3 de septiembre del 2002
Reparaciones no reformistas para África:
Reparando los daños
Justin Podur
ZNET.ORG
Los argumentos contra las indemnizaciones a África se centran
en detalles: ¿Cómo pueden medirse, y pagarse, las millones y millones
de vidas destruidas durante siglos? ¿El problema quedará resuelto cuando
se logre acordar y pagar una cifra? ¿Puede haber una compensación adecuada
para siglos de esclavitud, colonización y destrucción? ¿Podemos
considerar a un grupo de personas responsable por las acciones de sus antepasados?
¿Dónde encajaría la explotación actual? Una forma de resolver
el tema es dejar de pensar en qué sería una compensación
adecuada por la esclavitud. El crimen es demasiado grande, fue cometido por
demasiada gente, a lo largo de demasiado tiempo; con tantos perpetradores y
víctimas muertas, que una restitución, en el sentido de castigar
a los perpetradores haciéndoles pagar una compensación a las víctimas,
es imposible.
Además, imagínense si se lograra acordar y pagar una cifra, haciendo
para ello una transferencia directa desde gobiernos occidentales hacia países
africanos ¿Verían el dinero, algún día, las personas que
más lo necesitan? ¿Se utilizaría el dinero para enfrentar los
problemas serios que afectan a África? ¿O la operación entera
sería usada para hacer "relaciones públicas", con las que Occidente
limpiaría su conciencia sin tener que resolver los problemas que creó?
Sin cambios fundamentales en las relaciones de poder entre África y Occidente,
los logros reales de las indemnizaciones se devorarían rápidamente.
Por otro lado, las indemnizaciones podrían darse bajo la forma de una
"reforma reformista"- que apoya la lógica del sistema actual con una
transferencia rápida de recursos que volverían más rápido
aún desde África a Occidente- o bajo la forma de una "reforma
no reformista", que va en contra de la lógica del sistema actual y moviliza
al mundo hacia una mayor equidad y solidaridad.
Un camino hacia un programa de indemnizaciones "no reformistas" puede darse
a través de una focalización sobre el daño hecho a la sociedad
africana con de la esclavitud, el colonialismo, las intervenciones militares
y los programas de ajuste estructural, así como también en la
forma de reparar esos daños. La pregunta de ¿qué le corresponde
a África? pasa a ser: "¿Qué se necesitará para poner a
África en igualdad de condiciones con el resto del mundo, con todas las
mejoras de calidad de vida, infraestructura, tecnología y ecología
que esto implica?". Con relación a la pregunta de cual sería el
origen de estos fondos, la respuesta es que hay suficiente dinero en los niveles
superiores, o sea que los recursos serían transferidos desde las instituciones
que actualmente continúan con el saqueo de África: empresas, gobiernos
e instituciones militares.
El daño ocasionado por Europa (y Norteamérica) a África
se dio en cuatro fases. La primera fue el periodo de esclavitud, 1450-1850.
La segunda fue el periodo de colonización, 1850-1960. La tercera fue
en la independencia temprana, 1960-1980. La cuarta fue en el período
de ajuste estructural, de 1980 a la actualidad.
Esclavitud
En su libro "The African Slave", Basil Davidson sintetiza el daño inflingido
por la relación de esclavitud que dominó la interacción
entre Europa y África entre 1450-1850, intensificada en 1650-1850.
Despoblamiento. Davidson considera que el impacto directo del despoblamiento
de África fue menos devastador que el impacto social, económico
y político. Por supuesto que esto no es ningún consuelo para las
millones de personas cuyas vidas fueron destruidas por el comercio de personas.
Un número estimativo de las personas llevadas es de 12 millones, además
de 2 millones que murieron en el camino y 7 millones muertes antes del embarque,
totalizando alrededor de 21 millones entre 1650 y 1850. Fue una pérdida
devastadora, y hay evidencia de que el despoblamiento tuvo un impacto duradero.
En zonas donde las personas carecían de capacidad para defenderse del
tráfico de esclavos hay densidades poblacionales más bajas aún
que en los lugares donde la gente podía defenderse.
Impactos económicos. La esclavitud produjo daños constantes
y decisivos en el desarrollo económico y tecnológico de África.
Según palabras de Davidson, "la producción exportadora era un
monocultivo de seres humanos". Fueron llevadas las personas que hubieran contribuido
su labor a África y que hubieran desarrollado habilidades, tecnologías
e industrias locales. Ni siquiera se les dio la posibilidad de enviar cosas
hacia África, siguiendo el camino inverso de la migración de trabajadores.
Impactos socio-políticos. El tráfico de esclavos fortaleció
a los elementos más conservadores de la sociedad africana, permitiéndoles
comerciar con gente a cambio de armas devastadoras para producir aún
más esclavización.
Posiblemente África hubiera podido recuperarse de la prolongada y destructiva
relación si esta hubiera sido seguida por una nueva relación de
igualdad, con avances tecnológicos y una expansión de la libertad
económica. Pero la esclavitud ayudó a preparar el terreno, en
la forma de sociedades y estructuras sociales devastadas, para el colonialismo.
Colonialismo
Una excelente introducción a los impactos del colonialismo y las subsiguientes
relaciones entre Occidente y África es el trabajo de Brooke Schoepf,
Claude Schoepf y Joyce Millen en "Dying for Growth".
Los países europeos continuaron los cinco siglos de esclavización
convirtiendo a África en posesiones coloniales. Lo hicieron de maneras
increíblemente violentas. La conquista belga del Congo mató a
millones de personas. Europa desarrolló métodos de "tierra quemada"
para la guerra, destruyendo sistemas agrícolas y despoblando áreas
enteras.
El colonialismo fue una época de monopolio capitalista. Europa estableció
plantaciones para cultivar productos altamente comerciables, minas y sistemas
de transporte para facilitar la extracción de los recursos. Las vías
y los caminos fueron diseñados para la exportación de mercancías,
no para comunicaciones ni desarrollos económicos internos de África.
El colonialismo devastó estructuras sociales que ya habían sido
devastadas por la esclavización. Se forzó con impuestos y coerción
a que la gente trabajara en emprendimientos coloniales donde eran sobre-exigidos
y mal alimentados. La agricultura sufrió, la producción alimenticia
declinó y luego hubo falta de comida, hambrunas y epidemias. El periodo
menos sano de la historia africana fue el de la era colonial, comprendido entre
1890 y 1930.
Si había crecimiento económico, los beneficios se transferían
a Europa. La sociedad civil, gravemente afectada por la habilidad de los jefes
para deshacerse de sus detractores durante los siglos de esclavitud, fue destruida
más aún por las políticas coloniales. Los trabajos especializados
y la educación eran monopolizados generalmente por los colonos blancos
- y cuando no lo eran, eran entregados de manera tal que se creaba una elite
controlada por los poderes coloniales, que actuara por intereses coloniales
y no por intereses africanos.
El colonialismo destruyó la economía africana y el sistema agrícola
y los reemplazó por sistemas, infraestructuras y estructuras de clase
diseñadas para la exportación de bienes y explotación de
mano de obra y recursos primarios africanos para beneficio europeo. Por entonces
era necesaria una reorientación de esos sistemas sociales hacia la utilización
de trabajo y recursos africanos para obtener beneficios para África.
También eran necesarias una nueva infraestructura de transporte y comunicación,
reformas agrarias para revertir la destrucción agrícola y una
transferencia de recursos para reconstruir las áreas más dañadas
por las guerras. Al llegar la independencia, ese hubiera sido el curso de la
indemnización. Pero desde entonces, Europa (y Norteamérica) no
ha actuado para reparar los daños de la esclavitud y el colonialismo,
sino que más bien han inflingido mayores daños sobre África.
Independencia temprana
Europa no sólo no tenía ninguna intención de resignar su
control sobre África, sino que además existía una idea
generalizada de que África debía ser "entregada" a Europa, para
ayudarla a reconstruirse después de finalizada la Segunda Guerra Mundial
(y de ninguna manera al revés.) Las elites coloniales, que habían
servido a los intereses europeos, normalmente se mantenían en el poder.
Lo mismo hacían las economías dependientes de las manufacturas.
De hecho, gran parte de la economía continuaba en manos extranjeras.
Cuando algunos líderes africanos intentaron emprender un camino de desarrollo
independiente, fueron derrocados por golpes apoyados desde Occidente.
Sucedió en 1961, con el asesinato de Patrice Lumumba en el Congo. Lumumba
fue elegido primer ministro en 1960. Buscó lograr un desarrollo independiente
para África. Pero Bélgica apoyó un levantamiento en Katanga,
una provincia del Congo rica en recursos naturales, e intervino violentamente
para apoyar el pedido de independencia de la provincia. Una intervención
de las Naciones Unidas siguió a la de Bélgica. Lumumba fue destituido
de su puesto por el presidente bajo circunstancias bastante oscuras. Luego logró
convencer al Parlamento para retornar al poder, pero fue obligado a huir. Hay
evidencia de que EEUU fue cómplice en su asesinato en 1961 (ver William
Blum, "Killing Hope.") Una guerra civil larga y brutal siguió al asesinato.
Al fin de la guerra, Mobutu Sese Seko, un sangriento y delictivo dictador, llegó
al poder. Mobutu fue reemplazado a mediados de los noventas por Laurent Kabila,
otro dictador, cuyo hijo es actualmente el dueño del poder en el Congo.
Un golpe militar, también apoyado por Occidente, derrocó a Kwame
Nkrumah, un líder pan-africacionista en Ghana, en 1966. Nkrumah también
buscaba un desarrollo independiente. El golpe fue seguido por una ola de privatizaciones.
Aquellos gobiernos que no fueron derrocados y que deseaban diversificar la economía
de sus países y construir servicios públicos, lo hacían
por medio de préstamos dados por instituciones financieras internacionales.
Con sectores de la economía controlados por multinacionales que se repartían
los beneficios, los países africanos veían habitualmente que era
imposible construir capitales y capacidad productiva. La diversificación
era lenta, si es que se daba, y cuando los precios de las mercancías
colapsaron, África ingresó en una crisis de deuda.
Por lo tanto, el daño ocasionado durante la época de independencia
temprana consiste, en cierto grado, en no haberle dado a África su oportunidad
de reparar los daños ocasionados en los periodos precedentes, como así
también algún daño directo ocasionado por el asesinato
de líderes, y haber permitido la acumulación de deudas y la continuación
del apartheid. La crisis de la deuda inaugura el cuarto periodo de daño
a África: el periodo de ajuste estructural.
Ajuste estructural
Desde los 80's, África ha sufrido programas de ajustes estructurales
(SAPs). El ajuste estructural implica, normalmente: privatización de
industrias y servicios públicos, desregulación de leyes de trabajo
y medio ambiente, achicamiento de la fuerza de trabajo y los servicios del sector
público- incluyendo salud, educación y alimentos subsidiados-
una contracción de los servicios públicos esenciales en los países
pobres.
En Zaire (previamente Congo), por ejemplo, en 1984, un SAP llevó a que
80.000 trabajadores de salud y educación fueran despedidos de puestos
gubernamentales. Resulta difícil calcular los efectos de semejante accionar:
ya sea por los ingresos perdidos por familias enteras, por la pérdida
de los servicios que esos trabajadores proveían, o por la pérdida
de gastos en consumo que hubieran hecho y en el debilitamiento de las organizaciones
que se quedaban sin sus trabajadores. En 1985, Ghana empleó a 1.782 médicos.
En 1992, empleó a 965.
Los SAPs no han llevado a una reducción de la deuda africana, cuyo valor
original se ha pagado varias veces. Las obligaciones de la deuda se llevan una
porción aberrante de los ingresos, necesarios para que los países
puedan mantener con vida a su gente, y también obliga a los países
a que mantengan sus economías orientadas hacia la producción de
exportaciones para poder obtener intercambio extranjero. Por cada dólar
de asistencia recibido por África en 1993, tres dólares quedaron
en obligaciones de deuda; cuatro quintas partes de las ganancias por exportaciones
de Uganda van a las obligaciones por exportaciones. Entre 1990 y 1993, los países
africanos gastaron 1340 millones en obligaciones por deuda - cuatro veces lo
que gastaron en salud. El hecho de que África produzca cultivos de rápido
consumo para exportaciones e importe alimentos no es bueno para su propia seguridad
alimenticia, pero es bueno para el comercio agrícola occidental, que
consigue un mercado en África a expensas de reformas agrícolas
y el alivio del hambre.
La era de ajustes estructurales fue dañina también para la política
exterior. EEUU intervino en la guerra civil de Somalia en 1993, supuestamente
para "restaurar esperanza". Dicha intervención costó la vida de
18 estadounidenses y entre 7.000 y 10.000 somalíes. Las 18 vidas que
perdió EEUU llevaron a que impidiera una intervención de la ONU
en Ruanda, a pesar de que el comandante encargado de las operaciones en el lugar
aseguró que podrían haberse prevenido 800.000 muertes en 1994
y 1995 con 5.000 soldados de la ONU, los cuales requerían de un transporte
aéreo que tan sólo EEUU podía brindar. En Sudán,
en 1998, EEUU destruyó una planta farmacéutica, eliminando la
mitad de las provisiones medicinales del país con consecuencias catastróficas,
aún no investigadas, sobre la salud pública.
No se puede echar toda la culpa a Occidente, aunque el papel histórico
indica que incluso las estructuras políticas africanas fueron creadas
por la prolongada y destructiva relación con Occidente. Cuando se considera
el daño actual, producido por las intervenciones militares y los SAPs,
queda claro que está ocurriendo una cantidad horrorosa de sufrimiento
innecesario.
Hasta en el genocidio de Ruanda, producido por el accionar político de
extremistas del Hutu Power, Occidente cumplió un papel que va más
allá del simple hecho de no haber actuado para prevenirlo. En este genocidio
el Hutu Power organizaba a Hutus para matar a Tutsis y Hutus moderados. Al lado
de Ruanda, en Burundi, una minoría gobernante Tutsi pasó la mayor
parte del tiempo transcurrido entre los 60's y fines de los 80's masacrando
a Hutus políticamente activos que trataron de sacarlos del poder: miles
en 1965, tal vez hasta 100.000 en 1972, unos 5.000 en 1988. Al menos una parte
de la responsabilidad, según Basil Davidson, (en "The Black Mans Burden")
pertenece al legado colonial. Tanto en Ruanda como en Burundi la relación
entre Tutsis y Hutus había sido de castas, siendo la minoría Tutsi
dominante- pero era un sistema de casta con obligaciones mutuas y derechos por
costumbres. El colonialismo belga hizo que los Tutsis pasaran de ser una casta
superior comprometida y con responsabilidades a ser una minoría dictatorial
sin compromisos ni responsabilidades. El resultado fue una ruptura entre los
dos grupos, profundizada por la intervención occidental, que se dio a
partir de la globalización en su forma de "causa juzgada": en 1990 Ruanda
sufrió una devaluación de su moneda que dejó a muchos jóvenes
sin trabajo. En 1989 el precio mínimo establecido para el café,
que le aseguraba un ingreso mínimo a los campesinos, fue eliminado por
exigencia del Banco Mundial. Pobreza, desempleo e inseguridad económica
no llevan indefectiblemente hacia violencia genocida pero la alimentan, al haber
más personas dispuestas a creer en una campaña organizada por
la "búsqueda de chivos expiatorios". En África, con un nivel tan
alto de propiedad extranjera en la economía, donde el estado es una fuente
esencial de trabajo, la competencia por el patronazgo estatal puede ser (y fue)
manipulada por movimientos comunales como el Hutu Power.
Occidente también tiene papel central en la crisis africana del SIDA.
Mientras que existe cierta controversia sobre si el SIDA es la causa de la muerte
de millones de africanos, tal cual lo aseguran la mayoría de los profesionales
de la salud, y sobre el hecho de sí hay 35 millones de africanos infectados,
tanto opositores como investigadores del tema SIDA concuerdan en que la respuesta
correcta no es, definitivamente, la contracción de los sistemas públicos
de salud y la exacerbación de la pobreza a través de SAPs. El
desacuerdo es sobre drogas. Las drogas baratas y genéricas contra el
SIDA parecen haber tenido éxito en reducir la transmisión y prolongar
la vida en Brasil. Un efecto colateral de las drogas genéricas es que
interfieren con los derechos a las ganancias de las corporaciones farmacéuticas,
derechos protegidos por organismos de comercio como la OMC, y que son reforzados
por instituciones financieras internacionales. Los opositores al tema del SIDA,
en su mayoría, están de acuerdo en que la salud de las personas
tiene prioridad sobre las ganancias de las corporaciones. Están en desacuerdo
sobre el hecho de que las drogas ayudan a dicha salud. Sea cual sea el caso,
las drogas deberían estar disponibles, como lo son en Brasil y como los
son para las clases altas.
El ejemplo de las drogas es, en realidad, una buena ilustración del tema
de las indemnizaciones. ¿Quién debería sufrir económicamente
para que sea protegida la salud de los africanos? : las corporaciones farmacéuticas.
Estas corporaciones pueden ser ofrecidas como opciones por no interferir con
la producción de genéricos o ser nacionalizados y administrados
en interés público, destinándose las ganancias a la construcción
de sistemas de salud públicos en África. De la misma forma, ¿quién
debería reconstruir la producción farmacéutica de Sudán
y reparar los daños ocasionados por su pérdida? : el gobierno
de los EEUU sacando, para ello, fondos del presupuesto militar. ¿Quién
debería sufrir las consecuencias cuando las deudas africanas son borradas
de los libros? : las instituciones prestamistas y sus beneficios. ¿Quién
debería pagar por la "reestructuración" de la agricultura, el
transporte, las comunicaciones, el desarrollo y la independencia local en África?
: aquellos gobiernos y corporaciones que se beneficiaron con el saqueo- en otras
palabras, las elites del primer mundo. ¿Cuánto es suficiente? : lo que
haga falta para reparar el daño y restaurar la igualdad entre África
y el mundo.
Esto es factible técnica y económicamente. Los recursos para reconstruir
África existen. Lo que Occidente debe es una relación de igualdad
y los recursos para deshacer el daño que ha causado. En el proceso, las
elites de países ricos perderían mucho poder, beneficios y control,
pero esto debe suceder de cualquier modo.
Justin Podur
es estudiante graduado de la Universidad de Toronto.
Mantiene la página de la crisis de Chiapas/Zapatista de Znet y la de
South Asia Watch.
También traduce para la Columbia Support Network.