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CRECEN LOS LLAMADOS A UNA SALIDA MILITAR EN ISRAEL
Cruzando la línea más roja
Por primera vez, los palestinos atacaron ayer una localidad israelí
con un misil de ocho kilómetros de alcance. Israel había advertido
que un hecho de este tipo implicaba cruzar una línea roja.
Una niña herida por los disparos de misiles Qassam es llevada al hospital
en Sederot. "Estamos en una guerra difícil, enfrentando un enemigo cruel
y sediento de sangre", dijo Ariel Sharon ayer.
Por Graham Usher*
Desde Jerusalén
El horror de 17 meses de conflicto quedó simbolizado ayer por 17 horas
de violencia en escalada, mientras los tiradores y atacantes suicidas palestinos
y tanques y aeronaves israelíes causaron ocho muertos más entre
palestinos e israelíes. Por primera vez, misiles palestinos impactaron
en un edificio de departamentos de una localidad israelí. Tres niños
fueron heridos anoche cuando misiles caseros Qassam cayeron sobre la planta
baja de una cuadra de departamentos en la localidad israelí de Sederot,
pegada a la Franja de Gaza.
El ataque contra edificios dentro de Israel con misiles lanzados desde el otro
lado de la línea verde –la frontera de Israel con Cisjordania y Gaza
anterior a 1967– seguramente intensificará los temores israelíes
de una guerra parecida a la del Líbano. También aumentará
la presión en favor de alguna respuesta más dramática por
parte del primer ministro israelí, Ariel Sharon. Sharon dijo ayer que
no toleraría más el reciente aumento de ataques contra los israelíes.
"Estamos en una guerra difícil, enfrentando un enemigo cruel y sediento
de sangre –dijo–. Hay que golpear a los palestinos, y debe ser muy doloroso.
Tenemos que causarles pérdidas, víctimas, de modo que puedan sentir
el duro precio. Tenemos que concentrarnos sólo en una cosa: darles tantos
golpes duros como sea posible. Golpes que les hagan olvidar la idea de que pueden
forzarle un acuerdo a Israel. Ahora no hay un horizonte diplomático,
hay un horizonte de seguridad." Otro ministro del gabinete no identificado y
que fue citado por el diario Yediot Aharonot hizo sonar tonos igualmente apocalípticos:
"Contestaremos a la carnicería con la carnicería".
La carnicería de ayer empezó cuando un tirador palestino –armado
con un rifle, cuchillos y granadas caseras– se abrió camino disparando
y acuchillando en una fiesta en dos restaurantes en Tel Aviv. Tres israelíes
fueron muertos y 40 heridos. El tirador fue muerto a balazos por policías
y asistentes a la fiesta. Esto fue seguido por una emboscada palestina contra
el auto de un colono cerca de Belén y un atacante suicida que se hizo
estallar en un ómnibus en la localidad israelí de Afula. Dos israelíes
fueron muertos y 18 heridos. Jihad Islámica reivindicó el ataque
de Afula. Las Brigadas de Al-Aqsa, una rama militar del movimiento Fatah de
Yasser Arafat, dijo que los ataques de Tel Aviv y de Belén eran "en represalia
por la masacre de mujeres y niños en Ramalá y Jenin".
Las represalias israelíes siguieron rápidamente. Aviones F-16,
buques de guerra y helicópteros Apache bombardearon las sedes centrales
de la Autoridad Palestina en Gaza, Belén, Nablus y Ramalá, en
lo que oficiales del ejército israelí dijeron que era el bombardeo
más pesado de la Intifada. Un misil aterrizó a 40 metros de las
oficinas de Arafat en Ramalá. "Está bien y sigue trabajando",
dijo Nabil Abu Rudeina, protavoz presidencial de la AP. Los tanques también
invadieron la aldea de Dura cerca de Hebrón, matando un oficial de la
policía palestina. En un hecho particularmente siniestro, tres bombas
fueron instaladas en el patio de juegos de una escuela palestina en Jerusalén
oriental ocupada. Una estalló, hiriendo a tres niños. Un grupo
de justicieros judíos, Venganza por los Niños, dijo que emplazó
las bombas "en venganza por los niños judíos muertos por los terroristas
palestinos".
El gabinete de seguridad israelí se reunió ayer y emitió
un terso comunicado, comprometiéndose a "continuar la actividad redoblada
(del ejército), incluyendo en Ramalá", una advertencia de que
los tanques israelíes pronto pueden estar volviendo a cercar las oficinas
de Arafat. No se revelaron decisiones operativas. Pero un aperitivo de lo que
puede estar llegando estuvo en informes de la prensa israelí de una "propuesta
de 17 puntos" de Sharon para aplastar el levantamiento palestino. Estos puntos
incluyen la "purga" de los campos de refugiados palestinos para "destruir la
voluntad y capacidad de las organizaciones terroristas", invasiones más
profundas en las aldeas de áreas controladas por la AP, yun mayor uso
de helicópteros, presumiblemente para asesinar a militantes palestinos
buscados.
Sharon, según se dijo, también quería terminar con todas
las reuniones de seguridad con la AP y tener luz verde para matar a líderes
de los movimientos políticos palestinos. Los ministros laboristas Benjamin
Ben Eliezer y Shimon Peres protestaron, advirtiendo que esas acciones enterrarían
incluso la ilusión de una salida política al derramamiento de
sangre. Sharon retiró sus propuestas.
Los palestinos no parecieron amedrentados. Miles en Ramalá se unieron
al cortejo fúnebre de una mujer y tres de sus niños muertos por
el disparo de un tanque israelí, en lo que Israel admitió que
se trataba de un error. "ˇSharon, Sharon, te vamos a contestar!", coreaban,
y Marwan Barghouti, líder de la Intifada en Cisjordania, exhortó
a que a partir de ahora los palestinos apunten preferentemente a los retenes
militares israelíes.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.