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Nuestro Planeta

29 de agosto del 2002

Reflexiones ante la Cumbre Mundial del Clima

José María Juncà Jardí

Después del 11 de Septiembre del 2001 aún quedaron mucho más evidenciados los vicios del sistema capitalista encarnados en la figura de lo que es y representa USA. A saber:
Que la lógica de cualquier empresa multinacional es el incremento de su beneficio y que en esa lógica "de mercado" hemos llegado al periodo de la antropofagia, por llamarlo de algún modo, o a la descarada evidencia de que cualquier acto es positivo si tiende a ir en ese sentido.
Y también: Que la figura del presidente de esa nación está encarnada por quien defiende los intereses de un lobby de empresas, mucho antes de pretender que defienda los de aquellos ciudadanos que lo "eligen" cada cierto periodo de tiempo.
En ese contexto, el mercado es el nuevo "dios" al que se ha de sacrificar cualquier cosa para que la avidez material mortífera de aquellos que están en su consejo de administración pueda apaciguar algo su sed inagotable.
Para otros la interpretación válida es que hemos llegado a una automatización tal de los procesos de producción, que cualquier tentativa de parar "la máquina" infernal está destinada al fracaso aun para aquellos que la pusieron en marcha.
De ese modo asistimos atónitos y sin saber como actuar frente a una realidad que nos sobrecoge por lo gigantesco de los procesos ya desatados a los que no les vemos más fin previsible que la autodestrucción para que puedan ser parados:
Un sistema basado en el beneficio de unos sobre el empobrecimiento de otros, sobre la rapiña como forma de vida, que es capaz de voltear la espalda a la muerte de millones de seres humanos para que unos pocos puedan vivir en la abundancia sin límite; un sistema capaz de pretender hacer "ético" el que el costo de todo esa injusticia sea el precio a pagar para que la máquina funcione bien engrasada aduciendo que sin competitividad no hay progreso posible (¡) es un sistema criminal que miente para perpetuarse.
Como excelente de lo anteriormente expresado tenemos el caso de USA, única nación que no asiste a la Cumbre Mundial sobre el Clima a pesar de ser tanto el mayor mercado como el país más contaminante, como la primera potencia planetaria y que se asienta sobre el militarismo e intervencionismo para su persistencia.¿Cabe esperar mayor descaro ante el mundo? Hace pocos días leía con avidez la noticia de la instalación de 18 superantenas de ultra baja frecuencia por parte de USA capaces de originar cambios climáticos tendentes a acelerar los procesos de catástrofes en cualquier nación o conjunto de naciones y así de este modo lograr por parte del atacante que su economía se adueñara todavía más de todos los procesos que rigen las relaciones humanas a escala planetaria.
Dichas antenas actuarían como un gran microondas y estarían creando los fenómenos de lluvias extraordinarias en Europa y Asia que estamos viendo en estos últimos meses y como tarjeta de visita o presentación real de la amenaza que se cierne sobre aquellos que osaran desafiar los designios del Imperio.
Ya hemos visto con inmediata anterioridad los acelerados efectos de la tala inmoderada de grandes superficies arboladas en todo el mundo sobre el cambio climático.
También vimos que la llegada de las computadoras jamás detuvo el uso inmoderado del papel y el cambio de hábitos hacia los documentos electrónicos.
En apenas dos años hemos pasado de poder acceder a la lectura de la posibilidad de cambios en la masa de hielos polares por el calentamiento de la atmósfera a la certeza de que los océanos están creciendo lenta pero inexorablemente para poder tragar grandes superficies de tierra habitada.
Evidentemente la Guerra de los Medios o aniquilación de la libertad de información del Cuarto Poder era algo que se veía venir: Desde siempre las agencias de inteligencia han estado atrás de las agencias de noticias dejando pasar unas y subrayándolas (creándolas por así decirlo) y anulando totalmente o haciendo imperceptibles o desinformando otras.
Ahora más que nunca es una realidad que admiten sin cortapisas los mismos directores de esas agencias de noticias.
Así contemplamos la creación de una terminología ad-hoc que acaba influyendo sobre quienes son bombardeados incesantemente con sus enunciados: "Tormenta del desierto", "Guerra contra el Mal", "Luchadores de la Libertad", etc.
Paralelamente se acusa de antinorteamericanismo visceral a quienes osamos reflexionar que las libertades individuales y los resguardos legales de las mismas han sido cooptados en aras a sacrificarlo por el bien de unas multinacionales representadas por el presidente norteamericano de turno que ni fue elegido democráticamente sino por obra y gracia de la corrupción y de sistemas de desinformación y lucha ideológica, y que dichas empresas actúan al más puro estilo mafioso, solo que aumentando sus crímenes hasta el crimen de lesa humanidad y asesinato en masa por el bien material de sus accionistas mayoritarios. No en vano contemplamos como USA exige la impunidad para sus tropas ante la posibilidad de que puedan ser llevados sus miembros delante del Tribunal Penal Internacional.
Más allá del momento actual, donde varios países han empezado a dejar a USA en solitario frente a su dictadura, cabe esperar que en el futuro inmediato dicha polarización se vaya haciendo más patente conforme crezca el descontento de miles de millones de seres humanos y los efectos del cambio climático se hagan más patentes.
Al cabo habremos quizá de elegir si morir hincados como esclavos sin voz y sin valor o si hacerlo enfrentando a quien realmente está amenazando con todo su poderío a nuestra madre la Tierra, madre de todos sin importar credo ni condición.
Antes de que nos liquiden lentamente por una bacteria que "escapó" de sus laboratorios de Nevada (como ya liquidan desde siempre a Latino América de una u otra forma y ahora con maíz transgénico, y a África con el virus del SIDA) convendrá volver a resucitar los versos de Dolores Ibárruri, La Pasionaria: "Vale más morir de pié que vivir de rodillas".