Bagram, centro de interrogatorios de FBI y CIA
Luz verde en Asia central a la lucha contra el terrorismo internacional
Muchos árabes plagiados en Pakistán por agencias de EU han sido
llevados a Afganistán
Robert Fisk THE INDEPENDENT /LA JORNADA
Kabul, 17 de agosto. Vinieron por Hussain Ab-dul Qadir el 25 de mayo.
Según su esposa, eran tres agentes estadunidenses de la FBI y 25 hombres
de las fuerzas de seguridad paquistaníes. La familia palestina había
vi-vido por años en la ciudad paquistaní de Peshawar, e incluso
ya había comenzado trámites para obtener la naturalización.
Pero ésta no era una visita amistosa a su hogar en la calle Hayatabad.
"Rompieron la reja de la entrada y se metieron a la casa sin ningún respeto",
señaló la señora Abdul Qadir en su declaración ante
el director de derechos humanos del Ministerio de Legalidad y Justicia paquistaní.
Agregó: "Le vendaron los ojos a mi esposo y le amarraron las manos por
la espalda. Registraron toda la casa, se llevaron nuestra computadora, el teléfono
celular y hasta nuestras instalaciones telefónica. Se llevaron cintas
de audio y video. Confiscaron to-dos nuestros documentos importantes, los pasaportes
y otros certificados, y también nuestro dinero".
Qadir preguntó a Ahsan Akhtar, director de derechos humanos, dónde
estaba su ma-rido. The Independent ha averiguado dónde se encuentra
exactamente: está prisionero dentro de una jaula en una enorme base aé-rea
estadunidense en Bagram, Afganistán.
Fue secuestrado -porque no hay ninguna otra palabra para describir lo que le
ocurrió- por estadunidenses y simplemente se le hizo cruzar por avión
la frontera de Pa-kistán. El "crimen" que cometió se desconoce.
No tiene abogados que lo defiendan. En el vacío de la "guerra contra
el terror" de Estados Unidos, Hussain Abdul Qadir se ha convertido en una no
persona.
Su esposa sólo ha recibido un papel de la Cruz Roja que no detalla la
ubicación geográfica del prisionero, pero señala que es
de nacionalidad "palastainian" (sic), y que in-cluye el siguiente mensaje, redactado
en un árabe muy deficiente: "A la familia e hijos en Peshawar. Me encuentro
bien y necesito, más que nada y en primer lugar, la misericordia de Dios
y después sus plegarias. Cui-den su fe y sean bondadosos con los pequeños.
¿Podrían enviarme mis anteojos para leer? Su padre, Hussain Abdul Qadir".
El papel tiene un sello con fecha del 29 de junio y la Cruz Roja ha confirmado
que el prisionero, identificado con el número del Comité Internacional
de la Cruz Roja AB 00148-01, fue entrevistado en Bagram.
Golpes, y Guantánamo como amenaza
No es necesario decir que los estadunidenses no están dispuestos a proporcionar
información sobre sus prisioneros, ni los motivos de su detención
ni el objeto de ha-cerlos atravesar la frontera y llevarlos a Afganistán.
No revelarán si los interrogadores son afganos o estadunidenses, y hay
cada vez más rumores en el sentido de que los interrogadores afganos
golpean a los prisioneros delante de hombres de la CIA.
Tampoco darán información sobre si pretenden liberar a sus prisioneros
y cuándo lo harían. De hecho, los estadunidenses ni si-quiera
han confirmado que detenidos en Pakistán han sido llevados a Afganistán.
Fatima Youssef también se ha quejado ante las autoridades paquistaníes
de que su esposo sirio, Manhal al Hariri, director de escuela que trabajaba
para la Media Luna Roja saudita, fue detenido por tres estadunidenses y miembros
de seguridad paquistaníes, la misma noche en que Abdul Qadir fue sacado
de su domicilio en Peshawar.
"Tengo derecho a preguntar dónde está mi esposo y a saber dónde
lo han llevado -escribió Fatima Youssef a las autoridades paquistaníes-.
Tengo derecho a apelar para que lo dejen libre luego de ser interrogado. Tengo
derecho a exigir que me devuelvan las cosas que se llevaron de mi casa".
Un doctor argelino, Bositta Fathi, también fue detenido en su casa la
misma no-che por dos estadunidenses y miembros de las fuerzas paquistaníes,
según su esposa. "No tengo apoyo alguno y no puedo ir a ningún
lado sin mi marido", le dijo a Akhtar en Islamabad.
Se cree que Al Harir y Fathi están cautivos en Bagram, el principal centro
estadunidense de interrogatorio en Afganistán. Un trabajador humanitario
confió a The Independent que "puede ser que te liberen, o de lo
contrario, te envían a Guantánamo. Quién sabe cuál
será la suerte de estas personas, ni qué era lo que suponía
debían hacer. Parece que todo esto está fuera de la ley".
Muchos árabes se fueron a vivir a Peshawar durante la guerra afgana contra
los rusos y permanecieron ahí trabajando como médicos o personal
humanitario en los años que siguieron. Abdul Qadir (quien conserva su
pasaporte jordano) solicitó su naturalización en 1993, mucho antes
de que Osama Bin Laden fundara la red Al Qaeda.
"No sé por qué nos pasó esto, sólo por ser musulmanes
y árabes -lamenta Abdul Qa-dir-. Quiero saber de mi esposo. Nos iremos
de Pakistán si el gobierno así lo quiere. Haremos todo lo que
el gobierno quiera, siempre y cuando lo quiera de manera hu-mana y civilizada".