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23 de junio del 2002
¿Tiene algún fundamento la posible guerra entre la India y Pakistán?
Los "dueños" de la guerra
Liberación
Todos los analistas de la política mundial que posan como demócratas,
enemigos de la guerra y acérrimos partidarios de la paz, llenan los periódicos,
las revistas y los libros, con alegatos de todo pelaje y tono en torno a la
crueldad de la guerra, del enorme perjuicio que significa para todos los pueblos
del mundo, la aparición de guerras por aquí y por allí,
a veces y las más de las veces sin ningún fundamento. Algunas
de esas guerras son totalmente misteriosas.
Tenemos, por ejemplo, la cobarde guerra de los Balcanes que tuvo como pretexto
las llamadas reminiscencias de rivalidades étnica entre croatas y serbios,
entre musulmanes y eslavos, entre albaneses y macedonios, etc., lo cual, naturalmente,
es una gran falsedad. Después tuvimos que observar y espectar pasivamente
la horrible guerra del Golfo arabo-pérsico donde se abatió brutalmente
la más moderna tecnología de la guerra contra un pueblo inerme.
Finalmente la infame guerra contra Afganistán y los talibanes, acusados
de haber atacado a las torres gemelas de Nueva York, un cargo tan imposible
de realizar por parte del pobrísimo pueblo de Afganistán que el
sólo hecho de acusarlo ya es un despropósito. No importaba un
pepino, había que castigar a ese pueblo por el hecho de que era sospechoso
de recibir en su territorio a Osama bin Laden, la criatura del propio Pentágono
y la CIA norteamericanos.
La mayor parte de los "analistas" se regodean especulando sobre el carácter
de todas estas guerras, opinan sobre las culpabilidades de dirigentes políticos
de los diversos países que no son del agrado de la "comunidad internacional"
y los condenan de antemano, en manifestaciones grotescas de una juridicidad
internacional atrabiliaria, se organizan tribunales que "juzgan" crímenes
de guerra para condenar a las víctimas y sientan en las tribunas de juzgadores
a los propios criminales de guerra.
Sabemos que existen y se están produciendo guerras en una infinidad de
lugares del planeta. Las agencias informativas, todas controladas por los "dueños
de la guerra", no alcanzan a informarnos sobre estas guerras de rutina y sus
características. Solamente en el Africa existen conflictos de guerra
en Angola propiciada desde varias décadas atrás por la banda reaccionaria
de Jonas Savimbi, el títere de occidente en el Africa; en Ruanda y Burundi
entre hutus y tutsis azuzados ya sabemos por quiénes; en el Congo Democrático,
creado por Lumumba, por la provocación contra Kabila ya asesinado; entre
Etiopía y Eritrea, en el viejo cuerno del Africa; en Sierra Leona, nadie
sabe por qué causas, en Liberia, igualmente si razón alguna; en
el Cáucaso exsoviético entre chechenos y rusos, entre azeríes
y armenios, entre estos y aquellos, nadie sabe por qué diablos pelean
hasta la muerte los pobres pueblos muertos ya de hambre y de antemano.
Un gran periodista, Michel Collon, nos dice lo siguiente en su última
obra:
"Para la economía, es imposible imaginar un sustituto de la guerra.
Ninguna técnica es comparable, en términos de eficacia, para mantener
el control sobre el empleo, la producción y el consumo. La guerra es
y seguirá siendo con mucho un elemento esencial para la estabilidad de
las sociedades modernas. (El sector militar) constituye el único sector
importante para la economía global sujeto a un control completo y discrecional
de las autoridades gubernamentales. La guerra y sólo la guerra, es capaz
de resolver el problema de las existencias" (1)
Por su parte el Instituto Internacional de Investigaciones sobre la Paz (SIPRI)
(2), nos dice que en el año 2001 se gastaron 8.390.000.000.000
de dólares, es decir 8,39 billones de dólares (Un billón=un
millón de millones) en armamentismo, (¡gran negocio!), lo cual viene
a corroborar ampliamente la opinión expresada líneas arriba. El
principal negociante de la guerra es el que sabemos seguido por Francia, Japón
y Gran Bretaña. También aparece en el informe Rusia, pero bien
sabemos que la industria armamentista rusa está prácticamente
destruida.
Finalmente tenemos la información proporcionada por el diario The Washington
Post (3), que, citando fuentes informadas, indica que el capo
de la Mafia ordenó se ponga en marcha un "programa encubierto y de
amplio alcance" para derrocar al presidente irakí Sadam Husein. "Esas
fuerzas =se indica= estarían autorizadas a matar a Sadam Husein
si estuviesen actuando en defensa propia". Estas informaciones que provienen
de los propios Estados Unidos y de sus medios de comunicación, nos muestran
hasta qué punto la guerra es el fenómeno más importante
y necesario para el auge de la economía y el poderío estadunidense
y, en segundo lugar, el cinismo de los "dueños" que autorizan crímenes
o magnicidios sin ningún desparpajo. En realidad se trata de una acusación
de delito de homicidio calificado contra el presidente norteamericano de parte
del Washington Post.
Bien. Es sabido ya que algunas de aquellas guerras concluyeron o están
por concluir, sin que esto signifique que no puedan ser reactivadas en el futuro
de acuerdo a las necesidades de la "economía". Ahora se trata de "encontrar"
un nuevo teatro de guerra y entonces "aparece" Cachemira (el viejo, pobre e
ignorado Kashmir) que se ubica en esa remota región del Asia central,
en las altas montañas del Karakorum y el Pamir. Cachemira (en español)
es una nación muy pobre y por lo mismo, puede ser un teatro ideal para
una nueva "hazaña" de los dueños de la guerra. Se acusará
a sus pobres habitantes del cualquier delito y será el sujeto de bombardeos
quizá atómicos para satisfacer los nuevos "requerimientos" de
la economía. Ahora los gobiernos títeres de La India y Pakistán
juegan el triste papel de proxenetas de la guerra. Ellos saben cual es el trasfondo
del "conflicto" porque ese trasfondo no está ni en Khasmir, ni en la
India ni en Pakistán, empero siguen jugando su rol canallesco de simples
prostitutas políticas internacionales al servicio del gran "dueño"
de la guerra.
"Es importante conocer el trasfondo del conflicto indo-paquistaní
y la historia de las operaciones de inteligencia patrocinadas por EE.UU., en
el subcontinente indio, canalizadas a través de los servicios de inteligencia
paquistaníes (ISI). Respaldada por la CIA, la ISI ha suministrado apoyo,
desde la década de los ochenta, a muchos insurgentes islámicos
secesionistas en la Cachemira hindú. A pesar de que oficialmente Washington
ha condenado estas actuaciones, las operaciones de la ISI han contado con el
apoyo tácito del gobierno norteamericano. Al mismo tiempo que se firmaba
el Acuerdo de Paz de Ginebra en 1989 y se producía la retirada soviética
de Afganistán, la ISI se comprometía activamente en la creación
de los grupos radicales islámicos Jammu y el Kashmir Hizbul Mujahideen,
en la Cachemira india...."(4)
No hace falta señalar con el dedo quiénes son los "dueños"
de estas guerras infames.
Sin embargo, el "mundo" o la "opinión pública internacional",
seguirá especulando sobre la paz, las Naciones Unidas y su ridículo
Secretario General Kofi Anan, el despreciable Consejo de Seguridad, todos verdaderos
alcahuetes de los "dueños" de la guerra, sabiendo bien quiénes
y quién digita las guerras, se seguirán ocupando de mentir al
mundo con sus conferencias, sus reuniones y sus declaraciones que los pueblos
del mundo ya conocen de memoria como vergonzosas acciones de pequeños
mandaderos del gran truhán, del gran mafioso que desde una casa "blanca"
provoca noches negras para todos los pueblos de la tierra.
Hay quienes, pues, han hecho de la guerra, ese monstruo de devastación,
una rutina. No sabemos contra cual o cuales enemigos, aunque lo sospechamos,
pero están siempre en guerra. Nadie los atacó (hasta hace poco),
nadie los amenazó, nadie puede comparar sus recursos tecnológicos
con los de ellos, pero están en guerra. Tienen guerreros del futuro o
soldados robóticos armados incluso con armas atómicas tácticas
personales, lo cual indica que la guerra además de ser una rutina ya
es una obligación perentoria del futuro. Esos guerreros tienen "permiso"
para matar, no saben a quién ni porqué pero pueden y más
que eso, DEBEN matar.
Sus bombas, sus misiles, sus concentraciones de fuerzas terrestres, sus concentraciones
aéreas y navales nos hacen imaginar y pensar en guerras interplanetarias,
pero no visualizamos ningún enemigo extraterrestre en el horizonte. En
ese horizonte difuso (el enemigo), solo hoteamos niños calcinados por
el polvo y el viento en la indefensión más absoluta, otros niños
destrozados por las bombas asesinas de fragmentación, ante el regocijo
de Occidente para el cual la niñez del tercer mundo es desechable, hombres
desgarrados por el hambre, mujeres despavoridas pretendiendo salvar a sus niños
de pecho, poblaciones íntegras y desarrapadas en huida desesperada para
eludir bombas "inteligentes" manipuladas por seres sin ninguna inteligencia,
pero con mucha inhumanidad.
En los últimos tiempos han surcado el cielo afgano algunos aviones que
parecen de ciencia- ficción, tienen la forma de enormes vampiros negros
y tenebrosos, pero según la prensa que trasunta el criterio oficial occidental,
esos aviones son el "orgullo" de su fuerza área. Sus misiles con carga
atómica cuestan cada uno, más que los presupuestos anuales de
cualquier país del Tercer Mundo, pero muy orgullosamente matan diariamente
ancianos, mujeres y niños indefensos, en medio de un coro infame de caballeros
bien vestidos, de ministros y primeras damas prostitutas morales bien ataviados
que celebran eufóricos los valientes ataques aéreos contra ese
enemigo que apenas puede levantar la vista perdida de niños cubiertos
de tierra, de bocas infantiles sin agua ni alimento. Los viajes interminables
de personeros con caras de diplomáticos y almas ruines que dan vuelta
el globo terráqueo en unas cuantas horas pretenden, convencer a los gobernantes
de todos los países para santificar y bendecir la carnicería en
el Tercer Mundo. Y en gran parte, lo consiguen, pues siempre existen infelices
administradores de la infamia que a nombre de sus pueblos, pero a sus espaldas,
otorgan reconocimiento a los holocaustos de los pueblos pobres de nuestro planeta
irredento.
Lo más indignante es oír y ver a una gran proporción de
la población norteamericana, especialmente a los inmigrantes latinos
y a los negros vendidos al oro yanqui, ponderar las "hazañas" del rufián
mayor, pues mientras más bombas se lanzan contra el Tercer Mundo, más
sube la "popularidad" del mafioso. Conocemos también que hay millones
de norteamericanos que luchan, como nosotros, contra el monstruo porque lo conocen
ya que viven en sus entrañas.
¡Pero en qué mundo vivimos!. ¿Es realmente digno de ser vivido un mundo
que derrama tanta injusticia? ¿Se puede ignorar todos los días, el terror
y el pánico que tanto horrorizó Nueva York, pero que se sienten
cada día, cada hora desde hacen centurias en el Tercer Mundo?
Hace poco el mandamás principal amenazó cobarde y ladinamente
a los que él llama "estados canallas" (Irán, Irak y Korea Democrática),
sin embargo una declaración oficial de la cancillería coreana,
en una demostración de que existen gobernantes en el mundo que tienen
dignidad y valor moral, lo llamó con toda razón, un "leproso
moral". No hay mejor calificación para este engendro del demonio
que tiene cara de idiota, mentalidad de hiena, pero lo peor es que tiene lepra
moral que le correo todo el cuerpo.
Sabemos de sobra quiénes encienden ladinamente los focos de los conflictos
bélicos en el mundo. Sabemos a ciencia cierta a quiénes beneficia
una conflagración bélica de grandes proporciones. Sabemos finalmente
quiénes son los "dueños" de la guerra y vivimos una época
en la que es imposible seguir ocultando este secreto a voces.
1."La Guerra Global ha comenzado". Michel Collon. 01-01-02. La Liga Anti-imperialista.
www.ptb.be.com)
2. La Razón, 17 de junio de 2002. En este editorial, el matutino se refiere
al informe anual de la SIPRI.
3. Idem. La Razón.
4. Michel Chossudovsky. Centre for Research on Globalisation. Internet. 4 de
junio de 2002.