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ARAFAT NO PUDO HABLAR EN LA CUMBRE
Y HUBO 20 MUERTOS EN UN ATENTADO
Así quedó el plan de paz de la Liga Arabe Debido a fricciones
internas, la Liga Arabe no dejó hablar ayer a Yasser Arafat en una transmisión
televisada desde Ramalá, mientras un kamikaze palestino se hacía
volar en el lobby de un hotel en Netanya, causando 20 muertos y más de
100 heridos.
Por Suzanne Goldenberg y Graham Usher *
Desde Beirut y Jerusalén
Un atacante suicida palestino entró anoche en el lobby de un hotel atestado
de israelíes que se encontraban celebrando la cena ritual de la Pascua
judía, asestando un duro golpe a los intentos norteamericanos de alcanzar
un cese del fuego y a los esfuerzos de la cumbre árabe para abrir un
nuevo capítulo con el Estado judío. La policía dijo que
20 personas murieron y más de 100 resultaron heridas luego de que el
kamikaze detonara los explosivos que llevaba alrededor de su pecho en el lobby,
al lado del salón comedor, del Hotel Park en la costera ciudad de Netanya.
A pesar del ataque –uno de los más mortales en los últimos 18
meses de Intifada– EE.UU. informó que el mediador norteamericano Anthony
Zinni continuará en la región.
Las escenas televisivas mostraban mujeres gritando, el ruido de las ambulancias,
una pila de cuerpos y las marquesinas de los negocios derretidas por el calor.
La policía israelí informó que muchos de los heridos estaban
en la condición de "alto riesgo". El grupo militante islámico
Hamas dijo a la televisión satelital árabe que era responsable
del ataque. El ataque amenaza descarrilar la última misión de
tregua norteamericana, que sobrevivió a dos ataques suicidas la semana
pasada. George Bush denunció el atentado como un "asesinato insensible,
a sangre fría". "Esto debe terminar –dijo–. Llamo a Arafat
y a la Autoridad Palestina a que hagan todo lo que esté a su alcance
para detener los asesinatos terroristas, porque hay gente en Medio Oriente que
preferiría matar antes que tener paz." Bush dijo que Zinni, su enviado
a la región, había progresado en las conversaciones apenas horas
antes del ataque. Además, el secretario de Estado norteamericano, Colin
Powell, confirmó que Zinni continuará en la región a pesar
del ataque, y pidió a Arafat que "hable a su pueblo claramente,
pidiéndole que cese sus atentados, que solamente alejan sus posibilidades
de lograr sus sueños".
Muchos en Israel vieron el atentado de ayer como un hecho que podría
incentivar al primer ministro israelí Ariel Sharon a lanzar una dura
ofensiva militar en la franja de Gaza y Cisjordania. Debido a su proximidad
con la frontera de Cisjordania, Netanya ha sido blanco varias veces durante
los 18 meses de la Intifada. En marzo, dos atacantes palestinos mataron a dos
israelíes, incluyendo a un bebé, en la misma área del ataque
de anoche. La ciudad ha sido puesta en el máximo alerta luego de las
advertencias de ataques durante la festividad de Pesaj. Pero es imposible prevenir
los ataques suicidas, dijo la alcaldesa de Netanya, Miriam Feyerberg. "Esta
es una ciudad que puede ser infiltrada desde muchas direcciones." Feyerberg,
que fue testigo de la carnicería, dijo: "Vi cuerpos de niños
pequeños. Y quiero decir algo a los líderes árabes de Beirut.
Esto no es resistencia. Esto es asesinato." Un vocero del gobierno israelí
llamó al ataque "la masacre de Pesaj", pidiendo "respuestas
de gran alcance contra las instalaciones de la Autoridad Palestina".
El ataque se produjo mientras Arabia Saudita lanzaba en Beirut un intento de
contener el conflicto palestino-israelí. Minutos después de que
el príncipe de la corona Abdulá delinerara por primera vez sus
ideas para un acuerdo de paz por territorio con Israel, la cumbre se precipitó
en el caos cuando sus anfitriones libaneses impidieron que Yasser Arafat se
dirigiera a los líderes árabes por medio de una teleconferencia.
La delegación palestina abandonó la reunión. Después,
se la persuadió para permaneciera en Beirut durante la noche, pero la
explosión puso al descubierto las rivalidades internas entre los 22 Estados
de la Liga Arabe, y la resistencia a las ideas sauditas por parte de Estados
radicalizados como Siria. Mientras el príncipe Abdulá apeló
directamente a los israelíes para que confiaran en la paz, Bahsar Assad
de Siria llamó a los líderes árabes a respaldar el levantamiento
palestino, y condenó al Estado judío como un "ejemplo viviente"
de terrorismo. La reunión de dos días se abrió con dos
líderes moderados clave distanciándose del encuentro después
de que Arafat anunciara que no dejaría la sede de su gobierno en Ramalá.
El rey Abdulá de Jordania se retiró de la cumbre temprano ayer,
y Hosni Mubarak, de Egipto, se quedó en casa en solidaridad con Arafat.
Funcionarios palestinos dijeron que se sentían profundamente insultados
por el amordazamiento de Arafat. El líder palestino había esperado
en un estudio de televisión de Ramalá durante horas escuchando
una sucesión de discursos antes de darse por vencido con los otros líderes
árabes y pronunciar su discurso en la red televisora Al-Jazeera. "Se
lo tuvo desde las 11 de la mañana hasta las dos y media de la tarde –dijo
Majdi Khaldi, asesor de Arafat y miembro de la delegación–. Nosotros
no podemos aceptar eso." Después de que se pusiera al palestino
en espera para dar lugar a un discurso de Assad, "entendimos el mensaje:
que el presidente de la cumbre no permitiría que Yasser Arafat pronunciara
su discurso, incluso si quisiera hacerlo".
Al principio, los organizadores libaneses dijeron que habían desconectado
a Arafat de la cumbre porque temían que una transmisión en vivo
pudiera ser interferida por Sharon, que había estado clamando por asistir
a la cumbre. Luego, le echaron la culpa a razones técnicas y a la competencia
de egos. "Nuestros amigos palestinos querían que su presidente hablara
primero, y cuando vieron que la lista era larga, perdieron la paciencia",
dijo Ghassan Salameh, portavoz libanés de la cumbre. La multiplicidad
de explicaciones sugiere que estados más radicalizados como Siria y el
Líbano estaban operando detrás de la escena para desviar la atención
de la propuesta de paz del príncipe regente Abdulá.
En su discurso en Al-Jazeera, Arafat respaldó la iniciativa saudita.
Sin embargo, Assad y el presidente libanés Emile Lahoud recibieron con
profundo disgusto el gesto hacia su enemigo jurado. Algunas de estas reservas
fueron admitidas por el príncipe Abdulá ayer, que endureció
las condiciones originales de su propuesta de paz y rebajó la recompensa
para Israel. Los cambios son un regreso a las posiciones árabes tradicionales:
una retirada israelí completa de los territorios ocupados desde la guerra
de 1967, un Estado palestino con su capital en Jerusalén, y el derecho
de retorno para los refugiados palestinos –que estaban ausentes de la inicial
enunciación de Abdulá, primeramente comunicada sólo en
sus lineamientos más generales a un periodista norteamericano–.
En una apelación inusual al pueblo israelí, el príncipe
Abdulá dijo que si su gobierno aceptaba las propuestas "no dudaremos
en aceptar el derecho del pueblo israelí a vivir en seguridad con el
pueblo de la región". Pero las esperanzas de que otros Estados pudieran
encolumnarse tras la iniciativa saudita para generar una visión árabe
colectiva de paz fueron barridas por los discursos sirios y libaneses, que llamaron
a la cumbre a respaldar el levantamiento palestino en Cisjordania y Gaza. "El
verdadero peligro reside en nuestra sujeción colectiva a ‘presiones’
para poner fin a la Intifada en compensación por parar la agresión,
dejando totalmente de lado el tema de la ocupación", dijo Lahoud,
que llamó por el retorno de todos los refugiados palestinos a sus hogares.
El tema fue recogido con mayor fuerza aún por Assad. En un divagatorio
discurso sobre terrorismo y el desenlace del 11 de setiembre, exhortó
a los Estados árabes a respaldar el levantamiento palestino y a cortar
o suspender las relaciones con Israel hasta que se logre la paz. "Es tiempo
de rescatar al pueblo palestino del holocausto en que están viviendo",
dijo.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: G.C.