5 de agosto del 2002
Cumbre Mundial sobre la Alimentación
El proteccionismo, pandemia de la economía
Joaquín Oramas
Granma
En la reciente Cumbre Mundial sobre la Alimentación, el Presidente
de Uganda dijo, refiriéndose a las causas del hambre en Africa: "El problema
fundamental no es el clima, la falta de semillas buenas, de educación
ni de infraestructura. Los problemas principales son tres: las guerras, el proteccionismo
contra nuestros productos agrícolas y contra los productos de valor agregado".
Por otra parte, Jacques Diouf, secretario general de la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), manifestó
que los productos agrícolas, base de la economía de Africa y de
la mayoría de los países en desarrollo, deben pagar aranceles
de más del 60 por ciento para entrar en países industrializados.
Estos aranceles son todavía más altos si se trata de productos
procesados o con otro valor agregado.
Aunque circunscritas fundamentalmente al continente más pobre, estas
denuncias se extienden a cualquier lugar del planeta donde haya un país
del Tercer Mundo, porque tal como lo han calificado otros dirigentes y especialistas,
el exceso en los impuestos por los países ricos a los productos agrícolas
de importación y los subsidios son una pandemia de la economía,
tan dañina para las naciones en vías de desarrollo como el SIDA
y las guerras.
Los Estados Unidos y la Unión Europea son los mayores acusados por esa
práctica, aunque, a fuer de justos, debemos señalar que no son
los únicos. Japón, Suiza y Noruega mantienen sus mercados cerrados
casi herméticamente a los productos agrícolas de los países
en desarrollo.
Pero, evidentemente, la errática política económica de
W. Bush asegura el primer lugar a la poderosa nación del Norte. El ejemplo
más reciente lo constituye la Ley de Granjas (Farm Bill), que prevé
otorgar a los granjeros norteamericanos subvención por valor de 180 000
millones de dólares en los próximos diez años, con incremento
de casi un 80% en los subsidios para el sector.
La aprobación de esa legislación desató una ola de indignación
porque originará la caída de los precios agrícolas y puede
ser el preludio de nuevas medidas restrictivas por parte de los países
desarrollados, lo que hará que las importaciones sean más baratas
que los cultivos locales del Sur, y forzar a la quiebra a muchos agricultores.
La Farm Bill decreta prácticamente la reducción de exportaciones
en gran número de países de menos desarrollo. En esta situación
quedan Argentina, cuyas ventas de productos agrícolas y pecuarios al
exterior representan el 52% del total nacional; las de Bolivia, el 39%, las
de Brasil, el 39%, las de Chile, el 15%. Ecuador disminuiría sus exportaciones
agrícolas, que suman el 67% de sus ventas, mientras que las de Perú
son el 24% y las de Uruguay el 55%.
Brasil calculó en 9 600 millones de dólares las pérdidas
que sufrirá en los próximos cuatro años a causa de la nueva
Ley agrícola, que reducirá sus exportaciones de soja y algodón.
También perjudicará las exportaciones de cereales y carne de Argentina,
sumida en grave crisis económica. Uruguay se verá perjudicado
en sus negocios de arroz, entre otros.
Defensores de la política de subsidios alegan que ningún país
aporta más asistencia en especies que Estados Unidos cuando se producen
crisis alimentarias. Sin embargo, los motivos de esta supuesta ayuda son polémicos,
afirman analistas que ponen como ejemplo envíos de leche en polvo realizados
por Washington a regiones de Africa con escasez crónica de agua, lo que
sugiere que se preocupa más por ayudar a los productores estadounidenses
que a los destinatarios de la asistencia.
La aprobación de la nueva legislación por Bush pone en riesgo
las conversaciones multilaterales de comercio. Si el costo de los subsidios
se agrega a los 100 000 millones de déficit del presupuesto de su administración,
los analistas pueden vincular la Farm Bill a las elecciones que se celebrarán
en el presente año en EE.UU.
Los estados eminentemente agrícolas de Georgia, Iowa, Minnesota y Missouri
son decisivos en las elecciones legislativas de noviembre, en las que el gobernante
Partido Republicano espera recuperar el control del Senado, cuya mayoría
está en manos del opositor Partido Demócrata.
Mientras tanto, el conjunto de agricultores de países industrializados
miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), reciben subsidios por mil millones de dólares
diarios. Cada uno de sus agricultores es beneficiado con unos 12 000 dólares
anuales como subvención.
El Club de los Ricos, que reúne a todos los países industrializados,
informó que sus miembros destinan por año 360 000 millones de
dólares para sostener el proteccionismo agrícola.
Sin embargo, la ayuda de la OCDE a países en desarrollo equivale a un
promedio de ocho dólares anuales por agricultor.
Tal situación distorsiona el comercio internacional y contribuye a perpetuar
la pobreza en países del Tercer Mundo, cuyos agricultores no pueden competir
con los de países industrializados.
Veamos, por ejemplo, que Uganda produce 800 millones de litros de leche al año,
pero apenas puede vender sólo 22 millones en sus centros urbanos. Y para
exportar el resto depende de la apertura del mercado del Norte.
En Botswana, las ventas de carne vacuna al exterior del país están
severamente limitadas por los picos y escalones arancelarios, aplicables a los
productos a medida que avanzan en la cadena de valor agregado.
Si Estados Unidos y otras naciones ricas dejaran de subvencionar su producción
de algodón, los países exportadores podrían incrementar
sus ingresos en más de 1 000 millones de dólares anuales. Los
subsidios al algodón en ocho de las naciones más industrializadas
del mundo en la cosecha de 1999 sumaron 5 400 millones de dólares, de
los cuales más de 2 000 correspondieron a Estados Unidos. En consecuencia,
los precios internacionales cayeron a casi un tercio del pico registrado en
la última década del siglo pasado. Los incentivos estadounidenses
equivalen a un cuarto del total de su producción agrícola y son
una descarada forma de proteccionismo, sostuvo la Organización No Gubernamental
Oxfam Internacional.
EL TEMA EN LA OMC
Los 144 países integrantes del sistema multilateral de comercio discutirán
en el resto del presente año los problemas que agravan la situación
de más de 800 millones de personas que padecen hambre. Y en estos problemas
figuran, en primer término, los de la agricultura, que ha quedado rezagada
en el proceso de liberación que culminó con los acuerdos de la
Ronda de Uruguay en 1994.
Organizaciones No Gubernamentales reclamaron a la OMC un debate sobre el proteccionismo
y otros problemas, a fin de proteger a los agricultores más pobres del
mundo.
La Conferencia Ministerial de la OMC, celebrada en noviembre pasado en Qatar,
prometió nuevas negociaciones sobre el acuerdo de agricultura con compromisos
a favor de los países menos adelantados. Pero la respuesta de la Unión
Europea fue de rechazo a eliminar sus medidas proteccionistas, y la de Estados
Unidos la promulgación de la fatídica Farm Bill.
El escenario de la OMC se vuelve tenso porque los afectados seguramente trasladarán
su protesta a ese foro, donde la suerte está echada.
18 de julio de 2002