni las transferencias a países en desarrollo del Sur.
- La reforma fiscal verde además comprende introducir impuestos y reducir sistemáticamente subsidios que conducen a efectos degradantes del medio ambiente.
- Como primer paso nos comprometemos a la introducción obligatoria de un impuesto a nivel de UE sobre la producción de energía en base de combustibles fósiles y nucleares, y a la abolición de la libertad de impuesto al combustible de aviación.
Dr. Hartwig Berger, Berlín,
coordinador de la política energética de la
Federación Europea de los Partidos Verdes
Hiltrud Breyer, Bruselas/Berlín,
miembro del Parlamento Europeo, Los Verdes
Bruselas/Berlin, 12-06-2002