18 de septiembre del 2002
Las razones de la agresión imperialista a Iraq
Ricardo Ayala
A Luchar por el Socialismo n.º 7
Disipada la excusa de derrotar al terrorismo, el olor a petróleo
se abre paso entre la hipócrita discusión sobre las razones de
esta nueva guerra colonial. Después de asegurarse los yacimientos de
Asia central y ya ocupado Afganistán, Bush intenta meter en cintura a
Iraq e Irán. El carácter "preventivo" de la nueva carnicería
anunciada no es otro que cerrar el paso a los millones de barriles de petróleo
que estos países pueden verter al mercado mundial al margen del control
de las petroleras americanas, mermando las ganancias de las compañías
de Bush, Cheney, Rumsfeld y sus amigos.
Un pueblo masacrado
Cuando el ex-coordinador del programa de la ONU "Petróleo por alimentos",
Denis Halliday, renunció a su cargo en 1998 denunciando que la política
de los EEUU hacia Iraq era un genocidio, no se quedó corto. En 1991,
los 42 días de bombardeos con 110 mil ataques aéreos arrojaron
88.500 toneladas de bombas, equivalente a siete veces y media la potencia de
la bomba de Hiroshima. En esos días fueron asesinadas entre 150 y 200
mil personas. Tras la completa destrucción de la infraestructura del
país fue decretado un bloqueo comercial que sesgó la vida de 1,2
millones de iraquíes. Según UNICEF cada mes vienen muriendo entre
cuatro y seis mil niños por desnutrición o enfermedades curables
a causa del bloqueo de medicamentos.
Según la resolución 687 de la ONU, con el cumplimiento de las
inspecciones de armas se acabaría las sanciones. Pero, tras las inspecciones,
nuevos criterios y exigencias han sido establecidas por los EEUU, hasta el punto
que Blair se permite anunciar que "ya no confía en la efectividad
de las inspecciones" y que "sabemos que las sanciones son insuficientes".
En cuanto a las "inspecciones" el mundo escucha cómo el ex-jefe de
las inspeciones de la ONU, el ex-capitán de la marina americana Scott
Ritter, declara:
"mi país no se apoya en ninguna prueba concreta que demuestre que
Irak posee armas de destrucción masiva" (El País, 09/09/02)
La crisis del embargo
No obstante, Blair no mintió respecto a la ineficacia del bloqueo. La
revista Foreign Affairs (noviembre de 2001) explica que "La primacía
parió su contrario... El poder ganado en la operación Tormenta
del Desierto no fue duradero. Tarde o temprano, Irak e Irán, con su gran
peso demográfico y económico, se impondrían nuevamente.
La región se hundió más en la pobreza; el precio del petróleo
bajó y la guerra fue muy costosa para los países petroleros que
la financiaron".
"Los países vecinos empezaron a violar las sanciones. El comercio de
Irak con Jordania, Turquía, Siria y Egipto creció y estimuló
esas economías. Así que Rusia, Francia y China reanudaron el comercio
con Irak, que les concedió contratos de importación valorados
en $6 billones. Rusia negoció un acuerdo para un proyecto de desarrollo
de 23 años del campo petróleo de Qurna... El año pasado,
el valor de los productos de exportación alemanes a Irak se cuadruplicó
a 1,2 billones de marcos." Asimismo, el New York Times expresaba
el problema:
"Después de pasar años de paria económico, Irak nuevamente
tiene amigos en las capitales de muchos países".
"La industria petrolífera internacional ve a Iraq como uno de
los mejores premios en oferta hoy en día"
La frase del articulista expresa que del botín de guerra de Iraq depende
la "vida" de varias compañías. La Agencia Internacional de Energía
(AIE) prevé que la demanda de crudo crecerá un promedio del 1'9%
al año. Esto significa una mayor dependencia del petróleo del
Medio Oriente, que contiene el 66% de las reservas mundiales. Hasta el 2010
la producción del Golfo deberá doblarse, exigiendo unos 300 millones
de dólares en inversiones. La dependencia de los EEUU seguirá
aumentando del 44'6% actual hasta el 58% en 2010. Iraq tiene la segunda mayor
reserva mundial, valorada entre 112 a 250 millones de barriles, con la salvedad
que, de los 70 campos descubiertos, solamente 15 están en explotación.
Una guerra colonial
En definitiva, el gobierno de los EEUU ha decidido que el petróleo
iraquí sólo regresará al mercado mundial a través
de las manos de las compañías yanquis. Más allá
de la criminal broma de las "pruebas", la clave es la decisión
de ir a la guerra para mantener el control sobre el mercado de petróleo.
Cuando Cheney declara que "Estados Unidos y sólo Estados Unidos llevará
esta campaña a la victoria" no es un lamento por la falta de comprensión
del imperialismo europeo, sino la expresión de una política. Pero
en este caso las "bombas inteligentes" caerán sobre inversiones francesas
y rusas. Las diferencias entre el imperialismo europeo y norteamericano residen
en que la casi totalidad del petróleo consumido por Europa es suministrado
por compañías americanas. La opción de Saddam de comerciar
con empresas europeas, rusas y chinas, menoscaba el liderazgo anglosajón
de la distribución del crudo.
En estos términos se pronunció el canciller alemán, "no
se puede apoyar una guerra sin la claridad del mapa político de la posguerra".
En Afganistán los EEUU impusieron de presidente a Karzai, un ex funcionario
de la petrolera yanqui Unocal, con intereses en Afganistán. Esto no puede
volver a pasar, dice Schröder, es decir, no habrá participación
alemana sin acuerdo previo.
Emulando el juego del policía bueno y del policía malo,
Bush deja a Colin Powell como la "carta en la manga" de una salida negociada.
De no alcanzarla, a pesar de las diferencias con el imperialismo europeo, Bush
esta dispuesto a atacar a Iraq. La prensa yanqui daba cuenta de que "no se
ha visto un traslado de comandantes de alto rango de esta magnitud al suroeste
de Asia desde la guerra del golfo en 1991" (NYT).
Movilizarse para impedir la agresión
No obstante, la guerra aún no ha comenzado. Bush necesitará
"legitimarla" ante el pueblo norteamericano. Se alzan voces en contra, como
ex fiscal general de los EEUU, Ramsey Clark, que en una carta dirigida a los
países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, afirma que "no
hay base legal ni justificación moral para atacar a Iraq". Hace falta
una gran movilización en todo el mundo para detener la hazaña
asesina de Bush.
(*) Publicación del PRT-Izquierda Revolucionaria.