Los israelíes se sienten traicionados, incrédulos y sorprendidos
después de la detención de seis de sus conciudadanos acusados
de haber vendido a los palestinos municiones y armas, un escándalo por
el que ayer fueron detenidos otros tres militares, según medios locales.
Del primer grupo de detenidos, cinco que son soldados de la reserva viven en dos
asentamientos en Hebrón, Cisjordania, Telem y Adura.
El sexto es un oficial residente en la ciudad de Ashdod, al sur de Tel Aviv.
Los seis, dijo ayer el Jerusalem Post, serán acusados por "traición"
y según la radio israelí corren riesgo de ser condenados a muerte.
Las municiones iban a manos de los militantes Tanzim, grupo considerado con relaciones
con Al Fatah, de Yasser Arafat.
La primera detención fue la de Moshé Cohen, de Telem, el domingo,
mientras transportaba en su automóvil mil proyectiles.
El mismo día le tocó también a su hermano Nadav y a otra
pareja de hermanos, Roi y Sela Amar, de Adura, donde vive también Oded
Molai, detenido el martes.
Como consecuencia de sus admisiones, fue detenido el miércoles el mayor
de la reserva Yaakov Uliel de Ashdod, acusado de haber robado armas y de haberlas
vendido a militantes palestinos.
Los colonos de Adura y Telem se mostraron incrédulos ante la posibilidad
de que "nuestras armas puedan ser utilizadas para asesinar a nuestros habitantes...
Estamos impactados", dijo a la prensa Yitzhak Sevita, responsable de dos asentamientos.
"Para mí esto se llama traición", dijo el investigador Ari Ben Lulu,
citado por el diario Maariv: "¿Quién puede decir si los proyectiles que
vendieron son o no los mismos con los que mataron a civiles y niños en
Adura?"
Por su parte, una fuente palestina dijo al mismo periódico: "Es normal
y se sabe. Al menos el 50 por ciento de las armas que están en los territorios
proviene del Ejército israelí".