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"El festival de los ausentes", titula la prensa
italiana sobre la cumbre de la alimentación
Padecen hambre 800 millones de personas en el mundo: Kofi Annan
La desnutrición cobra 24 mil vidas cada día, indica la FAO; denuncia "falta de voluntad política" para abatir la hambruna Difícil que los países desarrollados aporten mayores recursos
Roma, 10 de junio. A pesar de que hay suficientes alimentos en todo el mundo, 800 millones de personas siguen padeciendo hambre, y cada día la desnutrición cobra 24 mil vidas, recordó hoy el secretario general de la ONU, Kofi Annan, al inaugurar aquí la Cumbre de Alimentación convocada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y el Agricultura (FAO), cita a la que únicamente asistieron dos jefes de Estado de los países desarrollados.
Esta indiferencia de las naciones ricas ante el drama del hambre en el mundo fue criticada por Annan y por el director de la FAO, Jacques Diouf, mientras el papa Juan Pablo II también denunció la ausencia de solidaridad de los países más poderosos del planeta.
Ni siquiera los militantes antiglobalización parecen tomar tan en serio como antes el tema del hambre. Cientos de miles de manifestantes eran esperados en Roma, pero esta vez hubo menos de 20 mil personas en una marcha. "El festival de los ausentes", "La cumbre de los charlatanes", titularon algunos diarios italianos.
"Es tiempo de actuar", afirmó el secretario general de la ONU. "En este mundo de la abundancia tenemos el poder de acabar con el hambre. Nuestra incapacidad de alcanzar este objetivo debería llenarnos a todos de vergüenza", sostuvo.
Meta imposible de cumplir
Hace seis años, la FAO se había fijado como objetivo reducir el número de personas que padecen hambre en el mundo a la mitad, en un plazo de 20 años, de 840 millones a 400 millones de personas. Pero desde 1996 apenas 25 millones han sido borrados de la lista de hambrientos.
El director general de la FAO denunció la "falta de voluntad política" para cumplir con la promesa hecha hace seis años, y consideró que si la lucha contra el hambre sigue a ritmo tan lento, se tardará 60 años en alcanzar el objetivo que se había fijado para un plazo de 20.
"El hambre crónica suele caer en la indiferencia, porque no hace ruido ni produce imágenes espectaculares para transmitirlas por televisión", aseguró el senegalés Diouf. Antes del inicio de la cumbre, que durará cuatro días, el funcionario se había quejado sobre la ausencia de jefes de Estado o gobierno de los países industriales, con la excepción de Italia y España: "Este es un buen indicio de la prioridad política que le conceden a la tragedia del hambre", acusó.
En esta jornada, Diouf exigió un programa adicional contra el hambre por un monto de 24 mil millones de dólares, así como un acceso justo de productos agrarios de países en desarrollo al mercado agrícola mundial. Al agricultor de un país rico le dan 12 mil dólares al año; a uno en un país en desarrollo, 6 dólares, indicó el director general de la FAO.
Por su lado, interrogado por Reuters sobre si las naciones ricas deberían poner un alto a sus políticas proteccionistas en la agricultura, Annan respondió: "Absolutamente. No podemos hablar de libre comercio y de mercados verdaderamente abiertos si estamos haciendo eso". "¿Qué sentido tiene ayudar a las granjas de productos lácteos en un país en desarrollo y luego vender leche en polvo subsidiada a su economía?", agregó.
Sin embargo, las naciones ricas seguramente se opondrán a los pedidos de más fondos, como también a la demanda de reducción de subsidios a la agricultura. Actualmente, la ayuda en materia de agricultura de los países ricos es de unos 11 mil millones de dólares, contra unos 15 mil millones de dólares en 1998.
Durante la primera jornada de la cumbre fue adoptada una declaración que ratifica los principios adoptados hace seis años, pero que no implica mayores aportes económicos ni medidas concretas.
Aunque la declaración de este lunes señaló que todo el mundo tiene "el derecho de acceder a alimentos seguros y nutritivos", continuó la oposición de Estados Unidos a esa cláusula, por temor a que deje abierta la puerta a futuros reclamos legales por parte de países azotados por hambrunas.
La mayoría de los jefes de Estado africanos que participaron este día, un total de 23, pronunciaron mensajes en los que pidieron mayor acceso de productos propios a los mercados internacionales, y un alivio de la deuda que los oprime.
El presidente de Zimbabwe. Robert Mugabe, elogió la reforma agraria emprendida en su país como base de lanzamiento para combatir el hambre y la pobreza. Mugabe decidió asistir a la cumbre aprovechando la inmunidad diplomática de la ONU, para evadir así una prohibición de viajes impuesta por la Unión Europa debido al trato que le ha dado a sus opositores políticos.
"Conviene ayudar"
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, dijo que a Occidente le conviene aliviar el problema del hambre: "Las ideologías del terrorismo surgen precisamente donde uno encuentra hambre, miseria y pobreza", sostuvo el gobernante del país anfitrión.
El jefe de gobierno español y actual presidente de turno de la Unión Europea, José María Aznar, invitó a su vez a los gobiernos a respetar los derechos humanos y la democracia para lograr la erradicación del hambre. También señaló que "la Unión Europea es el primer donante del mundo en ayuda oficial al desarrollo."
Dos caribeños, el presidente de República Dominicana, Hipólito Mejía, y el de Haití, Jean Bertrand Aristide, intervinieron en la primera jornada para reiterar que se necesita "voluntad política" para erradicar la pobreza.
En un mensaje enviado a la cumbre y leído por el cardenal Angelo Sodano, número dos del Vaticano, el Papa denunció "la ausencia de una cultura de la solidaridad" que permita derrotar el hambre. "Si los objetivos de la cumbre de 1996 no han sido alcanzados, es por la ausencia de una cultura de la solidaridad", sostuvo Juan Pablo II.
Al tiempo que se realizaba la cumbre en Roma, en las afueras de esa ciudad cientos de organizaciones de ayuda asistían a un "contraforo".
La organización de protección al medio ambiente Greenpeace criticó los crecientes cultivos de alimentos manipulados genéticamente en el tercer mundo, ya que los agricultores de esos países se vuelven más dependientes de las empresas trasnacionales. Como uno de los ejemplos más negativos puso el caso de Argentina, donde el cultivo de soya manipulada genéticamente llevó a la concentración de tierras.
El uso de transgénicos es recomendando por la FAO, con la advertencia de que hay que mantener ciertas precauciones y que cada país debe tener sus propias reglas en la materia.