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Otra vuelta de tuerca americana para mediar en una carnicería
Estados Unidos mandó un negociador a Medio Oriente y quiere "explorar"
un plan de paz saudita para la región.
El humo de los edificios atacados sube de la ciudad cisjordana de Tulkarem tras
una represalia.
George W. Bush volvió a cambiar de idea y envía
una vez más al general Anthony Zinni como mediador a Medio Oriente. El
anuncio se produjo en medio de un nuevo día de violencia redoblada: tras
la escalada palestina de los últimos días, el ejército
israelí apuntó contra distintos blancos, entre ellos edificios
de seguridad de la Autoridad Palestina y dos campos de refugiados, y al menos
11 palestinos murieron. También ayer, dos asentamientos judíos
fueron objeto de los ataques de dos palestinos: uno se inmoló en un hotel
en la colonia de Cisjordania, hiriendo a 10 israelíes y el otro disparó
en la franja de Gaza, matando 4 israelíes e hiriendo alrededor de 20.
El anuncio de Bush constituyó un vuelco de tácticas, ya que hasta
anteayer la Casa Blanca había afirmado que no enviaría de vuelta
a Zinni mientras no amainara la violencia. Bush se manifestó "profundamente
preocupado" por la escalada de violencia, y se manifestó "comprometido
a explorar" una iniciativa del príncipe heredero saudita Abdulá
que promete la normalización de relaciones de los países árabes
con Israel si ésta accede a retirarse de todos los territorios conquistados
en la guerra de 1967, incluidos Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental
además de las alturas del Golán sirias. La declaración
de Bush marca un nuevo giro proárabe de su política, después
de un período en que ésta pareció signada por las preocupaciones
antiterroristas de seguridad dictadas por los hechos del 11 de septiembre. Pero
el presidente cuidó ayer de evitar una impresión de parcialidad
al reiterar que el líder palestino Yasser Arafat "no está haciendo
lo suficiente" para frenar los atentados terroristas contra objetivos israelíes,
y volvió a pedirle "un esfuerzo máximo". Mientras tanto, el secretario
de Estado norteamericano Colin Powell -cabeza del sector propalestino en la
administración– continuó ayer con las críticas a las medidas
del premier Ariel Sharon, pero Powell evitó la confrontación al
asegurar que los norteamericanos "somos vistos como el gran aliado de Israel,
y lo somos. Siempre lo seremos".
Desde la Unión Europea también se multiplicaron los gestos en
favor de un desbloqueo diplomático de la situación. Javier Solana,
representante diplomático de la UE, dejó en claro que Europa quiere
que Israel levante el cerco sobre Arafat, para que pueda participar del encuentro
árabe en Beirut hacia fin de mes, donde los líderes van a discutir
la propuesta de paz saudí. La iniciativa del príncipe heredero
Abdulá Bin Abdelaziz fue bien recibida tanto internacionalmente como
al interior de Israel. De acuerdo con un encuesta, el 52 por ciento de los israelíes
aprueba la iniciativa del príncipe saudí. Pero también
establece que el 60 por ciento de los encuestados rechazan una retirada "unilateral"
de los territorios autónomos de Gaza y Cisjordania, reivindicados por
los palestinos para crear un Estado independiente.
Los buenos deseos del extranjero contrastaban con las ásperas realidades
en el terreno. Decenas de tanques ocuparon posiciones en la ciudad cisjordana
de Tulkarem, en zona "A", o de autonomía palestina plena, en una operación
para buscar terroristas y armas. Los soldados también ingresaron a los
campos de refugiados cercanos a Tulkarem y Nour Shams, registrando casa por
casa e implementando un toque de queda. Helicópteros artillados lanzaron
dos ataques con misiles contra Nour Shams mientras las tropas entraban, y cinco
palestinos murieron en los ataques aéreos y en enfrentamientos, dijeron
médicos palestinos. Un miembro del grupo militante Jihad Islámica
murió en un tiroteo en el norte de Cisjordania y otro palestino pereció
en una emboscada a los soldados en la Franja de Gaza, dijeron fuentes de seguridad
palestinas.
La lucha también continuaba sin tregua desde el lado palestino. Un atacante
suicida palestino murió al detonar una bomba en los pasillos de un hotel
en Ariel, el mayor asentamiento judío de Cisjordania; diez israelíes
resultaron heridos en el atentado. Por la noche, un palestino se infiltró
en la colonia judía Atsmona, que forma parte de las colonias GushKatif,
en el sur de la franja de Gaza, matando a mansalva a cuatro israelíes
e hiriendo a otros 20.