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12 de julio del 2002
żEcología vs. economía?
ONU, Por Kofi Annan
La única forma de asegurar una vida digna para las próximas generaciones es actuar con equilibrio sobre el medio ambiente.
Una escuela de pensamiento privilegia el crecimiento y el desarrollo económico a cualquier precio como guiando inexorablemente al Apocalipsis. Otra minimiza la importancia de los problemas ecológicos reales que enfrentamos, o nos asegura que algún adelanto tecnológico espontáneo vendrá a nuestro rescate. Ninguno de los enfoques es útil, ni ninguno es preciso.
Nosotros los seres humanos podemos prosperar en el futuro, como lo hicimos en el pasado, viviendo en armonía con nuestro ambiente natural. Pero en el presente estamos fallando en hacer eso.
El tema no es el medio ambiente versus el desarrollo, o la ecología versus la economía. Es cómo integrar a los dos.
Ahora tenemos una oportunidad para hacer lo correcto: la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible, que se inicia el 26 de agosto en Johannesburgo.
Por supuesto, una cumbre por sí sola no cambiará la historia. Pero yo creo que esta cumbre será recordada por haber marcado un punto decisivo, si ganamos compromisos claros para cambiar y nuevas iniciativas para hacer que esto suceda en cinco áreas específicas.
En primer lugar, en la cuestión del agua. Para salvar a más de 3 millones de personas que mueren cada año de enfermedades relacionadas con el agua, debemos mejorar los servicios de agua y saneamiento y el acceso a ellos, encontrando nuevas fuentes de financiación para el desarrollo y la administración del agua. Y para salvar a dos tercios de la población mundial de enfrentar serias insuficiencias de agua en las décadas venideras, debemos reducir el derrame y el despilfarro, especialmente en agricultura.
En segundo término, en el tema de la energía. Para darle a la gente pobre una oportunidad para escapar de la pobreza, debemos proveer energía limpia para los 2.000 millones de personas que ahora la carecen. Y para asegurar que este avance no sea acompañado por cambios climáticos desastrosos, debemos mejorar la eficiencia energética, usar más energía renovable, implementar el Protocolo Kyoto y poner un fin a los subsidios perversos y a los incentivos impositivos.
La tercera área es la salud. Para salvar la vida de millones que mueren cada año por un medio ambiente insalubre debemos redoblar nuestros esfuerzos para crear un medio ambiente seguro, hacer que la inmunización y el tratamiento sean accesibles a todos, y aumentar nuestra investigación sobre enfermedades tropicales que imponen enormes cargas humanas y económicas en los países más pobres.
El cuarto sector es la agricultura. Para asegurar que la producción de alimentos mantenga el mismo ritmo de las bocas por alimentar, debemos encontrar maneras de detener la degradación de la tierra y revertir el agudo declinar de la productividad agrícola, especialmente en Africa. Eso significa planear y administrar más responsablemente el uso de la tierra, y financiar la investigación en nuevas cosechas resistentes a las sequías.
Finalmente, debemos avanzar en la biodiversidad. Para detener la galopante extinción de especies, que tiene influencias devastadoras para la vida humana, debemos restringir la pesca y la tala ilegal y debemos ayudar a la gente que actualmente depende de esas actividades para encontrar otras maneras más sostenibles de ganarse la vida.
En todas estas áreas hay cosas que podemos hacer ahora, con tecnologías ya a nuestra disposición, que requieren de nosotros las iniciativas correctas. Pero la ciencia nos traerá muchas más soluciones si hacemos la correcta inversión en investigación. El conocimiento ha sido siempre la llave del desarrollo humano.
Esta agenda sonará demasiado ambiciosa a algunos, decepcionantemente estrecha a otros. Pero yo creo que representa el comienzo esencial, alcanzable, que nosotros debemos alentar, si queremos preservar la esperanza de una vida decente para nuestros hijos y nietos.