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Opinión, Liberación o miseria
Escribe-Eduardo Camín
Corresponsal en Naciones Unidas
M as de treinta años des- pués, olvidados ya los orí- genes y los objetivos por los cuales se introducen las ca- tegorías de «países en vías de desarrollo» destinándose el 0,7% del PIB ,como ayu- da de los países ricos. De- sarrollo «sostenible» «sus- tentable» y «sostenido» han sido los adjetivos del desa- rrollo dependiente del pro- ceso capitalista, acuñados por los responsables políti- cos de los «Gobiernos del Primer Mundo» y sus insti- tuciones oficiales y las Or- ganizaciones No Guberna- mentales « Partimos de la base que no hay dudas de la buena voluntad, que demuestran los dirigentes mundiales cuando se habla de ayudar a los países en vías de desa- rrollo o de establecer las ba- ses para un comercio mas justo o obtener el 0,7 % para la cooperación internacio- nal, la realidad nos ha de- mostrado que salvo alguna excepción escandinava, la ayuda siempre se sitúo en limites netamente inferiores al objetivo de Naciones Unidas. Además todo se hace desde una concepción for- malista del desarrollo lo que en realidad significa no romper las nociones implí- citas en el proceso de acu- mulación y centralización del capital. Al analizar la ayuda más de cerca e inde- pendientemente de los dis- cursos oficiales - observa- mos que más del 75% del conjunto de los fondos de- dicados a la cooperación in- ternacional se diluyen en in- fraestructuras administrati- vas que trae consigo la co- operación, además de los cursos de capacitación, los pasajes para los dirigentes y otras minucias para los «cu- rros» en los propios países donantes. Lo que hace que solo el 25% de la ayuda lle- gue realmente a la gente de los países beneficiarios. Debemos además agre- gar que detrás de la ayuda para el desarrollo se escon- den los desafíos de los tiem- pos históricos que a impues- to el gran capital con una dirección cada vez más cla- ra en la explotación de los recursos, a través de sus for- mas históricas de evolución imperial-colonialista e im- perial transnacional y cada vez que ha necesitado nue- vos bienes para su expan- sión ha aplicado políticas de explotación económica de las riquezas naturales. Le historia está llena de estos casos nitrato, aluminio, caucho, petróleo, cobre, es- taño, corales, perlas, peces, maderas, etc. todo se explo- ta hasta su completa des- aparición siendo sustituido por otro mejor o más bara- to. Para mantener esta diná- mica, se cuenta con la com- plicidad de los curros de ocasión , intelectuales insti- tucionales y los teóricos de la economía de mercado que han acuñado el concepto de «desarrollo sustentable» como opción nacional efi- ciente para explotar la natu- raleza. En esta lucha por el control económico de las ri- quezas naturales, la estrate- gia ha consistido en finan- ciar el nacimiento de orga- nizaciones no gubernamen- tales ecológicas y patrocinar investigaciones sobre la bio- diversidad y la biotécnica a través de las grandes trans- nacionales de los sectores de la alimentación los metales, la petroquímica, la energé- tica y la farmacología. Empresas que no dudan en defender los postulados de la biotécnica desde sus intereses particulares con el fin de contrarrestar el pro- yecto de desarrollo integral y defensa de la naturaleza planteado por los actores sociales y las fuerzas políti- cas democráticas en los paí- ses del tercer mundo. Los grandes Estados capitalistas del G7 que no disponen de las materias primas necesa- rias para continuar con lo que ellos llaman el «desa- rrollo continuo y acelerado» han pervertido la ayuda para el desarrollo y estable- cieron mecanismos impul- sando las nuevas tecnolo- gías como forma de llegar aun control total de países, sociedades y seres huma- nos.En este marco estamos asistiendo a la formación de una nueva clase política: cu- yos gestores y /o gerentes del desarrollo ponen par- ches a los abusos del neoli- beralismo salvaje elaboran- do políticas de sumisión y neutralizando toda lucha social. El problema queda planteado, como un desafío real para la democracia. Solo si se rompen las raíces estructurales del subdesa- rrollo podrá surgir un pro- yecto democrático. De lo contrario quedaremos resu- midos a aspirar a procesos electorales donde no se cuestione el orden estable- cido y las reglas de juego vigentes de los procesos ad- jetivados como democracia electoral. Ahora bien cabría preguntarnos ¿Qué valor político tiene la democracia si no es ca- paz de resolver los proble- mas derivados del subdesa- rrollo que golpean cotidia- namente a la gente? Democracia entre «curros» internacionales y explotación de los recursos naturales Ayuda para el (Sub) desarrollo