28 de agosto del 2002
Debate sobre el artículo Los contenedores de la muerte, de Rosa Townsend
Crímenes de guerra en Afganistán
La nota afirma que las atrocidades cometidas contra prisioneros afganos
por parte de fuerzas de la Alianza del Norte "había sido hasta ahora
el secreto sucio mejor guardado de la guerra en Afganistán", hasta que
"lo destapó la revista Newsweek". Esto no es cierto. Rosa Townsend ignora
importantes hechos:
1) noticias de las masacres en Konduz habían sido publicadas con anterioridad
a la nota de Newsweek;
2) la nota de Newsweek ignora deliberadamente evidencia que apunta a una participación
directa de efectivos de fuerzas de EE.UU. en las masacres;
3) la nota de Newsweek contiene desinformación deliberada destinada a
proteger a las fuerzas armadas de EE.UU.
Respecto del punto 1), es interesante notar la existencia de un film documental,
"Massacre in Mazar" del director irlandés Jamie Doran, que incluye entrevistas
a testigos oculares de atrocidades cometidas por personal de las fuerzas armadas
de Estados Unidos. Una nota del sitio Salon.com del 15 de junio --anterior en
más de dos meses a la pieza de Newsweek-- termina de la siguiente interesante
manera:
"Un testigo afirma que un oficial americano ordenó que los cadáveres
fueran volcados en el desierto de Dast-I-Leili, y que personas con vida fueran
también llevadas allí y ejecutadas. Además, [Jamie] Doran
dice que tiene testigos que afirman haber visto soldados americanos de fuerzas
especiales torturando prisioneros que habían llegado a [la prisión
de] Sheberghan."
(Salon.com News, 15 de junio 2002.) (1)
Por ende, Newsweek no "destapó" nada, ni siquiera en la prensa de
Estados Unidos. Es más, miente para ocultar la probable participación
de efectivos norteamericanos en las masacres.
El documental de Doran aún no fue terminado. En un intento por atraer
la atención sobre estos hechos y lograr que la "comunidad internacional"
otorgue protección a los sitios donde se encuentra la evidencia de los
crímenes, Doran exhibió a mediados de junio una secuencia no terminada
de su film, de unos veinte minutos de duración. Se hicieron exhibiciones
en Berlín ante miembros del parlamento alemán y en Estrasburgo
ante una delegación del parlamento europeo y miembros de prensa, suscitando
reclamos a nivel parlamentario de una investigación internacional independiente.
El film ha recibido cobertura de diarios como Le Monde, Suddeutsche Zeitung
y Die Welt; la agencia United Press International difundió su existencia
en un comunicado tras una de las funciones.
Newsweek, así como la casi totalidad de la prensa norteamerican, ha optado
por ignorar la existencia tanto de Jamie Doran como de su documental. Doran
tiene testigos oculares de atrocidades cometidas directamente por soldados americanos;
estos testigos, según dice, no recibieron ninguna compensación
por aparecer en el film y están dispuestos a declarar ante una corte
internacional. Newsweek, sin embargo, afirma que
"Nada de lo averiguado por NEWSWEEK sugiere que las fuerzas americanas tuvieron
conocimiento previo de las matanzas, fueron testigos de los prisioneros siendo
amontonados en los camiones sin ventilación o estuvieron en posición
de prevenir estos hechos."
(Newsweek, número del 26 de agosto.) (2)
Abajo transcribo una traducción de una nota publicada por el sitio
World Socialist Web Site en junio. La nota detalla el contenido de "Massacre
in Mazar". Bajo esta nota se encuentra un rápido y sintético análisis
de algunos puntos clave de la nota de Newsweek.
[Comienza nota:]
Documental de la guerra afgana acusa a Estados Unidos de asesinar en masa a
prisioneros de guerra Exhibición del film en Europa suscita demandas
de investigación de crímenes de guerra
por Stefan Steinberg, World Socialist Web Site, 17 de junio de 2002
Un film documental titulado "Masacre en Mazar", del director irlandés
Jamie Doran, fue exhibido la semana pasada en Europa ante audiencias privadas,
provocando exigencias de una investigación internacional sobre crímenes
de guerra norteamericanos en Afganistán. El film afirma que tropas americanas
colaboraron en la tortura de prisioneros de guerra y en la matanza de miles
de soldados talibanes capturados cerca del pueblo de Mazar-i-Sharif. El film
documenta los hechos que siguieron a la caída de Konduz, último
punto fuerte del Taliban en Afganistán del norte, el 21 de noviembre
de 2001.
La película fue exhibida en Berlin por la facción parlamentaria
del PDS (Partido de Socialismo Democrático) ante miembros del parlamento
alemán el 12 de junio. Al día siguiente fue exhibido ante delegados
y miembros de la prensa en el parlamento europeo en Estrasburgo.
Tras ver el film, el francés Francis Wurtz, miembro del parlamento europeo
y de la fracción Izquierda Unida que organizó la proyección,
afirmó que exigiría un urgente debate sobre los temas presentados
en el documental durante la próxima sesión del parlamento europeo
en julio. Varios de los restantes delegados en el parlamento europeo hicieron
llamados al Comité International de la Cruz Roja para realizar una investigación
independiente acerca de los hechos alegados en el film.
El abogado internacional de derechos humanos Andrew McEntee, quien estuvo presente
en la proyección especial en Berlín, dijo que "está claro
que hay evidencia prima facie de serios crímenes de guerra cometidos
no sólo contra la ley internacional, sino contra las leyes de los mismos
Estados Unidos".
McEntee reclamó una investigación independiente. "Ningún
sistema judicial que funcione puede optar por ignorar esta evidencia", dijo.
El Pentágono dio a conocer un comunicado el 13 de junio negando las acusaciones
de complicidad norteamericana en la tortura y asesinato de crímenes de
guerra, y el Departamento de Estado hizo lo propio con una negación formal
el 14 de junio.
Doran, un premiado cineasta independiente cuyos documentales han sido exhibidos
en más de 35 países, dijo que decidió dar a conocer una
versión preliminar de su relato de los crímenes porque temía
que fuerzas afganas estuvieran a punto de borrar la evidencia de asesinatos
en masa. "Es absolutamente esencial que el sitio de los entierros en masa sea
protegido", le dijo a la agencia United Press International tras la proyección
en Estrasburgo. "De otro modo la evidencia desaparecerá".
Los llamados de Doran a preservar la evidencia hicieron eco en la organización
Médicos por los Derechos Humanos, con base en Boston, que dio a conocer
un comunicado el 14 de junio exigiendo que se tomen medidas inmediatas para
proteger el sitio del entierro de las supuestas víctimas en Mazar-i-Sharif.
A fines del año pasado Doran filmó las consecuencias de la masacre
de cientos de tropas Taliban capturadas en la fortaleza-prisión Qala-i-Janghi
en las afueras de Mazar-i-Sharif. Su material, que muestra a prisioneros que
aparantemente habían sido asesinados por arma de fuego con sus manos
atadas, encendió un escándalo internacional sobre la conducta
de fuerzas de operaciones especiales americanas y sus aliados de la Alianza
del Norte.
El nuevo film de Doran incluye entrevistas con testigos oculares de la tortura
y asesinato de unos 3000 prisioneros de guerra. También muestra el lugar
en el desierto donde la supuesta masacre habría tenido lugar. Cráneos,
ropa y miembros todavía sobresalen de la montaña de arena, a más
de seis meses del hecho.
El film recibió una amplia cobertura en la prensa europea, con artículos
en algunos de los principales diarios alemanes y franceses (Le Monde, Suddeutsche
Zeitung, Die Welt). Jamie Doran también ha dado entrevistas a dos de
las principales cadenas de televisión alemanas.
Mientras que en Europa el documental se ha convertido en una importante noticia,
los medios de prensa de Estados Unidos lo han ignorado masivamente. La agencia
UPI lanzó un cable acerca de la proyección de la semana pasada,
pero ni siquiera la existencia del film ha sido dada a conocer por diarios principales
como el New York Times, Los Angeles Times y el Washington Post. El film y sus
afirmaciones de crímenes de guerra norteamericanos han sido similarmente
suprimidos por cadenas de televisión y noticieros de cable.
Este cronista pudo ver el documental de 20 minutos de duración en Berlín
[NOTA: Se vio una secuencia de 20 minutos; el documental es un largometraje
aún no terminado]. Durante el transcurso del film aparece una serie de
testigos afirmando que fuerzas militares americanas participaron en el asaltado
armado y masacre de varios centenares de prisioneros Taliban en la fortaleza
de Qala-i-Janghi. Los testigos afirman que, tras los hechos en Qala-i-Janghi,
el comando del ejército americano fue cómplice de la matanza y
entierro de otros 3000 prisioneros, de un total de 8000 que se habían
rendido tras la batalla de Konduz.
Los testigos afganos que hablan de estas atrocidades no son identificados por
nombre pero, según el director, todos los testigos en el film están
dispuestos a dar sus nombres y comparecer ante un tribunal internacional para
investigar los hechos de fines de noviembre y comienzos de diciembre últimos.
En el film, Amir Jahn, un aliado del líder de la Alianza del Norte General
Rashid Dostum, afirma que los soldados islámicos que se rindieron en
Konduz lo hicieron a condición de que sus vidas serían conservadas.
Unos 470 cautivos fueron encarcelados en Qala-i-Janghi. Los restantes 7500 fueron
enviados a otra prisión en Kala-i-Zein. Tras la revuelta de algunos prisioneros
en Qala-i-Janghi, la fortaleza fue sujeta a un masivo bombardeo desde aire y
tierra por tropas americanas. Las atrocidades en el interior de Qala-i-Janghi
son confirmadas en el film por el líder de la Cruz Roja regional, Simon
Brookes, quien visitó la fortaleza poco después de la masacre.
Investigando en el área encontró cuerpos, muchos con los rostros
retorcidos en agonía.
El americano John Walker Lindh, colaborador de los Taliban, fue uno de los 86
combatientes talibanes que lograron sobrevivir a la masacre escondiéndose
en túneles bajo el fuerte. En una escalofriante escena del film, se ve
material filmado en secreto del interrogatorio de Lindh. Lo vemos de rodillas
en el desierto, en frente de una larga hilera de afganos cautivos, siendo interrogado
por dos oficiales de la CIA. Se escucha al oficial que conduce el interrogatorio:
"Pero el problema es que tiene que decidir si vive o muere. Si no quiere morir
aquí, va a morir aquí, porque vamos a dejarlo aquí y se
va a quedar en prisión el resto de su vida".
"Masacre en Mazar" continúa describiendo el tratamiento otorgado a los
restantes miles de cautivos que se habían entregado a las tropas americanas
y de la Alianza del Norte. Unos 3000 prisioneros fueron separados de un total
de 8000 que se habían rendido, y fueron transportados a una prisión
en el pueblo de Shibarghan. Fueron transportados en contenedores cerrados sin
ventilación alguna. Camioneros afganos fueron reclutados para transportar
entre 200 y 300 prisioneros en cada contenedor. Uno de los camioneros que participó
del convoy relata que un promedio de entre 150 y 160 murieron en cada contenedor
durante el viaje.
Un soldado afgano que acompañaba el convoy afirma que recibió
la orden de un comandante americano de disparar balazos a los contenedores para
proporcionar aire, aunque sabía que forzozamente estaría baleando
a quienes estaban dentro. Un taxista afgano informa que vio varios contenedores
con sangre chorreando de sus pisos.
Otro testigo relata que muchos de los 3000 prisioneros no eran combatientes,
y algunos habían sido arrestados por soldados americanos por el crimen
de hablar pashtun, un dialecto local [el dialecto del grupo étnico de
los Taliban]. Soldados afganos testifican que al llegar a la prisión
de Shibarghan, los prisioneros sobrevivientes fueron sometidos a tortura y un
número de ellos fue arbitrariamente asesinado por tropas americanas.
Un afgano, que en el film aparece en uniforme de combate, dijo del tratamiento
de prisioneros en la prisión de Shibarghan: "Fui testigo de cuando un
soldado americano rompió el cuello de un prisionero y derramó
ácido sobre otros. Los americanos hacían lo que querían.
No teníamos poder para detenerlos".
Otro soldado afgano afirma que "Cortaron dedos, cortaron lenguas, cortaron su
pelo y barbas. A veces lo hacían por placer; llevaban a los prisioneros
afuera y los golpeaban y luego los retornaban a la prisión. Pero a veces
nunca volvían y desaparecían, el prisionero desaparecía.
Yo estuve ahí."
Otro testigo afgano afirma que, para evitar ser detectados por cámaras
satelitales, los oficiales americanos exigieron a los camioneros que se llevaran
los contenedores llenos de muertos y víctimas vivas a un lugar en el
desierto y que allí los volcaran. Dos de los camioneros civiles afganos
confirman que vieron cómo volcaban un número estimado de 3000
prisioneros en el desierto.
Según uno de los choferes, mientras entre 30 y 40 soldados americanos
observaban, aquellos prisioneros aún con vida fueron ejecutados y dejados
en el desierto para ser comidos por perros. Las últimas estremecedoras
imágenes del film muestran un panorama de huesos, calaveras y restos
de ropa tirados en el desierto.
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comercial
[Fin nota.]
(World Socialist Web Site, 21 de junio.) (3)
El documentalista Jamie Doran no fue el primero en visitar el sitio de los
entierros masivos en Afganistán. Éste fue descubierto por especialistas
enviados por Médicos por los Derechos Humanos (Physicians for Human Rights,
PHR), organización con base en Boston. Entre el 16 y el 21 de enero de
2002, los investigadores Jennifer Leaning y John Hefferman visitaron la prisión
de Sheberghan y descubrieron las tumbas masivas, sobre las que realizaron un
examen forense preliminar. El 28 de enero PHR produjo un informe acerca de estos
hallazgos.
Desde fines de enero, PHR ha estado reclamándole al gobierno de Estados
Unidos y a la ONU que se garanticen las condiciones para una investigación
y que se mejoren las infrahumanas condiciones de los detenidos aún alojados
en la prisión de Sheberghan. A lo largo de más de seis meses PHR
ha contactado personalmente y entregado informes al secretario de Estado Colin
Powell y el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, entre otros; y al presidente
del Concejo de Seguridad de la ONU así como a representantes de Reino
Unido, Francia, Rusia, China y Estados Unidos. También contactaron al
líder del gobierno provisional de Afganistán, Hamid Karzai, al
embajador americano en Kabul, y a funcionarios de gobierno de Reino Unido. En
ninguno de los casos recibieron respuesta. (4)
Un comunicado de prensa de PHR es bastante elocuente:
"En cada una de estas instancias de carnicería masiva la comunidad internacional
no hizo nada para proteger a los inocentes, no hizo nada para identificar y
aprehender a los culpables, y no hizo nada para prevenir nuevas matanzas."
(PHR, comunicado del 18 de agosto.) (5)
En el párrafo anterior, la "comunidad internacional" ha de incluir,
obviamente, a las fuerzas armadas norteamericanas en Afganistán. Por
lo tanto la acusación de que no hicieron "nada para proteger a los inocentes"
y "nada para prevenir nuevas matanzas" es también dirigida hacia éstas.
Para que PHR haga semejante acusación, es de suponer que cuentan con
evidencia que la sustente. ¿Cómo es entonces que Newsweek, que consultó
con PHR para su artículo y cita textualmente a fuentes de esta organización,
afirma que no encontró evidencia para inculpar a las fuerzas de EE.UU.?
La nota de Newsweek es un largo artículo de 5600 palabras titulado "El
convoy de la muerte de Afganistán". El artículo pasa por alto
la masacre en la prisión de Qala-i-Janghi para concentrarse en el transporte
de los miles de prisioneros que se rindieron en Konduz para ser llevados a la
prisión de Sheberghan. Fueron éstos los que murieron al ser amontonados
en contenedores, entre 150 y 200 por contenedor sin ventilación, y transportados
durante horas bajo el sol desértico de Afganistán, muriendo por
asfixia o deshidratación.
La nota de Newsweek se divide en: 1) aterradoras descripciones de las masacres
por testigos oculares consultados por la revista; 2) afirmaciones de que las
tropas americanas no sabían lo que estaba pasando; 3) insinuaciones al
efecto de que las tropas americanas sabían perfectamente lo que sucedía,
en contradicción con el punto 2.
Buena parte de la nota de Newsweek está dedicada a justificar que "nuestros
muchachos no fueron". Las excusas inventadas a este respecto son por momentos
demasiado ingenuas para ser tomadas en serio. Newsweek informa que "Aparentemente
los convoyes de muertos y moribundos, junto con muchos camiones llenos de prisioneros
con vida, arribaron a Sheberghan durante quizás 10 días". Y sin
embargo, se afirma que los soldados americanos que dirigían la prisión
(según Doran había 150 de ellos, sin contar operarios de la CIA)
no se enteraron de lo que estaba sucediendo porque "estaban más concentrados
en ese momento en la seguridad de la prisión"; por lo tanto durante más
o menos diez días no se dieron cuenta de que se estaban descargando miles
de cadáveres en el complejo militar cuya seguridad debían controlar.
Si las tropas americanas estaban concentradas en la "seguridad de la prisión",
¿no habrían supervisado el arribo de nuevos prisioneros? ¿No se habrían
dado cuenta de la cantidad de muertos y moribundos, de que cuando abrían
los contenedores "los cadáveres caían como pescados"?
Cada convoy, además, implicaba un considerable despligue de vehículos
y personas. ¿Cómo es posible que los encargados de seguridad de la prisión
no hubieran notado, por ejemplo, un "convoy de 13 camiones de contenedores"
entrando a la prisión? ¿Cómo podrían no haber visto el
arribo de convoyes similares a lo largo de diez días seguidos?
Al parecer los autores de la nota de Newsweek tienen perfecto conocimiento de
la evidencia en contra de Estados Unidos (¿cómo podrían no tenerlo,
si basta con una búsqueda en Internet de cinco minutos para enterarse
de la existencia del film de Doran, y si por otra parte usan prácticamente
las mismas fuentes que ese film?). Es este conocimiento el que los impulsa a
insinuar, varias veces a lo largo de la nota, que el Departamento de Defensa
--y por ende las fuerzas armadas-- son en realidad cómplices, y quizá
responsables, de la masacre.
Aquí hay un párrafo interesante de la nota:
"Nada de lo averiguado por NEWSWEEK sugiere que las fuerzas americanas tuvieron
conocimiento previo de las matanzas, fueron testigos de los prisioneros siendo
amontonados en los camiones sin ventilación o estuvieron en posición
de prevenir estos hechos. Los americanos estaban en área de la prisión
en el momento en que los contenedores fueron entregados, aunque probablemente
no cuando éstos fueron abiertos. El pequeño grupo de soldados
de Fuerzas Especiales estaban más concentrados en ese momento en la seguridad
de la prisión y en impedir otro alzamiento como la sangrienta rebelión
que había ocurrido algunos días antes en el fuerte de Qala Jangi
[sic]. Los soldados seguramente oyeron historias de muertes en los contenedores,
pero pueden haber pensado que eran exageradas. También pueden haber creído
que los muertos eran muertos en combate o prisioneros heridos que, entre miles
de sus camaradas, simplemente no sobrevivieron el duro viaje desde el lugar
en que se rindieron hasta la prisión. Pero también es cierto que
voceros del Pentágono se han ofuscado al enfrentarse con preguntas sobre
el tema. Funcionarios de toda la administración no han contestado los
repetidos pedidos que hizo NEWSWEEK de una versión detallada de las actividades
americanas en las áreas de Konduz, Mazar-e Sharif y Sheberghan en el
momento en cuestión, y voceros del Departamento de Defensa han hechos
declaraciones que son falsas." (2)
El párrafo puede dividirse en dos: una primera parte donde se intenta
por todos los medios desligar responsabilidad de tropas americanas, incluso
sin ocultar que se está sencillamente especulando ("PUEDEN HABER pensado
..."). Y una muy interesante segunda parte donde se afirma que: los rostros
de los voceros del Depto. de Defensa (el Pentágono) se nublan y oscurecen
cuando se les consulta sobre el tema (tal el sentido de "ofuscar" en inglés),
que todo el gobierno ("funcionarios de toda la administración") se niega
sistemáticamente a hablar sobre el asunto ("no han contestado los repetidos
pedidos...") y que el Departamento de Defensa miente ("han hecho declaraciones
que son falsas").
Aquí hay otro ejemplo de lo mismo, declaraciones oficiales seguidas de
insinuaciones de que son mentira:
"En junio, el vocero del Departamento de Defensa Tte. Cnel. Dave Lapan dijo
que el Comando Central había interrogado individualmente a las fuerzas
[aliadas de EE.UU., para investigar las versiones de las matanzas] en Afganistán
'hace varios meses': 'El Comando Central lo investigó [las versiones
de asesinatos en masa] y no encontró evidencia de participación
o conocimiento o presencia [de americanos]. Nuestros muchachos no estuvieron
ahí, no lo vieron y no lo sabían --si es que algo así realmente
sucedió'. Una semana después, una declaración del Departamento
de Defensa fue enfática: 'No había tropas americanas presentes
ni siquiera cerca de ese sitio en noviembre. Tropas americanas estuvieron presentes
en diciembre/enero cuando las tumbas masivas fueron descubiertas'.
"¿Pero es ésto enteramente cierto? La unidad americana más directamente
involucrada fue el equipo 595 A, parte del Quinto Grupo de Fuerzas Especiales
con base en Fort Campbell, Kentucky. El líder de este grupo de 12 hombres
era el Cap. Mark D. Nutsch. A lo largo de la operación en Afganistán,
el Pentágono insistía en que los periodistas identificaran al
personal de Fuerzas Especiales sólo por sus nombres de pila, argumentando
que ésto era necesario para proteger a sus familias de posibles represalias
terroristas en Estados Unidos. Pero el Ejército dejó de lado esa
preocupación en abril, cuando --bajo instigación de sus superiores
del Ejército-- la legislatura estatal de Kansas pasó una resolución
de ambas cámaras honrando al Capitán Nutsch, un nativo de Kansas
de 33 años. La esposa de Nutsch, Amy, y su beba, Kaija, nacida mientra
Nutsch estaba en Afganistán, estuvieron presentes en la muy pública
ceremonia. Contactado recientemente por NEWSWEEK acerca de las muertes en los
contenedores, Nutsch dijo que no quería hablar sobre ellas." (2)
Aquí el primer párrafo cita declaraciones oficiales del clásico
género "somos inocentes, nosotros no fuimos, esto nunca sucedió".
E inmediatamente después, en el párrafo siguiente, se procede
a decir que el Pentágono miente en forma sistemática. Ese es parte
del mensaje del párrafo 2, donde se implica que las excusas que el Pentágono
esgrimía para exigir que no se dieran a conocer los apellidos del personal
de Fuerzas Especiales eran totalmente falsas. De hecho, fue el Ejército,
que obviamente depende del Pentágono, quien "instigó" la "muy
pública ceremonia" honrando a Nutsch, en la que incluso estuvieron su
mujer y su hija, demostrando que la preocupación por proteger a su gente
contra "represalias terroristas" era sólo una excusa por parte del Depto.
de Defensa. ¿Cuál sería entonces el verdadero motivo para mantener
secretas las identidades de los miembros de Fuerzas Especiales?
Los cronistas de Newsweek han sembrado el terreno para que el lector piense
que el Pentágono protege esas identidades porque es justamente este personal
quien estuvo "mas directamente involucrado". El hecho de que el Capitán
Nutsch no quiera hablar sobre las matanzas cobra, en este contexto, un sentido
ominoso.
El montaje de ideas contenido en la redacción de estos párrafos
no es casual --los periodistas posiblemente estén tratando de hacer pasar
su mensaje a través de la no declarada pero muy real censura americana--.
Probablemente, la nota de Newsweek deba su existencia al hecho de que, tarde
o temprano, hasta el público de Estados Unidos tomaría conocimiento
de las masacres. Por eso es encesario que la prensa oficialista americana le
haga llegar a ese público su versión particular de los hechos,
una versión que deja libre de culpa y cargo a las fuerzas de Estados
Unidos, antes de que versiones más imparciales comiencen a ser conocidas.
Una de las funciones de la nota de Newsweek es canalizar y controlar el disenso
antes de que éste contamine a la población americana con la herética
idea de que hay soldados yanquis que son malos y torturan y matan.
Quizá, en este contexto, se puedan entender las insinuaciones lanzadas
por Newsweek en contra del Depto. de Defensa como sólo otro canal para
dirigir el disenso hacia el terreno deseado por las autoridades: en este caso,
hacia la idea de que si hubo responsabilidad americana, ésta se limita
a la complicidad o negligencia criminal por haber sabido de los crímenes
y no detenerlos, y no por participación directa. De hecho, si los autores
de la nota pueden convencer a los lectores de que Newsweek "cuestiona" la historia
oficial, quizá también puedan convencerlos de las otras afirmaciones
de Newsweek, como que no se encontró evidencia que apuntara hacia la
culpabilidad de fuerzas de EE.UU.
Hay una prueba directa de que los periodistas conocían perfectamente
la evidencia acerca de la participación de Estados Unidos en las masacres.
En una oración que aparece cerca del final de la nota se describe el
encuentro entre una funcionaria de la Cruz Roja (identificada como "la funcionaria
de Ginebra") y gente de Médicos por los Derechos Humanos:
"La funcionaria de Ginebra les dijo que la Cruz Roja tenía, según
sus palabras, 'graves preocupaciones' acerca del tratamiento de prisioneros
POR FUERZAS AMERICANAS Y SUS ALIADOS; y les urgió que 'valía la
pena explorar' este tema." (2)
(Enfasis con mayúscula mío.)
"... por fuerzas americanas y sus aliados", no "por sus aliados".
No parece que la inclusión de esta oración haya sido accidental.
Quizá los periodistas de Newsweek, en contra o con la complicidad de
su editor, estén tratando de pasar el mensaje, veladamente, evadiendo
el eficaz sistema de censura de Estados Unidos.
Más allá de sus intenciones, los periodistas produjeron una nota
que es al mismo tiempo una pieza de desinformación destinada a negar
la responsabilidad de las fuerzas armadas de EE.UU., y una insinuación
de que las fuerzas armadas de EE.UU. son culpables.
FUENTES
(1) Michelle Goldberg, "Were U.S. troops in Afghanistan complicit in a massacre?".
Salon.com News, 15 de junio de 2002
URL: http://www.salon.com/news/feature/2002/06/15/massacre/
(2) J. Barry, B. Dehghanpisheh, R. Gutman; "The Death Convoy of Afghanistan".
Newsweek, número del 26 de agosto de 2002
URL: http://www.msnbc.com/news/795153.asp
(3) Stefan Steinberg, "Afghan war documentary charges US with mass killings
of POWs". World Socialist Web Site, 17 de junio de 2002
URL: http://www.wsws.org/articles/2002/jun2002/afgh-j17.shtml
Copia en: http://globalresearch.ca/articles/STE206A.html
(4) Physicians for Human Rights, "Physicians for Human Rights Mass Graves at
Dasht-e-Laile near Shebarghan:
Chronology of Events". Press release, 18 de agosto de 2002
URL: http://www.phrusa.org/research/afghanistan/report_graves_chron.html
(5) Physicians for Human Righs, "Physicians for Human Rights Calls for End to
Stalling of Investigation into Afghan Mass Graves; Urges UN Security Council
to Authorize Commission of Inquiry". 18 de agosto de 2002
URL: http://www.phrusa.org/research/afghanistan/report_graves_newsweek.html
Enviado por Anónimo
Buenos Aires
Los
contenedores de la muerte, de Rosa Townsend